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Los hombres que caminan sobre la cola del tigre

Drama. Aventuras Japón medieval. Un samurai huye de su hermano. Tanto él como sus guardaespaldas tienen que disfrazarse de sacerdotes para atravesar un bosque y eludir a los guardias de la frontera. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
21 de junio de 2006
36 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un titulo precioso para la única película del director que adapta el teatro Kabuki. En concreto está basada en "Kanjincho", una de las más excelsas, que se trata a su vez de una adaptación que el escritor Namiki Gohei III realizó hacia el 1840 de otra famosa obra anónima de Noh titulada "Ataka". La historia no la resumo porque es exactamente la de la película.
(No sé si estos datos le importan a alguien, pero como me ha costado un huevo encontrarlos, los pongo.)

Pues eso, que como no te atraiga el Kabuki, la película poco interés va a tener para ti. Sí es cierto que la historia es curiosa, con sus matices, con sus situaciones de suspense, pero creo que Kurosawa estaba más preocupado por respetar el espíritu y las formas de ese teatro, sintiéndose incómodo al no poder demostrar algo más. Lo cierto es que la acción es lenta y la tensión, que el Kurosawa intimista siempre consiguió fijándose en el Noh, no es la misma que se respira en trabajos posteriores. Pero, bueno, siempre viene bien encontrarse con dificultades al principio, eso le hace madurar a uno.

Los poemas que describen la acción que se desarrolla en paralelo visualmente son muy bonitos. Los que más me gustaron son los que se cantan cuando la comitiva reanuda la marcha con el Señor Yoshitsune ya disfrazado de porteador y cuando ésta sale del puesto de control tras habérsele concedido el paso.
La música es buena. Supongo que será también adaptación de alguna compuesta para la obra, pero quizás me esté pasando de listo.

Otro momento que me gustó mucho fue cuando el Señor Yoshitsune, en un gesto bondadoso, intenta consolar a un abatido Benkei.

No sé si el director quedaría muy satisfecho con el trabajo del actor que hace de porteador cómico, pero a mí, como espectador occidental, no me gustó nada su sobreactuación.


No se la recomiendo ni a los fans de Kurosawa, pero sé que para los que lo sois tanto como yo, os será imposible resistiros. Por suerte dura poquito.
jastarloa
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3 de octubre de 2007
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Los hombres que caminan sobre la cola del tigre" está ambientada en el Japón medieval, y es la adaptación de una obra Kabuki, teatro japonés tradicional.

El film narra como un samurai fugitivo, el señor Yoshitsune, que huye de su hermano- y sus guardaespaldas intentan cruzar la frontera. El señor, los seis guardaespaldas y el porteador, quien hace el papel cómico, atraviesan los bosques disfrazados de monjes, para intentar despistar a la guardia fronteriza.

La película no llega ni a la hora de duración, por lo que no se puede compara con grandes obras de Kurosawa, aunque puede entenderse como predecesora de otras películas del maestro japonés. Este temprano film de Kurosawa guarda cierta relación con películas como "La fortaleza escondida". Tiene un argumento similar, personajes parecidos, y se busca un mismo objetivo, salvaguardar a la princesa, o al samurai.

"Los hombres que caminan sobre la cola del tigre" tiene momentos brillantes, y un acompañamiento musical excelente. Me quedo con un momento en concreto, cuando todos están apunto de cruzar el puesto fronterizo. Se masca. Se siente la grandeza de Kurosawa.

AKIRA KUROSAWA A MI GUSTO, AUNQUE NO CABEN TODAS


---------1944------------1950---------------1955---------------1960-------------- 1965----------19XX
NOTA

10-----------------------------------------------------------Trono de sangre---------Infierno del odio-
-------------------------------------------- Los 7 samurais
9-----------------------------Rashomon-------------------------------------Yojimbo, Sanjuro---Ran
------------------ Angel Ebrio Vivir----------------------------Los canallas duermen---Derzu
8---------------- Perro rabioso-Duelo----------------------Fortaleza Escondida--------Barbarroja
-----La más bella---------------------------------------Bajos Fondos--------------------------------
7----Los hombres que caminan-----------------------------------------------------------------------
Sersolo
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16 de marzo de 2012
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El núcleo de la película está en los diálogos que se establecen en la misma puerta de la barrera por donde tienen que pasar un grupo de súbditos fieles al señor que acompañan para salvarle de la persecución a la que está sometido. Todos van disfrazado de monjes, menos el señor que va disfrazado de porteador. El dialogo entonces se establece entre el que parece el dirigente del grupo de monjes y el magistrado encargado de custodiar la puerta para que no pase el señor feudal que va huyendo. Casi toda la película, por falta de medios, está rodada en interiores con decorados, pero Akira Kurosawa supera esta dificultad utilizando un magistral montaje de primeros planos y movimientos muy sutiles de cámara que hacen de ese mediometraje de algo menos de una hora, una obra muy interesante y digna de verla varias veces para conocer como se utiliza la imagen para contar una historia, aunque corta. Interesantes son también los hechos que ocurren al tiempo del rodaje y producción de la película. No solo faltaba película para el rodaje, sino que faltaban alimentos, y todos los componentes del equipo de rodaje, incluido el director, pasaron hambre de verdad. Los japoneses ya saben que han perdido la guerra y están esperando las órdenes de su emperador para un suicidio masivo al que se le llamó La Honorable Muerte de los Cien Millones. De hecho, los pilotos que regresaban del combate, sabiéndose vencidos se suicidaban estrellando sus aviones contra los acantilados. El 15 de Agosto de ese mismo año 1945 habló por primera y única vez el emperador del Japón para que sus súbditos desistieran del suicidio. Kurosawa escucho el discurso en plena producción de la película. Más tarde Akira Kurosawa supo que mientras estaba filmando la película, John Ford, entonces teniente de la marina y ya como vencedor en Japón, visitaba el set de filmación interesado por la forma genial de dirigir que tenía el japonés.
Pp Ferrer S
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25 de noviembre de 2007
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esto del intercambio cultural he de reconocer que el cine tiene un papel predominante, pues aunque el mundo es un pañuelo que se ha quedado pequeño con los adelantos tecnológicos (léase Internet y mejora de los medios de transporte), el lejano Oriente sigue estando, físicamente, demasiado lejano. Por ello, gracias a la Web y al cine podemos sentirnos espectadores de una representación como en este caso de teatro Kabuki. Y que quieren que les diga, la cosa tiene su interés, como visita turística pero desde el punto de vista cinéfilo deja mucho que desear.

