Xenoblade Chronicles creo que fue con amplia diferencia el videojuego que más disfruté de Nintendo Wii, una sobremesa que en lo personal supuso un bajón en cuanto a calidad de catálogo en comparación a la increíble (e infravalorada) Nintendo Gamecube y precursora de una parte de la filosofía actual de la compañía japonesa.

El juego llegó en la recta final de la consola e incluso se tuvo que insistir a la propia Nintendo para que saliese fuera de Japón. Y menos mal, porque este título acabó siendo tanto en tierras niponas como en occidente uno de los mejores JRPGs que tuvo aquella generación de consolas en lo que a sobremesa se refiere. Quizás el mejor junto a Persona 5 de Playstation 3, título que llegó incluso más tarde.

El título fue, a pesar de su género de nicho, de llegar tarde y de que gráficamente no era ni por asomo lo mejor del mundo, un proyecto sorprendentemente ambicioso, más si lo comparamos con los anteriores juegos de sus creadores: Baten Kaitos y Baten Kaitos Origins, otros dos jrpgs para el cubito bastante interesantes. En el título, la civilización se ha dividido en dos bandos en guerra: el primero lo forman los Mekon, máquinas que buscan extinguir a los seres vivos, y el segundo se compone de humanos, nopons (unos seres pequeños y peludos de forma de vida tribal) y los Éntida, una raza parecida a los humanos con alas en la cabeza que están dotados de tecnología avanzada.

Esta guerra prácticamente eterna surgió por el enfrentamiento de dos dioses antiguos, Bionis y Mekonis, que lucharon entre sí durante años y que, al morir ambos a la vez combatiendo, surgieron estas nuevas civilizaciones de sus cuerpos y ahora son ellos los que han perpetuado la batalla para vengar a sus respectivos dioses. Por suerte, los humanos cuentan con una extraña espada llamada Monado que le permite a quien la usa predecir momentos aleatorios del futuro y cuyo origen parece estar relacionado con Mekonis.

En este título vas a encontrar mucho de lo que hacía grande a los jrpgs de antaño. Tenemos una historia llena de sorpresas, con un prólogo emocionante y algo más oscuro de lo que acostumbra los juegos de Nintendo, tenemos giros de guion, secretos entre personajes, algo de romance, villanos que protagonizan grandes momentos… De verdad, creo que muchas escenas de este juego son muy difíciles de olvidar e incluso tiene uno de los mejores finales que he visto, de esos que invitan a la reflexión. Una aventura épica en toda regla unida que va de la mano de la banda sonora que directamente me parece de las mejores de la historia de los videojuegos, con varios temas para el recuerdo.

En cuanto a protagonistas, he leído en alguna ocasión que a algunos les parecieron algo fríos y sí que es cierto que el juego destaca por ser algo más serio de lo que acostumbraba el género en aquellos años. A mí el protagonista me encantó, Shulk, un joven científico que en vez de luchar a lo loco prefiere tratar de entender los misterios de este mundo, Riki Superpón me pareció muy divertido, Melia me cayó estupendamente y quizás el mejor de todos sea Dunban, el adulto del grupo, otro tío con bastante cabeza que hace que el plantel de personajes se aleje de algunos tropos que a veces pueden empañan las tramas de este tipo de juegos.

La jugabilidad de Xenoblade Chronicles es, como ocurrió con el primer Baten Kaitos, algo que es capaz de dividir a la gente. Aquí no hay cartas, sino unos comandos llamados artes que se recargar automáticamente mientras los ataques básicos los realizan nuestros personajes automáticamente al acercarnos a nuestros enemigos. Las artes se dividirán en colores según su tipología y habrá ofensivas, de estado, para aturdir al enemigo, para sanar aliados… Habrá también una habilidad única en cada personaje que tarda más en cargarse y que puede salvarte de más de un apuro.

Recomiendo que se lea los tutoriales del juego detenidamente ya que al principio puede ser algo confuso, pero aquellos que hayan jugado a juegos como World of Warcraft o Final Fantasy XII les sonará estos conceptos. Además, salvo un par de combates en la recta final de la historia, la dificultad de Xenoblade Chronicles es bastante asequible si no nos metemos en misiones secundarias de cacería.

