La leyenda de la casa del infierno

Un grupo de especialistas acuden a una mansión encantada de trágico recuerdo a fin de exterminar el maleficio que pesa sobre ella... El gran Matheson adapta su propia novela bajo la buena batuta del especialista Hough y el recuerdo de una célebre película sobre "casas encantadas" que sin ser ni inolvidable ni fascinante, es mucho mejor que aberrantes ejemplos que siguieron su línea.
La película es un híbrido entre el efectismo pirotécnico actual y la sutilidad del terror de los 40 y 50, lográndose por ello una película equilibrada, sutil, dosificada y de apreciable ambiguedad, excelentemente interpretada por MacDowall y Pamela Franklin y un entretenimiento terrorífico digno y hasta loable.

La casa del infierno no es otra que la ostentosa, lúgubre y deshabitada propiedad de un tal Sr. Belasco, con B, según sabremos más tarde, en la que habita la maligna alma del buen señor y la de su hijo, y a dónde un millonario se emperra en enviar a una serie de parasicólogos para ver si se enteran de por qué este sitio está maldito. Bien. Cada uno con sus millones hace lo que le viene en gana.

Cosas por las cuales esta peli mola más que otras del subgénero de residencias endemoniás:
-La gente que se hospeda allí a ver si la matan no es la típica familia con necesidad de asilvestrarse tras un trauma sufrido y que escoge la vivienda a lo loco, sin fijarse si quiera en la obvia pinta que tiene de estar habitada por fuerzas malignas, como poco.
-Al estar rodada en 1973 nos ahorramos un montón de efectos digitales bochornosos, o no, pero seguro cargantes, que reduzcan la trama y el ritmo a una especie de video-juego ectoplasmático.
-Los años le caen encima a la peli como losas, lo que le otorga ese encanto único y enigmático de la pelis antiguas, cosa ésta que a mí, personalmente, me gusta, sobre todo en el cine de terror.
-Un final DE TRACA. Absurdo a más no poder, por tanto, sorprendente y difícilmente predecible. Siempre se ha dicho que los bajitos tienen muy mal café (yo me abstengo de opinar)

Los cuatro inquilinos por encargo de la casa del infierno son:
-Un parasicólogo físico ¿?. El típico listillo gafapasta (utilizo este término tan de FA para describir las antiparras del caballero, tamaño familiar)
-Una médium, a la que están currando todo el metraje, la pobre, que no puede ni echarse un sueñecito sin sufrir una agresión de algún ente salido o de algún lindo gatito.
-Un físico, que inventa cacharros que son la repera vinagrera.
-La mujer del físico, que no pinta nada aquí, pero sufre arrebatos de ninfomanía nocturnos que los traductores se negaron a traducir y tiene unos piños más terroríficos que los del mismísimo Drácula.

Me recomendaron la película, y en uno de esos grandes almacenes la encontré por 5 euros...la vi el sábado por tarde... y se me heló la sangre. Por fin veía una película de miedo, sin sangre, ni esfectos especiales, dando una explicación a los fenómeno paranormales. Además está rodada en el año 1973, y la estética es muy setentera, y muy actual en cierta manera. Desde luego, veánla sin grande pretensiones. A mi juicio es entretenida y creíble, en cierta manera parecida a "El ente ". La recomiendo, yo duermo ahora con la puerta cerrada....

Un destacado exponente del terror con temática fantasmagórica, casas encantadas y fenómenos paranormales.
La cinta posee todos los elementos estéticos propios del terror setentero: basados ellos en sugestivos escenarios lúgubres, climas opresivos propios del miedo psicológico, atractivos movimientos de cámaras, primeros planos impactantes, efectos de sonidos intrigantes, actores con estimulante carisma, algunos toques de erotismo y esa consabida parafernalia escalofriante que siempre acompañan a cintas de este subgénero del terror.
Visto hoy día aún conserva intacta esa efectiva atmósfera incitante y angustiante, aunque por allí pueda causar la impresión de que su argumento no tenga la suficiencia necesaria como para deslumbrar con su narración. Pero debemos valorar este filme porque su fecha de estreno data de 1973, época donde las ofertas de esta magnitud no pululaban y por ende el mercado no estaba sobrecargado como en la actualidad. Me imagino cuántas películas han bebido de la impronta de esta película de John Hough basada en una novela de Richard Matheson. No caben dudas que ha servido como disparador de innumerables películas que incorporaron pequeñas variantes pero que mantenían intacta la esencia, muchas de las cuales podemos seguir viéndolas hoy día.
En fin, lo dicho: una misteriosa y inquietante película que mantiene durante todo su metraje un halo de suspense basado en experiencias paranormales sin abuso de efectos especiales ni saturada de violencia. No se puede eludir la gratificante presencia femenina de la bella actriz Gayle Hunnicutt, y mucho menos las convincentes interpretaciones del dúo Roddy McDowall-Clive Revill.

La leyenda de la casa del infierno es una interesante película de terror que nació en la que fue, probablemente, la década dorada del género, los años 70.
Richard Matheson, autor de excelentes obras de ciencia-ficción como Soy Leyenda o El hombre Menguante, escribió el guión del film adaptando su propia novela Hell House (1971)
El resultado es una cinta que ahonda en el miedo a lo desconocido. La degeneración psicológica de los protagonistas nos sugiere un terror opresivo y de una tensión magníficamente sostenida, que cobra más importancia que la simple descripción de los fenómenos paranormales.
Pero el tiempo no perdona, y La leyenda de la casa del infierno tiene algo de terror psicotrónico: las situaciones más enfermizas del film, como ese delirante primer plano del rostro sonriente y retorcido de una poseída Pamela Franklin, se entremezclan con otras secuencias teñidas de mercromina. Y esa máquina obsoleta y setentera que sirve para medir la densidad física de los fantasmas que pululan por la casa, me recuerda a una lavadora más tosca que los monstruos de cartón piedra de la Hammer.
Pese a todo, la cinta de John Hough es más fresca, divertida y soportable que la inmensa mayoría de títulos recientes que abordan la trilladísima temática de las mansiones encantadas. Y es que escribir una peli de terror más o menos original es tan difícil como pedir a Hollywood que deje de hacer remakes huecos de títulos que brillaron hace más de 30 años. The Haunting (Robert Wise, 1963) y su travestida adaptación protagonizada por Catherine Z. Jones y Liam Neeson, es un buen ejemplo.