¿Y dónde está el piloto? II

Es cierto que la gran fama la tiene la primera parte pero me he reído mucho más con esta segunda parte que con la primera y eso se debe a que en la segunda parte han sabido ver los elementos de la primera parte que el público recordaba y que explotaron en la segunda parte siendo un sin fin de elementos absurdos uno tras otro llegando a dejar el tema principal de la película a un lado.
Es cierto que esta serie de películas dejan atrás el tema para centrarse en lo absurdo y en el humor sin ningún tipo de lógica, es cierto que vista una vistas todas, las hay mejores y peores pero el humor está asegurado.
Ya en esta película se empiezan a tomar elementos de algunos clásicos o películas del momento como por ejemplo se recuerda aquí a 2001, una odisea en el espacio, aquí será el comienzo de lo que más tarde serán las comedias absurdas que se basan en películas anteriores.
Sin duda comenzó un nuevo estilo de comedia.

Después del enorme éxito que produjo en su día "Aterriza como puedas", no era difícil imaginar que no tardarían en realizar una segunda parte y aprovechar el tirón del éxito de la primera entrega (aunque a mí no me gustó mucho).
En esta ocasión se sigue cogiendo el hilo conductor de la saga aeropuerto, pero la situación la plantean en el futuro en un vuelo de La Tierra a la Luna.
Repiten prácticamente los mismos actores, y repiten prácticamente los mismos gags. Esto es un gravísimo error, ya que al haber visto la primera película uno se conoce los chistes y como es lógico la efectividad de los mismos es prácticamente nula. No entiendo el motivo de porque han utilizado prácticamente los mismos gags, resolviéndolos de la misma forma. Esto es un error ya que nada más empezar la escena uno sabe como va a acabar, y el objetivo de producir la carcajada desapece.
Nos encontramos ante una película que es bastante similar a su predecesora, y que salvo en algunos momentos que sí resultan graciosos, el resto de momentos son bastante sosos y no producen ni una leve sonrisa. Es un claro ejemplo de que segundas partes nunca fueron buenas.
En fin, película que cogió la estela de su predecesora intentando obtener el mismo éxito, pero que se quedó a mitad de camino. Hoy en día resulta bastante floja, y no consigue prácticamente hacer ninguna gracia; ya que muchas escenas son copia de la primera entrega.

Secuela de la gran obra maestra que fue Aterriza como puedas. Sin los hermanos Zucker y sin Jim Abrahams, aunque la fórmula sea la misma, el resultado es bastante diferente.

Ken Finkleman, guionista mediocre, es el encargado de dirigir la secuela de una de las más brillantes obras del cine de humor de todos los tiempos. Finkleman se dedica, casi por completo, a copiar uno por uno los gags de la primera entrega. A pesar de ser algo que ya hemos visto, dichos gags son tan rematadamente buenos que, con la ligera diferencia que hay entre ellos, tienen más que suficiente para hacer reír al espectador en una mezcla de sonrisa cómplice por entender la relación que guarda con los de los Zucker y Abrahams y la gracia que siguen haciendo a pesar de haberlos visto con anterioridad. De lo nuevo, nacido en su totalidad de la mente de Finkleman, hay dos o tres situaciones realmente buenas, algunas aceptables y otras que se repiten demasiado, teniendo cierta gracia al principio y llegando a saturar bastante al final de la película. Lo que hace bien el director canadiense es mantener el ritmo frenético de gag por minuto, con lo que si alguno de ellos no funciona, llega el siguiente para enmendarlo.

Robert Hays y Julie Hagerty vuelven a compartir protagonismo. Sin el toque mágico de los tres genios que dirigieron la primera entrega, su relación pierde interés a todos los niveles, ya que ni él es Henry Fonda ni ella tiene nada que ver con Anne Baxter. Lo mejor, de nuevo, son unos secundarios que encabeza el gran Lloyd Bridges. Junto a él, en ese segundo plano, desfilan el polifacético Chuck Connors (en un personaje que debería tener más espacio), el gran actor Rip Torn, el fabuloso Peter Graves, William Shatner (otro actor enormemente polifacético) o Stephen Stuckers (de nuevo, para mí, el mejor de todos), entre otros.

Resumiendo, que es gerundio: Aterriza como puedas II es, a todos los efectos, un fiasco. No es una mala película, pero venía con la pesada losa de no decepcionar tras la obra maestra que fue su predecesora. El canadiense Ken Finkleman no fue la mejor elección para guion y dirección y la película se resiente constantemente.

Dos años después del éxito de la primera se estrenó esta insulsa secuela con el mismo reparto pero diferente equipo técnico y eso se nota a peor con chistes sin gracia y repetición de bromas. Se echa en falta la frescura y la chispa de los hermanos Zucker y Jim Abrahams. Le doy un cuatro y soy generoso.

Más que la secuela de "Aterriza como puedas" diríase su remake, hasta tal punto llega la intención de la Paramount de repetir una fórmula de probado éxito. Aparte del cambio en la dirección, su única novedad es el trasladar la historia a un futuro próximo donde los vuelos lunares están a la orden del día.

El recibimiento comercial fue algo tibio, lo que no significa que el nivel paródico desmereciera del film seminal, ni mucho menos, incrementándose además el número de rostros conocidos en el reparto.



"Las cosas no han cambiado."