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Un rubio

Drama. Romance Gabriel acaba de mudarse con Juan. Tímido y reservado, Gabo se resiste a seguir las manos errantes y las miradas poderosas de Juan. Con una pasarela de bellezas saliendo de la habitación de Juan, su machismo parece estar firmemente en su lugar. Sin embargo, la atracción entre los dos hombres es innegable. Lo que comienza como una relación sexual basada en la conveniencia de la ubicación, pronto se convierte en la fascinante evolución de ... [+]
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
11 de mayo de 2020
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Marco Berger es quien mejor aborda la temática gay. Desde que lo descubrí hace ya siete años, todos sus proyectos me sorprenden, pues aunque resulten una variante del mismo tema, no existe correlación en sus trabajos con los de otros directores que también lo abordan.

Las películas que se enfrentan a la homosexualidad, por lo general derivan hacia un tipo cine que no tiene mucho que ver con la realidad del tercer género. Suelen transitar por los vórtices, donde los rolles de sus protagonistas se acercan al comportamiento heterosexual, o bien acometen personajes extremos, locas y superficiales, que poco tienen que ver con el entorno que nos rodea.

Un Rubio, es una película madura, donde Berger abastece de miradas y gestos ese cine tan íntimo y a la vez intimista de quien sabe que la realidad es otra, muy diferente de la que habitualmente se entrega al colectivo.

Un nueve, por el riesgo, la sensibilidad y el retorcido placer que nos provoca.
LEUGIM
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8 de diciembre de 2019
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie que haya visto por lo menos la mitad de la filmografía de Berger, puede negar que ésta es una película bisagra en su carrera, por más cliché que suene el término.
Es su película más dialogada, donde más conocemos de los personajes, no solo se aproxima a ellos, sino que nos los muestra tal cual son. Quiere dejarle claro al espectador la personalidad y el entorno de cada uno, igual su relación, no se quedan en el comienzo, a diferencia de su trilogía Plan B, Hawaii, Taekwondo, acá no es que uno de los personajes cree que el otro es gay tratando de dilucidarlo y comenzando un juego de seducción e histeriqueo larguísimo hasta confirmar ambos sus fantasías, en esta avanzan.
La historia de amor entre Juan, un muchacho simpático, carismático, seductor, hedonista, bisexual, aunque también machista e infiel, y Gabo, introspectivo, tímido, cerrado, es sencilla e intensa, por momentos sus parlamentos suenan un poco forzados, como declamatorios, cuando Gabo le cuenta parte de su pasado, también cuando el director quiere alegar por qué Juan es así, recurre a una escena media caricaturesca, que no va acorde al tono de la película.
También es interesante que los personajes esta vez ya estén en los 30 y no en los 20, que Gabo tenga una hija, unos padres, que estén mejor desarrollados, incluso la novia de Juan, que si bien puede parecerse a la antagonista de Plan B, tiene un mejor arco narrativo que la de esa película.
Lo demás es puro Berger, a él le interesa solo un tipo de homosexualidad, que es el hetero-normalizado, es muy curioso y contradictorio su discurso en ese sentido, por un lado intenta justificarse y decir que los personajes son así por culpa de la sociedad machista y discriminadora, pero por otro es claro que le atrae ese tipo de hombres y su entorno, mientras más masculino y viril sea, mejor, incluso hace que ambos personajes trabajen en una tornería, un trabajo que es como unos de los estereotipos del macho.
Creo, bah es solo una hipótesis, que tiene que ver con los años y el entorno en los que él se crio, pasó su infancia durante los 80, su adolescencia y juventud en los 90, y sus personajes pertenecen más a esa época que a la actualidad, sus comportamientos se condicen en como era la clase media suburbana de los 90, que la de ahora. En el fondo siente una involuntaria nostalgia por esa época en la que la homosexualidad, para la clase media, era algo tolerado, pero no aceptado, pero para el entorno que retrata él en su cine, en la mayoría de los casos no es ningún tabú ser gay o tener un familiar o amigo que lo sea.
Es interesante que sea una película que le dé argumentos tanto a los fans de Berger como a sus detractores, aunque para mí que me encontraba mucho más cerca de los segundos, es su mejor película, ojo, lejos de ser buena, pero sí más intensa, profunda, completa y lograda que el resto.
Manuel
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14 de noviembre de 2019
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esas son las dos palabras que me brotan si tengo que hablar de “Un rubio” (Marco Berger, 2019). Seguramente, ustedes recordarán la historia de dos cowboys errantes que se encuentran en una recóndita montaña donde dejan aflorar sus ocultas pasiones, lejos de las miradas reprobadoras y odiosas del resto. Ennis y Jack luchan, a su manera, por mantener a salvo la llama de su infinita pasión a pesar de la homofobia imperante. La dolorosa historia de amor de “Brokeback Mountain” es retomada por Berger en una versión libre, que resulta ser un hermoso (y mal llamado) remake contemporáneo y urbano. Juan evoca al inolvidable Ennis del Mar, destinado a luchar (y a perder) contra su homofobia interiorizada, mientras Gabo resucita al entrañable Jack Twist, que sabe lo que desea pero no consigue alcanzarlo. Ante la adversidad, hay amantes que apuestan por luchar y amantes que se rinden. Y Berger demuestra una inteligencia y sutileza abrumadoras al adoptar esta historia perenne, convirtiéndola en algo completamente diferente. Logra concentrar el mundo entero en un piso con terraza. Su ritmo es lento, sí. Pero hay procesos afectivos que son irremediablemente lentos, y no por ello pierden intensidad. La riqueza de recursos cinematográficos de “Un rubio” suplen con crecen sus carencias materiales. Porque no hay nada más clandestino que los besos que se borran, ni plano más hermoso que la lágrima que recorre el rostro de Gabo en un ensordecedor silencio. O el tren, esa hermosa metáfora que conecta a ambos personajes, del mismo modo que la montaña es el espacio simbólico donde Jack y Ennis mantienen a salvo sus recuerdos.
Todo en ella es conmovedor y doloroso. La pequeña Ornella resulta la única y esperanzadora grieta en el inquebrantable muro de la opresión. Con una simple frase, emerge la esperanza de un futuro mejor (aunque sea para otros).
No he dado cuenta de mi indignación todavía. Esta se debe a la irritante constatación de que esta joya del cine LGTB no vaya a ser exhibida en las salas comerciales españolas. Sin duda, un fenómeno inexplicable y lamentable, teniendo en cuenta que su director acaba de recibir el Premio de Honor en el LesGaiCineMad hace pocos días y que le avala una filmografía muy reseñable. Sé que existen otros canales para hacerse con ella (DVD a la venta) y espero que los espectadores ávidos de historias honestas y sobrecogedoras sepan aprovecharlos. Pero duele. Y créanme, me encantaría poder decirles: no dejen de ir a verla.

