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En la cuerda floja

Intriga. Thriller Wes Block (Clint Eastwood) es un policía de Nueva Orleáns al que asignan el caso de un violador y asesino en serie de mujeres que actúa en el famoso y conflictivo Barrio Francés. La investigación se transforma en un reto psicológico para Wes, cuando descubre que su personalidad y comportamiento tienen muchos puntos en común con el asesino. Temores enterrados en el pasado afloran ahora a la mente del detective y se agudizan cuando ... [+]
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
2 de enero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clint Eastwood mantiene alto el interés por esta intriga psicológica y provocativa en todo momento, siendo una lástima que el guión no esté del todo a la altura de sus posibilidades. Lo peor de la trama, sin dudas, es su especialmente abrupta conclusión y giro hacia los convencionalismos de la persecución final y pelea ochentera previsible. Un desenlace más prolongado o tan intenso como lo anteriormente explorado por la película y el personaje la hubiesen elevado a una mayor categoría. “En la cuerda floja” nos regala a uno de los mejores Eastwood, pero nos da una recta final decepcionante y que hunde la premisa inicial del filme.
El Exigente
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12 de noviembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al Clint Eastwood productor y director le interesaba dar más margen de maniobra a sus caracterizaciones de duro agente de policía que tan le habían encasillado por su fuerte ironía, agrio sentido del humor y una visión poco ortodoxa de la aplicar la ley en las calles atestadas de heroinómanos, camellos, traficantes, chulos, prostitutas y mafiosos que van desde lo más bajo a lo más alto del nivel a escala social. Harry Callaghan le ofreció todo eso y más a un Clint que pedía a gritos renovarse o morir. Pero había que madurar desde un punto de vista más psicológico y el reservado personaje que interpretó el bueno de Clint de otro policía, Wes Block, supone la viva imagen de la debilidad frente a una cadena de asesinatos que debe afrontar con una mezcla de miedo, rabia e impotencia.

La trama se desarrolla en el barrio francés de Nueva Orleans donde un asesino deja a su rastro varios cuerpos de prostitutas y que llevan a la policía a llevar una minuciosa investigación para detenerlo. Y a Wes Block (Clint Eastwood) hombre que conoce muy bien esos antros y lugares de mala vida en la que se entretiene de noche (de día es un padre que intenta mantener el calor familiar junto a sus hijas a espaldas de un tenso proceso de divorcio cuando no está atareado en sus deberes como agente de la Ley) le ha tocado el caso. Como un juego del gato y el ratón, asesino y policía formaran parte de esas salvajes noche donde todo es posible.

Bajo la dirección de Richard Tuggle, a quien Eastwood había confiado mediante su supervisión de productor de Malpaso y quién se reservo algunas secuencias para rodarse, el film recurre inteligentemente al slasher de genero pero sin llegar a generar atmosferas propias de aquel tipo cine de terror que tan en boga estaba en esos años. Clint Eastwood disfraza un buen policíaco aunque rodado con poco nervio y más próximo a thrillers como “Deuda de de Sangre” (Blood Work, 2002), y ya con la firma de un maestro.
Natxo Borràs
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23 de abril de 2010
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es imposible no comparar "en la cuerda floja" con la saga de Harry Callahan, para desgracia de Wes las comparaciones son odiosas y las coincidencias son demasiadas, de hecho el argumento y narrativa de la película podría perfectamente encajar en la saga de Harry. Este film aparece tras "Impacto súbito" y antes de "La lista negra", creo que fue un error del director, que intenta crear una película diferente a la saga de Harry, sólo hay que ver el trailler para comprender que se trata de una película donde el personaje tiene "otro modo de hacer las cosas", que al final resulta ser lo mas importante de la película.

Wes Block tiene algo que defender, con una vida atormentada en el fondo, pero tiene dos hijas (una de ellas Alison Eastwood), cuatro perros y paciencia. Este Policía tiene algo por lo que luchar, algo que le encadena a una vida mas pacífica donde "hay otra forma de hacer las cosas", otra filosofia policial y otra visión de como se resuleven los casos. Harry en cambio no le ata nadie, salvo su confianza en el sistema, con nada que perder su filosofía de Magnum le convierte en la otra cara de la moneda que nunca pondrá su mejilla.

