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The Yellow Sea

Thriller. Cine negro Frontera entre Rusia, China y Corea del Norte. Acosado por las deudas, casi en la miseria, un hombre acepta un contrato para asesinar a alguien. Es su último recurso para cubrir las necesidades de su familia. Conoce pocas cosas sobre su víctima, pero nunca hubiera imaginado que acabaría siendo engullido por un engranaje criminal. (FILMAFFINITY)
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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
6 de enero de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace casi una década estamos disfrutando con el cine oriental, en gran parte desde Korea (del Sur, evidentemente). Ya no sólo del entretenido cine Hongkonés traido por directores como Johnnie To o el japonés Takeshi Kitano en sus momentos en los 80-90. Queremos más cantidad y que llegue más lejos. Y lo hemos conseguido con ese director amante de la violencia (en el cine, claro está) que es Park Chan Wook. Como disfruto de estupendas obras como Old Boy, las dos Sympathy for Lady y Mr. Vengeance, Encontre al Diablo, Confessions, Zatoichi, Hana-bi, Sonatine, Violent Cop, Brother, Infernal Affairs 1 y 2, Joint Security Area, Say Yes, Election 1 y 2, Breaking News, Running out of Time, etc. Y eso sin contar el cine de terror de gente como los Pang Brothers o el interesante cine de Kim-ki Duk ... como olvidar La Isla (Seom)!
En fin, si os gusta esa mezcla de accion e intriga trepidante, con absoluta espectacularidad (bien hecha, por cierto), añadiendo una gran dosis de violencia y sangre ... esta es vuestra peli.
oscarfalken
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3 de julio de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde Corea no llega este largometraje dirigido por Na Hong-Jin, que trata sobre la historia de un inmigrante en China, el cual para saldar unas deudas, acepta hacer un trabajo sucio en Corea del Sur. Aparte de la desesperación en la que se encuentra, acepta el trabajo para buscar a su mujer quien marchó a Corea a trabajar hace un tiempo y de quien no sabe nada.
El film de Hong-Jin es un "thriller" que va de menos a más, siguiendo las vicisitudes de su humilde protagonista, el cual apenas tiene un puñado de líneas de diálogo en las casi dos horas y media que dura el metraje. Pocos recordaremos el nombre de Ha Jung-woo, pero hay que reconocerle que aguanta el fim sólo con su mirada y sus gestos. No menos importante es la presencia de quienes interpretan a los mafiosos, y todo ello excelentemente orquestado por el realizador coreano, que construye una historia con pocos elementos, sin efectismos, sirviéndose más de los silencios que no del ruido. Esto último parece contradictorio para ser un film con mucha violencia, persecuciones, etc. Pero, a diferencia de lo que sucede en América, Na Hong-Jin retrata a su personaje con la máxima de "menos es más", mostrándole en las más diversas situaciones, y sólo definiéndolo a base de unos cuantos "flash-backs", pero eso si, usando sonidos como la propia respiracón del protagonista, su forma de andar, etc para definirle y sobretodo consiguiendo que el espectador acabe empatizando con este perdedor, condenado casi desde su nacimiento a sufrir, y por ello con un instinto de supervivencia tremendamente desarrollado. Pero no es el único que tiene este instinto. Sin lugar a dudas, en los ambientes en que se mueve el film, quien no lo tiene, no dura mucho.
Otro aspecto a destacar es que pese a ser un film de acción no se dispara ni un tiro. No hay armas de fuego. Eso no quiere decir en absoluto que no haya violencia. La hay y mucha. El arma estrella de la película es el cuchillo de cocina, y no es menos efectivo que un arma de fuego.
La película que nos ofrece Na Hong-Jin, es seca, contundente que sabe ofrecer cierto aroma al "thriller" clásico de corte occidental y que dividida en cuatro partes, sabe ir atrapando al espectador a base de diversos escenarios que van "in crescendo" hasta el climax final, retratando la peripecia de un personaje que, por determinadas circunstancias acaba en medio de una guerra de mafias en un país tan extraño como poco acogedor a los inmigrantes como él.
Otro tema a destacar es la economía de medios. Na Hong-Jin se sirve del sonido, incluso de la ausencia del mismo, de la cámara al hombro, de un montaje frenético, y una excelente planificación de las escenas de persecuciones, para que el espectador poco a poco va entrando en esta historia negra, muy bien construida, desgarradora en ocasiones y desesperanzadora en otras que te acaba absorbiendo en la simpleza de su trama sin que apenas te des cuenta para dejarte al final con la boca casi abierta.
manulynk
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1 de abril de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me considero un amante del Cine Oriental, y por ello creo que estoy acostumbrado a sus peculiaridades, es más, es por ellas que me gusta tanto. La primera película que ví de Na Hong-jin fue The Wailing, y la verdad me gusto mucho, así que me puse a buscar más de su su filmografía. Así que me dispuse a ver The Yellow Sea con muchas expectativas. Toda la introducción me pareció bien lograda, tanto narrativa como técnicamente, tenemos a un hombre en la miseria llevado a una situación extrema (económica y afectivamente) que lo obliga a realizar un vil acto. Llegado a ese punto, me dije aquí se viene lo bueno, lastimosamente para mi la película empieza a decaer. Tenemos escenas que se repiten una y otra vez mostrando la preparación y la novatez de nuestro protagonista en cuanto al encargo que tiene que realizar. Pero luego de que se consuma el hecho, vemos al mismo convertido en un experto capaz de huir mil policías o dos mil mafiosos, que le disparan, golpean, acuchillan, sin detenerlo nunca en su huida. Es más luego ya es un experto en infiltrarse en las zonas más peligrosas sin que nadie lo note (todo el mundo lo esta buscando). De verdad las escenas de persecución me parecieron un chiste, aunque el cine oriental muchas veces exagera en cuanto a las capacidades físicas de los personas (por ejemplo vemos artemarcialistas que pueden volar por los tejados) estás siempre están justificadas dentro de la trama. Pero aquí nuestro pequeño taxista convertido en Ethan Hunt, escapa siempre y termina eliminando a todos los malos malosos que se le atraviesen, simplemente porque sí. La tensión simplemente desaparece, porque uno ya sabe que no importa si nuestro protagonista se enfrenta a un millón de mercenarios zombies inmortales con hachas y cuchillos, este terminará saliendo un poco herido pero victorioso.
