Studio 60 on the Sunset Strip (Serie de TV)

Como bien han apuntado las tres críticas que me preceden, es ésta una serie muy superior a la media gracias a unos diálogos potentes, fruto de la labor de unos guionistas que saben muy mucho lo que se hacen.

Además de un diseño de producción espectacular, con centenares de extras y una enorme variedad de sets perfectamente ambientados, las interpretaciones alcanzan niveles muy altos... aunque, sigue siendo el mismo tema, eso también se incrementa por unos guiones que saben dibujar con precisión a los personajes, dotándoles de personalidades cercanas y muy verosímiles.

El ritmo narrativo es correctísimo, sabiendo equilibrar tempos intimistas y sobrios con otros de verdadero vértigo, consiguiendo así que no haya un solo instante aburrido, y cuenta con colaboraciones de lujo como puedan ser las de Sting (cuya interpretación con un dúo de laúdes es impresionante), Ed Asner (el entrañable Lou Grant), o John Goodman (un enorme talento que tan solo los Coen supieron aprovechar).

En fin: que no me extraña que esta serie se haya cancelado, aunque dudo mucho que sea por las cuestiones de share que esgrimen los productores. Más bien deberían hablar de los gigantescos gastos de producción y, sobre todo, que quizás el público norteamericano no sea el más adecuado para un producto que basa toda su fuerza en unos guiones magistrales, con unos diálogos de una extrema calidad del todo infrecuente en las series al uso.

Absolutamente recomendable para quienes gustan de historias breves, narradas con celo y precisión. Y repito: los guiones son tan buenos, que hasta Matthew Perry sale del entuerto con la nota bien alta.

Interesante serie del creador de "El ala oeste de la Casa Blanca". Se nota que está cuidadísima hasta el detalle. No han escatimado medios en la producción, y han contratado buenos guionistas.

En realidad el tema de la serie es como muchas otras: se elige una profesión y se cuenta las alegrías y las penas de los componentes de la misma. La novedad esta vez es que la profesión elegida es la de los que trabajan en la tele. Concretamente en este caso, los de un show en directo que se trasmite los viernes noche. Como he dicho, los guiones están muy conseguidos, los diálogos son fabulosos, aunque curiosamente son más chispeantes los que ocurren fuera del plató que los del show en sí mismo, que francamente yo no vería. Otra cosa a destacar es que a los guionistas les gusta meterse en berenjenales, y se nota. En la serie se habla mucho de política y de religión, dos temas aparentemente tabús que suelen enturbiar las relaciones sociales. Encima no se hace en plan chiste fácil y superficial. No, se intenta ir más allá aunque con grandes dosis de ironía en los diálogos. Los devaneos amorosos entre la pareja protagonista; él jefe de guionistas ateo y progre, y ella actriz fervorosa cristiana y conservadora, le da un toque especial.

A diferencia de otras críticas aquí publicadas, no creo que la serie no funcionase porque la calidad no está hecha para la audiencia americana. Al revés, yo creo que están más preparados para productos de calidad por una razón muy sencilla: un 5% de share ya es un éxito, ya que el mercado está más atomizado y no necesitan dirigirse a la gran mayoría. Aquí en España como hay menos medios hay que programar "Aquí hay tomate" y demás basura, que es lo que mola por lo visto.

Las razones por las que creo que no triunfó esta serie creo que son otras. Quizá cierta endogamia en el tema tratado. Al principio se retrata con crueldad el mundo de la televisión, y a medida que van pasando capítulos nos muestran unos personajes más "humanos". Y como insinúan en el primer capítulo, eso no puede ser ya que ya se sabe que todos los que trabajan en la tele son unos hijos de puta. No seré yo quien disienta de esta aseveración. O sea que esta "suavización" da la sensación de campaña de publicidad con un lema: "Los de la tele no somos tan malos oiga" "Sí, estamos forrados pero tenemos corazoncito como usted". Eso estaría bien si quien no hiciese la serie fueran... ¡ellos mismos!

