La leyenda del jinete sin cabeza

Si había una historia de fantasmas que me gustaba cuando era niño esa era la del Jinete sin Cabeza. Lo conocí gracias al mediometaje aquel de dibujos animados de Disney y cada vez que ponían en la televisión algún tipo de adaptación la veía. Creo que hubo una adaptación dentro de la segunda serie de cuentos que presentó Shelley Duvall. También recuerdo un episodio de "Se ha escrito un crimen".

La cosa es que Tim Burton había hecho cosas como "Batman Vuelve" y "Pesadilla antes de Navidad" y yo lo tenía muy claro; si alguien podía hacer la mejor adaptación de la historia con el tono y el aspecto visual que requería ese era él... y mira por donde un buen día leo en una revista de cine que Tim Burton se ha embarcado en la producción de una adaptación de la historia, así, como si me hubieran leído la mente. Estábamos de enhorabuena.

La vi en el cine claro. Efectivamente Burton había dado en el clavo, visualmente la película era intachable... pero no lo fue en otros muchos aspectos. Para empezar cambio la historia a su antojo, podría haber aceptado algunos de ellos, y cambio al personaje de Ichabod Crane. Pero, por si fuera poco, el fantasma del jinete se convirtió en un chiste. El fantasma ya no era un espectro fugaz, un ser de leyenda, sino algo tangible que estaba allí, de pie, delante del resto de los personajes. La única razón para huir de él era que tenía dos hachas pero dejando eso de lado daba la sensación que, como a cualquier otro enemigo, se le podía derribar. Y me recordaba muchísimo a Batman por la forma en que se movía. Ya fuera andando o peleando contra el personaje de Van Diem me daba la sensación de que en cualquier momento iba a decir "Soy Batman". En fin, que fastidió la historia a base de bien. Supongo que fue entonces cuando entendí que Burton no daba más de sí. Algún tiempo después se anunció que iba a hacer un remake de “El Planeta de los Simios”, uno de mis libros de ciencia ficción favoritos… por supuesto me llevé las manos a la cabeza.

Delicioso cuento de terror basado en el relato corto de Washington Irving. De cuando Tim Burton era un director de verdad y no un arrastrao y Depp le daba a la botella de ron con moderación. Hablo de la película, no de la aberración esa de serie de mierda que fue cagada no hace mucho.

Una joyita de terror victoriano con el estilazo único que se marcaba TB y con libreto de Andrew Kevin Walker (sí, el tipo que escribió Seven), todo en ella es una delicia cuasi onírica con un elenco de actorazos, un diseño de producción magistral y una fotografía fantasmal y preciosa del maestro Emmanuel Lubezki. Para redondear la faena, el gran Danny Elfman se marca un scoraco realmente memorable.

Un 8 y con la boca bien grande. Ya no hay películas así. Ni las habrá...

Muy buena película de aventuras y acción sin otra pretensión que la de distraer y homenaje al expresionismo más retorcido. Humor (muy negro), terror, amor, intriga. Todo lo tiene para hacer pasar el mejor rato frente a la pantalla. Así deberían ser todas las películas comerciales.

Al más puro estilo de Bécquer, Tim Burton se mete de lleno con este ambicioso proyecto con la tarea de salvar del olvido parte de la cultura popular de su país. Y lo hace adaptando a la gran pantalla una de las únicas leyendas auténticamente americanas: La Leyenda del jinete sin cabeza, escrita por Washington Irving, en 1820, en la que el profesor (en el filme, policía) Ichabod Crane es mandado a un pueblo cerca de Nueva York para investigar una serie de misteriosos crímenes. Su escepticismo inicial irá diluyéndose ante los sucesos surrealistas que acontecerán en Sleepy Hollow, desenterrando así viejos fantasmas que parecían enterrados.

Efectivamente es una historia ideal para Burton, maestro en construir oscuros cuentos de hadas. Es único a la hora de dar toques góticos a las películas que dirige, envueltas siempre de un personal toque mágico. En este caso, el trabajo técnico roza la perfección, con una lúgubre y estupenda ambientación, una excelente fotografía a manos de Emmanuel Lubezki, emulando las obras pictóricas de la época, la siempre destacable banda sonora compuesta por el habitual colaborador de Burton, Danny Elfman y algún que otro auto-homenaje cinematográfico (genial la escena inicial, con Martin Landau cruzándose con una espantosa calabaza sacada directamente de ‘Pesadilla antes de navidad’)… ya se sabe, son los caprichos que sólo los genios pueden permitirse.

Para rematar la faena, ‘Sleepy Hollow’ hace gala de un genial espíritu romántico. Ichabod Crane encarna los valores de la ilustración. Una visión del mundo a través de estériles probetas y tubos de ensayo. Visión que queda ridiculizada a través de los macabros y surrealistas sucesos relacionados con la comunidad que habita el pueblecito en cuestión, y a través también de la acertada actuación (o quizás sobreactuación…) de Johny Depp. Como es de esperar, finalmente acaba imponiéndose la brujería, lo irracional, la magia… y esto es una auténtica gozada.

Por si aún no ha quedado claro, en ‘Sleepy Hollow’ no hay que centrarse sólo en la intriga policial (que seguramente es lo peor del filme) sino en todo lo que la envuelve. Esta es la magia de Burton.

Si había alguien que podía dirigir la adaptación al cine del clásico de Washington Irving, "La Leyenda de Sleepy Hollow" tenía que ser Tim Burton. La habilidad del californiano para crear ambientes oscuros y góticos, le convierten en el director ideal para dirigir una película de estas características. Si a esto le sumamos a Johnny Depp en un sublime papel protagonista, al habitual Danny Elffman dando música a las imágenes y al gran momento de forma que atravesaba Burton en los noventa, tenemos todos los ingredientes para un peliculón.

Pues ni más ni menos, eso es lo que tenemos en Sleepy Hollow, una grandísima cinta con una de las mejores puestas en escena que ha tenido Burton, sin duda la más sangrienta y oscura de toda su filmografía, pues el jinete rebanando cabezas al compás de las agobiantes composiciones de Elffman no es algo que este hecho para todos los públicos. Depp se desenvuelve de maravilla en esta genial historia de crímenes, traiciones y hechicería (tiene delito que todavía no haya ganado un Oscar). El vestuario y, en general, la ambientación del pequeño pueblo rodeado de bosques, consigue que no apartes la mirada de la pantalla ni un segundo, desde el inicio hasta su magnífico desenlace.

Podemos considerar que a partir de esta película, entrado el nuevo milenio, el nivel de Burton decayó dando un giro hacia proyectos más comerciales, aunque es cierto que películas como Sweeny Todd y, sobretodo, Big Fish, volvió a su terreno natural.