Tiburón

«Matar a un tiburón» también podría haberse llamado. Un tiburón blanco anormalmente grande y de inclinaciones antropófagas aterroriza a la población de una idílica isla turística.

El episodio de Los Simpson de Homer va a la universidad parodia la escena de chirriar la pizarra con las uñas para llamar la atención. Naturalmente es producto de una genialidad encontrarse con escenas llamativas como esa, y razones secundarias por las que ciertas películas que no se lo merecen del todo llegan a conseguir un certificado de calidad.

De nuevo nos encontramos ante un caso de banda sonora que supera a la película, eso está mal. Lo bueno sería que esté equilibrado, tan buena la banda sonora como la película. La música de tensión es lo que la gente recuerda, pero yo aprecio más todavía algunos pasajes con instrumentos del estilo de Victory at Sea de 1959, un arreglo que te hace sentir libre por mar, de otra época, de otra experiencia alejada del convencionalismo de la civilización. En el episodio de Bart the fink de Los Simpson, Alf Clausen usa un arreglo parecido cuando la nueva identidad de Krusty the Clown explica por qué prefiere ser un marinero insignificante antes que una estrella de la televisión. Sin duda John Williams es un gran compositor.

La película en su época tuvo un gran aprecio por traer el género de terror al mar y al tiburón de una manera particularmente ingeniosa y que roza lo magistral. El problema es que la película flojea en su desarrollo narrativo, prácticamente el terror se vuelve inocuo e inexistente debido a que la película se enfoca más en su desarrollo narrativo que en el tiburón, ya que haber hecho una película centrada sobre el tiburón no habría dado de sí, por lo que seguramente esa fue la razón por la que prefirieron ajustarse a la adaptación literaria de manera más pura. Por ese motivo, con los ojos de hoy la película puede decepcionar, y lo peor de todo, aburrir. Realmente lo que verdaderamente te reconcilia con la película es su final, que es magistral, pero es muy corto como para considerarlo relevante. Luego vino Alien y nos demostró que el terror que intentaron montar aquí se puede quedar bastante por debajo si luego viene un director como Ridley Scott.

Si quieren ver una verdadera película de terror de Spielberg, vean Duel, no les defraudará.

Sin duda alguna, siempre estará entre las más amadas películas de mi colección. No me imagino la magia que se producía cada día de rodaje (escenas con tiburón) y los problemones que el equipo de rodaje se tuvieron que topar. Y al final, el toque en la edición, la magia total. La historia será más o menos simple, pero que IMPORTA??!!! si todo lo demás es casi perfecto!!!.
Resultado final? UN PELICULÓN que nadie, repito, nadie ha podido superar. Hoy en día, después de tantos años, la veo y me pone los vellos de punta (y sin un carácter de código digital de por medio)

En fin, una joya.

Tiburón, una joya del cine que pone los pelos de punta, ¡literalmente! Imagina un tranquilo día de playa transformado por un tiburón blanco que decide que los bañistas son su menú del día. Spielberg nos muestra cómo un pez puede ser la mayor pesadilla de una isla turística. El jefe de policía, un oceanógrafo y un cazatiburones forman un equipo peculiar para salvar el día.

Esta película marcó un hito: ¡fue el primer gran éxito de taquilla veraniego! Spielberg muestra su genialidad en cada escena, ¡hasta te hará dudar de ir a nadar! La música de John Williams es tan inolvidable como el mismísimo tiburón, ¡te anuncia su llegada como si fuera un VIP terrorífico! Los actores hacen un trabajo fabuloso, logrando que te pongas en sus aletas, ¡eh, en sus zapatos!

A pesar de que el tiburón apenas aparece, su presencia es más asfixiante que un abrazo de oso. Esta película no ha envejecido, ¡como un buen vino del cine de terror y aventuras! La combinación de una trama simple pero efectiva, personajes inolvidables, dirección magistral y efectos especiales impresionantes hacen de Tiburón una experiencia que hay que vivir al menos una vez. Prepárate para un viaje que nunca dejará de sorprenderte.

Lo mejor de esta obra maestra del cine son la melodía del tiburón, que ya es un clásico y la capacidad de adaptación del director; contaban con un tiburón gigante mecánico que se estropeó en los primeros días de rodaje debido al agua salada; a raíz de esto, el ingenio de Spielberg le permitió prescindir del tiburón (en una película de tiburones) en la mayoría de las escenas usando únicamente una melodía que generaba el ambiente de tensión necesario para que todos pasáramos por alto lo poco que aparece nuestro antagonista.

A una gran dirección, una magnífica gestión del ambiente a través de la música y a una idea que nadie había planteado aún (desde entonces nos han bombardeado con tiburones, caimanes, serpientes gigantes, megalodones...) Se les suma un grandísimo reparto con interpretaciones que sostienen el ritmo de la película para que estemos alerta de principio a fin.

