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A cambio de nada

Drama Darío, un chico de dieciséis años, disfruta de la vida con Luismi, su vecino y amigo del alma. Mantienen una amistad incondicional, se conocen desde niños y juntos han descubierto todo lo que saben de la vida. Tras la separación de sus padres, Darío huye de casa y empieza a trabajar en el taller de Caralimpia, un viejo delincuente con aires de triunfador, que le enseña el oficio y los beneficios de la vida. Darío conoce además a ... [+]
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Críticas 84
Críticas ordenadas por utilidad
20 de octubre de 2015
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces en el cine, yo sólo pido que me cuenten con honestidad una historia. La que quieran. Pero con honestidad. Me da igual que sea una de vaqueros, de superhéroes o lo que sea. Y creo que Guzmán, hace una demostración de honestidad apabullante. La película es tierna, entretenida, conmovedora, una joyita.

Las interpretaciones son magistrales. Creo que le ha beneficiado a Guzmán ser actor, para poder dirigir las interpretaciones y escribir estos personajes. Desde luego se nota una clara posición de director, sabe qué quiere contar y cómo; y lo hace.

Quizá no sea un cineasta técnicamente perfecto, pero eso, seguramente, lo irá adquiriendo, pero lo que sí sabe hacer, emocionar, eso no creo que sea fácil adquirirlo.

Desde luego, espero que siga dirigiendo y le deseo lo mejor. Creo que estamos ante el nacimiento de un futuro gran cineasta.
Patricia Alvarez
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12 de mayo de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1996, Mariano Barroso presentaba su segunda película, «Éxtasis», interpretada por los magníficos Javier Bardem y Federico Luppi. Junto a ellos, se presentaba un jovencísimo Daniel Guzmán, en la piel de un adolescente que merecía mejor familia.

Casi veinte años después, este actor ha dirigido su primera película, «A cambio de nada», retomando la cuestión de la inserción familiar en la adolescencia, a partir de un título cuyo origen no se explicita en el film, pero parece aludir a la generosidad inherente al ejercicio de una adecuada (m)paternidad.

La dedicatoria con que cierra la obra, “A mis padres”, refleja con claridad la liberación de experiencias propias que el realizador ha vertido sobre el argumento. Una historia acerca del origen de la delincuencia juvenil y el fracaso escolar en relación a las desavenencias conyugales. Una cinta en la que acompañamos la búsqueda de un padre y una madre postizos por parte del protagonista.

«A cambio de nada» se sitúa en la línea del cine social español reciente, si bien se enfoca en el ambiente familiar por encima del socioeconómico. Comparte con la ópera prima de Fernando León, la seminal «Barrio», su atención a la amistad y entrega ciega entre compañeros que abandonan la niñez. Además, incluso, de contar con alguna localización en común en el barrio de Aluche de Madrid. Donde nos sitúa el argumento, fechado entre finales de los 80 y principios de los 90, cuando no hay móviles y sí mucho tiempo libre.

Entre los aspectos más interesantes destacan las actuaciones de Felipe García Vélez y de Antonia Guzmán, secundarios que suponen una revelación para mí. Aún más, «A cambio de nada» crece por su diálogo con otras obras del cine social español, cuyos directores aparecen entre los agradecimientos. Como Juan Vicente Córdoba, quien debutó con el cuento de Almudena Grandes «Aunque tú no lo sepas», donde Daniel Guzmán realizaba su mejor actuación como intérprete. Como conversa también con «Vida y color», donde Santiago Tabernero recordaba las barriadas de Madrid entre los 60’ y los 70’.

«A cambio de nada» guarda una explosión final bajo las letras de crédito, cuando brota una canción a voz en grito, situándonos inmediatamente en el contexto económico de la época. Cuando su tonada indignada nos acerca al momento presente, cuestionando mensajes de nuestros próceres económicos actuales. Frases como “Mogollón de gente vive tristemente… democráticamente” nos recuerdan la crisis continua y el lugar reservado a los jóvenes que llegan y no tendrán “nada que agradecer”. Lo que Evaristo, de La Polla Records, llamaba “la derrota sin final”.

Probablemente, «A cambio de nada» no sea una película redonda y eche de menos una mayor tensión narrativa e incluso una menor contención emocional, pero anuncia una trayectoria prometedora que podrá alcanzar cimas como lo fueron en su momento «Princesas» y «Los lunes al sol». Me alegra sobremanera el triunfo de Daniel Guzmán en el último Festival de Málaga. Me complacerá, más incluso, que lleguen nuevas realizaciones suyas. Estoy seguro de que las disfrutaremos y las recordaremos. Como esta su ópera prima.
Inaki Lancelot
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6 de mayo de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Los golfos' de Carlos Saura y 'Los chicos' de Marco Ferrari, ambos del 59, fueron pioneros de dos temáticas interrelacionadas que se repetirían en los años venideros dentro de la cinematografía española: los primeros, del conocido como cine quinqui, sobre las vivencias de jóvenes delincuentes callejeros, y los segundos, de las historias protagonizadas por chavales en pleno rito de paso hacia la madurez, también llamado 'Coming of Age'. Al no haber costa en Madrid, ni los golfos ni los chicos tuvieron la oportunidad de correr hacia el mar dejando atrás todos sus problemas como Antoine Donnell en 'Los cuatrocientos golpes', pero sí que encontraron en la amistad y la camaradería entre colegas un bálsamo con el que poder sobrellevar la dura realidad cotidiana y el sofocante calor de la ciudad en verano, estación clave en toda historia del fin de la niñez que se precie.

