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Las nubes de María

Drama Maria Enders (Binoche), 20 años después de hacerse una actriz famosa por su interpretación de Sigrid, el personaje que fascinó a Helena y la llevó al suicidio, deberá decidir si, ahora que se encuentra en la cima de su carrera profesional, quiere volver a aceptar un papel en la obra de teatro reinterpretada por un nuevo director, esta vez interpretando a Helena. (FILMAFFINITY)
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
22 de junio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Olivier Assayas crea de nuevo una cinta sobre el escenario, sobre el trabajo del actor y la difícil dicotomía con la que conviven, qué es real y qué es ficción; qué es actor y qué no lo es.

Visionando el nuevo filme del director francés es inevitable no recordarse de Eva al desnudo (1950), aunque aquí de una forma más abstracta y compleja, Assayas también explora el paso del tiempo, el inevitable relevo a la juventud por parte de una diva consagrada. Assayas explora el ego, la inseguridad y la resistencia de la caída de una madura actriz personificada en la imbatible Juliette Binoche.

La obra teatral que van ensayando parece ir cobrando simbólicamente vida con los personajes del filme, transformando esta propuesta en una estimulante propuesta sobre la psicología de un actor y sobre la reallidad y ficción. Destacar también la interpretación más que loable de Kristen Stewart, actriz a la que no tenemos en muy alta estima, y que está realizando, paso a paso, un buen rumbo interpretativo.

Assayas firma una compleja obra que pude sacar por su fríaldad general y por algún juego estilístico al espectador, pero que enriquece al espectador más habituado a uno de los cineastas franceses más importantes de la posmodernidad.
JasenV19
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25 de septiembre de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viaje a Sils María

Yo, miren, qué quieren que les diga, desde que la vi en “Mala sangre” siendo una niña de tan sólo 22 años y un lustro después en “Los amantes del Pont-Neuf” dirigida, en ambas, por Léos Carax, las hieles de mi excepticismo se esfumaron como por encanto.
Y un par de años más tarde cuando volví a verla en aquella hipnótica y soberbia trilogía (aludiendo a los colores de la bandera francesa) “Azul”, “Rojo” y “Blanco” de Kieslowski, la admiración por esta mujer supuso mi rendición y reconocimiento definitivos.

Ahora nos muestra la gloriosa madurez y plenitud de sus 51 esplendorosos años en una extraordinaria realización, “Viaje a Sils María”, en la que su poder de seducción permanece inalterable.
 El francés Olivier Assayas escribe y dirige esta poderosa película a la medida de los zapatos de Juliette Binoche que, como era previsible, ella no desaprovecha.
 Durante dos horas que se hacen cortas, nos ofrece un recital, una auténtica y magistral lección de su desbordante magia.
Ante las cámaras y para nuestro deleite, ríe, grita, llora, se enciende o deprime, írónica y cruel a veces, otras frágil y asustada, dueña absoluta de la escena domina cualquier registro, nos muestra la felicidad a través de su luminosa sonrisa o se derrumba en la más profunda de las tristezas con la misma normalidad que si estuviera recogida en la intimidad de su casa y no rodando en un plató de cine. Y es que esta actriz es una delicada rareza que siempre resulta increíblemente creíble.
“Viaje a Sils María” es una pelicula densa, compleja, que aborda infinidad de temas que nos hieren como dagas por su rabiosa actualidad y lo hace, en todo momento, con descarnada eficacia. Como si de matrioskas se tratara, la cinta cuenta una historia que contiene, paralelamente, otras historias, como capas que se alternan y superponen reflejando, en ocasiones con efectos demoledores, el cambio de perspectiva que inevitablemente sufrimos, sin apenas percibirlo, con el paso de los años; también los celos, el irreprimible deseo de posesión, la rivalidad, la neurosis que provoca el miedo al fracaso y otros muchos conflictos que lastran los endebles cimientos de nuestra naturaleza, están aquí perfectamente perfilados.
Las tomas exteriores, localizadas en un valle alpino de Suiza cerca del lago Sils, son espectaculares, deslumbrantes, así como la música, bien elegida y oportunamente mezclada.
Finalmente, las muy atractivas y competentes Kristen Stewart y Chloë Grace Moretz, defienden sus respectivos papeles con indudable oficio.
Y si han notado cierta exaltación emotiva por esta deliciosa y elegante criatura, efectivamente, tienen toda la razón, la misma que probablemente les asista si sospechan que esta desatada debilidad coloca en entredicho mi vulnerable imparcialidad.