Fernando Garín Jansa (IG: fernandogarin_)
Fernando Garín
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20 de julio de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “Un Rubio” (2019) de Marco Berger con Gastón Re, Alfonso Barón, Justo Calabria, Antonia De Michelis, Melissa Falter, Malena Irusta, Ailin Salas, Charly Velasco, entre otros.
Película erótica argentina de temática gay, que sigue a 2 compañeros de trabajo que se enamoran en un contexto adverso mientras tratan de esconder su homosexualidad… por lo que comienza como una relación sexual basada en la conveniencia, pronto se convierte en la fascinante evolución a una desgarradora relación.
El filme en realidad trata sobre el mundo masculino de los sentimientos, las emociones y la sexualidad en un solo escenario, claustrofóbico, lleno de prejuicios que entran en la escena como personajes y que impactan a estos 2 hombres:
El moreno, que es un bisexual que pasa a ser homosexual reprimido, y un rubio, el del título, que es el personaje central de la trama, en su búsqueda de aceptación como homosexual ya asumido.
Así el deseo y su insistente postergación es la fuerza que alimenta muchas historias de este gran director de actores, director que maneja muy bien el suspenso y la tensión, que sabe muy bien sobre las relaciones masculinas que es Marco Berger, y nos propone una sensible y respetuosa aproximación a los sentimientos de esos hombres, sin olvidar su marca registrada, los recovecos del homoerotismo.
El ámbito en el que se desarrolla la acción, es barrial, proletario, homofóbico, represor y hostil, por lo que el realizador monta una ambigüedad y un suspenso que no tiene igual en el cine desde hace mucho tiempo, donde la observación pensativa del rostro que mira, presupone lo que se impide decir a gritos.
Por ello es una película de pura contemplación, muy al estilo de Berger, donde el culto al cuerpo y la mirada son agentes fundamentales que buscan no solo la aceptación propia sino cortar la represión del deseo.
Y es que “Un Rubio” es una película compleja, llena de secretos que cuando se descubren ya no pueden volver a guardarse… y se toma el tiempo para explorar el contexto en el que todo deseo se abre paso, los obstáculos que sortea, las prohibiciones que lo aniquilan… no es casual que el rubio protagonista busque su lugar en el mundo; y de esa manera, en las acciones y en los diálogos se descargan los estereotipos y los miedos que surgen por el arquetipo de la homosexualidad.
Hay varios momentos absurdos, que no desmeritan la trama sino que llaman a la reflexión, pues este filme no es sobre gays, sino sobre relaciones sentimentales universales que les pueden pasar a cualquiera, y llama la atención la condena al lesbianismo, algo tan comercializado en el cine para darse por aceptado, que a homosexualidad masculina, que es totalmente aberrante en Latinoamérica, según el pensamiento retrógrada; y la universalidad viene de un momento humillante clave:
En presencia de 3 personajes masculinos, el coprotagonista solo pregunta a 2 si tienen condón, eludiendo al protagonista por su pasividad sexual.
¡Ese fue un momento brutal, muy duro y que todavía duele ser recordado!
Y es que aquí hay muchas máscaras, como pasa en las sociedades latinoamericanas entorno a la sexualidad donde hay mucho aprisionamiento; por ello, el contraste viene con el rubio, la diferencia de tonos de cabellos no es casual, en la búsqueda de la liberación y la reafirmación de la identidad.
Por eso dudo que el filme hable de amor en ambas partes, pues considero que habla de sexo en uno, que es demasiado activo y que ya tiene trapicheos homosexuales; y el sentimiento/amor del rubio, que ya experimentó el sexo gay, pero le interesa más las emociones, de ahí que el otro sea muy “valeverguista” en los sentimientos de los demás, por ello lo convierte en un personaje detestable, que aprenderá muy tarde la lección.
Una curiosidad viene de la carpintería, que es el oficio de los protagonistas, es una gran metáfora dentro de la historia:
Ambos taladran y los cortan en pedazos de madera… pero no veremos nunca el producto terminado, no hay indicios de lo que están construyendo y no tiene sentido que su trabajo tenga sentido; no es casual que al final, el rubio cambie de trabajo, ahora dedicado a cuidar plantas, a su hija de mente abierta como símbolo de mejores tiempos.

