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Mistress America

Comedia La vida de Tracy (Lola Kirke), una joven solitaria y muy poco popular estudiante de primer año, sufre un completo cambio cuando aparece en escena la impetuosa y aventurera Brooke (Greta Gerwig), una treintañera que se va a convertir en su hermanastra, pues la madre de Tracy está a punto de casarse con el padre de Brooke. (FILMAFFINITY)
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
29 de noviembre de 2015
34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
No acabo de entender – ni de compartir – el aprecio que cierto público y algunos críticos sienten por las películas de Noah Baumbach, como si fuera el paradigma de la nueva comedia sofisticada yanqui. Casi siempre me parece que sus intenciones son mejores que sus resultados, prometiendo mucho pero ofreciendo resultados discretos (aunque interesantes), acertando en el colorido y en los personajes pero desperdiciando posibilidades o quedándose por debajo de las expectativas que genera. Adolece de un exceso de indulgencia, como si la innegable simpatía que propagan sus personajes le excusara de trabajar más los guiones o le dispensara de elaborar tramas más arriesgadas que trascendieran el mero afán voluntarioso que pone en sus proyectos.

Aquí estamos ante un enredo agradable, cómodo, bien dialogado e interpretado, que despierta la sonrisa cómplice sin demasiada dificultad, pero se queda en eso, en una pantomima artificiosa y edulcorada, carente de conflictos reales ni de meollos trascendentes, mero ejercicio embaucador al que no le sobran ideas ni situaciones ingeniosas pero al que le falta mordiente, veracidad y vida. Todo resulta grato, risueño, deleitoso y juguetón pero se echa en falta algo menos de artificio y trivialidad. Vamos, demasiado ruido para tan pocas nueces. No es que una comedia tenga que ser enjundiosa por norma, pero al menos cabría exigirle algo más que ser un ingenuo pasatiempo insustancial.

Por ello, si atendemos a lo que hay, no contiene demasiado que objetar. Los actores resultan convincentes y seductores, las situaciones ofrecen oportunidades de lucimiento y sonrisas, el tono es amable y ameno, el metraje fluye elegante, cálido y con gracejo. Pero se queda en eso, en una verborrea chispeante pero superficial, en un exceso de labia carente de alma, más atenta por resultar brillante o en poder ser citada y repetida, que en desvelar dobleces de los personajes o en revelar intimidades insondables o imprevistas. Hay demasiadas palabras y demasiado poco fundamento. Tan fácil de consumir como sencillo e inmediato de olvidar.

En definitiva, simpática, asequible e intrascendente, voluble y predecible, frívola y hueca. A ratos centelleante, a ratos anodina, a ratos cómplice, a ratos vana, a ratos entretenida, a ratos plana y repetitiva. Dicen que es una aguda radiografía de los neoyorquinos que pueblan dicha urbe, pero me daría pena que así fuera, porque la simpleza (que es patrimonio de todos) necesita de algún aderezo adicional para hacerla sugestiva. Y aquí falta adobo o sobra insignificancia. Un producto de consumo inmediato de la cocina rápida.
antonalva
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24 de noviembre de 2015
35 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque quisiera creer que esta película ha sido concebida como una broma sin sentido, no le veo la gracia por ningún lado. Su pretendido ingenio me ha dejado perplejo en todo momento. Y si ha intentado ser algo más que eso, a mi juicio ha fracasado con estrépito.

Estamos ante el último producto de cine indie norteamericano (un género en sí mismo) que llega a nuestra cartelera. Indie del malo; ¿lo hay bueno? No puede ocultar que está hecha para que la consuman mayoritariamente estadounidenses preuniversitarios. ¿Lo es también el director? De él sólo conocía "Margot y la boda". No le daré una tercera oportunidad.

Todos los personajes, salvo el de la hermanastra menor, son insufribles, desde la coprotagonista hasta los secundarios que surgen no se sabe porqué y se quedan en figurantes durante el interminable y aburrido episodio de la mansión. Serán amigos de Baumbach invitados a aparecer en esta broma; si no, no me los explico.

El guión no se sustenta en ningún pilar cómico ni dramático, y sin pilar todo se viene abajo. Nada deja poso. Sin concierto la "narración" avanza dando tumbos, insuflada de ocurrencias de domingo de resaca con cachimba de manzana.

Lo del club literario es sonrojante (si sólo fuera esto) las relaciones que se hacen y deshacen, inverosímiles, y para colmo la música favorece el desaguisado. Esta panda de friquis, como son definidos en la película, con constantes ataques de verborrea e ínfulas literarias, se hace indigesta.

