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Her

Ciencia ficción. Romance. Drama En un futuro cercano, Theodore, un hombre solitario a punto de divorciarse que trabaja en una empresa como escritor de cartas para terceras personas, compra un día un nuevo sistema operativo basado en el modelo de Inteligencia Artificial, diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Para su sorpresa, se crea una relación romántica entre él y Samantha, la voz femenina de ese sistema operativo. (FILMAFFINITY)
Críticas 496
Críticas ordenadas por utilidad
13 de julio de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Spike Jonze utiliza una forma bastante creativa para mostrar una realidad por la que todos hemos pasado alguna vez: estar enamorados, pero en este caso sucede de una forma muy poco convencional.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ingerny Magleny
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10 de agosto de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spike realiza una pelicula de amor futurista que por diferentes caracteristicas la convertiran en una pelicula de culto.

En primer lugar retrata un futuro que no esta lejos de ser real como sucede en otras peliculas,sino que es cercano y las mejoras tecnologicas se basan en los desarrollos en los que se trabaja actualmente. Por lo tanto,muestra características sociales del futuro que ya han comenzado a observarse como la continua interacción con el móvil u ordenador.


Spike muestra en algunas escenas su pasado como realizador de videoclips creando brillantes atmosferas con una bso de arcade fire que llevan al espectador a emocionarse con el personaje y sentir sus emociones.

Por ultimo destacar sus dialogos creibles y la siempre gran interpretacion de joaquin.

La pelicula del año. 9 de filmaffinity
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
priego
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13 de agosto de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay duda de que HER tiene muchísimos elementos de valor: la magnífica actuación de Phoenix, la engatusadora voz de la OS Samantha, cierta modernidad —no lejana en el tiempo— que nos informa muy bien de un «nuevo» modo de interactuar a distancia, con la capacidad que ello conlleva de convertir a los sentimientos en ilusiones —tal y como pasa hoy, que gente solitaria reúne 2300 amigos irreales en Facebook—… Si bien, tampoco podemos pasar por alto algunos pequeños talones de Aquiles, como por ejemplo el haber reclutado a Amy Adams —una verdadera maestra de la expresividad facial de las emociones— para un papel de escaso o muy sencillo dramatismo.
Pero el verdadero problema de HER es este: las historias se basan en el tránsito. Esto es, partimos de unos personajes en una situación y llegamos a otra final con algunas modificaciones de relevancia para todos o para algunos. Normalmente, el mecanismo para llevar adelante el tránsito es la creación de un conflicto. Por ejemplo: ¿podría un hombre aquejado de repente por una grave enfermedad, la cual cambia su estatus dentro de su comunidad, superarla y salir incluso reforzado? Este es el conflicto central de DALLAS BUYERS CLUB, ¿no? El conflicto es el modo por completo mayoritario de acometer ese tránsito del cual les hablaba más arriba. Pero, a veces, el conflicto o no existe o es de muy baja intensidad. Entonces ese tránsito no supone sino un mero discurrir de la acción. Podemos ver un ejemplo de esto en la película francesa INTOCABLE. Aparece un asistente negro de los suburbios y hace que un rico tetrapléjico se lo pase mejor e incluso se anime a hacer valer su mayor activo: su cerebro. HER va en esta línea, y no se puede dudar de que narrativamente resulta una opción más valiente y más elegante, pero tropieza aquí: la acción no avanza, no debidamente, se trata muchas veces de un bucle al que en cada vuelta se añade un detalle. El final se basa en un detalle por completo creíble, pero que carece de antecedentes en la historia, así que tendrá detractores y defensores, todos legítimos. Pero, sobre todo —y esto suele ser ruinoso para una cinta—, a cierta altura de la película, te das cuenta de que no vas con nadie; te da igual: lo que le pase a Phoenix, las particularidades emotivo-aprendidas de Samantha, el drama de pareja metido con calzador de Amy Adams… La película tiene mil brillos meritorios; pero carece de cielo donde ubicar todas esas estrellas. Por eso el largometraje es bueno, pero no maestro. Una de las mejores pruebas de que el cine consiste en un puente (amoral si es necesario) de empatía con el espectador es esta: en la trilogía de EL PADRINO, vamos con Don Vitto Corleone, ahí es nada…
PSG
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14 de agosto de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que todo, esta reseña va dedicada (él sabe quien es) ya que muchos extractos e ideas que aquí plasmo nacieron de conversaciones que mantuvimos ( "...a million miles away"). Y sobretodo por enseñarme a descubrir esta historia que me ha entusiasmado a niveles estratosféricos.

