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Un par de seductores

Comedia Lawrence Jamieson (Caine), seductor profesional que opera en la Riviera francesa, donde estafa a mujeres ricas, observa con desagrado cómo lo imita Fedy Benson (Martin), un advenedizo que pone en peligro su agradable y fácil modo de ganarse la vida. La competencia entre ambos dará lugar a las más disparatadas aventuras. Divertido filme de timadores, remake de "Dos seductores" (1964). (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
19 de abril de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
104/17(17/03/24) Entretenidilla comedia, que tiene el punto a su favor del recuerdo nostálgico de haberla visto en mi adolescencia ochentera, en la inolvidable época de videoclub. Dirigida por el titiritero inglés Frank Oz (era uno de los que movía a los míticos Muppets), en lo que es una nueva versión de la película “Bedtime Story”, con guión escrito por Dale Launer (“Mi primo Vinny”), Stanley Shapiro y Paul Henning (estos dos últimos los escritores del original de 1964), con David Niven & Marlon Brando de 1964, aquí transmutados respectivamente por Michael Caine y Steve Martin, siendo estos el mayor atractivo del film, su respectivos roles hechos a su mediada, uno de gentleman (aristocrático) británico flemático y el otro de bribonzuelo estadounidense, los dos lo bordan y se notan disfrutar en sus papeles, lástima que la química entre ambos sea escasa, sus diferentes tonos nunca terminan de hacer simbiosis. Ello en una trama clásica de timadores enfrentados, no esperes algo parecido a “The Sting”, es algo mucho más ligero, solo pretende hacerte reír con la excusa del encuentro entre estos dos trileros-charlatanes. Los gags se suceden, pero de forma demasiado irregular, en un tour de forcé entre los dos actores en que vence claramente Martin con su arrolladora vis cómica, Caine se llega a sentir un simple apoyo para las gracietas del gran cómico texano. Tampoco ayuda su estirado metraje de 110 minutos, donde mucho parecen apósitos que alargan sin sentido, y hacen que haya baches, a veces menos, es más. Hay un tercer vértice con la aparición de la actriz Glenne Headly, pero esta no puede competir con un papel timorato, por mucho de su giro final forzado.

Caine asume el papel de Niven, interpretando a Lawrence Jamieson, un estafador de primera línea que se especializa en pretender ser un rey en el exilio para poder estafar a las mujeres ricas con el dinero que pueden permitirse perder. Martin es Freddy Benson, un picapleitos de poca monta que se dedica a estafas considerablemente menos sofisticadas (su favorito es el de la abuela que necesita una operación). Lawrence y Freddy se encuentran en un tren y, cuando el primero descubre que el segundo planea cazar furtivamente en su territorio, la ciudad de Beaumont-sur-Mer en la Riviera, primero intenta ahuyentarlo, reconociendo que Freddy no va en cualquier lugar, acepta actuar como su mentor. Realizan varias cabriolas juntos, pero Freddy está impaciente por hacer una gran puntuación. Cuando llega una mujer estadounidense aparentemente rica, Janet Colgate (Glenne Headly), hacen una apuesta para ver quién puede ser el primero en hacer que ella escriba un cheque por $ 50,000. Entonces, como diría Sherlock Holmes, el juego está en marcha.

Es una cinta en la que puedes sonreír, incluso reír, pero también hay mucho michelín a liposuccionar, como que habría que haber sintetizado su primera parte en que se da demasiado minutaje a la presentación de antagonistas, en cómo se conocen, y como llegan a rivalizar. Tiene sus picos en Steve Martin, desde la escena en el calabozo que intenta acordarse del nombre de ‘su amigo’ contorsionándose, cuando da vida al hermano cortito del noble, el simpar Ruprecht, tan torpe que tiene que comer con un corcho en el extremo de su tenedor, para evitar daños si se apuñala en el ojo, este lo lleva con un parche por si acaso. Hay alguna pantomima de Steve como paralítico divertida, otra con unos soldados en una fiesta ‘atrapado’, pero poco más; Caine baila con la más fea al hacer de un rígido playboy, con métodos de timo de provocar lástima en mujeres deseosas de altruismo con la realeza, ante que el país de este, está siendo presa de una revolución comunista, siendo gracioso como reniega de las donaciones una y otra vez, haciéndose el duro, hasta que acepta. Luego torna en inflexible psiquiatra con medios sádicos de tratamiento, pero aun estando bien (cuando no lo está Caine?), se siente un gregario del camaleónico Martin.

El núcleo del argumento es la ‘competición’ por ganarse a la Reina Colgate, pero tenido algún buen momento, como es la prueba médica del dolor (esas lágrimas de Steve Martin finales son jocosas), el falta humor más gamberro y menos sentimentalismo impostado en las conversaciones de Steve con ella. Para desembocar todo en un clímax que ansía sorprender, pero está lejos de ello, pues todo se huele a millas de distancia.

Los lugares de rodaje incluyeron Antibes, Cannes, Beaulieu-sur-Mer (representado en la película como "Beaumont-sur-Mer"), Saint-Jean-Cap-Ferrat , Niza y Villefranche-sur-Mer. La Villa Ephrussi de Rothschild fue visitada por los protagonistas de una escena. La propiedad de Lawrence es una villa privada (Villa Hier) situada en la punta del Cap d'Antibes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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14 de agosto de 2007
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Usando su simpatía personal, su inteligencia e invocando causas superiores, estos dos embaucadores llenan sus bolsillos de dinero mal habido, emulando así a la perfección el modus operandis de cualquier político de derecha.
La película es divertida, tiene una comicidad constante y unas actuaciones acordes a sus dos actores principales, que despliegan aquí su gran capacidad.
Muy recomendable para divertirse un rato.
hermes
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25 de febrero de 2016
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pregunta es:
¿Puede haber una película tan solo regular protagonizada por un ente que responde al nombre de Steve Martin?.
Con un ente así, ya no hace ninguna falta ir a funerales. Un auténtico destrozapelículas.
joe
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13 de septiembre de 2013
1 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que "Un par de seductores" debiera ser de pícaros o sinvergüenzas que de eso se trata por más que Lawrence Jamieson (Michael Caine) se excuse con lo que viene en el título de mi crítica. En todo caso, remake de una comedia del año 1964 protagonizada por David Niven y Marlon Brando. Al respecto sólo puedo decir que el final es diferente pero nada más. La presente tiene un buen planteamiento pero la película a veces se pierde con un guión hecho a tres bandas. Le cuesta entrar en la historia principal y cuando lo hace no la explota al máximo, quedándose un poco a medias.

Más que desternillante es simpática. Momentos para reírse sólo recuerdo dos, cuando el maestro enseña a Freddy Benson (Steve Martin, que aquí me recuerda a Harrison Ford) a comportarse como un gentleman y, por supuesto, en el reconocimiento médico, pero en líneas generales te mantiene atento a la pantalla. Entretenida por más que hubiera preferido otro desenlace (SPOILER). Por último, prestad atención a la pedazo de canción que suena en la discoteca, la primera, no la lenta que la sigue. Hay gente que lleva décadas buscándola. Si alguien sabe cuál es, que lo diga. Nos hará un favor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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