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Wallace y Gromit: Los pantalones equivocados

Animación. Comedia. Intriga En esta nueva aventura, Wallace le regala unos modernos pantalones a Gromit que le acabarán saliendo más caros de lo que esperaba. Por ello, Wallace alquila una habitación a un aparentemente inocente pingüino. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
13 de junio de 2009
35 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como los pantalones, que en el caso de este corto son tecno-pantalones, Wallace & Gromit avanzaban a pasos agigantados: aquí no sólo se nota en algo tan sencillo como el logro de unos moldes mucho más cuidados para decorados, objetos o protagonistas, sino también en la consecución de un guión que bebe descaradamente de los distintos géneros a los que va echando mano Park a lo largo de todo el cortometraje dependiendo del efecto deseado, yendo desde la intriga de toda la vida, hasta los westerns (colosal final), pasando incluso por la serie B.

Su preludio, ni más largo ni más corto de lo que debería haber sido, presenta tanto un personaje peculiar e intrigante, como una situación de lo más curiosa que, aunque vista mil veces (el hecho de la huida de Gromit), hace aumentar el interés del espectador por cuales serán los siguientes pasos entorno a ese tecno-pantalón y a la misteriosa figura que se cierne sobre las tranquilas actividades de nuestros amigos.
Tras ello, y sin más que ofrecer en cuanto a prólogo se refiere, se nos introduce en un relato brillante, donde no sólo abundan las ideas y guiños, sino también la garra de una historia bien construida y dosificada que, por si fuera poco, deja para la conclusión una de esas alocadas e imaginativas persecuciones que, desde "Los pantalones equivocados", harían aparición en prácticamente cada una de las aventuras de esta pareja.

Finalmente, a uno no le queda otro remedio, tenga la edad que tenga, que rendirse ante la enormidad de Wallace & Gromit, disfrutar como si fuera el último de cada uno de sus maravillosamente confabulados momentos, de las meteduras de pata que hacen de Wallace ese bobalicón entrañable, de la gestualidad de Gromit que, sin necesidad de un sólo diálogo es capaz de hacer que a cualquiera se le escape una socarrona sonrisa y de la genialidad del tipo que les creó que, lejos de caer en declive, sabría reinventar una fórmula cada vez más efectiva y efervescente, y lograría deleitarnos incluso con uno de los más fantásticos largometrajes de animación de los últimos años.
Grandine
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12 de junio de 2009
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Indudablemente la Obra Maestra de Nick Park y una cumbre de la animación Stop-Motion. Hecha con plastilina, al igual que el resto de cortometrajes protagonizados por Wallace y Gromit, "Los pantalones equivocados" marcaba un punto y a parte a la hora de contar una historia sin banalizarla, dando lugar a homenajes al cine clásico sin simplificar las cosas, apostando por la comedia slapstick de forma mucho más cuidada que en "La gran excursión" e introduciendo, en este marco, a uno de los personajes más terriblemente carismáticos que he visto en una cinta de animación. Considerando que no habla y que todo lo logra mediante -brillantes- gestos, creo que es un logro, y todo un homenaje al legado que nos dejó el cine mudo.

La historia comenzaba de forma bastante sencilla: Es el cumpleaños de Gromit, así que su dueño, Wallace, decide regalarle algo único y original, nada menos que uno de sus alocados inventos, unas piernas mecánicas que servirán para sacar a pasear al perro cuando este así lo desee. Por otro lado, asistimos a la preocupación de Wallace en torno al lado económico: las facturas se acumulan sobre la mesa, lo que les impulsa a conseguir dinero alquilándole una habitación a un nuevo inquilino. Un misterioso pingüino es quien asume este papel, claro que sus intenciones no son tan sencillas como podrían parecer al principio...