Theodore (Phoenix) es un hombre que sobrelleva un fracaso y separación matrimonial -le gusta estar casado-, se siente deprimido y solo, le cuesta mucho salir de ese bache; así que se refugia en la tecnología y en su trabajo como redactor de cartas escritas -primer guiño vintage-, y sus pocos amigos. Como buen "geek" que es, decide adquirir un novedoso sistema operativo (OS1) con lo último en inteligencia artificial ("una entidad intuitiva que te escucha, te entiende y te conoce").
Samantha (Johansson) es ese sistema operativo, cuya sofisticación le permite aprender interactuando con otros usuarios (sean humanos u otros OS's) lo cual la vuelve única en personalidad. Esta relación simbiótica orga-meca dará origen a un nuevo tipo de relación, el nuevo futuro ya está aquí. Echemos un vistazo...

Mientras que Theo representa la soledad, la culpa y la necesidad por ser consolado, Samantha encarna a la misma humanidad, con toda su exquisita complejidad y necesidades, como su anhelo para no dejar dejar de aprender. En muchas escenas de la película es Samantha quien demuestra tener mas humanidad que el propio Theo y el conflicto que en ella se genera, como esa necesidad por volver tangible una experiencia nueva, es un escalón necesario en su propia evolución. Crecer significa cambiar y para que ocurran cambios han de suceder hechos primigenios que los originen.

La estética de la película se encuentra bastante lograda; por un lado tenemos el minimalismo en los interiores, con tonalidades cálidas y otras mas intensas que dan énfasis así como cobijo a los pocos personajes que deambulan en su soledad, entre ese mobiliario urbano (muchas veces orgánico) y doméstico que parece consolidar los estados de ánimo de los personajes.
Sobre los exteriores y aunque se supone que vemos a la versión futura de Los Angeles, vemos una ciudad asiática con su skyline consolidado (Shanghai), aunque retocado digitalmente pero no en exceso; de tal manera que lo que se nos muestra bien podría ser el futuro totalmente factible de las grandes urbes. Destaca sobremanera la perspectiva a nivel del caminante, donde en los luminosos y futuristas espacios públicos (hay tanta luz que parece iluminarlo todo) apreciamos un total respeto al peatón.

A destacar sobremanera en este futuro idealizado, como la versión opuesta y doméstica a lo que vimos en Gattaca (Andrew Niccol, 1997); la ausencia de prejuicios, en donde las relaciones alcanzan un punto de total naturalismo y respeto. En este futuro, las sociedades dan una muestra muy grande evolución. Curiosamente esto contrasta con la vestimenta de los personajes, tanto masculinos como femeninos, ya que se observa cierta androginia con toques vintage nuevamente.

La parte interesante del film, es el debate que se genera por este tipo de relaciones de los nuevos tiempos, tiempos a los que nos encontramos cada vez mas cerca y sobre los nuevos alcances de la tecnología, que aunque nos aleja/acerca (véalo desde su propia perspectiva) en nuestras relaciones interpersonales (tal como está sucediendo en estos tiempos) crea un nuevo lenguaje comunicativo tan complejo en si mismo, como la aplicación de la inteligencia artificial (AI) en el uso doméstico. Una AI totalmente diferente a lo que habíamos visto antes en otras películas de corte futurista, ya que la verdadera revolución de las máquinas no será el complot que sufriremos de estás sino que será el elevado nivel de consciencia que la IA alcanzará que llevará a las máquinas (OS's) al siguiente paso en su propia evolución. Paso que comento en el Spoiler para no revelar el argumento.

Para finalizar, es una película para disfrutar y desmenuzar por toda la información que te brinda. Para disfrutar de sus detalles, su música y frases para el recuerdo; y para desmenuzar sobre ese posible futuro que se muestra tan próximo y tangible.
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Garabato
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23 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía esta película pendiente y la ví sin pretensiones.
Y precisamente por eso, por no esperarme nada de ella, me sorprendió muy positivamente.
A pesar de que la ambientación se nos puede hacer lejana a la mayor parte de las personas, la forma en que conecta con la manera de relacionarnos con la tecnología que ya existe en la actualidad me resulta excitante e inteligente.
valorn
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