'A cambio de nada', ópera prima de Daniel Guzmán y gran triunfadora de la 18ª edición del Festival de Cine Español de Málaga, es una fusión entre la película de Saura y la de Ferrari, adaptada a los tiempos que corren. Sin embargo, a pesar de los smartphones, las redes sociales y el Whatsapp, los grandes temas siguen siendo los mismos que hace cincuenta años: el desarraigo familiar, la revolución hormonal, el sueño de la emancipación prematura, la delincuencia como válvula de escape… El principal hallazgo del relato de Guzmán radica en la ruptura del microcosmos juvenil para introducir adultos que, tanto ejercen de reemplazo de la figura materna/paterna, como de presagio de un futuro solitario y poco esperanzador si no se produce algo drástico que cambie el rumbo de la vida del chaval.

La película sale muy beneficiada del carisma y la veracidad que transmiten tanto sus actores profesionales como los novatos. Los jóvenes protagonistas, Miguel Herrán y Antonio Bachiller, son grandes descubrimientos; el primero se desenvuelve muy bien en las escenas más dramáticas, mientras que el segundo es muy eficaz en los momentos cómicos, y ambos desprenden una química tremenda. La participación de Luis Tosar se entiende como muestra del entusiasmo del actor por el proyecto y para incluir un rostro popular en el reparto, pues su participación es muy pequeña y no es tan destacable como la de los “padres adoptivos” del protagonista, Felipe García Vélez y, sobre todo, Antonia Guzmán, abuela del director y de todos nosotros, por entrañable, divertida y tierna, con ese poso de melancolía característico de todas las yayas.

Más vale caer en gracia que ser gracioso, y por eso, 'A cambio de nada' es una película que, sin ofrecer nada especialmente trascendental, conecta fácilmente con el público, porque sustituye la a menudo cargante crítica social por buen sentido del humor, resultando prácticamente imposible no sentir empatía por este grupo de inadaptados que encuentran en la amistad el refugio perfecto para ser quienes son en realidad y no lo que el entorno les ha inducido a ser.
Blanch
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13 de septiembre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece ser que nos ha salido otro pedazo de director en potencia, Daniel Guzmán y espero con anhelo su próximo trabajo.

Con A cambio de nada ha sabido de forma inteligente presentarnos una historia que podría pasar por real, de esas que habitan en cada esquina de cualquier ciudad de España. Con chavales como protagonistas principales, con sus locuras, sus sueños, sus ideales, sus fracasos y sus castigos. En resumen, la vida misma.

Darío y Luismi son dos amigos y vecinos de toda la vida, inseparables, que lo hacen todo juntos y lo han descubierto todo de igual forma. Lo que en principio iba a convertirse en un verano más, cobra unos tintes más dramáticos cuando la situación familiar de Darío se complica debido al inminente divorcio de sus padres y donde él tendrá que posicionarse en un bando u otro. Y es lo último que desea en el mundo. Dicha situación lo llevará a vivir una vida paralela a la suya, donde nada es lo que parece. Donde sus padres creen ver a un niño responsable y que saca buenas notas, la realidad es que apenas asiste a clase. Si a esto le sumamos su acercamiento cada vez mayor a un estafador y vividor que lo va introduciendo en la parte más cruda y peligrosa de la vida, tenemos los ingredientes suficientes para ver la dirección negativa que irá tomando la vida de este chaval.

Guzmán ha sabido inteligentemente tocar todos los palos, lo desagradable y lo agradable, principalmente en la figura de la anciana Antonia, quien desde la cima de la madurez de una larga vida lo ve todo menos dramático y no juzga a Darío cuando lo conoce, al contrario, le abre las puertas de su casa y lo trata como el chaval espera ser tratado en un hogar normal y corriente.

Darío y Luismi nos harán pensar, enfadar, reír y hasta llorar, todo en su debido momento y a su debido tiempo. Sin duda estos chavales no te dejarán indiferente.

Lo dicho, gran trabajo de Daniel Guzmán y espero pronto nuevo trabajo.
THE CROW
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28 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"A cambio de Nada" está lleno de maravillas.

Los protagonistas, si fueran aún más creíbles, se te aparecerían en la próxima visita que hicieras a la mesa de camilla de tu abuela; y te contarían una historia con la gracia fresca de su juventud y el laborioso transcurso de los años que aún se mueven sabios, los de Antonia Guzmán, la maravillosa abuela del director. Y es que no se puede disfrutar la vida sin niños (o no tan niños) y sin nuestros mayores.
Tampoco sin animales.
Una de esas pocas películas que no usa a los animales como payasos adiestrados o elementos arrojadizos.
Hay un vicio ya casi formal dentro del cine. Si no se trata de cine infantil, familiar o comedia ultra-amable, animal que sale, animal que acaba palmando por ajuste de cuentas mafiosas, venganzas psicópatas, accidentes traumáticos o, en "el mejor" de los casos, arrojados al vacío en algún sketch supuestamente chispeante.

Pues he aquí Tyson, un perro que sólo es un perro, que sobrevive acompañando a su amo, que no ha sido entrenado para saltos mortales ni entretener al personal, que se limita a hacer lo que hace cualquier can: dar besitos a los humanos e intentar pinchar con su especie.

A Cambio de Nada. Tan entrañable, dura y auténtica que se deja robar.
LARAKELAcom
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