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El gran sueño americano

Drama En una pequeña ciudad de Texas, un concesionario de automóviles local celebra todos los años la competición denominada "Hands on a Hardbody". En este concurso, los participantes son seleccionados por sorteo y se dan la mano alrededor de una camioneta nueva, donada por el organizador. No deben soltar las manos en ningún momento, y no se les permite dormir. El último en darse por vencido se llevará el vehículo. Mientras tanto, los ... [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
23 de noviembre de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un relato brutal sobre las miserias humanas y el poder del orgullo en esta historia que claramente nos recuerda al film de Sydney Pollack "Danzad, danzad, malditos" con un programa concurso muy loco de aguante en el que tienes que estar tocando un coche sin despegar una de las dos manos durante días sin dormir. Algo que en principio puede ser divertido, igual no lo es tanto.

Kyle a tenido suerte de ser elegido en el sorteo para ser uno de los 20 participantes en el "Hands On", un concurso organizado por un concesionario de vehículos, Joan que trabaja allí es la que organiza el evento todos los años. Es una prueba de resistencia en la que el último que despegue su mano del coche lo ganara. Las reglas son claras, no está permitido ni dormir, recostarse o sentarse y solo hay un descanso de 15 minutos cada seis horas. 

El director y guionista alemán Bastian Günther rueda en Texas su cuarta película en esta historia degradante y dramática, que para conseguir publicidad de vehículos utilizan a personas que claramente rozan la pobreza, aprovechándose de la desesperación de la gente en los tiempos que corren, algo que no resulta demasiado ético. 

Joe Cole, recordado por la serie "Peaky Blinders" y la sensacional película de 2017 "Una oración antes del amanecer" es Kyle el protagonista, que ve como única salida ganar como sea la camioneta, ya que solo trabaja a tiempo parcial en una hamburguesería, y está casado y con un hijo que mantener. Callie Hernandez (Alien covenant) es su esposa que trabaja también precariamente recogiendo cangrejos. Y un papel muy interesante es el de Carrie Preston como la organizadora del concurso.

A pesar de que la película sorprende por lo cruda que es, tiene un problema de ritmo muy grave, con unos quince minutos finales después del desenlace totalmente innecesarios, aparte de algunas subtramas como las citas a ciegas de Joan o los cuidados a su madre, cosa que hacen que pierda el ritmo y el interés. Eso lastra un poco su visionado al llegar a pasar de las dos horas de metraje. Un recorte en varias escenas hubiera quedado redondo.

Perteneciente a la sección de películas del Festival de cine de Gijon, pude verse a través de Filmin
Destino Arrakis.com
videorecord
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14 de mayo de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que alguien me explique, si es posible, por qué la película sigue cuando tenía que haber acabado en las escena más dramática.
No es que la película fuese muy allá, desde el principio. Es una cosa baratita rodada fácilmente en un único entorno, pero, en fin, tenía su aquel eso de un reto a ver quién aguantaba más tiempo con al menos una mano tocando el dichoso coche. Quien se quedara solo hasta el final se quedaba también con la máquina.
Y todo va discurriendo más o menos bien, salvo que…
Como no es una obra buena, voy al spoiler, que puede servir para que alguien no pierda el tiempo como yo al verla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
yoparam
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9 de junio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película dramática que refleja la cultura de la Norteamérica profunda, unas sociedades con escaso nivel cultural e incluso moral, cegadas por el dinero, por tener algún estatus social y, en último extremo, por haber gente dispuesta a someterse a pruebas para ganar la furgoneta de un concesionario, con riesgo para su salud e incluso sus vidas.

En una pequeña ciudad de Texas, un concesionario de automóviles local celebra todos los años la competición denominada "Hands on a Hardbody". En este concurso, los participantes son seleccionados por sorteo y colocan las manos sobre una camioneta nueva, donada por el organizador.