Con sólo dos balas a lo largo de la película, Wes cree que podrá defender las cosas que quiere en la vida sin importarle que el asesino entre y salga a su antojo y creyendo en la ciencia forense. Para Harry esta filosofía es inpensable, siendo la antítesis de Wes, aunque con el mismo sueño.

A diferencia de títulos como Harry el sucio, el asesino no desvela su identidad en la película y no interactúa con la narrativa, siempre escondido tras una máscara es un asesino cobarde sin vida narrativa, que no nos permite conocer sus motivaciones y actitud hasta apenas quince minutos antes del final. Resumidamente un personaje ni siquiera secundario, grave error de Richard Tuggle.

Resumiendo, me gustaría añadir que uno de los momentos mas intensos de la cinta se trata de cuando Wes debe decidir seguir siendo el fallido Wes o por el contrario arrojar la toalla y convertirse en Harry y solucionar el problema de una vez por todas.

Tras ver el film y por el año de lanzamiento, me hace pensar en la posibilidad de que el director podría dar al público un final alternativo y muy personal a la saga. Debido a que nunca olvideis que Harry sueña en convertirse en Wes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
llamas
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15 de octubre de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos hombres que usan el mismo tipo de calzado merodean por las oscuras calles de una New Orleans atestada de luces de neón y fuerte olor a sexo. Pero una gran diferencia les separa.
Uno es policía, el otro un psicópata asesino. Aunque opuestos, entre ellos nacerá una extraña conexión; los pasos de uno acecharán al otro, y el cerco se irá cerrando peligrosamente...

En 1.983, Clint Eastwood sorprendió a todos poniéndose al frente de "Impacto Súbito" tanto detrás como delante de la cámara, cuarta y penúltima aventura del famoso inspector de San Francisco tras siete años alejado del personaje. El resultado fue un éxito. El actor/director renovaba la saga devolviéndole a Callahan la dureza que había ido perdiendo a partir de "Harry, "el Fuerte" ", además de ser el último en el que aparecería su mujer Sondra Locke, de quien se separaría oficialmente en 1.989.
Demostrando una vez más que era capaz de arriesgarse con cualquier papel, aunque eso destruyera su imagen de cara a un público que lo tenía como un héroe del cine, Eastwood encarnaría a un inspector de policía en un tergiversador "thriller" escrito por Richard Tuggle, guionista de "Fuga de Alcatraz" y realizador de "Fuera de Límites", e inspirado en casos de asesinatos reales sucedidos en Bay Area. Aunque éste asumió el papel de director, Eastwood le reemplazó por su "incompetencia" (tal como ocurriera con Philip Kaufman en el rodaje de "El Fuera de la Ley"); para evitar problemas con la Director's Guild, el nombre de Tuggle se mantuvo en los créditos.

Ahora Eastwood encarna a Wes Block, un policía de New Orleans que ha fracasado en su matrimonio, que cura su soledad y una mala paternidad con el vicio y la depravación durante las calurosas noches en compañía de prostitutas. Por desgracia, los mismos lugares sirven de atracción para un peligroso y muy escurridizo asesino en serie; Block deberá atraparle antes de que mueran más mujeres, y para ello tendrá que emplear métodos alejados de la ley, introduciéndose en los sórdidos barrios de la ciudad, mezclándose entre los fantasmas humanos que por allí pululan. Pero el asesino anda más cerca de lo que se imagina.
Versión heterosexual del "thriller" de William Friedkin "A la Caza", al tiempo que disimulada variación del famoso relato de Poe "William Wilson", "El Perro Rabioso" de Kurosawa o "El Asesino está en Mí", que dirigía Burt Kennedy adaptando la novela de Jim Thompson. "En la Cuerda Floja" nos engaña desde el mismísimo principio, el cual abre con un espectacular plano aéreo de New Orleans haciendo que inevitablemente recordemos los comienzos de los films de Callahan, aunque su pariente más directo sería "Ruta Suicida" (esa música de "jazz" suave y provocativa, esa ciudad llena de peligros sobre la que nos abalanzamos). Todo indica que vamos a volver a disfrutar del clásico policíaco de Clint Eastwood. Nada más lejos de la realidad.