Aquí tengo que pararme a otro punto algo polémico del juego: sus gráficos son algo pobres. Esto tiene su explicación: los escenarios de este juego son increíblemente grandes, algunos llegan a sorprender en ese sentido, y la fauna y los enemigos irán por ahí a su bola sin que suframos tiempos de carga. Esto requiere un sacrificio y son los gráficos que tenemos delante, y porque Wii daba para lo que daba con la potencia que tenía.

Igualmente, su diseño artístico en personajes y sobre todo paisajes (precioso el Mar de Eryth, para echar la toalla en sus playas y quedarte ahí toda la tarde) salvan mucho este apartado y aquellos que hayan jugado a muchos jrpgs de playstation 2 no se sentirán incómodos con los gráficos.

Y de verdad, aún hoy doy las gracias a Nintendo por este jrpg que sigo considerando uno de los mejores que he jugado nunca. Creo que fue una master class del género que llegó en un momento que le hizo brillar aún más y que muchos no vimos venir, logró levantar una franquicia que ahora acumula millones de ventas y los puntos del juego que más dividen a la gente (jugabilidad y gráficos) a mí me convencieron, así que simplemente si quieres probar un buen jrpg en Wii o Nintendo Switch te diría que te lances sin miedo a por este, porque no tengo reparos en decir que acabará siendo recordado con los años por lo que es, uno de los mejores jrpgs de toda la historia de los videojuegos.

https://marmotacinefila.com/2023/10/09/analisis-xenoblade-chronicles/

Nausicaä del Valle del Viento es quizás uno de los largometrajes menos conocidos de Miyazaki y sin ser lo mejor de su filmografía, creo que es una parada muy interesante para aquellos que quieran entender su cine y sumergirse en los imaginativos mundos que solo las buenas películas de animación son capaces de ofrecer.

La historia de Nausicaä nos lleva a un futuro postapocalíptico donde una buena parte de la Tierra se encuentra árida o, en el mejor de los casos, cubierta de bosques que emanan toxinas altamente peligrosas para los seres humanos causando que los insectos, inmunes a estas toxinas, sean gigantescos seres que reinan el mundo y los seres humanos tengan que esconderse de ellos y convivir en pequeños poblados remotos que para colmo no dudan en entablar guerras los unos con los otros.

El escenario que propone la película es bastante interesante y precisamente por eso pesa tanto que la historia no haya sido tan bien aprovechada como sucede con La Princesa Mononoke, película que dirigiría Miyazaki varios años después y que tiene bastante en común con este largometraje, ya que el mayor mensaje de ambas es el respeto por la naturaleza y la búsqueda del equilibrio entre los avances del ser humano y el entorno que le rodea.

En La Princesa Mononoke este mensaje se transmitió mejor e incluso de manera aún más imaginativa, pero eso no quiere decir que Nausicaä realice una mala partida con las cartas que tiene en su mano: el talento de Miyazaki está presente en muchos aspectos de la cinta pero aún debía madurar algo más.

En lo que respecta al elenco de personajes principales y secundarios es digno de elogio lo bien que utilizaba ya Miyazaki a sus personajes en este momento de su carrera. Todos tienen un por qué en la trama, tienen su pizca de humanidad y no quedan desdibujados en ningún momento, pero a ellos también se les nota un poco la contención que tiene el guion de la película.

En ellos también verás mucho de los pilares maestros de Miyazaki, como la villana, que es una clara personificación del egoísmo y la búsqueda de priorizar al ser humano por encima de todo. En la princesa Nausicaä también vemos mucho de San, la princesa Mononoke, solo que algo más frágil y emocional. Muy intrépida y valiente también, otra estupenda protagonista femenina que acostumbra hacer este director en sus películas. Creo que además ambas películas se complementan bastante bien.

Por encima de la protagonista acaba llamando más la atención los gigantescos insectos de la película, sin duda, los mayores protagonistas de la trama. En ellos recae una buena parte del misticismo propio de las películas de Miyazaki y sin tener posibilidad de hablar, se les nota un evidente dolor que siente también nuestra princesa. Incluso algo de estoicismo podemos ver en estos animales.

Otro punto a favor es que Miyazaki no ha tratado de hacerlos hermosos como algunos secundarios de El Viaje de Chihiro, ha preferido ser realista con ellos sin importar el impacto que podamos sentir al ver a unos seres que acostumbramos apreciar tan pequeños tener unas dimensiones colosales.