No deben soltar las manos en ningún momento, y no se les permite dormir, hasta que pierden la cordura o pierden las piernas. Un grupo, finalmente, miserable que soporta el calor sofocante de Texas y la incomodidad de estar de pie durante días, mientras gradualmente (ya veces intencionalmente) se ponen nerviosos unos a otros.

Drama tomado de la realidad en el cual el director alemán y radicado en Austin (EE. UU.) Bastian Günther, con libreto de su propia autoría, aborda una tradición tejana, una prueba de resistencia anual llamada "Toca el camión", en la que una veintena de concursantes compiten para ser el último en pie, siempre con la mano apoyada en todo momento en el premio, un automóvil tipo pick-up, nuevo y con más de trescientos caballos de potencia.

Günther refleja muy bien el panorama, pero para ser políticamente correcto atenúa la excentricidad del conjunto de los personajes que, aunque maldicen, arrastran las palabras y rezan, lo hacen dentro de unos límites respetuosos.

En la tal competición, el último que se dé por vencido conseguirá el vehículo. Mientras tanto, la televisión y los curiosos revolotean alrededor de los concursantes, hombres y mujeres exhaustos y medio desmayados. Joan, que trabaja en el concesionario, los anima a todos, incluido a un joven casado y con un hijo, Kyle, que ansía ganar la furgoneta.

Kyle se las arregla con su esposa (bonita Callie Hernandez) y su hijo pequeño, pero no pueden permitirse reparar el coche viejo que les conduce al trabajo. Pero he aquí que él tiene la “suerte” de ser elegido para uno de los veinte puestos que hay en el concurso. Concurso que se verá interrumpido por acontecimientos trágicos.

Los competidores no son gente muy agradable. Algunos se mantienen apartados, pero otros tamborilean sobre la chapa del automóvil, una mujer lee versículos de la Biblia en voz alta, otros son abiertamente hostiles como dos amigos que se burlan de los demás, un veterano militar (Evan Henderson) sisea amenazas; Kevin (Jesse C. Boyd) inusualmente confiado se jacta de su victoria e intimida a los demás, especialmente a Kyle.

Es llamativa la inteligente y meritoria fotografía de Michael Kotschi, que ha merecido las loas de prensa, jurados y público,

Guther establece el tono de la película, con una yuxtaposición de absurdo y patetismo, que se equilibra delicadamente en todo momento. Bubba Boudreaux (Douglas M. Griffin), el propietario del concesionario de coches que organiza el concurso anual graba un espacio de televisión amateur y explota a cada tanto con expresiones televisadas como: "Uh, soy una máquina de vender", lo cual que jadea y exclama proclamas sin cesar.

Sin embargo, la partitura de notas que sigue está saturada de tristeza, toda flauta melancólica y arpa mohína.

Pero este contraste tonal es más que evidente en la actuación de Carrie Preston como Joan, un papel enérgico y animoso, que disfruta siendo una celebridad local y hacer de cuidadora de los concursantes, aunque en privado es una mujer solitaria que hace malabarismos con varios novios casuales.

Mujer optimista de suyo, desea vender el mensaje de que la competencia es "divertida". Ella lo pinta como una fiesta comunitaria, con tragos gratis y música en vivo para complementar el espectáculo de esas personas al límite, sudando y poniendo a prueba su autoestima bajo un sofocante calor. Pero la sonrisa vidriosa de Joan no oculta el hecho de que su hija se ha ido a la Universidad, que está sola, que debe cuidar a su madre demente y que se ahoga en ese entorno.

Entre los participantes al concurso, Kyle (Joe Cole), un cabeza de familia sin pretensiones que trabaja a tiempo parcial en un establecimiento de comida rápida no tarda en convertirse en el centro de la historia. Es el punto de mira de los “machos alfa”, que lo ven como un competidor con el cual meterse para desanimarlo. Kyle piensa que no ganar es un fracaso.

Tenemos también a un hombre de edad cuyo sueño por tener e pick-up depende de un catéter que se ha colocado para no tener que ir al baño; una mujer recita con estoicismo pasajes de la biblia; hay también un par de paletos racistas y Kevin (Jesse C Boyd), un forastero que tiene un secreto para ganar.

