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Los placeres ocultos

Drama Eduardo, un importante ejecutivo, se enamora de Miguel, un atractivo joven de los barrios bajos. Turbios personajes como Rosa, una mujer casada que engaña a su marido con los chicos del barrio, las prostitutas, los chulos, los navajeros, los chantajistas serán determinantes en el destino de los protagonistas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
5 de marzo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la Iglesia tiene mucho en común con Pasolini, sobre todo la sordidez. El poeta italiano nos daba a conocer las sombras y los descampados de Roma, De la Iglesia hace lo propio con Madrid. Una vez sumidos en esos mundos, construye un entramado de personas al margen de la sociedad, aunque trabajen y hagan ver que pertenecen a ella, son sus almas en la noche las que acuden a su cita, a esa misa con "lo incorrecto". Ahí pueden ser ellos mismos. El problema viene cuando el otro mundo se entromete y no acepta que algunas personas puedan ser felices en esa oscuridad elegida de camisas y balcones abiertos, de nalgas tersas e ilusión ingenua. De libertad, al fin y al cabo. Y de eso, de los límites de la libertad es de lo que habla esta película.
gpiqueras
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23 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente éste fuese el mejor banco de pruebas junto a 'La semana del asesino' para que Eloy de la Iglesia se asomase a escenarios que actuasen como prolegómenos al cine quinqui en que se recrearía en breve aunque no de inmediato
Triángulos amorosos, celos, chantajes, crimenes pasionales y, en medio del sarao, un catártico Simón Andreu que ya se había instalado como muso del directo (su llegada practicamente coincidiría con una progresiva desaceleración de la censura) después de dos colaboraciones previas -y muchas más con José Antonio de la Loma- mas Charo López de ama de casa insatisfecha repasándole la cartilla a los chavales del barrio, todo sea por fomentar la alfabetización. De la Iglesia va explotando cada vez mejor y más desairadamente (un punto para eso) las relaciones LGBT sin cubrirlas bajo el edredón de las amistades obsesivas. Aunque esto gira, sencilla y llanamente, alrededor de un puñado de dandys a los que les sale el dinero por las orejas y reparten su tiempo libre entre cabarets, clubs de alterne y los portales de los institutos.
El puente para la normalización de la relación de amistad de sus protagonistas, en un lugar opuesto a López, lo aporta Beatriz Rossat derrochando ternura.
Un cocktail con sabor a tragedias griegas de barrio en el que veteranas -Queta Claver-, estrellas jóvenes consolidadas -Josele Román- y algún que otro futuro rostro popular (Ángel Pardo, cuando aún estaba por descubrir y él sólo había descubierto las camisetas de la talla S) le otorgan concordancia al título. Luego está lo de Ana Farra arrollando por delante con todos en apenas 5 minutos de confesión, abriéndose en carne viva y dejando a Andreu con las emociones revueltas.
Café, copa y puro... y amor libre castizo. Casi un 'Los Golfos' (1960, Carlos Saura) sin toros ni cepos censores a la promiscuidad no necesariamente mixta. Y qué gracioso está el jodido de Antonio Gamero haciendo de mirón por el parque.
Ah, y el primer quinqui de Eloy de la Iglesia no fue José Luis Manzano... ¡¡fue el Chenchooo!!
antonio lopez herraiz
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31 de julio de 2019
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Admiro su montaje: cortante, brusco y espontáneo. Se deja ver y oír, incluso en ocasiones el guión llega a intrigarme por ver como acaba la historia, pero no llego a conectar del todo. Hasta los momentos más amables me resultan demasiado cargantes, decir que el propósito reivindicativo es obvio y se hace notar sería quedarse corto: seguramente esto último para el director supondría la mejor de las críticas, pero al espectador (sobre todo) atemporal, carente de posicionamiento en la causa puede que esta obra le parezca muy sobreactuada, lo cual seguramente se deba a un guión poco sutil.

Por lo demás es lo de siempre, diálogos rápidos, personajes jóvenes que no se cohíben ni muestran vergüenza, valor del largometraje como archivo social de la metrópolis de la época y una tendencia al libertinaje, el cual es retratado como forma de vida apetecible y preferible.

Recomendable más como recuerdo y documentación de una época que como historia.
El Extranjero
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17 de abril de 2013
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eloy de la Iglesia muestra en este y en algún otro film una homosexualidad sórdida y antiestética pues no vemos a chicos refinados sino a jóvenes desaliñados vestidos de forma rústica. Aquí un banquero se enamora de un joven de barrio y tras el rechazo inicial acaban haciéndose amigos pero los personajes que rodean a los protagonistas lo echaran todo a perder, especialmente una vengativa y brillante Charo López cuyo personaje es decisivo para el desenlace. Pero ese interés por mostrar la homosexualidad en su lado más morboso supone una equivocación porque también existe un tipo de homosexualidad elegante. Quizá cineastas con mayor sensibilidad que Eloy de la Iglesia hayan mostrado el tema con buen gusto. El mensaje final es bastante simplista pero el autor dota al conjunto de la obra de una gran ambigüedad. De todas formas estamos ante una buena película, con un guión brillante y estupendas interpretaciones de todos los componentes del reparto.
Cromatico
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13 de julio de 2019
0 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eloy de la Iglesia representa en esta producción lo peor de lo peor de una década donde cualquier argumento servía de pretexto para justificar desnudos de actores/actrices de renombre. Los temas polémicos y un buen reparto quedan completamente dilapidados ante un guion y una dirección tan inepta. La homosexualidad queda mejor tratada en otras películas como "El diputado" del propio Eloy de la iglesia, con José Sacristán de protagonista, "Un hombre llamado flor de otoño" (Pedro Olea, José Sacristán) o "Las cosas del querer" (Jaime Chávarri). De "Los placeres ocultos", sólo merece ser recordada la musiquita de Carmelo Bernaola.
JOSEMIDIAM
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