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Dallas Buyers Club

Drama Basada en la vida real de Ron Woodroof, un cowboy de rodeo texano, drogadicto y mujeriego, al que en 1986 le diagnosticaron SIDA y le pronosticaron un mes de vida. Empezó entonces a tomar AZT, el único medicamento disponible en aquella época para luchar contra tan terrible enfermedad. (FILMAFFINITY)
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Críticas 224
Críticas ordenadas por utilidad
27 de septiembre de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que un drama de enfermedades terminales es un entretenido periplo de un hombre intempestivo e inestable.

A destacar:

-El actor de comedia Steve Zahn interpreta a un policía con poca presencia, pero aún así es un personaje con el que simpatizo porque profesa su simpatía hacia Ron no de una manera abierta y desaforada; la película narra su episódica relación con una agradable ambigüedad, hay episodios impredecibles y casuales, como en el que Ron le pidió que le detuviera para evitar que unos tipos a los que había robado le lincharan, este se negó, entonces el vaquero le pega y ahí sí reacciona, le devuelve dos buenas hostias y le arresta. No obstante después le suelta en lo que le dice que no puede seguir así. Ron le responde con una desdeñosa y socarrona indirecta tan propia de su mal carácter en lo que se baja del coche. Steve se sonríe. Se puede ver que le hizo 'el favor' porque el otro le agredió, supongo que le habrá gustado la prueba de carácter, que así son las relaciones entre hombres, vacilar con gracia es un arte. Vemos también que cuando el padre de Zahn lo pasa mal con los estragos del Alzheimer, Ron le envía un medicamento con un escueto "Lo siento por lo de tu viejo, prueba con esto'. No hay alardes de mamonería y complacencia, la interacción entre ellos es de carácter funcional: escueta y expeditiva.

-En el hospital Ron conoce al transexual Leto (buena interpretación para un interesante personaje, tiene una personalidad adicta, es impulsivo, directo, sarcástico, provocador, ambiguo -Ron le atrae pero no hay nada que hacer-) y se ponen a jugar al poker y el otro le muestra su mano. Jotas y treses, le anuncia. Ron se queda momentáneamente callado (está procesando) y le suelta ¡Pues te pegan mas las reinas, hijo puta! en lo que le tira las cartas a la cama. Luego le da un tirón en la pierna y Leto se pone a masajearle, el otro dice que se quite, Leto insiste con la frotación, Ron cambia de opinión y dice que estimule la zona con más fuerza, cuando se recompone ordena finalizar el ejercicio con su característica brusquedad. Hay otro momento divertido que cuando está con una mujer (creo que era la Garner) a la que no se puede tirar porque (él) tiene VIH, se va a su cuarto/despacho improvisado un momento, se la casca con las fotos de las tías que tiene pegadas por la pared y ve que hay también fotos de un tío que Leto ha pegado aleatoriamente entre las que había durante su ausencia. Las arranca en lo que se acuerda de su socio no precisamente en los términos más afectuosos.

