La pelirroja de Wyoming

Sólo por ver a la gran Maureen O'Hara, sus maravillosas miradas, su poder de seducción, su saber hacer, ese magnetismo que irradia siempre, ya vale la pena ver esta película. El argumento es interesante y los actores cumplen adecuadamente. Crítica al "politiquillo" de turno que ambiciona el poder y no repara en engañar y robar para conseguirlo, pero que se enfrenta a un shérif valiente y honesto. El final es previsible y nos deja un buen sabor de boca. Para amantes del western sin demasiadas expectativas. Recomendable.

Aburrido western de enfrentamientos entre criadores de ganado, dirigido con indolencia por el gris Lee Sholem, más volcado en la televisión y en películas de serie B tirando a C. Maureen O'Hara, fallecida hace pocos días, es lo único destacable de la película, bueno, ella y sus vestidos, porque hay que verlos para creerlos: parecen el sueño húmedo de un fabricante de lencería. Da la impresión de que sus rotundos senos van a salir disparados de un momento a otro hacia la cara de su antagonista. Diálogos morosos, co-protagonista estólido (Alex Nicol: acabó en España haciendo paella y spaghetti westerns), fotografía y banda sonora indiferentes. Sólo para fans de la apasionada pelirroja.

Habla como viste, pero no siente lo que dice. Vale más que cualquier hombre.
Pocholada tan terriblemente previsible como honesta y digna, no se anda con pamplinas ni cortapisas o monsergas, solo cuenta.
Millones de dimes y diretes y de palabras en diálogos y acciones apretujadas guían una película que es toda vitalidad y desparpajo, optimismo, ganas de vivir (y morir si se tercia, la ocasión la pintan calva) y luchar (a brazo partido por aquello que es tuyo o debería serlo en un cercano futuro, un chute o patada en el culo, levántate y anda, ponte en marcha).
Ella es espectacular, actriz inteligente, fuerte, atrevida, irónica, apasionada, sabia como pocas, todo gracia y grandeza, y el resto acompaña, guapos o recios, sosos o necios.
Sabes lo que va a pasar desde el segundo primero y en cada minuto hasta el último suspiro, pero te dejas llevar con la sonrisa en la boca por su inocencia, honradez y fiereza, el tedio es una tentación frívola que aquí no toca, al grano.
No vale nada, pero es mucho mejor que tantas otras con más ínfulas.
Corderos por leones, ganaderos, colonos, mujeres, hombres, bandidos, sheriffs, Érase una vez en América, América haciéndose golpe a golpe, verso a verso mucho menos (no) me temo, de barbarie y negocio (todo lo es, dice ella, y la razón no le quitamos) llena, amor y odio, indiferencia poca, en uno todo.
Ricardo III y Maquivaelo y Yojimbo, hecho polvo, la fierecilla domada y el otro, de piedra convidado, héroe solitario, sin nombre, de profundas raíces jinete pálido, tres estrés, más el cuarto en discordia y toda la claque y su mucha muerte.

Maureen ....pero solo ella merece la pena.

Lee Sholem no necesita decirle nada a la O´Hara para que ella encandile solita a la cámara, pero en su función de director -mejor en los planos abiertos que en la dirección de actores- hay que reconocerle cierto nivel de eficacia. Aprovecha un guión sencillo (manido) que lleva de la mano de comienzo a fin sin altibajos. Cuenta con diálogos eficaces que complementan lo escenografiado para no perder el hilo ni el ritmo.

De la pareja de actores mejor no decir mucho. Nicol apenas deja traslucir sentimiento alguno: se pone a que le hagan la foto y vale. Y Bishop no destacó nunca en papel alguno, si bien es cierto que murió prematuramente de cáncer Pero ¡no hace falta! esta Maureen para todo.

Fotografiada en bonito technicolor, con una música agradable que subraya acertadamente cada momento: tierno, de acción, de suspense ...mete en sus 77' toda la historia que quiere contar, sin fisuras.

Hay una alternancia correcta entre exteriores (bonitas praderas verdes) y dignos decorados de la población (SweetWater). A destacar la estampida del ganado y su dominio por los vaqueros.

Se ve con gusto sin esperar nada mas que lo que es: un western típico.

Ni los refranes ni la literatura en general han sido nunca amables con los pelirrojos. Se dice que "Rubicundo era Judas el traidor", ni gato ni perro de aquella color". Y sin embargo en el cine hay que hacer una excepción: Mauren O'Hara. Una maravillosa excepción: "La reina del technicolor".
El planteamiento de esta "Pelirroja de Wyoming" lo calcará once años después Leone en "Por un puñado de dólares". Recuerdan a Silvanito (Calvo) cuando dice aquello de: "A ver si lo he entendido bien. A un lado los Rojo, al otro los Baxter, y tú en medio aprovechando la situación".
Y eso mismo es lo que tenemos en esta cinta. A un lado el ganadero poderoso, Reece Duncan (Scourby), que impone la "Ley de la res" a los ladrones de ganado a falta de otra autoridad. Al otro los colonos que quieren establecerse en el territorio capturando las reses sin marcar que carecen de dueño. Y en medio ... en medio un sinvergüenza, Jim Averell (Bishop), que busca enemistar a unos y otros sacando tajada para aspirar al cargo de gobernador.
Claro que cuenta con un as en la manga: la bellísima Kate Maxwell (O'Hara). Una encargada de saloon acostumbrada a moverse en esos ambientes, "Yo nado todos los días en aguas turbulentas. Es bueno para la piel".
Para terminar de complicar las cosas, aparece el sheriff Stan Blaine (Nicol), en un papel poco relevante como le advierte la protagonista: "Un hombre debe saber adonde va".
La historia no es nueva pero promete, sin embargo se desarrolla a través de un guion embarullado. Tampoco la dirección es mucho mejor. Menos mal que ambos dejan hacer a Bishop y a O'Hara que levantan la cinta.
Sobre todo Mauren. La verdadera protagonista, como se advierte ya en el título. Y es que "Ya es hora de que las mujeres empiecen a tomar decisiones". Tomar decisiones y tomar la iniciativa es lo que hará Kate para encauzar la situación erigiéndose en el centro de la obra con sus vestidos espectaculares, colocada en lugares elevados sobre el resto y llevando siempre la iniciativa. En fin, "El punto de vista de una mujer apuntando con un arma". Para que luego hablen de la "mujer florero" en el western. Verdaderamente, "Kate vale más que cualquier hombre".
El resto queda muy por debajo de la diva. Escenas de cantina y de diligencia, tiroteos poco elaborados y peleas bastante patéticas.
Pero está la pelirroja para salvar la obra. Por cierto que termina en una bella escena saliendo del establo en un bello contraluz con la puerta abierta de par en par.
Película interesante que recomendamos a los fans de O'Hara, por supuesto, pero también a quienes gustan de comparar y de ver similitudes e influencias dentro del western. No está mal.