Si entendemos el cine como medio para contar historias, aquí la historia es tan escasa y breve que no resulta extraño que la duración de este film ande muy por debajo de lo habitual. Y, siendo más generosos y considerando el cine como una globalidad que incluye, además de la historia, la fotografía, la música, los decorados ó la interpretación, la cosa mejora, sobre todo porque la banda sonora consigue lo que se propone, transportarnos a otra época y a otra cultura. Pero poco más. No es esta una buena película para acercarse por primera vez ni a Kurosawa ni a ese otro cine culturalmente distinto.

Akira Kurosawa es un director de los que quitarse el sombrero. Ahí quedan Los siete samurais, Ran, Rashomon, La sombra del guerrero, Derzu Uzala y otras obras maestras, pero Los hombres que caminan sobre la cola del tigre, en comparación con los títulos citados, es una frivolité, en japonés, pero frivolité al fin y a la postre.
FATHER CAPRIO
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17 de mayo de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según cuenta Kurosawa en sus memorias, el guión se realizó en tres días escasos, basándose en dos obras teatrales clásicas dentro de la literatura japonesa: la pieza escénica “Kanjincho”, perteneciente a la tradición teatral “Kabuki” – en la que los actores bailaban al son de una base instrumental –, y el drama “Ataka”, de origen “nô”. Esta rapidez en la adaptación del texto, más la promesa de hacer un film austero, convenció a los ejecutivos de la productora Toho. De hecho, Kurosawa únicamente necesitó un plató interior, ya que los exteriores fueron rodados en el bosque que estaba situado en la parte trasera de los estudios. En ella se aprecia ya el talento incipiente del maestro.

“Los hombres que caminan sobre la cola del tigre” se podría traducir como “Los hombres que caminan en la cuerda floja” y está ambientada en 1185, la historia narra la huida de Yoshitsune tras su victoria ante el clan Heike. El “shogun” Yoritomo, hermano de Yoshitsune, desconfía de su lealtad e intenta matarlo. Yoshitsune, avisado de las intenciones de su hermano, huye acompañado por seis leales soldados, en su camino encontrarán a un simpático personaje, una especie de bufón que sirve como referencia del pueblo llano, típico contrapeso en este tipo de relato. Disfrazados de monjes, intentarán cruzar la frontera sin ser descubiertos.

A pesar de los escasos 60 minutos de duración, el resultado de la película, en mi opinión, es más que estimable. Ante las consabidas filiaciones estéticas que se han atribuido – como una obra maestra de teatro filmado –, lo cierto es que más allá de los coros iniciales y la teatralidad que impone Enoken, el personaje cómico, en algunas secuencias, con especial atención al momento en que el personaje se da cuenta de la verdadera identidad de los individuos a los que acompaña, o cuando Yoshitsune lee un ficticio permiso para cruzar la frontera, el film se aleja de la estática puesta en escena del teatro filmado para encontrar en su metraje un primer indicio de los posteriores “chambaras” de Kurosawa, pues encaja bien como antecedentes de obras como “La fortaleza escondida” o “Rashomon”.

Técnicamente el film está resuelto con gran solvencia. Kurosawa aprovecha cada centímetro de los escasos exteriores para jugar con el encuadre, “travellings” y las cortinillas que marcarán la temporalidad en la historia. Pero más allá del buen trabajo técnico y del buen trabajo de los actores – con ese equilibrio entre la grandilocuencia gestual de Enoken y la marcialidad del resto del reparto –, la película disfruta de una facilidad para recrear ese juego de apariencias donde el que miente podría haber sido descubierto sin que el espectador tuviese nociones de ello, lo cual genera una sensación ciertamente intrigante. Y se consigue en buena parte por la labor de Susumo Fujita en el papel de Togashi, que mientras interroga – casi como un juego picaresco – el supuesto grupo de monjes, sabe ocultar muy sutilmente al público si realmente ha sido o no víctima del engaño.
Antonio Morales
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