La anatomía propia de estos insectos está presente en muchos otros elementos estéticos de la película. Las edificaciones aquí dan la sensación de ser hormigueros gigantes con puertas y ventanales excesivamente pequeños para humanos; las redondeadas formas de las naves voladoras, muchas emulando a las alas de una libélula, algo que también pasa con las anchas armaduras o escudos de los soldados, recordando vagamente a caparazones de escarabajos.

Vamos, que estamos ante otro mundo muy imaginativo de Miyazaki, con un leve toquecillo steampunk me atrevería a decir, sin embargo, en absoluto se trata de una obra oscura a pesar del difícil futuro que presenta para los seres humanos.

Lo que más le reprocharía a Nausicaä es que, como comenté antes, su guion está algo desaprovechado. La fluidez de los acontecimientos no está tan pulido, se nota leves saltos algo bruscos en su narrativa y los diálogos explicativos están algo dispersos en el primer tercio de la trama, haciendo que el contexto de la historia sea algo confuso. A eso se le suma un clímax final algo corto y frío y una banda sonora que, si obviamos el excelente tema principal, se queda por debajo de lo mucho que suele ofrecer Ghibli en ese apartado.

Nausicaä es una película bastante sólida y disfrutable, pero al verla he sentido que estaba más ante una obra menor de Miyazaki. La palabra «calentamiento» ha rondado también varias veces mi cabeza a la hora de pensar lo que supone esta película para la trayectoria del autor. Por suerte, el paso del tiempo le sentó estupendamente bien al talento de Miyazaki y las cosas que han faltado por pulirse en esta película lo hicieron en algunos de sus trabajos posteriores. Igualmente, una obra digna de verse.

https://marmotacinefila.com/2023/10/07/critica-nausicaa-del-valle-del-viento-1984/

The Sadness se hizo popular en 2021 por ser proclamada por gente afín al género gore y al del terror como una de las películas más brutales de ese año. Por suerte, la película no es solo un montón de escenas atrevidas e impactantes teñidas de un rojo intenso, estamos ante una cinta entretenida, con un ritmo frenético una vez el motor de su guion se pone en marcha y sobre todo, una obra bastante bien dirigida en sus momentos clave.

En The Sadness se utiliza el escenario pandémico del fatídico 2020 que tantos problemas nos causó. El manto del covid envuelve unos primeros minutos no exentos de tropos clásicos del género, presentando a Kat y Jim, la clásica pareja joven enamorada que viven una vida sencilla pero idílica. El guion rápidamente dará un giro de tuerca perverso y acercará este relato a algo parecido a lo que vimos en los cómics de Crossed.

Porque sí, hay un virus ahí fuera que ya ha afectado a una buena parte de la ciudad, tendremos planos de calles vacías, confusión… pero, al final lo que presenta The Sadness son a infectados que, además de mostrar comportamientos caníbales, dirán todo lo que piensan de sus bocas sin ninguna censura y serán convertidos rápidamente en seres sin control alguno que no dudarán en torturar e incluso satisfacer sus fantasías más perversas. Vamos, que estamos ante algo mucho peor que una invasión zombi.

En medio del caos, Kat está de camino al trabajo y el primer tercio de la película se centrará en Jim buscándola. Personalmente, creo que las actuaciones de la película funcionan, aquí verás gestos exagerados de forma justificada y centrándonos en los dos protagonistas, me quedo con Kat por goleada, una chica que se aleja de ser una damisela en apuros y que realmente acaba pasando auténticas atrocidades (todo el bloque que ocurre en el hospital merece mención aparte por escenas realmente perturbadoras como el de la cuenca ocular y el hombre mayor o el pasillo teñido de rojo, creo que esas dos escenas son capaces de sorprender hasta a gente más asidua a estos géneros).

Por otra parte, la película acaba siendo por momentos algo menos sutil de lo que me gustaría. No se muestra todo lo que se sugiere en la pantalla, pero eché en falta que dejase un poco más a la imaginación sobre todo en los diálogos de los infectados. Otro fallo que le veo es que al final el gore se impone ante cualquier mensaje más profundo como intenta dejar caer cierto personaje en algún tramo. Es en esas situaciones donde comprobamos que, aunque The Sadness es un producto pulido, le falta aún rematar algunos aspectos de guion.

