The Boxer

Nominado al Oso de Oro en el Festival de Berlín. En los Golden Globes fue nominado en las categorías de Mejor Película Dramática, Mejor Director (Jim Sheridan) y Mejor Actor Principal (Daniel Day Lewis).

Danny Flynn (Daniel Day Lewis) sale de prisión tras haber cumplido una sentencia de 14 años a causa de su participación en actividades del IRA. Inaugura un gimnasio para entrenar a jóvenes sin ninguna clase de discriminación, sean protestantes o católicos, lo cual originará rechazo entre sus antiguos compañeros del IRA.

Muestra la guerra de la intolerancia en la sociedad irlandesa, debido a discrepancias sectarias y religiosas con tintes políticos de por medio. Danny, olvidando su pasado radical, usa al boxeo como instrumento para disminuir esa intolerancia. Además, quiere arreglar su vida sentimental con Maggie (Emily Watson), su antigua novia. Narración simple pero efectiva, sin exagerados mensajes políticos y con buenas actuaciones, nos da una lección de paz y superación, en una sociedad enferma de odios y guerras.

Después de las interesantes Mi pie izquierdo y En el nombre del padre, el tandem Sheridan/Day Lewis volvieron afortunadamente a reunirse y realizar juntos otra gran oda a los sentimientos profundos, de la realidad, cruda realidad de nuestro mundo. Sheridan es un director que lleva en la sangre su nacionalidad irlandesa y no oculta esa fascinación por plasmar en la pantalla la idiosincracia de un pueblo, el irlandés, y su dolor con respecto a lo que les rodea.

The boxer es un alegato en contra de la violencia, con una historia desgarradora, que en todo momento comunica dolor, pasión, dureza, impotencia y sobre todo que te atrapa de manera soberbia arrastrandote hasta lo más profundo de la razón humana.
Su director y guionista utilizan de fondo una historia de boxeo como metáfora o tapadera del desarrollo de la trama. Es The boxer una película de boxeo, mediante la cual se expresa la solidaridad, pacificación, entrega a la ayuda mútua; es una historia sobre terrorismo, en donde nos muestra los tópicos del Ira y su unión interna a modo de clan mafioso, sus creencias, tabues, ideales quedan plasmados a la perfección en esta película. Más que interesante es la mirada aturdida, confundida de los niños y sobre todo lo importante en lo respecto a las mujeres de los presos, con un código propio de conducta intachable mientras sus maridos cumplen condena.

Es The boxer, por último, una historia de amor, de lo más aplastante, intensa y real posibles a lo Romeo y Julieta , y es en la vertiente romántica donde sus dos intérpretes principales muestran como el dolor está presionando sus vidas, unidas y, o separadas por pertenecer a una clase en medio de un mundo partido por la crueldad, sinónimo de imposible.
The boxer no sería lo que es sin una pareja protagonista del empaque y fuerza de unos Daniel Day Lewis y Emily Watson soberbios, sus respectivas interpretaciones son exultantes y glorifican de manera superlativa los papeles a los que dan vida.
Como ya ocurrió con Robert de Niro en Toro Salvaje(esa obra maestra que rebosa genialidad en cada fotograma) Lewis, haciendo prueba de su profesionalidad tuvo que entregarse a un duro entrenamiento de su cuerpo para adoptar las cualidades físicas que son apreciadas en el film.

Tras la inolvidable y desgarradora "En el nombre del padre", Jim Sheridan vuelve, acompañado de su escudero Terry George, a hurgar en el conflicto del IRA y narra la historia de Danny Flynn, un ex-boxeador, que retorna a su afición tras 14 años en la cárcel. Es una narración ejemplar, de ritmo soberbio y composición en la puesta en escena, adoptando una posición difílcimente pero sí conseguidamente ecuánime, con unas interpretaciones maravillosas hasta alcanzar el hito de la obra maestra, otra más de este gran francotirador del cine.

Mientras que las necesarias implicaciones políticas de una película así espantan a unos, para otros (como yo) supone el mejor cebo. En esta ocasión el conflicto norirlandés es la puerta que hay que abrir necesariamente para descubrir un drama humano mucho más profundo. "The Boxer" no engaña a nadie, no recurre a medias tintas, es una película bien hecha sobre el conflicto histórico entre republicanos y partidarios de la corona británica en un trozo de la isla de Irlanda y se nos es mostrada una confrontación armada con toda su crudeza. Sin embargo, me temo que la fuerza de su contenido tiene que ver más con el drama humano de una persona que se ha tirado catorce años en la cárcel y que al salir su posición es más bien apolítica. Esa es para mí la grandeza de "The Boxer", constatar que alguien absolutamente estigmatizado por el contexto político sea capaz de desmarcarse de su teórica definición existencial y llegue a dar un paso más.