-Jennifer Garner no me desagrada, a mi no me hubiera molestado que se enrollara con el antaño errante detrito social, que sin llegar a abandonar del todo su esencia de vividor, pasa a tener momentos en los que da el pego como estudioso aplicado, capaz incluso de emprender alguna clase de proyecto que le salga medianamente bien.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Extranjero
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14 de marzo de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Admito que los treinta minutos iniciales de “Dallas Buyers Club” me desilusionaron, del mismo modo que he de reconocer que la siguiente hora y cuarto me encandiló de forma sorpresiva. Su comienzo es una recreación de la miseria y la marginalidad de unos personajes macarras que llega incluso a saturar, rodeados de suciedad, desorden, enfermedad y mediocridad constantes. Desde los rodeos tejanos, con su característico estilo pueblerino y primitivo, hasta las vestimentas roídas y desaliñadas de los vaqueros, todo nos traslada a un universo deprimente y nocivo que, por reiterativo, comienza a resultar cansino. Pero, sin apenas darnos cuenta, se produce la inesperada transformación que da lugar a una película conmovedora sobre la base de una trama intensa y reflexiva y de unos personajes complejos y emotivos que sustentan unas sensacionales interpretaciones. Al finalizar la proyección, aquel mundo decadente, chulesco y enfermizo ha derivado en una ejemplaridad digna de ser vista y en una moraleja que merece ser contada.
Basada en una historia real, cuenta la vida del típico cowboy que manifiesta su hombría valiéndose de un lenguaje obsceno, que malvive a base de alcohol y juergas desenfrenadas y que se gana la vida gracias a un trabajo insano, consistente en trapicheos y estafas, hasta que el SIDA se cruza en su camino para destruirle. A partir de ese momento, se introduce en un laberinto de hospitales, de medicamentos autorizados, de otros en fase de ensayo, de algunos del mercado ilegal, de intereses farmacéuticos, de burocracias administrativas y de egos médicos para, finalmente, convertirse en un traficante de sustancias prohibidas y crear una empresa de asistencia de enfermos paralela a la sanidad oficial. Al frente de esta actividad llegó a enfrentarse a la Administración estadounidense incluso ante los tribunales, alzándose como un auténtico héroe para miles de pacientes, a quienes alargó sus vidas más allá de lo que médicamente cabía esperar. Y quizás ahí se halle la paradoja: quien parecía destinado a fracasar, a morir desahuciado en apenas un mes, termina viviendo durante años, aplaudido, querido y aupado a la categoría de respetado misionero comunitario.
Tal evolución se sostiene gracias a una narración que gana en agilidad y entidad a medida que avanza. El director canadiense Jean-Marc Vallée logra combinar drama con ironía y emoción con reflexión en lo que, sin duda alguna, constituye su mejor trabajo hasta la fecha. Logra una concatenación de secuencias divertidas a través de la constante recreación de la desesperación, dando verosimilitud a lo que parece increíble pero, sobre todo, demostrando que la tradicional dicotomía entre buenos y malos aquí no tiene cabida.
“Dallas Buyers Club” acudía a la entrega de los Oscar con seis nominaciones -que incluían las de mejor película y mejor guion-, que han dado lugar a las tres estatuillas de mejores actor, actor secundario y maquillaje. El reconocimiento a sus intérpretes ha sido unánime, habida cuenta que han ganado los Globos de Oro, los premios del Sindicato de Actores, los Spirit Awards y la práctica totalidad de galardones concedidos por las Asociaciones de Críticos americanos. Semejante coincidencia, difícil de que suceda, resulta muy comprensible en este caso, puesto que ambos están sencillamente brillantes. Matthew McConaughey ofrece una recreación magistral, creíble y sin reparos de un personaje sumamente complejo. Su etapa de actor del montón, con una imagen construida sobre un físico agraciado, ha concluido. En la reciente “Mud” ya dio muestras de una versatilidad y calidad desconocidas hasta entonces y este último papel le confirma como un profesional sobresaliente al que merece la pena seguir muy de cerca. Por lo que se refiere a Jared Leto, cuyos destellos en los largometrajes de David Fincher “El club de la lucha” y “La habitación del pánico” habían sido sobradamente puestos de manifiesto, está a la altura de McConaughey. Sólo me queda sumarme a los aplausos y alabanzas a sus respectivos trabajos en este film.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
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17 de marzo de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Biopic dirigido por Jean-Marc Vallée, el cual nos narra la historia real de Ron Woodroof, una especie de vaquero, homófobo, mujeriego y drogadicto, que a mediados de los años 80 y tras tener un pequeño accidente laboral descubrió, para su sorpresa, que estaba infectado del virus del V.I.H (Sida) y que sólo le quedaban 30 días de vida.

Woodroof, que en un principio no quiso aceptar el diagnóstico facilitado por los médicos al considerar que esa enfermad sólo podía tener como diana al colectivo homosexual, finalmente aceptó la dramática realidad y se vio obligado a emprender una lucha contra el tiempo al objeto de conseguir cualquier medicamento experimental que pudiera salvar o alargar su vida.

