Heat

'Heat' es la cumbre de su director, una de las mejores películas de policías y ladrones jamás realizadas. Así mismo es un drama arrollador que incluso logra ser poético y profundo explorando la continua dualidad de sus personajes tan reales y tangibles como la vida misma. Interpretaciones impresionantes que levantan hasta los momentos más largos o tranquilos de la trama, una dirección que se marca a fuego en la retina, unas escenas de acción geniales -atención al inolvidable tiroteo a plena luz del día, uno de los mejores de la historia del cine- y un guión cuasi magistral con líneas de diálogo que revientan la cabeza. Esta es una película magistral que no debes perderte. Un clásico complejo, largo, épico que merece del todo la pena.

Otro clásico hito de la coordinación perfecta entre De Niro y Pacino. Ambos demuestran la capacidad e incluso facilidad para complementarse y trabajar codo con codo en un film. Heat es acción en estado puro, dos horas y media de adrenalina y desenfreno. Estratosférico trabajo de Michael Mann, quien crea y dirige una trama magnífica, contundente, y que logra descifrar el lado más íntimo y oscuro del mundo policiaco y criminal..

La “profesión” de atracador de bancos y la profesión de policía son ambas de riesgo y exigen dedicación plena, los nervios de acero, el mantenerse siempre en alerta y la intuición sobre las situaciones y las personas son las llaves que dan continuidad a la supervivencia.

Excelente trabajo de Michael Mann que nos relata como detrás de cada atracador y de cada policía hay una persona con su vida particular, con sus anhelos y frustraciones … luego todo eso pasa a un segundo plano cuando las balas estallan por todo alrededor.

Muy buenas las interpretaciones de los “clásicos” Robert de Niro y Al Pacino, especial mención a la conversación que ambos mantienen en un bar.

Muy logrados también los tiroteos con metralleta en la calle que disparan puro realismo en cada ráfaga.

Heat (1995).
“El riesgo ha de estar a la altura de la recompensa.”
Michael Mann tuvo a bien rodar la mejor escena de atracos de todos los tiempos a mediados de la última década del pasado siglo. Una escena irrepetible donde durante unos diez minutos asistimos a un tiroteo sin parangón en el género policiaco.

“No admitas nada en tu vida que no puedas dejar en 30 segundos si la pasma te pisa los talones.”
Dos de los mejores actores de todos los tiempos se enfrentan cara a cara por vez primera. Recordemos que en “El Padrino Parte II” no comparten plano en ningún momento. Hablamos de los monstruos del 7º Arte, Robert De Niro y Al Pacino. Dos neoyorquinos descendientes de italianos que llenan la pantalla en cada cinta que trabajan.
Aparte del duelo final -puro western-, ambos protagonizan un encuentro tranquilo, aunque lleno de matices interpretativos hacia la mitad de la película. Un momento inolvidable.

“Solo soy lo que estoy persiguiendo.”
Junto a sus dos protagonistas principales, dos almas solitarias que solo hacen “lo que saben hacer” (atracar y detener atracadores), encontramos un reparto asombroso. Una docena y media de actores de primera fila y de secundarios de lujo. Desde Val Kilmer, en uno de sus mejores papeles (con permiso del Doc Holliday de “Tomstone”), pasando por el veterano Jon Voight o las atractivas Ashley Judd y Amy Brenneman, hasta artistas como Tom Sizemore o William Fichtner. Todos, hasta Danny Trejo y Wes Studi, han triunfado en la Gran Pantalla.

Como las buenas obras, tanto el público como la crítica especializada acogieron excelentemente el largometraje del director y guionista Michael Mann. Un filme con un montaje y una trama bien hilvanada que hacen cortas sus cerca de tres horas de duración. La música de Elliot Goldenthal, con algunos temas de Brian Eno, ponen la guinda a uno de los pasteles más sabrosos del género que se hayan elaborado jamás.

Raúl Cabral.
Puntuación personal: 8,5
https://www.filmaffinity.com/es/film267267.html

Por lo que veo en las críticas ya se ha dicho prácticamente todo lo que podía decirse, la película –que vuelvo a ver unos diez años después de la última vez– es un contundente dispositivo narrativo rebosante de oficio y buen hacer, y una delicia para los amantes del género, a los que justificadamente se les hace corta a pesar de su duración. No recito pues todas sus virtudes y me limito a poner en spoiler el par de cosillas que me chirrían ligeramente a nivel de guión y por las que le pongo un 9 en lugar de un 10.