Ese silencio con el que malvivió entre barrotes, esa soledad, de repente lo hacen más humano. En "The Boxer" he visto una de las declaraciones de amor más bonitas y que a la vez podría haber caído en la peor de las cursiladas. Él se tira catorce años con la imagen de ella en su mente y sobrevive sólo gracias a ese sentimiento, se olvida del IRA, se olvida de la lucha armada y de repente se descubre ante todos. Podría ser ridículo y no lo es en absoluto, Sheridan nos lo explica de forma sencilla y precisa, de repente es posible conmover con una apuesta vital al margen de explosivos y de actividades terroristas. Habrá que darle las gracias a Daniel Day-Lewis (más que a ella), capaz de transmitir unas emociones comprimidas durante tantos años de cautiverio.

¿Hombre tranquilo o intranquilo? La empatía (o su ausencia) que produce Daniel Day-Lewis es clave para poder apreciar o no una película que me hace pensar que durante los grandes conflictos geopolíticos desconocemos esos dramas concretos que son mucho más interesantes. A Sheridan le da para hacer una gran película. Todos sabemos que Belfast ardía y no creo que en "The Boxer" se esquive el problema, si se ponen bombas y se pegan tiros en la nuca en la realidad, también en el cine.... ¿Y si el alma humana también arde por dentro? No creo yo entonces que sea tan fácil realizar una buena película, a través del drama individual de una persona. Pues bien, Sheridan lo consigue y no me queda otra que darme la enhorabuena por poderla haber disfrutado.

Jim Sheridan es un director que me provoca sensaciones contradictorias. Cuando sus películas tratan de Irlanda y de los irlandeses me conmueve hasta el tuétano pero en su etapa americana, cuando le sale la vena yanqui, me parece un majadero total.

También puede tener mucho que ver que en su filmografía irlandesa cuenta casi siempre con la inestimable colaboración de Daniel Day-Lewis, que es un pepino de actor y que contribuye con su sola presencia a elevar a los altares cualquier película. Vaya desde aquí mi más rendida admiración hacia ese pedazo de monstruo de la interpretación.

En "The Boxer" Sheridan vuelve a tocar el tema del IRA, como ya hiciera con "En el nombre del padre", en una historia que tiene mucho de compromiso personal pero también de reflexión sobre el odio, la opresión y el miedo. La paradoja es que el boxeo, un "deporte" que es pura violencia, aquí representa justo el contrapunto de esa violencia. Es la salida, la única vía de escape de los personajes, la salvación.

La película toca especialmente la fibra en tanto que vivimos en un país también azotado por el terrorismo, y en un momento igualmente delicado en el que hay quien apuesta claramente por la superación de las diferencias y por la paz y hay quien sigue empecinado en mantener el odio a toda costa. Es exactamente la situación que se narra en la película. Y cómo suena el lenguaje! El "conflicto", "las familias de los presos"... Casi podríamos ponerles nombres y apellidos vascos a los personajes.

Probablemente no soy nada objetiva en esta crítica porque mi apuesta personal es la misma que la del personaje del boxeador, y la misma de Sheridan. Me cuesta entender que haya gente que quiera continuar aferrada a la violencia y al rencor, con todo el daño que ya han hecho.

Y que no me digan que eso es porque no soy vasca y no entiendo el famoso "conflicto", porque hay muchos vascos que piensan como yo, que ya está bien y que quieren vivir tranquilos. Creo que la inmensa mayoría. Casi siempre son sólo unos pocos los que no nos dejan a los demás vivir en paz.

Ah, y por si hubiera suspicacias pienso lo mismo de las rencillas guerracivilistas y de la obsesión de algunos por remover la mierda. Si decidimos perdonar y echar borrón y cuenta nueva, eso vale para todos y para todo, no sólo para lo que nos interesa.

Ojalá el mensaje de esta película le llegara por ciencia infusa a todo el mundo. Anda que no cambiarían muchas cosas!