El corazón delator (C)

Nos hallamos ante uno de los mejores intentos de la historia del cine por adaptar a la pantalla el famoso cuento de Poe.
La propuesta de Jules Dassin consigue recrear con notable éxito ese ambiente angustioso y obsesivo pese a la indudable dificultad de transmitir de forma acertada la insoportable tensión del relato original.

Por eso es de justicia reconocer el mérito de esta primera obra del director norteamericano.

Entre los muchos cuentos góticos que escribió el estadounidense, Edgar Allan Poe, uno de los más cortos (tan sólo seis páginas), titulado “The Tell-tale Heart” (El Corazón Delator), es uno de los que más me ha impactado por la precisión narrativa con la que, el escritor, da cuenta de esa terrible culpa que a muchos atormenta luego de cometer un asesinato… más, cuando la causa para ellos es nimia y la persona asesinada significaba algo en sus vidas.

Publicado, primero en el periódico The Pioneer, en 1843, y luego en su propio periódico Broadway Journal, dos años después, “El corazón delator” ha sido de gran interés para los nuevos realizadores (no menos de cinco cortos que lo adaptan circulan ahora por la web) y para Jules Dassin, el a futuro realizador de “Fuerza Bruta”, “Night and the City” y “Rififi”, entre otras joyas, ésta sería su prueba de fuego para pasar a la realización de largometrajes, con el respaldo nada menos que de la Metro Goldwyn Mayer.

Adaptado a guion por Doane Hoag, “EL CORAZÓN DELATOR” tiene como primer acierto que, el ‘motivo del crimen’ -que, en personas reales, puede llegar a herir susceptibilidades- fue modificado por otro mejor sustentado y más explicable para las ciencias humanas. También hay otras pocas y afortunadas modificaciones, y entre ellas, el cierre me parece excelente porque da una muy buena idea de donde provienen las persistentes pulsaciones que oye ¿el hijo?, ¿un simple empleado?... nunca lo sabremos a ciencia cierta.

Dassin se sirve de una iluminación, fotografía y edición altamente profesionales, y además cuenta con actores que le dan la medida a todo nivel, siendo, el veterano actor austriaco Joseph Schildkraut (“The Life of Emile Zola”, “Marie Antoinette”, “The shop around the corner” …) quien, admirablemente, domina la escena con su representación del trastornado asesino.

Dassin nos deja complacidos y con ese gusto a “aquí hay un hombre con un gran futuro” y “EL CORAZÓN DELATOR” prosigue su permanencia como atinado estudio de la culpa y como demostración de la irracionalidad del crimen.

Una pregunta me estuvo rondando luego de ver el corto, al momento de caer en cuenta de que fue rodado en 1941, cuando la II Guerra Mundial estaba en todo su furor: ¿Sería esta la advertencia que le hacía Dassin a los soldados que iban al frente, para que lo pensasen muy bien antes de matar?

Leer a Edgar Allan Poe y ver las películas de Jules Dassin, es de las cosas bien interesantes que uno puede hacer en los ratos libres.

Jules Dassin acepta el reto de reproducir fielmente en la pantalla uno de los cuentos más característicos de Edgar Allan Poe, con la dificultad de que la historia se centra en una lucha interior nada fácil de traducir a imágenes y sonidos. El corto, de apenas veinte minutos, dota al asesinato en que se centra la historia de las motivaciones que Poe no se molestó en buscar y nos sitúa en unos escenarios y en una atmósfera perfectamente aptos, así como ante los típicos físicos correctos para cada personaje. La lucha interior del personaje que centra la segunda mitad del breve metraje toma un aire moral (realzado por la cita bíblica con que se inicia la película) que no debía de entrar en los objetivos de Poe, aunque tampoco parece que adultere el conjunto. La escena crucial de la inspección e interrogatorio de los policías parece muy bien llevada y los primeros planos de relojes y grifos y otras fuentes de ruido ofrecen un valioso trampolín para el clímax. Aun así, creo que somos muchos los que no quedamos del todo conformes con la resolución visual de la perfecta historia de Poe, pero… ¡los efectos de una pluma tan hábil son tan difíciles de emular!