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España España · ALCALÁ DE HENARES
Críticas de Inaki Lancelot
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Críticas 156
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
4 de enero de 2017
33 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las casi tres horas de este metraje contienen dos partes diferenciadas. En la primera observamos la llegada en pleno siglo XVII de dos jesuitas infiltrados en un Japón que sofoca los últimos rescoldos del cristianismo en el archipiélago. La recreación de la época es brillante: la humedad persistente, la dificultad de las comunicaciones y el transporte, … así como el sufrimiento de la población y sus condiciones de vida.

Una conclusión a la vista de lo relatado podría ser que la vida del momento era fea de ser experimentada. Y aquellos devotos sentían en lo relacionado con la muerte, apenas un cierto temor al momento del tránsito. Mitad por el mero instinto de supervivencia y mitad por los sufrimientos de los que serían víctimas en caso ser descubiertos.

En la segunda mitad, el objetivo se centra en el proceso inquisitorial soportado por el personaje central. Se incluyen muchas escenas discursivas y de intención trascendente. Frente al inicial, este segmento palidece, pues el ritmo decae excesivamente. Ello permite, sin embargo, que despunte el fantástico sentido del humor del inquisidor japonés, negro en ocasiones y siempre profundamente desapasionado y pragmático. En mi opinión, lo mejor de la película.

Aunque contenido, Scorsese deja detalles de su atracción hacia la violencia escatológica, con picoteo de alguna escena escabrosa que no cuaja en la lógica interna del relato, por la alternancia de comportamiento de sus personajes. Si quería denunciar la brutalidad del opresor, ha quedado a años luz del impacto emocional que causara aquella impresionante «Sorgo rojo», también relacionada con Japón, por cierto.

Parece que el director estadounidense, desea no tomar partido. Lo logra claramente con el “malo”, que es un personaje repleto de matices. Pragmático, irónico, inteligente y, uno quisiera decir tolerante, si no fuera porque sus actos lo niegan.

Respecto a los jesuitas, desde cuyo punto de vista observamos los hechos, refleja tanto su valerosidad y fidelidad a sus creencias, como sus razonables dudas. De hecho, la película incita a la discusión crítica respecto a varios temas. Como la ambivalencia de comportamiento de los padres, tolerantes para perdonar al fiel, inflexibles frente a los principios de otras religiones. Como la afirmación innegociable de que sólo la propia es la religión verdadera. Como la identificación que se hace entre el convencimiento y lo que más bien parece empecinamiento.

Finalmente, el personaje del Judas es, en mi opinión, un auténtico resbalón del guión. Sus apariciones terminan resultando involuntariamente cómicas a fuerza de increíbles, profundizando en la creación de ese personaje que no muere nunca aunque le caiga encima una tonelada y cuyas apariciones repentinas en escena, trufadas a lo largo de la acción, se justifican siempre en el mero azar. No es, no obstante, tan grave como ese ahogado que se suicida tomando la decisión de dejar de respirar.

En definitiva, un film abundante en medios, interesante y con la actuación sobresaliente de Issei Ogata.
Inaki Lancelot
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6
24 de diciembre de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas infantiles y de animación, típicamente las procedentes de EEUU, suelen transmitir una serie de valores tremendamente conservadores. De este modo, van incorporando subrepticiamente a los alevines a los modos de pensar de una sociedad muy mejorable.

Siempre es estimulante encontrar un fondo temático menos contaminador. Como el de la realización vasca «Pixipost», que trata de la diversidad cultural frente al modelo único. En este caso referido al mito del personaje navideño que trae regalos para los niños hacia finales de año.

Frente al monopolio de los reyes magos o el importado Santa Claus, las figuras regionales del Olentzero o el Caga Tió, la Befana italiana, el ruso Ded Moroz y su nieta Doncella de la nieves. Frente a la codicia acaparadora, la diversidad y el triunfo del bien.

Su llegada a la cartelera es una oportunidad de disfrute.
Inaki Lancelot
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8
2 de diciembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El robo de recién nacidos ha ocupado recientemente titulares de prensa, destapando unos hechos imposibles de aceptar. Se ha relacionado con la dictadura argentina y con la España de los ochenta. Lo difícil es hacer una película en la que este asunto sea fundamental, sin entrar en culpabilidades ni juicios políticos. Bien, Anna Muylaert lo ha conseguido.