Hay un asesino y un inspector, y éste hará lo posible por cazarle, pero el actor se dedica a demoler, una vez más, la imagen del policía, del héroe del género, como cuando su Callahan arrojaba trece años antes su insignia al río, indigno de permanecer del lado del iluso sistema legal cuando se había inclinado del lado del "otro", del asesino. "En la Cuerda Floja" prosigue con esta mutación; Block se presenta ante nosotros con la más aparente normalidad: un maduro inspector con hijas, melancólico, atormentado, y que da salida a sus demonios interiores en la noche, entre tinieblas, cuerpos desnudos, morbo, sadomasoquismo, revelando así su "otra cara". Curiosamente, el asesino al que desea detener también recorre esos lugares, como su propia sombra, la imagen aterradora de un inhibido liberado.
Una sombra hecha realidad que empieza a tomar posesión de Block, a arrastrarle, a dominarle (la pesadilla en la que éste se ve como el criminal); la intriga, de esencia "hitchcockiana", opera en dos niveles: la normalidad y la monstruosidad, y a medida que la trama, desasosegante, avanza, se tornan cada vez más permeables hasta que el policía invade el territorio del asesino (su lugar de trabajo) y el asesino, a su vez, el del policía (su hogar, su familia). Cuando Block está en la fábrica va descubriendo sus demonios y "pecados" emerger a la superficie (el sonido de las máquinas, la espuma de la cerveza, las gotas cayendo lentamente sobre las botellas): sabe que el asesino ha estado en el mismo sitio que él, que le atrae lo mismo, que le excita lo mismo (el policía ha pasado, finalmente, al "otro lado").

Y es que en este "thriller" en el que se equilibra a la perfección el gusto por DePalma, Siegel y Hitchcock (la persecución por el cementerio lleva su sello), lo importante no es el caso ni los brutales asesinatos perpetrados, sino la unión entre el policía y su perseguido. Figura que apenas existe, figura indiferente, una máscara, simple artefacto o copia del inspector, poco a poco vuelto a su espejo y a la verdad de su sola violencia; no la de su pulsión sexual y sus desviaciones, sino la que ésta oculta, su pulsión de muerte, goce tabú y fantasma de una inversión de roles (Block intenta matar a Beryl en la pesadilla, el asesino lo intenta en la realidad).
Eastwood sorprende en uno de sus más complejos papeles; siniestro, duro y vulnerable, nunca le habíamos visto en un personaje así. A su sombra, unos decentes Dan Hedaya y Geneviève Bujold, bastante pazguata (Beryl se acaba volviendo una parodia de sí misma); fantástica la joven Alison Eastwood, hija del actor, en el papel de Amanda. En los aspectos técnicos sobresalen la magnética música de Niehaus y, cómo no, la fotografía del genio Surtees, quien es capaz de envolver al espectador en las tinieblas, consiguendo su mejor trabajo junto con el de "El Jinete Pálido".

Violento, macabro, sórdido y a ratos perturbador, un "thriller" en apariencia sencillo pero repleto de intensidades y misterios.
Pocas obras de Clint Eastwood resultan tan atrapantes. Fácilmente, una pequeña gran joya del suspense.
Chris Jiménez
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18 de marzo de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un policía de Nueva Orleans investiga una serie de crimenes que están teniendo lugar en esta ciudad sureña. Se trata de prostitutas que han sido violadas y asesinadas.
Es un hombre en la cuarentena, separado y con la custodia de sus dos hijas, una a punto de entrar en la adolescencia y la otra de unos seis años. Buen padre y buen profesional, pero al que el fracaso de su matrimonio pesa como una losa, lo que da lugar a una serie de comportamientos no muy (digamos) socialmente aceptables en su vida privada. La busqueda del asesino le hará enfrentarse a su lado más oscuro.

Lo mejor: sin lugar a dudas, la actuación de Eastwood. No es un papel facil. Debe (y lo hace) convencer al espectador de que está ante un hombre fuerte pero roto por dentro, integro pero consciente de la delgadísima línea entre el bien y el mal, con capacidad de amar pero agarrotado cuando ha de hacerlo.

Lo peor: lo cuento en el "spoiler":.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Syndera
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