Hércules. El origen de la leyenda

Si Hércules, hijo de Zeus, viera esta pésima representación de su venerada historia, los mataba a todos -incluido el inocente chico de los bocadillos!!!-; no dejaba ni uno vivo!!!. Un poco más de respeto, por amor a los dioses, que sólo la mención de su nombre, HÉRCULES, ya impone!!! Aparte del tufo a videojuego que se observa en las escenas de lucha, aparte del aire copiado de 300, aparte de los pectorales musculados, aparte de diálogos cutres con vistas homéricas, aparte del maltrato personal a unos dioses y mitología legendarias, aparte de la insultante superficialidad de su recorrido, aparte del bochornoso relato expuesto, aparte de la penosa actuación de los actores, aparte del ridículo circo montado..., y sigue y sigue y sigue el despropósito en el cual han gastado tan ingente cantidad de dinero!!! Incluso pensada para el público joven, de pocas luces, que solicita "nada" en la calidad pero mucho de relleno superfluo, acción y sangre gratis, que lo engulle todo sin protestar..., no da la talla; es tan nefasta en su confección, cutre en su exhibición, ridícula en su representación que..., ZEUS!!! Manda un rayo y haz ver a los presentes lo que ocurre con aquellos que se mofan, que se atreven a menospreciar tu leyenda!!! Eso que nos hubieras ahorrado!!!

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La leyenda de Hércules
Estados Unidos | 99 m
Director: Renny Harlin

Una propuesta que pretende apegarse a la mitología griega en sentido histórico y darle vida a un héroe tan importante como el protagonista de esta historia, llevando al extremo de la ridiculez una pretensión de realidad.
La película se desarrolla tras la última conquista del rey Amphitryon, que abre los ojos de la reina Alcmene y en su afán de devolver la paz a su pueblo se involucra con los dioses del olimpo. Es entonces cuando Alcmene es tocada por Zeus y preñada para dar a luz a Hércules, el héroe que devolverá la paz tan anhelada.
Si hay que destacar lo más importante de la película, es evidente que la hazaña Renny Harlin fue haber logrado un filme digno de complacer tanto a hombres como mujeres, pues la trama está plagada de episodios románticos y violentos bien montados que deleitan el gusto de cualquiera. Es importante señalar que esta película no es una copia fiel de las épicas hazañas del hijo de Zeus, pero la intención de acercarla a tal realidad se agradece y deja abierta la puerta para que la verdadera historia se lleve a la pantalla con un presupuesto superior y un guión más complaciente.
No hay nada que destacar de las actuaciones de esta película que protagoniza Kellan Lutz acompañado de Gaia Weiss. Ocasionalmente sub o sobre actuadas, según sea el caso, pero suficientes para conectarnos con la historia. Respecto al extremo de la ridiculez, es muy fácil identificar en qué momento de la película Roxanne McKee, la reina Alcmene, convierte una escena trágica en una comedia evidente que seguramente les sacará unas risas.
La labor de Harlin en la dirección de esta película parece estar dirigida a la estética, que logra crear atmósferas adecuadas para las partes violentas y románticas del complaciente guión de Sean Hood y Daniel Giat. Aunque es posible que se señalé el exceso en las atmósferas sin la más mínima posibilidad de poder condenar a una película sin altas pretensiones. Y, en pro de la estética de Harlin, el presupuesto pudo no haber sido suficiente para los efectos, que es posible que los decepcionen y les inspiren críticas con el afán de hacer reír.
A final del filme los objetivos se cumplen: 99 minutos en tu butaca disfrutando una película que, aunque se queda en “sólo un buen trabajo”, no te dará oportunidad al remordimiento, a menos, claro, que desprecies tanto lo violento como lo romántico.