Estos dos hilos se unen irremediablemente para seguir la trama desde otro punto de vista, desarrollándose los personajes de forma independiente, consiguiendo -por primera vez- que Wallace y Gromit cobren vida y nos importen. La sensación de desplazamiento de Gromit, la personalidad algo alocada de Wallace y... bueno, el pingüino, un personaje brillantemente desarrollado, que sin mediar palabra es capaz de lograr que nos encante desde el primer fotograma. Le roba la función a los dos protagonistas con una facilidad asombrosa, dejando secuencias para el recuerdo.

Animación con plastilina que deja secuencias sencillamente impagables: la forma de vestir a Wallace, la emotiva secuencia de Gromit sintiéndose desplazado y haciendo su "maleta" para irse, con su chubasquero amarillo bajo la lluvia, el climax final con los trenes, el plan del pingüino siendo llevado a cabo, con gotas de sudor recorriendo su cara... "Los pantalones equivocados" es puro delirio, un lujo que merece la pena ser visto y saboreado una y otra vez, algo que, como el buen vino, mejora con los años, demostrando que esta técnica es inmortal, de la misma forma que ya lo son Wallace y Gromit. Supuso el segundo Oscar para Nick Park y el primero para W&G. Sobra decir que está totalmente merecido. Junto a "Pesadilla Antes de Navidad", un ejemplo de cómo usar un técnica cinematográfica y convertirla en algo más que un espectáculo visual, otorgándole alma y una razón de ser. Brillante.
Caith_Sith
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12 de junio de 2009
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un pingüino ladrón de guante blanco pretende robar un diamante del museo de la ciudad. Para ello alquila una habitación en la casa de Wallace y pretende robarle unos pantalones mecánicos que ha diseñado para perpetrar el delito. Gromit, como siempre más despierto que su amo, descubre el plan y pretende detenerlo, pero el pingüino hace valer la fuerza de su magnum y "secuestra" a un sedado Wallace y sus pantalones mecánicos para robar el diamante.

Wallace y Gromit volvieron en 1993 en un buenísimo y satírico homenaje a las películas clásicas del cine negro en este segundo corto. Cabe destacar el sofisticado disfraz del pingüino ladrón: se hace pasar por un gallo gracias a un guante de fregar rojo que se pone en la cabeza, delirante ¿no? De los tres, éste fue el final que más me gustó. Ni que decir tiene que este corto también se llevó el Oscar al mejor cortometraje de animación en 1993.
Condosco Jones
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22 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acertadísimo cortometraje de Nick Park, en donde el dúo Wallace y Gromit conocen de primera mano los entresijos de los problemas que pueden dar los inquilinos. En el cumpleaños de Gromit, aparece en escena el pingüino, siniestro desde un comienzo y que da a entender que esconde más de lo que muestra. Como regalo de cumpleaños, Wallace le regala a su perro unos pantalones diseñados e inventados por él, que le permiten pasear a su mascota sin tener que salir de casa. El pingüino, al acecho, tiene otros planes con esos pantalones; planes que desbaratarán nuestros protagonistas.

Homenaje a varios tipos de cine, en especial al cine negro clásico y al western, que contiene una trama bastante ligera y que no decae en la media hora que dura y con un final logradísimo con una espectacular persecución en trenes. "Los pantalones equivocados" guarda un paralelismo más que evidente con joyas del cine negro más puro, y se detallan a la perfección estos rasgos sobre todo en las escenas del robo. El western aparece en la secuencia final, con trenes y disparos y el humor está más que presente durante toda la historia.