Únicamente salvo la admiración de la hermanastra menor y el ensueño familiar de "la que se enamora de todo". Por salvar algo. He oído que la comparan con Woody Allen. Tonterías.
closedown
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10 de noviembre de 2015
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Noah Baumbach, para muchos el heredero de Woody Allen, sigue profundizando en el cambio generacional y la pérdida de la juventud a través de personajes excéntricos y que siempre van a la última en Nueva York, centro mundial de la vanguardia artística y donde todos los sueños se cumplen (en la teoría). En Frances Ha, Greta Gerwig tomaba el rol de una joven neoyorquina que quería triunfar en el mundo de la danza. Despreocupada de todo, vivía entre fiestas, cenas y escapadas con amigos mientras iba a la deriva sin nada a lo que agarrarse. Frances era la personificación de la juventud contemporánea que se negaba a madurar y ver la realidad tal y como es. Pero es en la irregular Mientras seamos jóvenes, donde Noah relata el problema de la madurez y el miedo que tiene la gente a aceptar que uno se va haciendo mayor con el paso del tiempo. En esta ocasión, la pareja formada por Ben Stiller y Naomi Watts se transforma en una vergonzosa caricatura del prototipo juvenil bohemio e hipster con el fin de encajar en un círculo que ya dejaron atrás hace años.

Mistress América cuenta la historia de la joven Tracy, que estudia en la Universidad de Nueva york para cumplir su sueño de ser escritora. Aspiración que se va alejando tras ser rechazada una y otra vez por la Asociación de escritores universitarios de su facultad. Sin apenas amigos, y viviendo en la soledad, su madre le dice que llame a Brooke, la hija del señor con el que se va a casar. Las diferencias entre ambas ya se pone de manifiesto cuando se hace ver por primera vez su nueva hermanastra. En medio de Time Square, rodeada de gente y con una infinidad de luces de colores, aparece Brooke con los brazos abiertos y esbozando una sonrisa de oreja a oreja. Energética, ambiciosa y aventurera, esta treintañera está decidida a triunfar como sea; y es que para Noah Baumbach, los jóvenes neoyorquinos viven en un mundo lleno de luces de neón con música electrónica propia de los 80 y rodeado de un ambiente intelectual que navega contra todo a lo que huele a mainstream. Con un espíritu emprendedor, miran hacia adelante sin importarles la realidad que les rodea para cumplir sus sueños. Buscan ser el centro de atención en una ciudad que premia más al interesante e innovador que al preparado académicamente. Como dice Greta Gerwig en varios momentos de la película: “Estoy muy metida en las redes sociales. Hay que venderse” o “Yo no fui a la universidad, soy autodidacta. ¿Sabes lo que significa?”

La química entre las dos se hace patente desde el primer minuto. A pesar de estar en las antípodas en cuanto a formas de ser, se retroalimentan. Tracy ve en Brooke su fuente de inspiración a la hora de escribir su nuevo relato llamado “Mistress America”, que paradójicamente reflejará la historia de su amiga mostrándola como una desesperada en busca de conseguir dinero. Por el contrario, para Brooke, Tracy es un escudo con el que protegerse de la realidad y seguir viviendo en su mundo. Pero todo se desmorona en el momento en que no puede cumplir su sueño (abrir un restaurante) porque su novio, que pagaba todo, le ha dejado. Con una deuda de 75.000 dólares y irán en busca de un antiguo amante para que le preste el dinero.

Noah es un fiel enamorado de la Nouvelle Vague francesa en general y de Truffaut en particular. En Frances Ha ya mostró la influencia que tuvo de Jules et Jim o Vivre sa vie, de Godard. En esta ocasión, Brooke tiene un cierto parecido a Antoine Doinel, mítico protagonista de la saga de Los cuatrocientos golpes. Ambos vagan por la vida sin saber qué les deparará el futuro, pero se adaptan a todo lo que lo que les surja. En el caso de Brooke es decoradora de interiores, profesora particular y enseña spinning en un gimnasio. Es autodidacta, como Antoine. Noah Baumbach, a diferencia de otros, deja siempre que sus personajes se den cuenta de sus errores con el fin de que puedan reaccionar a tiempo. Aun dándose un duro golpe, no deja que caigan humillados ante la cruda realidad, que es presentada a base de momentos hilarantes y cómicos. De los problemas todos aprenden una lección que finalmente la ponen en práctica.