Emilio Castelló
Rómulo
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26 de junio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces es difícil saber si una obra es profunda o pretenciosa. Muchas veces el calificativo depende de la personalidad o la sensibilidad de quien la contempla. Pues bien, para mí, por momentos, “Viaje a Sils María” me ha parecido pretenciosa.

La película es una escenificación constante, en otro plano, de la propia obra de teatro que va a representar Maria Enders (Juliet Binoche): la relación con su ayudante personal, Valentine (Kristen Stewart), es prácticamente idéntica a la de los personajes teatrales sobre los que ensayan. Desde muy pronto nos damos cuenta de esa identificación, no solo cuando están ensayando la obra sino también en su relación diaria. Valentine es Sigrid, la joven, la segura, la fuerte. Maria depende de Val, se siente atraída por ella, pero no se da cuenta o se deja llevar, que resulta más cómodo.

Binoche representa a María que representa a Elena, pero también es ella misma porque el tiempo ha pasado en la realidad. Como su personaje, se hizo famosa muy joven y, como su personaje también, ahora tiene que interpretar papeles de mujer madura, conforme a su edad. Stewart es Valentine pero también es su realidad, una actriz joven de moda y bien pagada, como lo es igualmente Chloë Graze Moretz que representa a la actriz que dará vida en la obra de teatro a Sigrid.

Los espectadores vamos estableciendo los paralelismos desde muy pronto y, una vez entendido esto del paso del tiempo, esto de la aceptación de ser quien eres en el momento que vives, esto de dejar de recordar quién eras, pues, bueno, a ver cómo actúan las protagonistas. Quizá porque a mí también me ha dado el síndrome de María Enders, me parecen muchísimo más naturales y creíbles las actuaciones de las dos jóvenes actrices que la de Binoche cuyas borracheras y risas me han resultado forzadas.

Para colmo de interpretaciones en varios planos, la película nos muestra un hermoso fenómeno meteorológico, la serpiente de Maloja, que no sé si pretende ser una metáfora del paso del tiempo o una simple muestra de la belleza alpina. Una nubes en forma de serpiente, cuyo origen no ha sido científicamente establecido, que se trasladan desde el sur en su avance inexorable hacia los valles suizos. Si tuviera ocasión, le preguntaría un día a Olivier Assayas, guionista y director de esta película, sobre el significado de la serpiente de Maloja porque esto sí se me ha escapado.
Babayaga
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10 de agosto de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué es mejor entonces? ¿Tener años de experiencia o ser joven y estar continuamente expectante ante los sucesos que vienen? El otro día mantuve una breve conversación con otro miembro de este blog sobre si los veinte son mejores que los treinta. Qué tontería, pensarán algunos. Pues los veinte, pensarán otros.

Hay miles de maneras de afrontar el paso del tiempo. Cada uno lo lleva de la mejor manera que puede. Unos desean que pase rápido mientras otros ven que cada segundo que pasa es un trozo de vida que pierden. Entre toda esta maraña de reflexiones tan "veraniegas" tuve la suerte de toparme en cartelera con la película Viaje a Sils María del director Olivier Assayas. Sinceramente me llamó la atención poco más que el cartel y el elenco actoral (Juliette Binoche vs Kristen Stewart). ¿Qué harán estas dos mujeres juntas?