Merecido Oscar a Mejor Cortometraje de Animación, una historia que nos proporciona un buen rato y que nos permite incluso echar unas risas. Porque... ¿alguien ha visto esta gallina?
Yo mismo (o no)
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25 de septiembre de 2023
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267/26(25/09/23) Electrizante cortometraje en animación stop-motion ganador del Oscar al Mejor corto, todo un regocijo entusiasta esta brillante media hora que nos regala la factoría de Bristol, Aardman, los creadores de los icónicos el inventor despistado amante del queso Wallace (con la voz de Peter Sallis ) y su fiel y astuto perro Gromit (todo lo expresa sin palabras). Lo he visto con motivo del treinta aniversario de su estreno (04/09/1993 en Venezia), y me ha sido todo un placer en su inventiva puesta al servicio del entretenimiento para todos los públicos, y cuando digo esto no es para decir cine para niños, que también, sino que es un una maravilla para los no niños en su imaginación grácil, ejemplo de esto que no podrán entender los pueriles es la utilización de una canción, 'Tie a Yellow Ribbon', que toca el pingüino y que es un tema eminentemente carcelario, con lo que deja sutilmente el mensaje de que este es ex presidiario. Dirigido por Nick Park, que co-escribe junto a Bob Baker y Brian Sibley, jugando con varios géneros, siempre con dosis sabrosas de humor, con cine negro, con intriga, género heist (atracos), drama, y al final la acción más desenfrenada en un clímax arrollador con espectacular tramo de trenes. Y por supuesto siempre presente la comedia, con mucho de slapstick, pero también presente el meta-humor como es que veamos a Gromit leyendo el periódico y veamos en portada ‘El perro lee el periódico’. Tratando sobre todo el tema de la amistad, en un relato diáfanos del Bien vs Mal.

En el cumpleaños de Gromit, Wallace le regala nuevos pantalones tecnológicos para que lo lleve a caminar. Cuando Wallace se da cuenta de que no tiene suficiente dinero para pagar sus deudas, le alquila la habitación libre a un pingüino, quien se hace amigo de Wallace marginando a Gromit.

Es una delicia la animación con plastilina que nos retrotrae a nuestra niñez cuando jugábamos con ella para hacer figuras. Aquí ya quedamos entusiasmados con el jolgorioso arranque donde vemos la particular forma que tiene Wallace de levantarse de la cama en una especie de juego de Rube Golberg, incluso el desayuno es preparado de modo estrambótico. Tenemos la aparatosa aparición ellos techno-pantalones, en lo que es una crítica al progreso que no siempre avanza para bien de la humanidad, habiendo gags desternillantes con esta prenda de vestir modernizada. Como la forma delirante en que el villano utiliza a Wallace con los pantalones para un robo metódico. Villano este que no se porque es un pingüino, no habla, pero sin embargo parece estar en una escala humana, pues puede vivir en habitaciones cual personas, sin embargo Gromit vive en su casita de perro con todo el ingenio (pero si hasta vemos que lee ‘La República de Platón”)que tiene (¿?). Por cierto, buenísimo cuando parece el pingüino a través de un cartel de ‘Se Busca’, pero pone que si has visto a ese pollo y vemos al pingüino con un guante de goma en la cabeza disfrazado de pollo.

Tenemos gags tan estupendos como el tramo en que Gromit sigue al pingüino, y este toma medidas con una cinta métrica de una pared y ventana, a la que sube utilizando el retráctil de una cinta métrica (apoteósico), mientras Gromit está escondido en una caja de cartón, uy para ver hace un agujero, y este coincide casualmente con los ojos del dibujo exterior de un perro.

Gromit es sensacional en como es capaz de transmitir todo un caudal de emociones sin hablar, su mirada y sobre todo el manejo de sus cajas es portentoso para emitir emociones. Rol tributo a los humoristas del cine mudo; Wallace destila humanidad en su papel de torpón, de ingenuo, de panoli simpático; El pingüino también borda su papel con estoicismo de villano.

Tenemos un diseño de producción con aires a peli de terror en la fotografía tenebrosa de Tristan Oliver (maestro en el género animado con films como “Chicken Run”, “Fantástico Mr. Fox” o “Isla de Perros”, también incursionando en un singular film animado como el epicúreo “Loving Vinccent”), con mucha escena en la semioscuridad, con sombras, con ángulos rebuscados, con escenas dramáticas bajo la lluvia, muy buena labor; Como lo es la de la música de Julian Nott (quien musicalizó la película: “Wallace & Gromit: La maldición de las verduras”); como son excelentes los efectos de sonido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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