(Sigue en el spoiler por el escaso espacio y el exceso de rollo)

Esta serie es maravillosa. Yo no he estado nunca detrás de un programa mientras se hace, pero me creo lo que Aaron Sorkin me cuenta. Las dudas de los guionistas, el trabajo duro de los actores, los problemas de la directora de la cadena. Sorkin nos cuenta esto con humor, un trabajo interpretativo de primer orden (Matthew Perry nos sale con un nuevo registro, Sarah Paulson es maravillosa), inteligencia y sobre todo con unos guiones soberbios, diálogos con un ritmo estupendo que los actores hacen suyos sin problemas. Si le pongo algún pero sería que, a veces, los diálogos pasan a ser verborrea gratuita. Pero eso no pasa a menudo así que casi no importa.

Aaron Sorkin es posiblemente uno de los mejores guionistas de la actualidad en el formato televisivo, tal vez solo superado por Rodrigo García (el hijo del general que no tiene quien le escriba).

No he visto lo suficiente como para juzgar en frío la serie que él impulsó y le llevó a cierta fama, " El ala oeste de la Casa Blanca", pero abandonó el proyecto con bastantes problemas con la cadena. Y en cierta medida, Aaron escribió esta serie reflejando todos sus problemas que tuvo al final de dicha serie. De hecho, el personaje de Matthew Perry es el reflejo de Aaron, y Timothy Busfield es el reflejo de Schlamme, su compañero que también abandonó "El ala oeste de la Casa Blanca", porque se negaba a seguir sin él (en la serie interpreta al director de Studio 60. Ojo, no confundir director con realizador, en Tele son dos cargos totalmente distintos).

Sorkin lleva a la pantalla bastantes situaciones que él vivió, encarnado en un personaje anclado más a la izquierda del partido Demócrata, ateo y sarcástico, interpretado genialmente por Matthew Perry como el jefe de guionistas y creador de la serie, enamorado todavía de su antigua novia, una actriz con fuertes sentimientos católicos, con la que tiene divertidas discusiones todos los días de trabajo.

Son habituales las críticas y burlas a la administración Bush, al conservadurismo y a la religión, sin olvidar jamás una buena dosis de autocrítica hacía sectores o grupos más progresistas ("Si el partido Demócrata hiciera algo también nos meteríamos con ellos, pero como no hacen ni dicen nada es imposible", se llega a decir), todo lleno de diálogos ágiles, rápidos, irónicos e ingeniosos, y con personajes llenos de carismas.

Lamentablemente solo iban por el cuarto episodio cuando la cadena decidió cancelar la serie, por los bajos índices de audiencia y por fuertes protestas de algunos sectores (¿un prota ateo?¡¡¡¡¿Queeeeé?!!!!), aunque lo determinante fue lo primero, obvio.

Punto en contra: Para quien no esté familiarizado, es difícil seguir los roles de cada uno de los personajes. Director, Productora, Jefe de Producción de la cadena, Jefe de la cadena, Guionistas, Creador de la serie, actores fijos, artista invitado, realizador...estos son los protagonistas, sin olvidar que en todo momento veremos a los cámaras, pertiguistas, maquilladoras y un interminable etc.

EL principio del primer episodio. Bestial. De 10. Lástima que los últimos capítulos, ya sabiéndose que no habría segunda temporada, se trató de cerrar todas las tramas de forma apresurada, y algunas no muy bien, al igual que Sorkin no pudo en cierta medida dar tanta caña a todos como al principio de la serie.

Comencé a verla atraido por la presencia de Matthew Perry. La curiosidad de volver a ver a "Chandler" en una serie de TV. El arranque, los 10 primeros minutos, es brutal. Luego la serie engancha. Buenos diálogos y excelentes personajes muy bien interpretados. Los capítulos se hacen cortos, al igual que la serie en sí: curiosamente al igual que lo que ocurre en la ficción, donde todo depende de la audiencia de la semana, al parecer Studio 60 no pasará de esta primera temporada. ¿Demasiado buena para la audiencia estadounidense?. Aun así recomiendo verla.

Lo mejor: la complicidad entre los personajes de Danny y Matt, fundamental para "salvar" el programa; los personajes secundarios; el equilibrio entre drama y momentos cómicos; el mundo de la television (americana) por dentro.