La luz entre los océanos

...pero no soporto tanto melodrama, tanto sufrimiento autoinfligido, tanto sacrificio para terminar autoboicoteándose, tanto egoísmo disfrazado de amor, tanta moralina, tanto llanto y tan poca emoción, tanto enamoramiento facilón en dos horas y tres cartas...y podría seguir toda la noche...Michael Fassbender es mi actor actual favorito, y, como siempre, cumple, pero en este caso está desaprovechado, acotado por los límites de su personaje. Vikander, actriz sobrevalorada de moda, entrega una actuación penosa, irritante, y que no sabe transmitir en la pantalla la química que, se supone, debería sobrar, dado que es la pareja de Fassy en la vida real. Rachel Weisz nunca lo hace mal, pero no tiene demasiadas oportunidades para brillar. Curiosamente, la roba-escenas de la película, y la que ofrece la actuación más creíble, es la pequeñísima Florence Clery.
Llamadme insensible, pero no puedo con este tipo de melodrama.
La recomendaría?: Sólo para masoquistas.
La volvería a ver?: Jamás, ni por mi amado Fassy.

Seguramente lo primero que buscaron los productores fue un director con experiencia en el género Cianfrance fue el elegido, y echando un vistazo a su filmografía, el éxito parece asegurado con el director de “Cruce de caminos” o “Blue Valentine”, que ha gestionado tan bien esta trayectoria dramática.

Pero el material original ya tenía lo necesario para convertirse en el drama de la temporada. Una historia alejada de los núcleos urbanos, en la soledad y su olvido, con unos personajes que parecen ir a la deriva en sus vidas tal y como hace la barca que encuentran. Pero construir un intenso drama no solo basta con exponer una lacrimógena historia, sino que también debe tener un reparto que defienda el registro de sus papeles. Fassbender y Vikander ya han probado las mieles del éxito y con una pesada carga que la vida pone a sus espaldas, logran la atención del espectador.

Para ver “Una luz entre los océanos” hay que tener un poco de paciencia para que arranque y se meta en harina. Su ritmo no invita a muchas concesiones, pero para la narración es necesario ir poco a poco aunque a veces lleva a desconectar. No tiene un excesivo metraje, lo cual ayuda a verla sin más problema.
Todo lo necesario para la historia de un hombre atormentado por su pasado que le lleva a aislarse de todo como farero. También una mujer positiva a la que la vida asesta golpe tras golpe hasta derrumbarse. Ambos soportan bien los vaivenes de la vida mientras contemplan un inmenso paisaje que invita a la reflexión.

A final el drama se vuelve intenso, y los actos de cada uno conllevan una responsabilidad. Un melodrama que lleva al límite la confianza de los protagonistas para ponerlos a prueba, momento de demostrar sus verdaderos intereses en una vida llena de obstáculos. Una manera de encarar el posterior horro de la guerra, o la pérdida de la esperanza, todo encaminado a una lágrima que llegará con el edulcorado y bienintencionado final.

Un joven matrimonio vive en una isla remota de Australia encargándose del mantenimiento de un faro. Sus intentos por tener hijos son baldíos…hasta que una barca llega a la orilla con un hombre muerto y un bebé que no para de llorar.

El director de la muy mitómana Blue Valentine, Derek Cianfrance, nos trae otro film que te desgarra por dentro desde el minuto uno y ya no te suelta hasta el final, conviertiendo en jirones todo lo que encuentra a su alrededor. Es una película poderosa, brutal, con escenas tan duras que te dan miedo por el solo hecho de mirar. En los tiempos actuales las cosas que ocurren en la película no llegarían nunca a pasar, por todos los adelantos tecnológicos, como pudiera ser la existencia de un simple teléfono móvil, pero hace casi 100 años el ser humano se comportaba a base de sensaciones, de la prueba y el error, de su instinto. Era un ser rudimentario pero al mismo tiempo auténtico. Hoy en día somos poco menos que robots al servicio de las grandes marcas o de las grandes masas. Y sino que se lo pregunten a los ciclistas si prefieren correr con pinganillo o sin él. Se ha perdido en veracidad y en realismo. El trío protagonista Michael Fassbender, Alicia Vikander y Rachel Weisz, bordan sus papeles, que van pasando por diferentes estados y emociones, como la vida misma. Yo, desde la distancia, firmo todos y cada uno de los actos del hombre, para lo bueno y para lo malo. Su instinto es el mismo que le llevó a comportarse como un animal pero que a su vez luego le convirtió en un hombre justo y bueno. Y este tipo de personas hoy escasean en el mundo, para mi desgracia. En general, una muy buena película para ver con un paquete de pañuelos bien cerca, que pasó totalmente desapercibida para la crítica, taquilla y para los premios de medio mundo…ni falta que le hace.