Lo de menos para el argumento es contar quién fue el ladrón y por qué, quiénes apoyaron su fechoría. Aquí se trata de entender el papel de víctimas de todos los implicados. La madre ilegítima (esta sí) que de la noche a la mañana ve su mundo desmontarse, después de haber sacado adelante sola a dos niños. Los niños que se ven arrancados de su madre, sometida a juicio público, para de nuevo sentirse robados cuando ingresan en el hogar de sus padres biológicos. La madre primera que ahora es la nueva madre y mira a su hijo con una condescendencia y un amor antiguo y contenido durante dieciocho años. El padre primero y ahora nuevo que quiere al hijo que tuvo y no reconoce como tal a quien tiene delante.

Haber sido capaz de presentar este cuadro sin juzgar a ninguna de ellos es encomiable y por ello, Anna Muylaert merece reconocimientos como el premio a la mejor directora en la Seminci. Sus dardos van para la frialdad policial, para el injustificado espectáculo periodístico y para la insensibilidad del público.

Uno puede preguntarse qué gana viendo esta película. Es mucho. Además de ver un asunto candente desde dentro, desde donde importa: los sentimientos de los personajes. Además, puede estar seguro de ver un cine personal, diferente, nunca raro y sí profundamente humano.

Una mirada desde Brasil, que incluye una interesantísima ambientación de una juventud que mira a la sexualidad desde una perspectiva muy libre. Un enfoque que tiene puntos en común con otras películas procedentes de América Latina, como «Aquí no ha pasado nada» del chileno Fernández Almendras y como la mexicana «Güeros».

Que también recuerda a la anterior obra de la directora, «Una segunda madre», si bien ha dado dos pasos adelante, en mi opinión, en cuanto a capacidad de síntesis. Y en la habilidad para crear tensión en el espectador e implicarle en las preocupaciones de los personajes, sin favorecer la identificación con uno de ellos sobre los demás.

«Madre solo hay una» es buena y está muy bien interpretada. Naomi Nero obtuvo el reconocimiento a mejor actor en la Seminci y sorprende que no lo obtuviera la actriz Dani Nefusi, haciendo un papel doble de personajes contrastados que borda.

La quinta película de Muylaert crece en el recuerdo. Parece aún mejor cuando se piensa en ella que cuando brotaron aplausos en la sala (poco habitual) sobre el fundido a negro final. Y deja una imagen de despedida muy impactante acerca de la capacidad de empatía entre jóvenes diferentes, maravillosamente flexibles, en oposición a la rigidez adulta.
Inaki Lancelot
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7
29 de noviembre de 2016
28 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene mucho de nostálgica esta decimosexta obra de Fernando Trueba, en cuyo reparto coral abundan actores conocidísimos y veteranos. Que retoma personajes y argumento de su anterior «La niña de tus ojos» y toma formas de cine clásico, al que homenajea.

Trueba, hermano mayor, hizo comedia madrileña en los primeros ochenta con Óscar Ladoire y Antonio Resines, obteniendo gran éxito de taquilla y alcanzado los 1.2 millones de espectadores con «Ópera prima» y «Sé infiel y no mires con quién». Pero en 1992 todo cambió, cuando «Belle epoque» (1.8 millones de espectadores en España) obtuvo el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Ello le permitió rodar «Two much» en EEUU (2.1 millones de espectadores en España) y regresar a su país en 1998 con «La niña de tus ojos», comedia coral con la que tocó techo de aceptación: 2.5 millones de audiencia.

Entonces, dio un giro realizando obras que obtuvieron una respuesta crítica muy superior a lo que acostumbraba, al mismo tiempo que una disminución del número de espectadores, que nunca superó ya los 300,000.

En este contexto, Fernando regresa a su obra más exitosa. Una comedia entonces basada en plena guerra española, 1938, pero que transcurría en Alemania, siguiendo a una compañía de teatro que representaba un musical andaluz ante mandos nazis.