Desalmado, fruto de puro músculo; agrandado, por tener escaso nivel actoral; agitado y sin ritmo, porque el filme no presenta ningún trabajo argumental. En eso se puede resumir el extraño video propuesto por el experimentado director Renny Harlin. A fuerza de tener un merecido presupuesto, se salva la escenografía y hasta el vestuario. Por lo demás, este es un Hércules que pretende superar los hechos anteriormente en la historia del cine, y teniendo todo para hacerlo sólo puede generar una llevadera vergüenza. Aquí es donde se echa en falta hasta el mismísimo carisma de Arnold Schwarzenegger.

A veces, la falta de presupuesto se compensa con inventiva y buen hacer. Desgraciadamente, Renny Harlin no ha sabido qué hacer con tan poca cosa. Si los griegos levantaran la cabeza cambiarían su mitología al ver lo que han hecho con su legendario héroe.
Empiezo diciendo que por lo poco que conozco de la historia de Hércules, aquí no existe nada de eso. Simplemente se montan una historia de amor imposible y de venganza contra un tirano que no creo que tenga mucho que ver. Lo único que cogen es que es hijo de Zeus. Por cierto, la concepción de Hércules es curiosa. No queda claro si su madre se estaba tocando o es que el dios se había encarnado en aire. Es una cosa muy rara.
Luego tenemos una recreación bastante penosa del mundo griego. Se usa demasiado el ordenador, pero en lugar de quedar vistoso como en "300", lo que queda es ortopédico.
Los decorados son muy simples. El mobiliario parece de cartón piedra. El vestuario parece de tienda de los chinos.
A propósito, ¿había circos y anfiteatros de peleas de gladiadores en Grecia? No soy historiador pero me parece que eso era de los romanos.
Los actores están para matarlos y las peleas, abusando de la cámara lenta pero mal hecho, no convencen.
Encima pretenden transmitir épica con la banda sonora, como si eso pudiera compensar la pobreza de la historia y de las imágenes.
Así que es mala. Pero no le pongo menos nota porque las hay muchísimo peores y porque me ha entretenido a pesar de todo. No he mirado el reloj y se me ha hecho corta. Algo es algo.

Vergonzoso péplum que destroza las expectativas de cualquier espectador (incluso del menos exigente), si creíamos que después de “Pompeya” no podían hacerlo pero, ahora llega el excelente artesano Renny Harlin (“Máximo Riesgo”, “La jungla 2”, “La isla de las cabezas cortadas”, etc) y nos demuestra que si Paul W. S. Anderson ha destruido su carrera con “Pompeya”, Renny Harlin la ha dilapidado con “Hércules, La leyenda”. ¿Qué diablos les está pasando a los mejores directores de acción de las últimas dos décadas? Ahora se dedican a subproductos que ni los directores de serie B aceptarían y además los ruedan con una falta de ideas pasmosa, sin brio ni tampoco medios. Al menos “Hércules, la leyenda” tiene la virtud de no tomarse en serio a sí misma y asumir su condición de péplum a medio camino entre “300” y “Gladiator” que no les llega ni a la suela de los zapatos a ninguno de los dos. Los actores son para ahogarlos en el mar más profundo, los efectos digitales son pésimos, la historia es absurda y las escenas de acción son de risa. No es que lo vayáis a pasar mal, podéis echaros unas risas e incluso a algunos puede que os entretenga. Pero esto no es cine, esto es un videojuego tan malo que asusta. No tiene ni un gramo de buen cine en ni uno solo de sus fotogramas. Es entrañable, de acuerdo, pero también es mala de narices. Y conste que no he dicho que la película es mediocre, no… es MALA. Imagino lo que debieron sentir aquellos que fueron al cine a verla en 3D, imagino una pila de cadáveres de acomodadores y taquilleros, imagino la furia del dios Lumiere destruyendo todas las copias de este engendro cinematográfico… Perdón, me he dejado llevar. Pues eso, que es mala de narices. ¿Para qué analizarla con un mínimo de rigor cinematográfico? No vale la pena.