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Hombres errantes

Drama. Western Jeff McCloud, una popular estrella del rodeo, incapacitado por una serie de accidentes, vuelve tras varios años de ausencia a Springs (Tejas), su ciudad natal, para iniciar una nueva vida. Se dedica a entrenar para los campeonatos de rodeo a Wes, un joven que necesita ganar dinero para comprarse una pequeña granja. (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
15 de septiembre de 2009
38 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta Nicholas Ray. Me encanta su gusto para filmar cualquier tipo de historias y para hacer partícipe al espectador de lo que está viendo. Me encanta el análisis que hace de cada uno de sus personajes y como profundiza en sus conflictos personales. Me encanta como los hace evolucionar y como llena sus vidas de disyuntivas y dilemas. Me encanta su gusto para elegir la música y como la utiliza para adornar su siempre magnífica puesta en escena. Me encantan sus movimientos de cámara y como sigue sigilosamente a los protagonistas captando unos magníficos planos una y otra vez.

“The Lusty Men” es otra muestra más de esa manera de hacer cine tan personal que tenía el cineasta. Es una historia de dos hombres diferentes pero que tienen en el mundo del espectáculo su punto de encuentro. Robert Mitchum es Jeff McCloud, un cowboy que se retira del mundo del rodeo tras una carrera plagada de éxitos y popularidad. Hombre solitario, conocedor absoluto de su profesión pero que decide abandonarla tras años y años de peligro continuo. En su camino de vuelta se cruzará con Wes Merrit (Kennedy), un jornalero de la espuela que tiene como sueño comprar su propio rancho. Sueño que comparte felizmente con Louise (Hayward), su honrada y fiel mujer. Ambos, movidos por la necesidad de dinero rápido y a pesar de los deseos de Louise, se embarcarán junto con Jeff en un viaje donde Wes se hará cowboy profesional: Jeff pondrá su experiencia y Wes su talento encima de la silla.

Así, dos futuros muy distintos se unen en un mismo camino. Camino que se hace tumultuoso cuando Louise toma protagonismo (como siempre las mujeres cogen la batuta en el cine de Ray). Ella se erige como la única persona cabal y coherente dentro de tanto polvo, toro, novillo, fiesta y gente de complicado pasado y presente. Con el único anhelo de que Wes consiga el dinero que necesitan y deje el peligroso mundo en el que se ha metido, Louise verá como poco a poco se produce un acercamiento con Jeff mientras que irremediablemente ve como Wes se aleja de ella. Creado ya el triángulo (qué te gustaba Ray, qué te gustaba) las miradas y los diálogos toman presencia hasta llegar a un fina fatal que servirá como punto de reencuentro de Louise, Wes y Jeff.

Excelente montaje que mezcla imágenes reales con imágenes filmadas, y que llenan un fondo dramático con un envoltorio de acción y entretenimiento. Héroes caídos, sueños, amores imposibles e intereses egoístas se mezclan con la tira de lazo, el derribo de novillo y la monta de toros salvajes y potros. Espectáculo fantástico que ha llegado hasta nuestros días y que ha formado parte importante del western dando grandes títulos como sin duda lo es este “The Lusty Men”.
Alfie
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18 de noviembre de 2010
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película tiene un guión perfecto aunque denote su origen a partir de una novela que trata de la vida errante de los vaqueros que van de rodeo en rodeo. Y posee unos cuidados diálogos capaces de mostrar los distintos estados de ánimo por los que pasan sus personajes. Destacaría los diálogos algo cínicos entre Jeff (Robert Mitchum) y Louise (Susan Hayward) llenos de desconfianza, de pretendida indiferencia, de amistad y hasta de verdadero amor. Aunque sean estos dos personajes los que aparentemente centran la acción de la película, el personaje del marido, Wes (Arthur Kennedy) une perfectamente toda la acción y el devenir de estos. Realmente los tres actores principales están geniales en su interpretación. Uno no puede imaginar a R. Mitchum interpretando un duro vaquero siguiendo locamente enamorado a una mujer. O a S. Hayward con esa cara de mujer que ha vivido de todo interpretando a una fiel y enamorada esposa. O a A Kennedy, con su carácter de hombre correcto divagando por su obsesión por el dinero. Ray los lleva a los tres siempre al límite, lo cual unido a las impactantes escenas de rodeo, nos dará una obra casi maestra. El director construye la historia íntima de estos personajes en un montaje de primeros planos que son para llenar toda una galería de exposiciones. No se la pierdan.
Pp Ferrer S
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26 de junio de 2011
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
“No hay caballo que no pueda ser montado, ni vaquero que no pueda ser derribado”. Esta frase se convierte en el leitmotiv de ‘Hombres errantes’, película dirigida en 1952 por Nicholas Ray y que tiene muchos paralelismos con la convulsa vida de este director, que acabó cayendo en adicciones y perdiendo hasta la cordura ‘The Lusty Men’, ese es su título original, narra la historia de Jeff McCloud (Robert Mitchum), un ex campeón de rodeo, que decide alejarse de ese mundo y volver a sus orígenes. Tenía fama y dinero, pero lo desperdició influenciado por un entorno que te da tanto como te quita. Lo que ganas de día jugándote la vida, lo malgastas por la noche en alcohol, juego y mujeres, en un circulo vicioso del que el personaje de Mitchum intenta huir.