Si echamos la mirada atrás a la filmografía de Steven Spielberg, podríamos decir que Tiburón (1975) fue una obra especialmente importante para su carrera; si ya nos trajo una interesantísima película como "El diablo sobre ruedas" (1971), con esta película protagonizada por un enorme escualo ya se empapó en éxito no solo en taquilla, que le fue brutal, sino también en reconocimiento; se llevó 3 premios Óscars e incluso se enfrentó por el de mejor película con obras como Tarde de Perros o la estupenda Alguien voló sobre el nido del cuco.

Premios aparte, Tiburón podría considerarse uno de los ejemplos más claros del buen cine comercial bien hecho, algo que podemos llamar también a otras obras posteriores del director; pese a los años que tiene ya la película a su espalda, entretiene en todo momento y, aunque es una película muy sencilla en cuanto a guion, al punto de que el espectador puede sentirse delante del mismo en muchos pasajes, sabe manejar bien varios de los elementos que componen el mismo.

La historia de Tiburón no tiene complicaciones ni giros, en un pequeño pueblo costero de Estados Unidos, un cadáver medio devorado advierte la presencia de un tiburón enorme por la zona, todo esto en un junio de vital importancia económica para los negocios del lugar, mientras, el jefe de policía Martin (Roy Scheider) seguirá la presencia omnipresente del depredador.

Si hablamos de la dirección de Spielberg, esta fue una de las primeras películas de su larga filmografía y sin embargo, está bastante bien dirigida, lo más destacable sin duda, el inteligentísimo uso de la cámara haciéndose pasar como la mirada del tiburón, recurso que se usa lo justo y es efectivo siempre, porque da tensión y unas escenas muy dinámicas, que se terminan de coronar con el que puede ser perfectamente uno de los temas más emblemáticos ya no solo de John Williams, sino del cine en general.

También tengo que aplaudir mucho el tratamiento del personaje, y es que como ocurre en la magnífica Alien, el octavo pasajero (1979) al tiburón le vemos lo justo pero logra ser de lo mejor de la película, y dar la mejor escena -que es una muerte brutal que ocurre en la recta final del film-, tampoco cae en exageraciones, da siempre la sensación de ser un animal más que un villano, y la enorme resistencia que muestra llega a causar gotas de pesimismo en varios de los minutos de la cinta.

El reparto en general, bien, no tenemos actuaciones inolvidables pero tampoco malas, el trío protagonista -Roy Scheider, Robert Shaw y Richard Dreyfuss- es el que más destaca y como personajes, vi más carismático a Matt (Dreyfuss) por sus enfados -aunque tiene algún diálogo un poco tonto buscando la comedia- y sobre todo al personaje que encarna Shaw, todo un lobo de mar con sus tópicos pero que da mucha salsa a la segunda mitad de la película. Del protagonista me gustó esos pequeños episodios de paranoia que sufre al observar cualquier cosa en el mar mientras está con la familia, es de esos puntos que demuestra inteligencia al relato.

La segunda mitad de la película es ligeramente superior a la primera, porque sentimos más soledad y claustrofobia, no siempre es emocionante, pero el escenario cambia, se deforma, la presencia del tiburón se hace más fuerte y el problema se centraliza, creo que es la parte más disfrutable de todo el metraje.

Los efectos especiales nos demuestra una vez más que la artesanía aguanta bien el paso del tiempo si se usa bien, en alguna escena funciona mejor que otra, pero en esta película en líneas generales, se ha mantenido bien.

Los reproches que le podría dar a la película en general, es que siento que las cosas que cuenta me las podría haber enseñado de manera algo más dinámica, siento que se alarga en algunos tramos y, la trama secundaria de proteger el turismo del lugar por motivos económicos e ignorar al tiburón no me pareció tan mala, hace que los personajes se vean algo más cortos de miras y se tomen decisiones muy discutibles que desdibujan aspectos del guion. También eché en falta algo más de mala leche a la historia, el terror de Tiburón es muy light hoy en día y si se trata a esta película como una de terror, la cosa queda muy blanda, hasta noto más sensación de aventura en la recta final que de terror en sí.

Si bien es una película donde sobresalen sus virtudes por encima de sus defectos y que aguanta en general bien el paso del tiempo, no creo que esta película una obra maestra, es un icono como otras películas muy destacables de Spielberg y una parada obligatoria para entender el cine en su faceta más comercial, un cine que considero que busca un entretenimiento de calidad en todo momento y que se prioriza más esto que los mensajes hacia la reflexión del espectador. Independientemente de sus pretensiones, Tiburón (1975) aguanta los años siendo, cuanto menos, una película correcta en líneas generales.

https://marmotacinefila.com/2023/02/28/critica-tiburon-1975/