En «La reina de España» ha pasado el tiempo y los personajes han evolucionado. Regresan a la España de la postguerra, en 1956. La de Cuelgamoros y los controles policiales. Nido de delaciones, donde el cine es un elemento de propaganda y control. La de las coproducciones con los EEUU del senador McCarthy.

Trueba da un aire clásico a la obra y al mismo tiempo cercano al ambiente de sus anteriores «Belle epoque» y «La niña de tus ojos». Y transmite mucha nostalgia ver dieciocho años después las mismas caras, ya menos jóvenes. Sentir el ambiente decadente de la época.

Muestra su mucho aprecio por los oficios del cine: los decorados, el maquillaje (excesivo), el ayudante de dirección, … el mundillo de un rodaje y sus interioridades (ese afamado director sumido en el alcoholismo, los amoríos entre actores). Y juega con el recuerdo, especialmente en el personaje de Penélope Cruz, del aire de aquellas divas italianas que llenaban las pantallas de Hollywood: Cardinale, Loren, Mangano, … Y es justo reconocer que Cruz brilla y refulge. Destaca con sus miradas, su gracejo de acento andaluz y un donaire de gran estrella.

«La reina de España» es una comedia gracias a la actuación de Jorge Sanz y su personaje de español recio, quien protagoniza escenas descacharrantes junto a Cary Elwes. Sin él, tendríamos un melodrama. Con él, el tono se torna hilarante. El reparto realiza una gran actuación. Entre todos destacaría el papel de Santiago Segura, cercano al del payaso triste. En mi recuerdo, su mejor actuación junto a la de «El gran Vázquez».

Si de «La niña de tus ojos» es inolvidable la versión alemana de «La piconera», esta vez el acompañamiento musical no queda tan redondo, pero el tema escogido «Granada», de Lara, vertido ahora al inglés, merece revisión por quienes aún no lo conocen. Anque en este caso la película no tiene el mismo impacto que si uno se lo ha escuchado cantar a su padre las mañanas de domingo. Ese es mi caso y de ahí el aire nostálgico que refiero.

«La niña de tus ojos» es divertida, está bien interpretada y cuenta con medios bien aprovechados. Representa un gran regreso de Trueba a la comedia y la posibilidad de reencontrarse con un plantel de actores capaces y entrañables.
Inaki Lancelot
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7
13 de noviembre de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es triste “La puerta abierta”. Aunque quiera encontrarse salida positiva y se permita cierto tratamiento de comedia (muy entrelazado con el drama) para un argumento principal ocupado por prostitutas.

Es triste porque muestra personas con pocas oportunidades reales de escapar a un mal destino y se centra en una protagonista que perdió la capacidad de sentir. Porque parecen haberse enfrentado siempre al viento en contra y haber sido vencidos por la corriente. Porque resultan reales y da mucho miedo asomarse a nuestra realidad.

Aunque uno quiera ver lo relatado como lejano de la vida propia, es imposible no sentirse aludido cuando surgen los reproches entre madre e hija. Las dudas sobre si uno es realmente generoso y da todo lo que tiene. Sobre el mal que se hace a sí mismo y al de al lado.

Carmen Machi realiza su mejor actuación en mi recuerdo. Ella que destacó como cómica hiperexpresiva, aborda un papel contenido al extremo. Y sin embargo, transmite sentimientos con una plasticidad hiriente. Los personajes secundarios lo bordan. Es ilustrativo cómo la mayoría supera el mejor papel que yo les recordaba: Asier Etxeandia, Sonia Almarcha, Paco Tous, Mar Saura. Sin menoscabo ninguno de los estupendos Terele Pávez y Emilio Palacios.

Reflexión aparte es cómo una buena película, muy bien interpretada, que gusta al público (por ejemplo el jurado popular del festival de Alcalá lo elige como mejor película), que permanece en salas de Madrid durante más de dos meses, debió esperar a su estreno más de año y medio tras finalizar su rodaje, en febrero de 2015 en Madrid, Rivas y Cullera. Cómo su difusión es muy reducida en comparación a su valor, incluso contando con una actriz de tirón que probablemente recoja, con justicia, el próximo Goya a la mejor actriz.
Inaki Lancelot
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