Mistress America tiene dos partes bien diferenciadas. La primera se centra en la relación casi amorosa entre las dos jóvenes que pasean por las calles de La Gran manzana, y la segunda da un giro a cómo se estaba desarrollando y se concentra todo en un único escenario: La casa del viejo amigo de Brooke. Aquí, las situaciones alocadas es donde cobran más fuerza y los personajes extravagantes típicos del cine de este director, salen a escena para parecerse más en su tratamiento a las comedias de los años cuarenta del estilo de Luna nueva o Arsénico por compasión. La segunda mitad frena el ritmo ágil de la cinta en la que va a predominar una serie de escenas cómicas en el mismo lugar donde se habla mucho pero se cuenta poco. Al final, acaba saturada de un humor un tanto forzado una comedia que estaba siendo ingeniosa y ligera. De apenas dos personajes en pantalla, pasamos a ocho deambulando por ella.

Al igual que la vida en nueva York, Mistress America es una Screwball comedy llena de energía y dinamismo para mostrarnos la vitalidad que tiene Brooke. Junto a esto, la banda sonora electrizante y divertida y una fotografía cálida se encuentran en perfecta armonía con el estilo de la película y la ciudad. También confirma a Gerwig como una de las mejores actrices del panorama indie y pone en primera plana a Lola Kirke, actriz que había tenido un pequeño papel en Perdida, como un talento a seguir.

https://cinedeautorblog.wordpress.com/2015/11/10/mistress-america/
cinedeautor
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21 de noviembre de 2015
21 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo en Mistress America parece una autoparodia, desde las protagonistas hasta el último de los personajes secundarios. Y cuando digo autoparodia me refiero a que es un estilo de comedia tan manoseado y petulante, que seguir por esa senda no lleva a nada más que remarcar sus clichés, su esnobismo, haciendo una caricaturización de la caricatura.

No hay nada auténtico en esta película, y es más, no hay nada creíble en su historia ni en sus diálogos. Todo en Mistress America parece tan forzado que me cuesta creer el buen recibimiento que ha tenido en muchos lados. Los intentos de humor en el guión no sacan una sola risa sincera y son solo una muestra más de la falta de creatividad involucrada.

Es difícil rescatar algo de una película que no me aporta nada, y que apenas pudo mantenerme viéndola durante los planos ochenta y tantos minutos de su metraje. Bueno, al menos se agradece que no durara más.
Franc Basmer
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19 de noviembre de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Noah Baumbach vuelve a la dirección con “Mistress America”, una aproximación al cine independiente juvenil menos naive y más sobrio que cintas recientes como “Yo, él y Raquel” (Alfonso Gomez-Rejon, 2015) o “Ciudades de papel” (Jake Schreier, 2015), pero sin olvidarse de su sentido del humor y sensibilidad universitaria. Tracy es una chica solitaria en una gran ciudad como es Nueva York, cuyo mayor interés en su primer semestre en la universidad es entrar en la prestigiosa Sociedad Literaria Mobius. A partir de sucesivas denegaciones, entabla amistad con otro chico con iguales intentos fallidos para entrar, Tony (Matthew Shear), con quien iniciará amistad hasta descubrir que ya mantiene una relación con Nicolette (Jasmine Cephas-Jones). Por otra parte, la madre de Tracy está a punto de casarse de nuevo y le pide que entable relación con Brooke, la hija de su futuro marido. Será a partir de esta nueva amistad que Tracy encontrará inspiración para una nueva historia con la que volver a intentar entrar en el club literario.

A parte, la película se ve redondeada por una magnífica y memorable banda sonora con canciones como “Dream Baby Dream” de Suicide, “No More Lonely Nights” de Paul McCartney o el tema principal “Mistress America” de Dean Wareham & Britta Phillips, y una dirección de fotografía de Sam Levy igual de lograda que retrata Nueva York, los interiores y a los personajes buscando siempre el mejor encuadre. Al final queda una historia sobre el alcance de la fama, los delirios de grandeza de la juventud, y la facilidad de conseguirla gracias a unas redes sociales que permiten mantener un mundo más conectado, pero también uno más superficial y pretencioso. Todo ello acompañado de unos personajes carismáticos que hace de “Mistress America” una interesante propuesta de un director emergente que ya encandiló a cinéfilos con “Frances Ha” (2012). Muy recomendable.

Lee la crítica completa en: http://reelsofcinema.com/critica-mistress-america/
xoubara
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