SIGO EN LA ZONA DE SPOILERS POR FALTA DE ESPACIO
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alvaro Zamora Cubillo
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10 de noviembre de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Entre colegas

Marco Berger vuelve a ahondar en la fragilidad de la masculinidad impuesta por la herencia de una cultura dominada por el sistema heteropatriarcal con Un rubio. El realizador argentino dibuja un retrato sobre el deseo sexual y la pasión desde un ángulo alejado de las etiquetas, pero sin crear un universo feliz en el que no existe la repercusión social sobre la homosexualidad. Hace un análisis interno sobre la externalización de los sentimientos entre personas y la curiosidad por descubrir nuevas experiencias. Además, el contexto en el que se produce la historia, da un reflejo de cómo la sociedad actual todavía no ha avanzado, pese a la visibilización del colectivo LGBTQ+. En sus diálogos se narran los estereotipos y los miedos que surgen por el arquetipo de la homosexualidad en Argentina, en este caso.

El problema surge en que tarda en exceso en llegar a mostrar una profundidad sobre la interacción humana y sensitiva entre sus protagonistas. Hay un retrato abrupto y recortado en varias ocasiones, lo que no crea una línea narrativa regular. Se excede en querer introducir demasiados elementos cotidianos que se repiten en el tiempo sin un significado claro. No aportan al propio relato, lo que hace que el espectador pueda experimentar cierta sensación de frenado. No surge una conexión orgánica, por lo que termina pasándole factura en la exposición de los hechos introspectivos que hay alrededor de las relaciones interpersonales de sus personajes. El arco narrativo mejora en el último tercio del film, pero dada su duración, podría hacer que el público no empatice tanto. Falta mayor verosimilitud en la resolución de la tensión sexual que navega por la cinta.