Efectos especiales plásticos en su mayoría, sangre incluso en exceso en un par de momentos, gore perverso y bien rodado y un ritmo cuidado que hace de la escena del restaurante el comienzo oficial de un viaje que puede resultar difícil para estómagos sensibles. Estos son los destellos de talento que más veo brillar en The Sadness.

Soy un tipo de espectador que suele valorar mucho el buen manejo del drama en las películas de terror, algo que hace estupendamente bien obras como Tren a Busan o incluso la francesa Martyrs y es por ello que esta faceta que The Sadness no termina de pulir (y de forma honesta tampoco pretende priorizar) me hace verla como algo peor de lo que puede ser realmente. Por supuesto, si eres fan de las películas de este tipo The Sadness será una golosina que disfrutarás muchísimo y ya por eso estamos ante una película que funciona perfectamente al publico al que está dedicado.

https://marmotacinefila.com/2023/09/22/critica-the-sadness-2021/

Tras traer de vuelta al inmortal Han Solo e incluso a Rick Deckard, protagonista de la joya de Ridley Scott, Blade Runner, era cuestión de tiempo que Indiana Jones volviese a cartelera en una aventura completamente nueva para toda la familia. ¿Lo mejor de todo? Que ha sido una vuelta respetuosa con el personaje, más honesta de lo que parece y que no cae en fanservices excesivos ni pasarse de frenadas en su guion, tal como ocurrió con la ya lejana Indiana Jones: El reino de la calavera de Cristal.

Al director, James Mangold (El tren de las 3:10, Logan) le cae el complicado peso de sustituir a Spielberg tras la cámara. En su labor se ha notado que ha querido captar una esencia aventurera que hizo gala la franquicia, se le podría reprochar que su aportación no es excesivamente imaginativa pero no estamos tampoco ante una mala dirección, sobresaliendo quizás en los minutos finales este apartado.

En cuanto al reparto, nada mal Harrison Ford, la verdad, no tiene grandes escenas de acción por motivos evidentes, pero me ha gustado su faceta más cascarrabias tal como le vimos en el Han Solo del episodio VII de Star Wars, y para quien le quiera ver peleando o con su lazo la película les da un flashback bastante entretenido de varios minutos donde le vemos rejuvenecido y dando todo lo que da el personaje. No calificaría de complaciente este flashback puesto que también tiene su peso argumental, no es ningún regalo injustificado para los fans ni nada.

A Phoebe Waller-Bridger no la he visto demasiada química con Ford (la sombra de Sean Connery es alargada) pero me ha gustado su personaje en sus momentos en solitario, la clásica heroína enamorada de las riquezas que pueden dar los grandes hallazgos y dando un humor algo más filoso en algunas ocasiones. El que sí me ha decepcionado es Mads Mikkelsen, actor estupendo que aquí no se le saca el suficiente partido sobre todo por temas de guion, acaba diciendo alguna frase un poco tonta y se me acabó haciendo algo caricaturesco en el mal sentido.

A diferencia de lo compacta que fue por ejemplo Indiana Jones y el Templo Maldito (1984), en esta entrega los mejores momentos se reparten en el primer y último tercio. En el primero, el gran flashback y una persecución con Indiana Jones montado en un caballo en mitad de la ciudad, muy bien hecha la verdad, y en el último tercio, alguna vuelta de tuerca que se agradece y que demuestra que la película no ha querido quemar en ningún momento los recursos narrativos que tenía.

Mirando globalmente es el nudo de la película la que llega a aburrir un poco más, quizás porque en el fondo lo que cuenta la película no es tan interesante realmente y esos grandes misterios que fascinaban en las 3 primeras ya no lo hacen tanto.

Banda sonora y efectos especiales cumplidores y bien colocados en los momentos que lo requieren, ninguna queja con ello y una vez más sin abusar de la nostalgia que podría dar la emblemática melodía de Jones. Ninguna queja e incluso elevando escenas como la mencionada persecución con el caballo.

