La Cenicienta

Dos películas que podrán disfrutar los pequeños de la casa pero sin duda la versión de dibujos animados está orientada totalmente al público infantil dándole más protagonismo a los animales con varias escenas estilo "Tom y Jerry", y sin profundizar demasiado en la trama principal. La nueva adaptación con personas reales expande el universo de su versión animada otorgando un tono más dramático a los acontecimientos y contextualizando mejor lo que ocurre además de eliminar todo el aspecto musical. Este hecho le da más coherencia a la historia pero le quita parte de ese halo mágico e inocente que caracteriza la versión de dibujos, siendo muy similar en lo que cuenta, pero alejándose en la forma de hacerlo. Sea como sea las dos son muy entretenidas, tienen una duración ajustada y en el caso de la más reciente, han acertado de pleno con el casting. Este "remake" del famosísimo cuento de hadas te hará sentir sensaciones parecidas al clásico Disney de toda la vida y te dejará con ganas de rememorarlo de nuevo lo antes posible.

Más mini críticas en cinedepatio.com.

Lo primero que habría que hacer es hablar de las comparaciones con el Clásico. Sin ser exactamente idénticas contiene suficientes similitudes: los animales como parte de la historia, el Hada Madrina y el resto de los personajes. Inclusive, hay muchos más guiños como algunas canciones que canta Cenicienta o hasta la importancia de los cuadros. Eso sí, y aunque el contenido original esté aquí, no quiere decir que todo será exactamente como antes...

Las actuaciones son muy destacadas. Lily James como Ella/Cenicienta es la que menor destaca o aporta; y no porque lo haga mal sino porque su papel tampoco exige demasiado y sus propias circunstancias hacen que el público se identifique con ella fácilmente. Richard Madden como el Príncipe le otorga bastante más profundidad a la versión animada que apenas hablaba. Holly Grainger y Sopphie McShere como Anastasia y Drisella (respectivamente) vienen a hacer más o menos lo mismo que sus versiones animadas. Helena Bonham Carter de Hada Madrina no es precisamente la versión bondadosa que recordamos pero se aprecian ciertas similitudes en cuanto a personalidad. Ahora bien, la que se roba el espectáculo es Cate Blanchett como Lady Tremaine. Cada escena en la que aparece, cada vez que habla, cada vez que se mueve… siempre te deja enganchado y se lo pone bastante cómodo al espectador para odiarla.

Por último, quedaría hablar de la cinematografía y el diseño. La película es PRECIOSA. Sumamente espectacular. Un verdadero deleite para la vista. Todo aquí está hecho para que haya merecido la pena el dinero invertido en la taquilla.

En definitiva, este film ofrece pocas novedades con respecto al original. Y aun así, por pocas que sean, merece la pena verse en el cine. Los actores hacen una labor encomiable y el apartado visual nada más merece el precio de entrada.

-Lo mejor: Las actuaciones. La cinematografía/diseño. Vestuario. Las similitudes y guiños con el Clásico.

-Lo peor: No aspira a nada más que a adaptar el Clásico. Ofrece muy pocas novedades/cambios.

-Más en: www.cineycine.com

El año anterior la grandísima decepción que supuso el truño de Maléfica (quizás la mejor villana Disney ever y el peor live-action Disney ever) me hizo afrontar este nuevo remake de unos de los clásicos de la casa del ratón con muchos prejuicios (soy una grandísima amante de los clásicos de animación de tito Walt...y sí, Frozen me encantó)

Afortunadamente me equivoqué.
La obra de Kenneth Branagh es la demostración de que se puede seguir contando una historia mil veces narrada y aún así enganchar al espectador.

Cenicienta es todo lo que no fue Maléfica.
Ni uso abusivo de cgi (más que para lo necesario, el resto decorados reales destacando el precioso salón de baile), ni giros de guión absurdos para cumplir con la moda de hacer los cuentos "cool" (hay ligeras variaciones respecto a la cinta de 1950, pero escasas y en todo momentos sentimos que estamos ante el cuento de La Cenicienta), ni un cast que pasaba por allí (Maléfica fue un ejercicio de narcisismo a favor de Angelina; aquí tanto Cate como Lily, Richard, Sophia, Helena están espléndidos, algo que Elle Fanning and company nunca lograron).

