Traded

Trace Adkins es un padre de familia que va en busca de su hija de 17 años que ha abandonado el hogar harta de penas y de su madre. Su padre le sigue, incansable, la pista, arrasando con todos los miserables con los que se cruza en su búsqueda. Se pasa bien.

Se disfruta la fotografía, la ambientación, el suspense, la violencia incluso, las logradas caracterizaciones de los malandrines... y más cosas. Adkins las pasa canutas, reparte golpes y tiros que, en justa correspondencia, recibe a su vez. Tiene la estructura de buen western, interesante, violento, de charla medida que no entretiene la acción y mantiene su buen ritmo. Bien contado, lo que nos ahorra tener que hacer concesiones para continuar interesados por la historia.

Moderno y bueno. Ideal para los amantes de los western en los que un hombre justo va repartiendo tortas y balas a los felones sin ley. A destacar la breve intervención de un envejecido Kristofferson.

Para interesar al que se atreva con ella: ¿hay final feliz?

Tenía la impresión que me encontraría la típica peli de western, generó que me encanta, donde el forastero de turno es acosado por un grupo y se termina vengando, sabemos que el 90% de las historias se mueven en la atmósfera de la venganza.

El tema no va directamente por ahí, una familia feliz sufre un revés en forma dramática y todo cambia entre los miembros que la componen. La hija mayor está convencida de que iniciarse en el mundo laboral será positivo para todos, pero se topa de frente con la negativa de su progenitor.

Sin embargo, la chica desobedece y se va de casa. El problema llega cuando la cosa no es lo que esperaba y su padre debe acudir en su rescate. La trama aunque no cuente con una historia original, ni sorprendente, si es bastante entretenida, con mucha acción y de la salvaje, que es la que me gusta a mí.

Desde los primeros minutos las sobre actuaciones de los actores y bastantes fallos en la ambientación hacen de esta película algo pésimo y aburrido..Me sorprende mucho ver actuar a Kris Kristoferson en una película así, pero supongo que los años no perdonan a nadie.

No sé cómo calificar esta especie de western violento-familiar, cuya trama es la de un padre que va en busca de su hija que huye del hogar tras la muerte de su hermano, y va a parar en una red de prostitución. Muchos tiros, los malos son muy malos, y al final sale un tío que lo arregla todo. Me engañaron, pues pensé que iba a ver un western de los de siempre, y ya desde el primer momento me dí cuenta que estaba viendo un bodrio. No pierdan la hora y 40 minutos que dura la película, pónganse a hacer algo más provechoso.

Increíble pinícula! Casi siempre que la emiten, es ya una costumbre: me engancho. Es la clásica comedia familiar que lleva la tira consiguiendo eso tan bonito y tan cursi como es reunir a padres, hijos, abuelos, tíos, sobrinos, primos y demás parientes en el salón para reírse por enésima vez con las mismas escenas, las mismas gracias, como cuando Maggie le pone el ojo a la virulé a Mitch, o las gemelas hacen la puñeta a la trepadora novia de su padre para que se largue con viento fresco...
Y es curioso, pero todavía seguimos riéndonos cuando estamos un domingo cualquiera ahí distendidos en el sofá, después del habitualmente multitudinario almuerzo de los domingos, y empieza "Traded".
Muy vista, pero tiene ese toquecito de indeleble encanto que hace que todavía de cuando en cuando repitamos.
Admirablemente logrado el efecto de dar vida a un gran forajido, mejor padre , el bueno de Kris Kristofferson, quien alcanzó la fama en esta película para no volver a brillar jamás como lo hizo aquí.