karaiosvaldo
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5 de agosto de 2011
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thriller coreano de dos horas y media de duración que presenta una historia globalmente simple, pero con muchos giros en la trama que le otorgan cierta complejidad.
Estilo cercano al clásico, adopta mayormente opciones “normales” y “regulares”. Composición fotográfica naturalista, encuadres de tamaños, angulaciones e inclinaciones convencionales, iluminación funcional al relato (con predominio de colores fríos) y un sonido que alterna entre un acompañamiento discreto y un énfasis retórico en los momentos de mayor drama. El tipo de asociaciones en este film resultan en un universo fluido y homogéneo. Hay un montaje alternado, propio de films con muchas persecuciones, que utiliza el campo/contracampo y el raccord de mirada y de acción.
Prevalece una funcionalidad comunicativa, de hecho, el film está divido explícitamente en cuatro partes mediante fondos negros y los títulos de los “capítulos” en blanco. Cada sección profundiza en aspectos bien diferentes que tienen como punto en común al personaje principal. Entre los temas planteados por “The Yellow Sea” encontraremos la vida en la marginalidad (hay varias comparaciones con “vivir como perros”), la infidelidad de la mujer, un crimen confuso y conflicto entre clanes, corrupción e impunidad, debilidad de la fuerza policial, etc. Además, la temática planteada más relevante tiene que ver con el título del film, el cual hace alusión a la inmigración ilegal a través del mar y mediante barcos, desde Corea hacia China. A su vez, como ocurre en la mayoría de este tipo de problemáticas de frontera, deviene en conflictos raciales y trata de personas. En la última parte del film, la venganza, la verdad y la tragedia tomarán la rienda para cerrar esta maratónica trama.
Una de las particularidades de este film es la recurrencia del guión sobre persecuciones que terminan en escapatoria azarosa y supervivencia del personaje principal, manifestando la figura del destino como una de las claves.
Se podría decir que el film abusa en su extensión sin justificarla con contenido relevante, sino con un show de violencia oriental donde perseguidores y perseguidos buscarán eliminarse con cuchillos y hachas. Otro punto en contra es la inverosimilitud que tiene ciertas secuencias, sobre todo las escenas policiales. De todas formas, tiene a su favor un cierre claro a pesar de una trama tan turbulenta y el tema central que plantea, más allá de contar la historia de un crimen, está bastante bien plasmado en el título y en la imagen.
gonzafer85
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4 de mayo de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya algún tiempo que nos llega desde Asia un fuerte olor a sangre y sudor que invade progresivamente nuestras salas de cine, y aunque parece que aún no se ha manifestado con toda su magnificencia, da la sensación que lo puede hacer en cualquier momento. No hablo de terror a la japonesa ni de coreografías bollywoodienses, unos demasiado explotados y los otros demasiado poco. Hablo del cine negro surcoreano, tan negro y tan violento. Efectivamente, poco a poco traspasan el filtro intercontinental más obras de género provenientes de Seúl y cercanías que, como la pirotecnia china, fascinan por su explosividad. Si el año pasado se proyectaba en algunas salas Encontré al diablo, de Kim Ji-woon, manchando de hemoglobina hasta al más insensible y dejando sin respiración al más hiperventilado, este año llega a nuestros cines la enorme The Yellow Sea, una película que fríe los nervios del público con su sentido de la acción y su intensidad, incesantes hasta el último minuto de metraje, y que prueba de forma irrefutable la posición de Corea del Sur como una de las grandes potencias cinematográficas.

La historia empieza en una zona muerta, fronteriza entre Corea, China y Russia, en la que la tendencia migratoria es el pan de cada día. Los desplazamientos masivos hacia grandes ciudades chinas o coreanas acarrean indefectiblemente la generación de mafias locales, expertas explotadoras del fenómeno social. El protagonista, un taxista que malvive acosado por las deudas y la desazón en la interminable espera de noticias de su mujer, emigrada a Seúl, es contratado para asesinar a alguien a cambio de la posibilidad de cruzar la frontera y verse con ella… Si el planteamiento nos podría remitir a Scorsese, Mann o De Palma, su factura se encarga de desmarcarse de todos ellos revelándose con una voz propia portentosa, tan grave como rejuvenecedora de un género demasiado enclaustrado en nombres veteranos. Na Hong-jin, guionista y director, se crece en todo e insufla al film una fuerza y nervio insólitos que conforman en la obra dos facetas cuidadosamente construidas; la de un potentísimo producto de entretenimiento, y la de un arrebatador retrato social. Y es que la obra se destapa enseguida como una obra compacta, sólida tanto en los aspectos artísticos como técnicos y sobresaliente en su conjunción.

(Sigue en spoiler SIN SPOILER)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TPA
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