La película empieza en el interior de un tren que va camino a Zúrich. Entre los ruidos de ruedas y las sombras del paisaje nos encontramos a la actriz María Enders (Binoche) con su secretaria o asistente personal Valentine (Stewart). La muerte de Wilhelm Melchior (director que iban a homenajear tras el viaje) detendrá los acontecimientos de las dos mujeres y las sumergirá en una historia apasionante que se camuflará entre juegos de espejos distorsionados por la ficción y la realidad. Un joven y prometedor director teatral le propone a María representar la misma obra que le llevó al éxito, pero ya no con el papel de la joven Sigrid, sino con el de la madura Helena, mujer que termina locamente enamorada de Sigrid, suicidándose por el rechazo de esta.

El director francés decide jugar a entremezclar la cara y la cruz de una misma moneda para presentarnos a una señorial y exitosa actriz opuesta a la juventud exuberante y sensual de Jo-Ann Ellis (Chloë Grace Moretz) que realizará ahora el papel de Sigrid. Assayas conoce a Binoche desde hace más de veinte años y parece que ha estado diseñando el papel de María desde que la conoció. María, una actriz que se sorprende de cómo la difusión rápida de información en estos días de Internet y drogas ensalzan a su “predecesora en el puesto” .
Valentine ayudará a la actriz en sus ensayos, le acompañará al cine, al bar, a conocer a su futura compañera e incluso emprenderán viajes por las montañas para observar paisajes tan espectaculares y estremecedores como son los Alpes Suizos. Sin duda su duelo continuo es lo mejor del film. Durante más de la segunda mitad de la película su ayudante será el apoyo y espejo de María. Curiosa y bien manejada mezcla entre las frases del guión que estudian y lo que realmente se dicen. Continuos guiños y engaños. Valentine siempre llevará consigo el librito, por si acaso la requiere la jefa en cualquier momento. Puro teatro vivo que se pierde en los momentos en los que las dos actrices no están juntas. Sin ellas, el nivel y la intensidad de la película baja. Cuando están en escena la película está en la cima, pero sin ellas se desliza vertiginosamente hacia largas pausas. Y sí, tan curiosa relación traspasa las pantallas al mostrarnos cómo una actriz que llegó a Hollywood gracias a una saga de vampiros puede llegar competir con una curtida mujer que ha actuado en algunas de las películas de los directores más asombrosos de la cinematografía actual: Michael Haneke, Krzysztof Kieslowski, David Cronenberg (guiño guiño) o Bruno Dumont. Entonces...¿por qué demonios se le ocurre a Assayas la genial idea de que Kristen Stewart dé paso de ese modo tan tajante al tercer acto de la película y derrumbar mis expectativas de un final asombroso?
Dado que todos sabemos que la cartelera en verano no está para echar cohetes, Viaje a Sils María nos ofrece un momento de reflexión y un espléndido viaje hacia el autoconocimiento de las zonas más altas de nuestra personalidad.
La niña Wilson
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3 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encandiló desde las primeras escenas y fue in crecendo hasta el final. He de reconocer que no la tenía incluída en la lista de cintas prioritarias que visualizar, por ello, el goce fue mayor.

El duelo interpretativo es formidable. Juliette Binoche es el personaje en sí mismo y a Kristen Stewart no le va nada mal a la zaga. Interesantes elecciones de papeles está teniendo esta última desde su periplo crepuscular y hacen presagiar una carrera más interesante de la que se atisbaba hace un par de años.

El pilar más fuerte son los personajes. No estereotipos sino personajes. Complejos en sí mismos, con sus contradicciones y miedos. Binoche encarna a una actriz que va viéndose a sí misma a través de la obra y la hace entrar en una crisis de identidad. Detesta al personaje que le toca representar porque se identifica demasiado con él y eso le genera pavor. Añora ser aquella joven impetuosa que marcaba los tiempos y arrasaba con seguridad, pero ese papel y esos años quedaron en el pasado. La atracción que siente hacia su ayudante la asoman todavía más a ese espejo donde niega mirarse. En la vida como en el cine, no siempre se puede escoger el papel deseado, hay que admitir el que nos toca en cada momento.

Maravillosa película. Hay que seguir en corto a Oliver Assayas. A Binoche la llevo siguiendo ya tiempo.
Richar
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