Sacapuntas de oro: La imagen del padre desclavando una cruz es tremenda. Para sensibleros y amantes de las películas interiormente dolorosas. Para los que se levantan después de caerse…cien veces. Para los que no crean en príncipes azules ni en perdices. Los paisajes y la fotografía. El final esperanzador.

Sacapuntas de madera: Le pueden sobrar veinte minutos y se le puede acusar de lenta en algunos instantes. Al final siempre la acaba pagando el menos culpable. Algún personaje, en algún momento, suena a caricatura. Que al ser una coproducción de 3 países se pueda ver reflejado en el montaje final y que el director no tuviera el poder absoluto para decidir.

Nota: 8 Sacapuntas.

Australia 1918. Tom Sherbourne (Michael Fassbender) un ex veterano de guerra, vuelve a Australia después de haber sobrevivido a la muerte. Aquello le quedó marcado para siempre. A su llegada, le ofrecen trabajar como farero, en una isla aislada de la ciudad, rodeado por dos inmensos océanos.

Antes de marchar, conoce a Isabel Graysmark (Alicia Vikander), de quien se enamora pérdidamente y quien poco tiempo después se convertiría en su esposa. Ella también está marcada por la tragedia de la guerra, perdió a sus dos hermanos combatiendo.

Ambos comenzaran su propia historia aislados en aquella isla donde se encuentra el Faro.
El tiempo allí es alegre y feliz. Transcurre lento, sin prisas. El mar, los océanos, se convierten en un protagonista más de la película. Se siente la inmensidad.

El mayor deseo de Isabel es de ser madre pero no lo va a tener fácil para conseguirlo. Esto la hace pasar por ratos de desesperación, de agobio y de tristeza por no conseguir su sueño.

La historia cambia totalmente, cuando un día, llega a la orilla de la playa, un bote con un hombre y un bebé. El bebé, que era una niña, está sana y salva, pero su padre está muerto. Isabel ve en ese momento una señal de que esa personita había sido enviada para que ella la cuidara y la diera todo el cariño del mundo. ¿Era el destino o una broma de mal gusto? Tom le dice que no puede ser así; por su trabajo, está obligado a informar de aquel suceso, pero Isabel al final le convence y se quedan con la niña, a la que llaman Lucy.

A partir de ese momento, todo es felicidad e Isabel no puede estar más plena y feliz. Aunque Tom sigue pensando que aquello no era lo correcto y de alguna manera le pesa la culpa. Pero con tal de ver a esposa feliz es capaz de hacer ese esfuerzo. ¿Qué habrías hecho tú su lugar? Yo quizás hubiera tomado la misma decisión de Lucy...

Pero un día que vuelven a la cuidad, Tom descubre que la madre biológica de la niña está viva.... ¿Qué sucederá a partir de ese momento?

Fassbender y Vikander hacen dos interpretaciones muy buenas. Están geniales. Aunque al principio, no lo voy a negar, parecen un poco fríos. Pero cuando la historia toma matices más dramáticos se aprecia porqué son dos de los actores favoritos en la actualidad (para mí lo son y creo que para mucha gente también). También el hecho de que son pareja en la vida real, hace su parte, y la culpa de ello la tuvo esta película.

El paisaje te envuelve toda la película y es un punto a tener en cuenta. El mar, el océano, el faro y aquella playa.
La película es para disfrutarla sin prisas. Es lenta (o tranquila, como la llamaría yo) pero en ningún momento se hace pesada.

Es una historia de amor, sí, pero no es un "pastel".

La historia está basada en un libro de la escritora M.L. Stedmand y dirigida por Derek Cianfrance (Cruce de Caminos, Blue Valentine).

Un detalle curioso de la película fue, que su director, mandó a Michael y Alicia a vivir a la casa donde viven sus personajes, durante un mes entero, para que pudieran meterse mejor en sus papeles y de alguna manera sentir lo que sienten Tom e Isabel, al estar aislados en un entorno como aquel.

Recomendada 100%.

Mi valoración: 8 sobre 10.

retalesdeacetato.wordpress.com

Duelos interpretativos entre Michael Fassbender, Alicia Vikander y Rachel Weisz que pese a su papel en inferioridad de condiciones se las apaña para brillar como el Faro de Tom. La elección del reparto es sin dudas uno de los aciertos de esta película junto con la de los escenarios naturales, los cuales consiguen hacer creíble un melodrama como los de antes para una historia de amor desesperada como las que ya no se ven en el cine. El triunfo del amor a pesar de las ilusiones rotas, a pesar de las decisiones equivocadas y todo ello enmarcado en unos parajes de belleza desolada. Un universo salvaje y solitario lejos de las leyes de los hombres, sin el cual no se entenderían las decisiones que los personajes se ven obligados a enfrentar. ¿Puede el amor de una pareja sobrevivir a la rotura del amor materno-filial? tal vez y solo tal vez únicamente en ese otro mundo, en esa otra época donde los faros de esperanza siguen brillando en el mar de los sueños rotos.