Ángeles con caras sucias

Nos encontramos ante lo que me parece una película sencilla y muy buena, con una historia que engancha y puede llegar a emocionar, dejando un mensaje directo para el público.
Estos Ángeles con caras sucias, tienen encanto y carisma, tanto que te llevan hasta su misterioso desenlace de una forma sencilla y eficaz.
Dirige con solvencia, Michael Curtiz, lo que queda como una pequeña y gran obra maestra del cine clásico.
A mi me ha encantado y emocionado. Esto es cine del bueno. digno de ver y no olvidar.

Obra cumbre del cine negro de la Warner Bros. Sin llegar al nivel de las obras de Raoul Walsh está a un nivel muy aceptable y resulta modélica en muchísimos aspectos.
A día de hoy se mantiene y se vuelve a ver con agrado.
Dirigida por el prolífico Michael Curtiz contiene escenas que han sido copiadas y revisadas en numerosas películas del género.
James Cagney creó un personaje modélico, que fue perfeccionando en su filmografía hasta llegar a la cima del mundo (al rojo vivo). Se mueve con suma precisión entre el lado oscuro de la vida y resulta lo suficientemente carismático como para atraernos a toda clase de espectadores.
A pesar del código Hays y la imposición de algunos aspectos de la trama la fuerza de sus imágenes sobresale por encima de esa necesidad moralizante.

Para ser una película de cine negro, en la década de su apogeo, en 1938, a poco de comenzar la segunda guerra mundial, es bastante adelantada a su época. Las actuaciones son sencillamente memorables, desde la actuación de James Cagney, que se "roba" la película, hasta Humphrey Bogart, con su clásica actuación de hombre serio y escéptico. El protagonista cumple notablemente con su actuación, al punto que mucho de lo que haría después Al Pacino en los setenta y ochenta pareciera no más que prohijarse de las actuaciones de chico malo de Cagney (sus golpes, sus amenazas, los modos de moverse al golpear y la forma burlesca de tratar a sus adversarios y la ley). La música de Max Steiner es una constante agradable y acertada a lo largo de la obra. Las actuaciones de los púber son igualmente sobresalientes, frescas, espontáneas, llenas de vitalidad y naturalidad. La totalidad de las actuaciones, en resumidas cuentas, es simplemente perfecta.
¿Por qué no evalúo con nota máxima?, básicamente por su discurso cerrado, que presenta una salvación eminentemente institucional, como lo es la empresa religiosa (el sentido de "empresa en su doble acepción, como "objetivo, industria" y como "negocio privado"), de los males del mundo. El mal que en cierta medida expone el cine negro, la corrupción, los crímenes, los robos, etc., degeneran el mundo cotidiano, deviniéndolo perverso. Quizás el hecho de producirla en un lugar determinado, como Estados Unidos, y en una época en que el centro financiero y capitalista era New York, ciudad del mismo país, condiciona el discurso de la película, donde se muestra que el mal no es producto de las clases, no es del origen de la enajenación del hombre con el ambiente, con la naturaleza y con los demás, sino la vida delictiva. El discurso del film repite la falacia de la falsa causa de un fenómeno o hecho social. En este discurso, el papel del cura es fundamental, quien le menciona a Rocky que los niños podrían ser buenos como "hombres de negocios" (no profesionales, no técnicos, no amas de casa, no simples ciudadanos). El padre Jerry no hace más que representar la alianza, quizás en su propia ingenuidad, entre capitalismo (con sus irrisorios ascensos sociales, "desde abajo") e institución religiosa que castiga, con el pecado, los atentados a la propiedad privada, desde tiempos de Monarquía e iglesia apostólica Romana. Un buen discurso, amparado en un buen final, debió haber dejado el problema o sin solución o con solución sin la falacia de la falsa causa.

La información de la película no dice nada de la censura, pero seguramente esta película pasó por varias fases de guión. Al meter a un religioso y que el personaje principal tuviera esa historia que contar, hace que la censura no se metiera por en medio. Y es que el guión empezó en 1935 pero tuvo muchos problemas a llegar a buen puerto.

Antes, supongo que debía ser difícil el mundo del cine. Muy nuevo todo, mucha competencia y quizás no había muchas normas.

Cagney no quería hacer más papeles de tipo duro, para no encasillarse, aún así, hizo esta película. Y Bogart parece que no para de hacer papeles secundarios. Veremos que hace hasta llegar a 1940 con Casablanca, donde por fin le dieron un papel protagonista, quizás antes haría alguno.... no lo sé ahora mismo, hasta que no llegue a ese año.

Una película para pasar un buen rato y donde la trama transcurre de una forma que acapara tu atención.

Rocky Sullivan y Jerry Connelly son dos jóvenes amigos de escasos recursos y que deben ingeniárselas para buscarse la vida en esas bulliciosas calles repletas de gente.
Un día y debido a un fallido intento de robo , la policía los persigue, atrapando a Rocky por lo que tiene que pasar su adolescencia en prisión. Los dos amigos se encontraran varios años después, Jerry se ha hecho sacerdote, y observa como su amigo, se ha convertido en un peligroso gánster.
Película brillante encasillada dentro del cine negro que te engancha de principio a fin, reforzada con esa carismática presencia de James Cagney y sin olvidarnos de la otra espléndida interpretación llevada a cabo por Pat O´brien en el papel del cura Jerry.
También podríamos destacar la bella fotografía en blanco y negro presente en toda la cinta, sin olvidarnos de esa moraleja inherente donde el buen comportamiento y el respeto a las leyes debería primar sobre los actos delictivos.
Dejo la crónica en mi blog por si quieres comentar algo.
https://cineencua.blogspot.com/2020/05/angeles-con-caras-sucias.html