*No eres tú, no soy yo

El peso actoral de Un rubio recae en Gastón Re y Alfonso Barón, quiénes interpretan a Gabriel y Juan. Los dos afloran una sensación de contrastes que aportan un dinamismo interpretativo muy interesante. En primer lugar, Re consigue que el espectador comprenda esa naturaleza tan cerrada de su personaje, dado que sin caer en la planitud escénica, sabe moderar la energía sin perder esa frescura y sensibilidad no verbal. Un trabajo expresivo complicado, que aunque en alguna parte no lo consolida totalmente, sí ofrece esa percepción de liberación paulatina. Sin embargo, hay cierto sector de la audiencia que no podría conectar al no tener mayor presencia escénica. Le falta fuerza en algunas secuencias, quedando relegado a un segundo plano sin intención de ello. Tal vez, se vea limitado por la concepción de su personaje desde el guion y no haya podido lucirse más en su trabajo artístico.

Por otro lado, Barón sí ofrece un abanico de sensaciones con su actuación. A diferencia de su partenaire, consigue crear una atracción muy potente hacia los espectadores. Su retrato del seductor lo maneja a la perfección, pero dotándolo de una mayor profundidad. El recelo de sus sentimientos y de la emoción se pueden reflejar en sus miradas, en la manera de moverse, en resumen, en su lenguaje no verbal. Hay una naturaleza muy orgánica a su alrededor, lo que logra que el público pueda sentir verdad en su trabajo interpretativo. Ha sabido exprimir las vicisitudes que rodean el camino que recorre su Juan. Por último, el resto de actores no brilla y en algunas ocasiones, dificultan el resultado de la cinta, como, por ejemplo, Charly Velasco. No da credibilidad y rompe la atmósfera que discurre entre los demás personajes. Mejorable.

*Cine de barrio

El guion posee cierta profundidad, pese a los errores que hay en él, pero uno de los atributos que podrían haberse planteado de una forma más satisfactoria es la realización técnica de Un rubio. Juega entre dos vertientes muy distintas que no terminan de combinar. Por un lado, tiene una intención de mostrar una imagen más cercana a la vida urbana, al barrio, pero lo hace con un descuido visual significativo. Después, el otro camino navega por un ambiente más sensitivo y menos crudo. El problema es que no hay una unión estética que eleve la identidad del film, por lo que transmite cierto aire de irregularidad. Tiene secuencias muy cuidadas y con una belleza destacable, pero no es lo habitual. Al no haberse decantado por un estilo u otro, acaba por no definirse.

La fotografía, por lo menos, hay escenas realmente sorprendentes y que quedan en la retina del espectador, pero no ocurre lo mismo con la dirección artística. Al haber querido fabricar una puesta en escena más callejera, no ha sabido elegir elementos plásticos que tengan un significante expresivo en la historia. Deja una sensación de desorden que no se atribuye a sus personajes, sino al propio planteamiento técnico. Por lo tanto, se percibe una falta de meticulosidad y más un trabajo de improvisación. Hay fallos de raccord en varias partes, que se hacen evidentes. Aun así, hay que aplaudir el tratamiento de la desnudez y el sexo en el film, realizado con gracia y una connotación personal y alejada del morbo. Por último, se percibe, en ocasiones, ese carácter independiente en este largometraje y tal vez, hubiera sacado más por esa línea más íntima.

*Conclusión

Un rubio es una película interesante que permite al espectador ver una historia sobre la fragilidad de sistemas ya desfasados. Una ruptura con la imagen impuesta de masculinidad, sin dejar apartada la profundización de los estigmas que todavía hay en sociedad. Sin embargo, es un guion irregular que no termina de conectar bien las distintas líneas narrativas. Alfonso Barón está impresionante, junto con un Gastón Re que realiza un trabajo de contención destacable. A nivel técnico se percibe cierta falta de meticulosidad y no sobresale por su calidad expresiva. Hay sensación de improvisación técnica y una repetición de espacios y secuencias que no dejan una fluidez orgánica. Un baile romántico sensual con potencial, que se pierde en sí misma y no luce tanto como podría.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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