Es una buena narración, sombríamente entretenida: el diseño de sonido da una advertencia con los sonidos subliminales de cuerpos tensos casi quebradizos; la cámara traza hábilmente las fallas de los cuerpos desplomados de los concursantes inánimes.

Cierto es que hay problemas de ritmo, un dispositivo estructural final inesperado, que rebobina la película a un momento antes del concurso que puede tener su alegoría y que deviene conmovedor y efectivo.

Película también es implacablemente amarga, reduciendo a casi todos en ella (excepto a Joan) a unos pocos rasgos inmediatamente observables y en su mayoría poco halagadores.

Situada en algún lugar entre el estudio de personajes y una panorámica más amplia de la desesperación en la clase trabajadora estadounidense, la película es más fascinante de lo que sugiere su premisa.
Kikivall
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8 de mayo de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En estos tiempos difíciles para la libertad y el contacto humano, da gusto ver una película donde una docena de personas se pasan tres días todos juntitos alrededor de un coche, en estrecho contacto humano y compartiendo fatigas.

Esta película reivindica esa sociedad saludable basada en la libertad y en la cultura del esfuerzo, la Texas que madruga. El coche representaría aquí un premio a la constancia y la dedicación, premio que en una sociedad donde prima la libertad ha de terminar ganando de forma lógica y natural el que más lo merece, el que se lo curra. Esperemos que sirva de ejemplo para todas las gentes de bien y con valores. El sacrificio conduce al éxito.

No entraré aquí a comentar el final pero tampoco le deis muchas vueltas no os vayáis a volver comunistas. En el apartado interpretativo, destaca uno que hace de antagonista y me ha caído simpático porque tiene un aire a Warren Oates.

Gustará a: libertad, concesionarios, hermanos gemelos
No gustará a: comunismo, hospitales, caballos
eristuff
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4 de diciembre de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta ocasión el director alemán Bastian Günther se va a EEUU a grabar esta película, que viene de pasar por la berlinale y ahora en concurso en Gijón.

Narra la idea que tiene un concesionario de automóviles local, en una pequeña ciudad de Texas, para promocionar su establecimiento. La idea es un concurso que se llama "hands on a Hardbody". Los participantes del concurso son seleccionados por un sorteo y entre los 20 afortunados, uno se llevará la camioneta. El concurso consiste en no soltar las manos en ningún momento de la camioneta, impidiendoles ir a dormir, aunque cada 6 horas tienen un pequeño parón para ir al servicio. El último en quedarse tocando el vehículo se lo lleva. Algún empleado del concesionario los anima o los despierta cuando en su descanso se quedan dormidos.

La cinta está pensada como un pequeño gran hermano versión camioneta, debido a que el permanecer durante 3 días acompañado de la misma gente, consigue que cree un microclima alrededor de la furgoneta en donde la gente empatiza más o menos con los protagonistas, dependiendo de sus actitudes y sus circunstancias personales.

Uno de los protagonistas es Kyle, un padre de familia a quien un competidor del concurso le molesta utilizando sus puntos flacos para intentar desmoralizarle y que abandone la competición. La película explora la psicología humana desde un punto de vista de la necesidad o en algunos casos desde la codicia.

El director aprovecha para mostrarnos un Estados Unidos interior, sin futuro, en la que lo visual es lo importante, como en el caso de esta furgoneta alta de gama, la televisión mostrando solo la cara amable y sensiblera de los participantes, personajes que cuentan lo bien que les va la vida metidos en una piscina pero al mismo tiempo dando ese olor de infelicidad.
En estos Estados Unidos en el que 20 personas están dispuestas a pasar más de 3 días de pie, con todos los problemas físicos que esto puede conllevar, para obtener un vehículo. La pregunta sería si en Europa algún concesionario se atrevería a proponer este concurso, ¿sería considerado vejatorio?, y de celebrarse ¿habría participantes?.
tegustamuchoelcine
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