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El tercer secreto

Intriga. Drama. Cine negro Al doctor Leo Whiset, famoso psicólogo, lo halla agonizante su sirvienta; unos instantes después, muere pronunciando frases sin sentido. La policía cree que se trata de un suicidio y el caso se cierra. El periodista de televisión Alex Stedman (Stephen Boyd) paciente de Whiset, recibe la visita de Katie (Pamela Franklin), la hija de catorce años del psicólogo, la cual está absolutamente convencida de que su padre no se suicidó, sino que ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
20 de septiembre de 2009
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente rareza de Crichton, un director conocido principalmente por las magníficas comedias que rodó para los estudios Ealing en los años 40 y 50, periplo que finalizó en los años 60 para dedicarse a la televisión hasta el final de su carrera. En medio de este periplo, aparece esta pequeña joya en forma de drama psicológico con asesinato de por medio.

Un famoso psicoanalista aparentemente se suicida contradiciendo todos sus principios. Uno de sus pacientes se resiste a creer que esa haya sido su voluntad e inicia una investigación donde la personalidad de cada sospechoso se ira trazando de forma ejemplar. Con un estilo cercano al de Agatha Christie, cada personaje es susceptible de ser el asesino. Y sin embargo, el responsable será el que menos sospechamos.

A destacar la interpretación de Pamela Franklin (la hija del psicoanalista), quien con ese angelical rostro de 14 añitos realiza una interpretación portentosa de un personaje con muchísimas aristas. Bien secundada por Stephen Boyd (el protagonista) y la magnífica Diane Cilento como una de las sospechosas. Como curiosidad aparece Judi Dench en su primer papel en el cine.
Magnífica también la sección orquestal, con una música que enfatiza todos y cada uno de los momentos dramáticos del relato. Y cómo no, un guión soberbio que tiene claro a dónde quiere llegar, con una resolución equilibrada y creíble.

Dos son los secretos revelados en la película:

- Uno es el primero, que es todo aquello que no nos atrevemos a decirle a los demás. El secreto que ocultamos detrás de nuestra máscara diaria, la que llevamos para proyectar la imagen que queremos que los demás tengan de nosotros.

- Otro es el segundo, que es todo aquello que no mostramos ni a nosotros mismos. Es todo aquello que sólo un observador externo y sin prejuicios puede ver, todo rasgo oscuro e íntimo de nuestra personalidad que sale a relucir sin que nos demos cuenta.

¿Cuál es el tercero? Si les gusta la metafísica, la respuesta está en la película.
tantra
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24 de marzo de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un director al que probablemente habremos encasillado dentro del género de la comedia inglesa. Sus trabajos para la Ealing Studios con la muy recomendable Oro en Barras entre ellos así como aquel pez cinematográfico llamado Wanda avalarían tal calificación. Sin embargo donde hay talento es fácil que germinen flores de otras categorías incluso esas flores invernales grisáceas y tristes a priori apropiadas para paisajes tipo London donde la depresión parece convertirse en inseparable compañera de caminos.

El tercer secreto es una película donde el humor digamos que anda desaparecido en combate. Desde la primera secuencia la única entidad que parece no estar para nada de vacaciones es la muerte. La muerte, no de un viajante, sino de un psiquiatra y por suicidio aparente pone patas arriba todos los conceptos que se presuponen en un restaurador de enfermedades mentales. ¿Habrá algo más contradictorio que el suicidio de un psicoanalista?. Ese es el intríngulis del film, su nudo gordiano, ¿Suicidio o asesinato? Y en el supuesto de que la segunda de las opciones sea la buena ¿Quién?

La lista de sospechosos se confecciona rápido. Los desequilibrados pacientes tienen todos los números de la rifa. Hasta el periodista el investigador ( se podrá observar que ya en los 60 se trabajaba en periodismo de investigación) fue cliente habitual del experto en neuras, por lo que tampoco cabe descartarle así de buenas a primeras del conjunto de nominados, máxime si, como es notoriamente conocido, en los locos es muy frecuente no saber lo que se hacen. Evidentemente para conocer la solución al acertijo habrá que ver la película.

Sepan que es una buena película en la que sobresalen, como no podía ser de otro modo, las actuaciones de sus protagonistas, Stephen Boyd, Pamela Franklin y Diane Cilento, entre otros. Dar vida a personajes con problemas mentales no es fácil y hacerlo de forma tan realista y creíble como es el caso, muchísimo menos. Ellos lo consiguen ayudados por una magnífica fotografía de Douglas Slocombe y una adecuada banda sonora de Richard Arnell capaz de transmitir a los espectadores estados anímicos y desequilibrios mentales.

Podría ponerse un pero al film y es la excesivamente, a mi juicio, detallada explicación de las diferencias entre enfermos neuróticos y enfermos psicóticos así como sus distintos grados. Es cierto que se revela esencial en el film pero creo que la generalidad de espectadores puede tener los conceptos básicos para poder seguir la trama del asunto sin mayores obstáculos.

Dando un repaso a la filmografía de Crichton vemos que, como no podía ser de otro modo, lo del encasillamiento no era su problema sino el nuestro. Películas con títulos tales como Corazón dividido y Oleadas de terror no presagian carcajadas a go-gó precisamente. Habrá que revisarlas.
FATHER CAPRIO
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29 de enero de 2011
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
He terminado hace un rato de verla y he tenido que volver a mirar la ficha para asegurarme que el director es Charles Chrichton y no un tal Alfred Hitchcock.