Hablando del cast, destacaría a Lily James (sí, incluso por encima de la maravillosa Cate) que con su belleza (cejas aparte...¿tanto costaba decolorarlas un poco?) y su ternura hacen que resulte imposible pensar en una Cenicienta disneyana mejor (en más de una escena produce tanta empatía que darías lo que fuera por poder abrazarla).
A eso añadidle Patrick Doyle volviendo a sus mejores tiempos (precioso el acompañamiento musical en la escena donde Cenicienta realiza una reverencia al salón de baile, quizás el momento de mayor impacto visual de toda la película) y a la galardonada Sandy Powell vistiendo (con gran colorido) el inmortal cuento.

Eso sí, es un cuento de hadas MUY tradicional made in Disney, esto implica que los momentos rosas van a acumularse, que la princesa será una princesa y no una guerrera cual Xena, que el príncipe será el guaperas perfecto que toda mujer soñamos, que la villana será una mala víbora...

Si el remake de "La Bella y La Bestia" va a seguir estos pasos, que cuenten conmigo. Si Disney va a volver a su cabezonería de querer "reinventar" (destrozar) sus grandes obras con la excusa de "es que son otros tiempos", que se olviden de mi $$.

No cabe duda de que cuando Disney no se aparta de su camino, las cosas funcionan a las mil maravillas. Acusada durante años de fomentar el machismo por mostrar a una recua de princesas que, sumidas en sus desdichas particulares, no aspiraban a ser más que el premio de un hombre, la factoría de animación más famosa del mundo ha hecho de todo por lavar su imagen de alguna manera. Lo intentó parodiándose a sí misma con "Encantada" y ofreciendo modelos de princesas fuertes con "Tiana y el Sapo", pero sin conseguirlo. ¿Por qué? Porque en el fondo, y todos lo sabemos, si Disney deja de ser lo que fue a nadie le gusta.

"Cenicienta" es, en gran parte, la recuperación de la magia que elevó a Disney a los altares. En mi opinión, sería absurdo añadir un apartado de spoiler a esta crítica, ya que todo el mundo conoce más que de sobra el clásico cuento de la Cenicienta, sobre todo la versión que Disney nos ofreció allá por 1950. El remake de aquel clásico recupera la magia y colorido que le caracterizaba y le dio fama en su época. "Cenicienta" es un amplio abanico de trajes, joyas y cristales de mil colores pensado para encandilar a los más pequeños y a aquellos adultos a los que les mueve la nostalgia y el deseo de disfrutar de un cuento clásico tal y como es, sin demasiados cambios ni añadidos. La magia y el colorido lo impregnan todo en la cinta de Branagh, y me parece más que aceptable.

Maravilloso el trabajo de vestuario y maquillaje. El cásting también me ha gustado mucho, especialmente Richard Madden como el Príncipe y Cate Blanchett como Lady Tremaine. No obstante, me han parecido muy flojos los diálogos; al tratarse de la recreación de un cuento clásico, se le ha dedicado muy poco trabajo al libreto, ofreciéndonos unos diálogos muy simplones y cuyo contenido será poco memorable. Además, los personajes adolecen del clásico maniqueísmo de los cuentos, siendo los buenos muy buenos y los malos malísimos. Pero, a quien le guste, esto no le importará demasiado.

Y eso es, a grandes rasgos, "Cenicienta". Me ha parecido una película predecible y un tanto repetitiva, pero no carente de hermosura y grandes dosis de encanto. Y es que a todo el mundo le gusta disfrutar de un cuento clásico tal y como es, sin añadidos o cambios que lo desvirtúen. Y en esas cosas, Disney es toda una experta.