Pero es que Ron Woodroof no sólo no se conformó con conseguir medicinas que no estaban aprobadas por la F.D.A (Administración de alimentos y drogas) en los Estados Unidos, ya que también vio un filón a la hora de facilitar dichas sustancias a otras víctimas de esta enfermedad a cambio de una buena suma de dinero; hecho que motivó que las autoridades gubernamentales comenzaran una lucha contra su "Club de compra" en la ciudad de Dallas (Texas).

El film, de una gran carga dramática y con una fuerte crítica social, podría enmarcarse en esa senda de películas que sirven de perfecto marco de lucimiento para la labor interpretativa de sus actores y que la mayoría de las veces es recompensada con un Oscar. Ahí tuvimos el premio otorgado a Tom Hanks por su gran interpretación del abogado homosexual y enfermo de Sida en "Philadelphia" (Jonathan Demme), o como ahora nuevamente ha quedado corroborado con las estatuillas para Matthew McConaughey y Jared Leto por su trabajo en "Dallas Buyers Club".

Y si bien es cierto que en una película de este tipo es más fácil conseguir una nominación o llevarse determinado premio de la Academia, tampoco sería justo si dijera que la labor de McConaughey o Leto no son dignas de alabar y justas merecedoras de sendos Oscars/Globos de Oro.

Ambos actores, mediante una dura trasformación física y ayudados por un "tétrico" maquillaje, nos regalan unas interpretaciones que son como piedras preciosas dentro un producto que, si bien comienza con bastante fuerza, posteriormente se va quedando estancado a medida que el personaje interpretado por Jennifer Garner va cobrando más protagonismo en la trama.

No sé si todo lo que se cuenta en la historia sucedió así en la realidad, pero considero que el forzado intento de relacionar al personaje de McConaughey con la doctora interpretada por Jennifer Garner no ha terminado de funcionar y sólo ha provocado que el guionista nos aleje de otros aspectos más interesantes de la trama, como puede ser la evolución del personaje de Ron Woodroof en su relación con el/la transexual Rayon.

Junto al interesante guión basado en hechos reales y las emocionantes interpretaciones de sus actores, también quisiera destacar la buena ambientación en esos años 80 y una espectacular labor de maquillaje que pone la guinda a la épica trasformación física de sus protagonistas.

Lo mejor: Jared Leto, Matthew McConaughey, maquillaje y ambientación.

Lo peor: Que el magnífico arranque, con la presentación del personaje de McConaughey y la posterior aparición de Rayon (Jared Leto), se venga a bajo por culpa del intento de dar mayor protagonismo al personaje de Jennifer Garner.

Blog de cine: http://opinioncinefila.wordpress.com/
Videoreviews: http://www.youtube.com/channel/UC24GN7KQmW-KZJXpIAT7oOA
John Doe Movie Reviews
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10 de junio de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ron (protagonizado por Matthew McConaughey) nos muestra lo duro y a la vez confuso que es acercarse estrepitosamente a la muerte, en donde en lo que pareciera ser el peor momento de su vida, resulta ser una oportunidad de empezar de nuevo, sin miedo a las consecuencias y descubriendo nuevas maneras de convivir con aquellos que antes conformaban el repudio de su entorno y que poco a poco se convierten en su presente y difuso futuro.

Una puesta en escena excelente con un guion fluido, que enlaza cada trazo de la historia de manera de entregar al espectador una película con un mensaje claro e interesante de digerir.
Sick_Finger
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10 de noviembre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
McConaughey empieza a ser, tras años de malas películas, un actor que coo siga a este ritmo puede ser una leyenda viva. En este film de Dallas Buyers Club, él es la película. Con este actor a este nivel empieza a ser lo de menos los argumentos de las películas en las que participa. Me recuerda a Denzel Washington cuando en Training Day, cuya trama es sencilla aunque interesante, se convierte en una actuación que le valió el Oscar porque él fue el valor de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Norbert
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