Grandes esperanzas

Estéticamente impecable, eso es verdad. Tan estéticamente impecable como argumentalmente aburrida. A ver cómo os resumo yo el truño éste:

Ésta es la historia de un tipo completamente colgado de una tía que pasa olímpicamente de él y que le rompe el corazón. Ohhhhhhhh!

No, espera, tengo otra mejor. Ésta es la historia de una calientapollas vocacional que trae a maltraer a un pobre gilipollas que se encoñó de ella a la tierna edad de 10 años por un par de lengüetazos que se pegaron debajo de un chorro de agua.

No, mejor aún. Ésta es la historia de una tomadura de pelo disfrazada de versión libre y modernizada de una novela de Carlitos Dickens.

Qué va qué va, me quedo con ésta. Es la historia de una imbécil que estaba en su casa tranquilamente y tenía un montón de cosas divertidas que hacer pero prefirió tragarse un truño de campeonato en el que una tía se pasa todo el tiempo toreando magistralmente a un cabestro de cuidao. Ésta es la que más me gusta, y además como estamos en plenos sanfermines viene que ni pintá.

Pero la de la tomadura de pelo también vale.

Eso sí, para los tíos y las bollos: Gwyneth Paltrow está muy buena, eso no se le puede negar.

Ví la película hace ya tiempo, en una fria noche de invierno de un oscuro sabado. Pero después todo fue luz.
Imponente interpretación de Gwyneth Paltrow así como de Ethan Hawke.
La trama es esplendida, profunda y plácida. El largo periódo de tiempo por el que transcurre la película hace poder ir conociendo a los personas, sus fobias, sus logros, sus sensaciones.
Entrañable historia, muy recomendable para los admiradores de la Paltrow.

Con una dosis de magia siempre presente a lo largo de la película, la mano sutil y certera de Cuarón, logra interesar al espectador de una forma secuencial interesante, los altibajos del amor entre Finn y Stella.

Interpretación magnífica la de los protagonistas Ethan Hawke y Gwyneth Paltrow que logran formar una pareja conectada, aunque casi siempre separados, que viven el amor cada cual a su manera. Se puede sentir el encanto entre los dos, incluso en las ausencias.

Muy buenas también son las actuaciones de los co-protagonistas Robert De Niro y Anne Bancroft, que aunque hacen apariciones más exiguas, resultan vitales para la historia.

Una excelente fotografía de Emmanuel Lubezki; acertadísimos escenarios como el palacio en el trópico “Paradiso Perduto”, y correctas ambientaciones en las calles de Nueva York.

Un buen complemento para la película es también la excelente banda sonora y las pinturas de Francesco Clemente.

Esta historia está basada en el libro de Charles Dickens escrito entre 1860 y 1861, pero el director supo adaptarla adecuadamente a los tiempos modernos, y al final te deja distintas buenas sensaciones.

La primera media hora de película se hace pesada, lenta y aburrida. Después, poco a poco va cogiendo tono, a medida que van conociéndose los jóvenes protagonistas.
Lo más destacable de la película son las grandes interpretaciones de todos y cada uno de los actores, junto con la fotografía y la banda sonora. El director es como la araña que va tejiendo una tela que va causando cada vez más dolor, y provocando la impotencia del espectador, el desorden, el desconcierto, la inconexión de unas historias con otras. Pero su mayor pecado es atrapar al espectador hacia el absurdo, hacia personajes inverosímiles y situaciones que no tienen cabida en la razón humana.
No es una historia de amor, por parte de él: Es una obsesión, un sueño imposible, un deseo irrefrenable y por parte de ella un juego del que quizás alguna vez se arrepintió o tal vez nunca.

Sensibilidad a flor de piel ... toda la película. En general es una fiesta para los sentidos, el detalle, la fotografía, la música. El elenco perfecto en cada uno de sus roles, la escogencia de Cuarón hizo amalgama como pocas, con resultados conmovedores.
Esta película resume aspectos de la vida de una persona que siempre están presentes, gente que admiramos, algo que queremos alcanzar y no podemos, el "pertenecer", el ser libres, amar a como dé lugar, los sueños, ser felices, los recuerdos de la niñez, el desengaño, etc.
Hay un par de escenas remarcables para mí, las que muestran secuencias de Paradiso Perduto, ese palacete casi gótico del Golfo y las desarrolladas en Nueva York.
Si prestan un poco de atención van a notar que todo, o casi todo es color VERDE ... maravilloso refuerzo visual durante la película entera ... desde el paquete de cigarrillos en el club (mentolados) hasta el vestido de terciopelo verde by Donna Karan en la secuencia del Bistró, que nos dice a cada momento "nunca pierdas la esperanza..."
Una joyita como pocas, al estilo de "Indochina" o "El Amante", para una tarde tranquila donde nos permitamos soñar con la vida que tenemos o que podemos llegar a tener.