Hay ciertas similitudes con "Vértigo", que al igual que "The third secret" narra una historia muy simple en la que lo complejo reside en la atmósfera, en las psicologías y en las pulsiones secretas de los personajes. Donde en la cinta de Hitchcock se explicitaba la caída en una pasión reincidente que llega a insinuarse necrófila, en la de Chrichton se muestra a un Stephen Boyd fascinado por una enigmática Lolita de catorce años que le mangonea para que investigue el supuesto suicidio de su padre.

La niña/adolescente Pamela Franklin mide fuerzas con monstruos del tamaño de Jack Hawkins o Richard Attenborough y sale triunfadora con una interpretación magnética que consigue atraer constantemente la atención sobre su personaje, aunque también ayuda un guión muy bien escrito a nivel psicológico, que además le regala varias escenas de una melancolía y una belleza absolutamente hipnóticas.

¿Se suicidió realmente Leo Whiset? Si no lo hizo ¿quién le mató?

Esta es la pregunta inicial que plantea la película, pero aunque el esqueleto argumental se ciñe canónicamente a los dictados del whodunit, acaba ocurriendo como en la mayoría de buenas películas: se suscitan otras preguntas y son mucho más interesantes. Por ejemplo: ¿es más importante la reputación de un muerto que la tranquilidad de un vivo? La respuesta haría referencia al tercer secreto, pero esa es otra pregunta y debe ser contestada en la pantalla, no aquí.
Neathara
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3 de abril de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia inicia con la muerte del doctor Dr. Leo Whitsetmuy, un médico psiquiatra muy reconocido en Inglaterra, siendo sus últimas palabras ¨ fue mi error, yo fui el único culpable¨, un disparo en la sien, sus huellas digitales en el arma, todo hace presumir que se trató de un suicidio, siendo confirmado por los investigaciones de la policía, pero para su hija Catherine (Pamela Franklin) no se trató de un suicidio si no de un asesinato, siendo el culpable uno de sus pacientes.

Para esto buscará a un periodista norteamericano Alex Stedman (Stephen Boyd) para que le ayude a investigar sobre el ¨asesinato¨de su padre, al comienzo el periodista dudará en ayudarla, pero el al mismo tiempo también está convencido que una persona como el doctor Whitset, no pudo suicidarse, ya que destruiría la buena imagen que tenia de él, a quien admiraba en demasía.

Es así que junta la joven hija, iniciarán las investigaciones, Catherine es una niña que posee una gran memoria, siendo prácticamente una enciclopedia andante, le dará a Alex, la lista de los cuatro supuestos asesinos de sus padre, encontrándose a cada paso un caso más singular que el otro, y al mismo tiempo se sembrara la duda acerca de lo que puede ser capaz.

La película juega perfectamente con la intriga y el misterio, de la historia que se narra, donde no sabemos a dónde podemos llegar, pero que poco a poco se van develando todas las interrogantes, su director Charles Crichton, a su vez, utiliza con gran habilidad el uso de los acercamiento en el primer plano de los rostros, los ángulos picados, contrapicados, travelling, siendo buena la escena en que Catherine empieza a correr en el callejón, a sentir que la están siguiendo, utilizando las tomas de atrás y adelante.

También se debe destacar además de la dirección, las actuaciones de Pamela Franklin y de Boyd, siendo el papel de la niña el más enigmático y complejo, logrando una entrega total a su personaje, que realmente sorprende, asimismo Boyd demuestra que es un gran actor, por lo que no sólo debe ser recordado por el papel de Messala de ¨Ben –Hur¨.

La historia es narrada en un ritmo pausado, pero no carente de interés, más de allá de la investigación, existe algo más, dos personas que tratan de encontrar la verdad, no sólo de quien es el culpable de la muerte del Dr. Whitset, si no la verdad de su propia naturaleza, además también nos encontraremos con final verdaderamente conmovedor, por lo que estamos ante un gran trabajo de su director, de un drama donde el misterio está presente.
dylan thomas
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20 de enero de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
07/07(12/01/11) Buena cinta británica de misterio e intriga que se encuadra en el subgénero de psiquiatras y pacientes con trastornos mentales. El gran realizador de comedias para los Estudios Ealing Charles Crichton (‘Oro en barras’, ‘Los apuros de un pequeño tren’ o ‘Un pez llamado Wanda’) ofrece aquí un registro totalmente distinto, se adentra con este sombrío trabajo en el laberintico e inexplicable universo de de la psique humana. Toma como hilo conductor la muerte de un psicólogo, el Dr. Leo Whitset, todo apunta a un suicidio pero su hija de 14 años, Catherine (excelente Pamela Frankin), sospecha que ha sido un asesinato de alguno de sus clientes y para indagar recaba la ayuda de uno de sus antiguos clientes, Alex Stedman (correcto Stephen Boyd), un famoso presentador de informativos televisivos, él investigará a varios de sus pacientes, un pasante de arte, una sufrida muchacha o un juez. Es un relato de misterio e intriga en que se intenta dar profundidad ahondando en los diferentes tipos de patologías del cerebro, a través de los personajes que conoce Alex. La intriga la sabe desarrollar bien el realizador con un ritmo lento que sirve para acentuar la angustia de los personajes, así como una puesta en escena magnífica, dotando a la cinta de un aura misteriosa y compleja, con la ayuda de una fotografía del gran Douglas Slocombe (habitual de la Ealling, los Indiana Jones o ‘El Gran Gatsby’) que marca los tonos sombríos enrareciendo el clima. Es un film que tiene el gran problema que para mí resulta previsible, es como las obras de Agatha Christie donde el asesino es el que menos te lo esperas por tanto a fuerza ser siempre así al final terminas sabiéndolo, pues aquí es igual. Tampoco se empatiza con los personajes, resultan algo distantes, con lo que les pasa no llega a afectarte. Recomendable los que gusten de la intriga psicológica. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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