Una vez de regreso a su ciudad natal, McCloud se encuentra con un matrimonio feliz cuyo único deseo en la vida es trabajar y ahorrar lo suficiente para comprarse un rancho. La aparición de un ex campeón como McCloud despierta el ‘gusanillo’ en Wes Merrit (Arthur Kennedy), que harto de trabajar a cambio de una miseria decide probar suerte en el rodeo pese a la oposición de su esposa. Susan Hayward se mete en la piel de esa abnegada mujer, transmitiendo carisma y una fuerza arrolladora cada vez que aparece en pantalla. Sus diálogos con Mitchum y sus encontronazos con algunas ‘busconas’ son antológicos. Desconocía a esta actriz, ganadora de un Oscar en 1958 por ‘Quiero vivir’, cuyo nombre no olvidaré a partir de ahora.

Los personajes se definen a si mismos como unos fracasados y es que el mundo del rodeo parece la patria de los perdedores. Un microcosmos en el que conviven viejas glorias casi inválidas, mujeres que envejecen segundo a segundo temiendo quedarse viudas y maridos que hacen de la ambición y la irracionalidad su único modo de vida. También hay espacio para el amor, un afecto que va creciendo a medida que avanza la película y que ata al personaje de Mitchum a ese mundo al que había prometido no volver. Finalmente el sacrificio y la generosidad serán la mejor manera de declarar dicho amor.

Nicholas Ray, capaz de filmar obras maestras como ‘En un lugar solitario’ y películas fallidas como ’55 días en Pekín’, da una muestra de su talento en ‘Hombres errantes’. Aunque parte del mérito también hay que atribuírselo a Robert Parrish, que rodó algunas escenas cuando Ray cayó enfermo. El director estadounidense fue un renovador y aquí lo demuestra en las escenas del rodeo, cercanas al cine documental y que transmiten con absoluta veracidad la peligrosidad de dichas competiciones. La película tiene muchos puntos en común con ‘Million Dollar Baby’, así a todo aquel que le guste la película de Eastwood sabe que tiene en ‘Hombres Errantes’ una apuesta segura.
yesterday
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6 de febrero de 2012
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se tiene talento pues... se tiene, y claro ya te pueden dar un tema aburridete tipo corridas de toros, fútbol americano o patinaje artístico que, a pesar de todo, lo vas a bordar. Y eso es lo que hace Nicholas Ray con el tema del rodeo. Bordarlo.
Jeff McCloud, excampeón del mundo de rodeo, llega a la granja donde nació en busca de trabajo. Allí conocerá a una joven pareja cuya principal ambición es reunir el dinero suficiente para comprar dicha granja e instalarse allí definitivamente.
Pues, como iba diciendo, Ray pergeña una formidable película. No está solo en la empresa. Lo ayudan -¡Y de que manera!- un magnífico guión con unos diálogos duros y certeros llenos de ambigüedad, una puesta en escena exquisitamente planificada y puede que un punto inverosímil y unas interpretaciones prodigiosas del trío protagonista. Con los ingredientes típicos del folletín telenovelesco Ray nos regala una enorme película llena de fuerza, vitalidad y vigencia.
el chulucu
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22 de diciembre de 2009
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
399/27(21/12/09) Gran Melodrama del maestro del género Nicholas Ray, un triángulo amoroso con el trasfondo de los peligrosos y adrenalíticos rodeos americanos, una historia de perdedores que buscan su sitio en el mundo. El argumento gira en torno a un veterano jinete de rodeos, Jeff McCloud (Robert Mitchum), que tras una caída se ve obligado a dejarlo, va a trabajar a un rancho en el que conoce a un joven matrimonio, Wes (Arthur Kennedy) y Louise Merrit (Susan Hayward), Wes para conseguir dinero rápido para comprar una granja le propone a Jeff que le enseñe a montar en rodeos y ser socios, en contra de Louise que acepta a regañadientes, entonces comienzan los tres un tour por diferentes ciudades participando en rodeos, con sus peligrosas consecuencias. Es este un film que te atrapa desde el comienzo, una historia donde los personajes evolucionan constantemente de forma ágil, van cre4ciendo a medida que los problemas, con un ritmo fluido, donde los actores secundarios tienen un gran peso, sobresaliendo un inmenso Arthur Hunnicutt (Booker Davis)dando vida a un viejo destrozado por el rodeo, pero que se toma con mucho humor la vida, un tipo que traspasa con su bondad la pantalla. El guión es pétreo con escenas poderosas de las que emocionan, una historia de amor platónico maravillosa, y con unos diálogos magistrales, sobre todo Robert Mitchum suelta algunas perlas magistrales, un Mitchum que está soberbio, su carisma es una apisonadora que aplasta a todo lo que se le acerca, el manejo de la mirada, de sus gestos, de sus andares, un emperador de la interpretación que da clases en cada trabajo, descomunal. Recomendable a los que gusten de de dramas de calado. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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