Lo cierto es que ha superado mis expectativas, que tampoco eran demasiadas tratándose de una quinta parte, centrándonos como un producto de entretenimiento y acorde a la opinión general que está teniendo, estamos ante un regreso agradable pese a quedarse corta en virtudes para los fans más exigentes. Lejano al gran nivel que alcanzó en sus momentos más brillantes, tenemos al final una película que para nada busca dañar el legado del personaje.

https://marmotacinefila.com/2023/07/12/critica-indiana-jones-y-el-dial-del-destino-2023/

Aquellos que siguen de cerca los diferentes estrenos de series anime que llegan saben que cada año unos pocos nombres sobresalen de los demás y se convierten en pequeños referentes a tener en cuenta que consiguen crear una base de fans rápidamente. Y el presente año, coronado por una exitosa nueva temporada de Demon Slayer, se ha abierto un camino propio cimentado por sus propias virtudes, el anime Oshi no Ko, un mastodóntico éxito en Japón y una de las sorpresas en lo que a animes se refiere.

En su apartado técnico, Oshi no Ko deslumbra como lo hace su protagonista, la idol Ai en el escenario. Un opening que ya se ha hecho viral y acumula millones de visualizaciones, de esos que acaba en tu mente y repites una y otra vez casi sin darte cuenta, con un montaje genial en sus primeros segundos; una animación excelente, sobre todo en el afamado primer capítulo, tras esta serie el estudio de animación Dogo Kabo empezará a ser mucho más conocido. Y la música, siempre fiel al mundo idol.

Oshi no Ko es también una maduración enorme vista en otras obras más sencillas del autor Aka Akasaka: si Kaguya-Sama: Love is War centraba sus esfuerzos en resaltar la comedia romántica en cada capítulo a través sus personajes, aquí tenemos protagonistas con mayor profundidad, con sus defectos y ambiciones, y con una dimensión aún mayor que los que vimos en el anime protagonizado por Kaguya.

Pero lo mejor de la obra es saber manejar a sus personajes principales y presentar tan bien los arcos propios que ha iniciado cada uno de ellos: la búsqueda de Aqua y su pequeña investigación, la pasión que empieza a crecer dentro de Ruby mientras más se zambulle a ese mundo propio que se crea en los escenarios, potenciada por sus deseos propios de su vida pasada y la gran influencia de su madre. El extraño prólogo y la idea de las reencarnaciones acaba justificándose de sobra, potenciando bastante el vínculo de estos dos hermanos con Ai.

El triángulo amoroso que hay en Oshi no Ko, recurso casi imprescindible en el género de romance adolescente, es de los mejor llevados que he visto últimamente. Aquí Aquamarine no enamora con la mirada, las dos chicas que se han fijado en él tienen sus motivos propios y el propio Aqua ha sido una pequeña cura para algunos de los puntos más bajos de su vida.

Además de un gran uso del romance en la historia, Oshi no Ko brilla a la hora de mostrar su faceta más oscura, porque en muchos de los géneros que toca también hay espacio para el drama psicológico y sin llegar a esos descensos a los infiernos que vimos en Perfect Blue, la obra maestra de Satoshi Kon, guarda en sus 12 capítulos un episodio especialmente oscuro, que pilla por sorpresa, dibuja de forma genial la personalidad de uno de sus personajes secundarios y nos vuelve a demostrar que detrás de la apariencia de Oshi no Ko hay una narrativa madura detrás.

El enemigo de esta historia no es solo el miedo a triunfar en un escenario, ni las voraces críticas negativas, tampoco los celos ni la autoexigencia, la trama del protagonista da esa intriga necesaria para que el espectador quiera saber más y ver más capítulos: desgraciadamente la primera temporada prefiere priorizar las historias de sus personajes secundarios en sus últimos capítulos, dejándonos con ganas de saber un poco más de lo que le depara especialmente a Aquamarine y dando unos capítulos finales que se quedan algo por debajo de otros realmente buenos como el capítulo 6 o el ya afamado primer capítulo Mother and Children.

Oshi no Ko sabe mostrar bien las razones de su enorme éxito: no resulta fácil combinar estos géneros y presentarlos tan bien. Fan del mundo idol o alguien completamente ajeno a este, la obra guarda virtudes de sobra para convencerte; en mi caso fue al ver los títulos de crédito de su excelente primer episodio. Sin duda, una de las mayores sorpresas que me he llevado últimamente en lo que anime se refiere.

https://marmotacinefila.com/2023/07/09/critica-oshi-no-ko-2023/