El triunfo de un sueño (August Rush)

Lo que voy a escribir a continuación lo hago después de haber esperado un buen rato conseguir regular mis niveles de glucosa:

Vale que sea moralista, pero la historia es cuanto menos atractiva y por lo menos a mí no me ha aburrido. Es innegable que al tratarse de una película centrada en la música, la selección de esta haya sido en mi opinión bastante buena. Algunas escenas remezcladas casi a la perfección y detalles humanos hacen que no se note tanto las muchas carencias.

La interpretación nada del otro mundo, cabe destacar el de Keri Russell (de la que me he enamorado por cierto) naturalmente aprincesado y un Robin Williams de malo que no terminas de querer matar pero bueno, aprobado.

El guión es inverosímil al 120% pero creo que se contrarresta con algunas escenas de una belleza que atenaza el cuerpo y a quien más quien menos le pone la piel de gallina.

Es cierto que la película no tiene un gran guion, no tiene grandes giros, ni es una historia muy creíble, pero insisto en que el buen cine no son solo películas de gran calidad, ni aquellas que encandilan a la crítica, sino que una buena película, también es esa que te deja, aunque solo sea por un rato, con una sonrisa interna.
Tal vez no sea una película que vaya a ser recordada, pero tiene grandes momentos. Es un poco empalagosa, pero tiene momentos en los que te hace enamorarte y pensar superficialmente que es posible un cuento de hadas en la actualidad, y para una tarde en la que quieras llorar ,quizás, un poco, o ver una historia romántica, está bien.

A esto hay que añadir la importancia que se le da a la música, a la que se glorifica con frases que pueden inspirar a muchas personas atraídas por este arte, incluyendo algunas canciones que merecen la pena. Mi consejo, olvídense por un momento de todo, abran la mente y el corazón, cojan a su pareja y pasen un buen domingo con palomitas y helado mientras ven la película de un niño llamado "August Rush".

Aclaro antes que nada que no sabía casi nada de la película antes de ponerme a verla, lo que ha jugado bastante en su favor.

Estamos ante la historia de un chaval que lleva desde que nació en un orfanato, y que tiene la firme convicción de que sus padres no le abandonaron queriendo, y que si es capaz de encontrarles todo le irá bien. La peculiaridad del chaval está en que parece oír la música de cuanto le rodea, y quiere usarla como instrumento para llegar antes a sus padres.

Así, veremos por un lado al chaval en sus esfuerzos por hacerse oír, huyendo del orfanato y demostrando que es un auténtico genio en lo que a música se refiere. Y de otro lado está la historia de los padres, que se nos cuenta tanto mediante flashbacks del pasado como con cómo están sus vidas en la actualidad.

Una auténtica delicia de película, que cuenta con una genial banda sonora (muy buena, de verdad), excelentes interpretaciones, buena fotografía y el componente emotivo justo para llegar sin hacerse empalagosa.

Un descubrimiento que me ha gustado muchísimo y que os recomiendo a todos.

No, no voy a volver a repetirlo. No voy a insistir en lo mismo de siempre, no lo diré, me ato los dedos y me muerdo la lengua para no reiterarme en lo mucho, muchísimo que adoro a Jonathan Rhys-Meyers... Ups, ¿lo he dicho? Vaya.

En fin, que en esta línea de ceguera pasional me pongo «August Rush», drama- romántico-musical más bien dulzón y telenovelero. En esta historia hay que olvidar toda mala leche y tratar de comprender las sutilizas de la música y el amor desde un punto de vista muy mágico y espiritual. No hay quien se crea casi nada de lo que ocurre, sobre todo porque los conflictos están estirados al máximo, forzando personajes oscuros, como el padre Novacek; noches de amor que, en fin, pueden pasar, claro que pueden pasar si el galán es Rhys-Meyers, pero para ser una chica tan modosita como Lyla... bueno, se volvió loca al ver a Louis, lo damos por válido; separaciones y reencuentros precipitados y cortantes, sin perspectiva ni proyección lógica, y otras cuantas casualidades fruto del amor... y de la luna.

La banda sonora es de lo mejorcito, y yo ya entro en colapso nervioso cuando mi Jonathan encima de actuar, canta. Grande el tema «This Time», por ejemplo. Freddie Highmore está tan tierno como es habitual y Robin Williams me sobra por completo en una trama extrañísima de niños vagabundos sobre los que ningún trabajador social se preocupa.

Lo que parecía un lamentable caramelo sin gusto, se convierte en un cuento de música y sueños cumplidos no tan lamentable. Es tan blandita y tan pomposa, que hasta le coges cariño.

Actuación muy convincente y enternecedora por parte de Freddie Highmore, soundtack y audios de fondo al clavo con cada escena. Aunque en algun momento puedan aparecer momentos magicamente falsos para algunos espectadores, te crea cierta llamita de que aun puedaser cierto y existir-.

Final adorablemente emocionante y tal como algo que puede hacerte suspirar en aquel momento.
y aunque sorprende ver a Robin Williams como un personaje antagonista aun asi lo desarrollo con los pantalones bien puestos!