Este intento de veracidad y sensatez ni es próspero, ni dichoso, ni supera la infinitud de una estimable fantasía.
Es como ver a Kent ligando con la Nancy -cortejando, ¡por favor!, que hay que ser finos-, en la corte de un baile fastuoso pero inapetente por presuntuoso, exagerado y poco convincente en su seducción pues su explotación es tan cursi que pierde todo posible contento que urga asomar su nacimiento.
Si el relato previo de dibujos, que no viene a petición, ya sobra, no digamos la esperada narración posterior del cuento donde Keneth Branagh, en un intento de maestra coherencia -que podía haberse ahorrado-, en una autenticidad que asesina la magia, en una originalidad vacua, se retrotrae a la infancia feliz de, por entonces, Ella, para detallar exiguamente, con todo el infructuoso regodeo, todo el proceso, paso a paso a cual más estéril, por el cual la bella y amada hija se convierte en Cenicienta, la sirvienta; opta por un camino lento, pausado y concienzudo para conocer mejor a los personajes, hacerlos más accesibles y cercanos, sensibles y humanos con tan poca gracia, encanto y ensoñación que, ¡más vale que le hubiera dado cuerda y hubiera cogido el metro! pues el interminable viaje agota, empalaga y fastidia, carente de emoción ni entusiasma, ni apasiona, ni encandila, ni deja recuerdo que no sea añoranza distante por versiones más apetecibles que este soporífero discurrir sin bienestar para el sentimiento, ni condimento para el espíritu, ni energía para el corazón, ni imaginación con la que poder figurar e idealizar.
Cate Blanchett ya puede presumir de ser la última actriz en incorporarse al gremio de brujas malvadas -la lista ya empieza a ser larga-, con un trabajo excelente que cae en saco roto, con tan poco provecho y beneficio que todo su esfuerzo se ve perdido por una joven que no fascina, un príncipe que no enamora, una carroza que brilla para nada, un palacio que cuenta con excesivas escaleras, diálogos sin seducción ni afecto y, en general, un reino que ni siendo generosa ni teniendo valor, aprueba.
"Dije que tendría valor pero ya no creo en nada", yo tampoco ya que, todo tiene un límite y la paciencia los minutos contados cuando entras con la ilusión e inocencia de una niña y sale con el aburrimiento y cansancio de un adulto, ni para ir en familia/ni en pareja/ni con niños/ni sin ellos, el susodicho director irlandés ha tenido el maravilloso don de realizar la adaptación más desganada, desilusionada e infértil, hasta el momento, de tan bella fábula -Disney estará contenta aunque, a mí, todavía me dura la pataleta por tan ruinosa velada-, toda una habilidad que contrasta enormemente con sus increíbles trabajos anterior -en un tiempo lejano, ya por casi todos olvidados pero, excelente para los que conserven su memoria- donde revivir la esencia de su enamorado Shakespeare; aquí sólo da muestras de meticulosa pesadez, relajamiento indeseado, pasividad eterna y un alargar por alargar lo que podía haberse resuelto, en un plis plas, con la varita mágica de un hada madrina que, no sólo debía transformar la calabaza, los lagartos y el cisne sino la impericia del encargado de tan pobre proyecto que no luce ni deslumbra -aparte del magnífico color del vestido- por muchos focos extra que se añadan pues carece de glamour, carisma y emblema, y la cosa se pone peor si tu mente rebusca, como socorro de velada tan agotadora, hermanas mayores más hermosas, alentadores y dignas y, ¡me vale cualquiera!, ¡imagina el desespero!
"Se generosa, ten valor", querida, no se si podré ser tan amable y bondadosa de concederte tan altivo, costoso e inmerecido deseo pues, visto lo visto, ni soy tan generosa ni tengo tanto valor y, lo siento, pero no perdono tan incompetente, neutro y apático resultado.
Soñar..., imaginar, generalmente con placer, una cosa que es improbable que suceda, que difiere notablemente de la realidad existente o que sólo existe en la mente pero que, pese a ello, se persigue o anhela.
¡Déjanos soñar e imaginar, anhelar e inventar y no vuelvas la fantasía veraz y realista que fastidias todo su atractivo, valor y hechizo!
Buscaba embrujo/halle nulidad, acudí con esperanza/salí devastada, deseaba dulce canto de pájaros que permitiera volar a mi alma/tuve que conformarme con complacer a una vista -los oídos, extenuados de palabras remilgadas, ni caso- cuya deliciosa fotografía y colorido vestuario tampoco compensa el robo imperdonable de un hermoso cuento infantil vuelto pesadilla de ornamentación de oro pero contenido de paja.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es