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La mejor oferta

Intriga. Romance. Thriller. Drama Virgil Oldman (Geoffrey Rush), un hombre solitario y excéntrico, es un experto en arte y un agente de subastas muy apreciado. Su vida transcurre al margen de cualquier sentimiento o emoción hasta que conoce a una hermosa y misteriosa joven (Sylvia Hoeks) que le encarga tasar y vender las obras de arte heredadas de sus padres. Esta joven, que sufre una extraña enfermedad psicológica que la mantiene aislada del mundo, transformará para ... [+]
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Críticas 161
Críticas ordenadas por utilidad
27 de enero de 2014
22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo su primera media hora, 'La mejor oferta' apuntaba a ser una de las grandes películas de intriga de los últimos años, pero a pesar de proponer nuevas intrigas durante el transcurso del film, hay otras que se resuelven antes de tiempo y otras a las que no se les da ninguna importancia.
Dejando a un lado el buen hacer del reparto (Geoffrey Rush sobretodo), el estilo de la dirección y la armonía de la banda sonora, vamos a centrarnos en los SPOILER

Le he puesto un 7 en principio, aunque durante la película pensaba más en un 8, pero al final se viene un poco abajo
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Markisho
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16 de julio de 2013
28 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siento poca simpatía por la obra de Giuseppe Tornatore, que me parece un director y guionista blando, carente, superficial y pretencioso que algunos tienen en alguna estima desde que perpetró hace ya un cuarto de siglo un proyecto más aseado que original llamado “Cinema Paradiso“ (1988). Sabe urdir tramas y sabe dosificar quiebros y requiebros narrativos, mover la cámara y decorar las imágenes, pero es como pretender que un escaparate de un gran almacén es arte o es original: sencillamente no cuela. Los logros están en clara colisión con los méritos y los dos brillan por su pertinaz ausencia.

Ahora nos encontramos con un suntuoso suflé de merengue que es muy aparente, parece ingenioso, promete originalidad, propone piruetas narrativas, augura entretenimiento inteligente, porfía en ser sofisticado y decadente (ecos de Visconti), se dedica a jugar al ratón y al gato… y fracasa. El quiebro narrativo (sería falaz llamarlo sorpresa) es tan previsible que casi no das crédito que se pretenda dar gato por liebre, como de hecho es el juego recurrente de toda la película. Pero se presenta como trascendente e impactante algo que nace muerto por pura previsibilidad y casi tópico narrativo.

Se podría tomar esta cinta como una metáfora del momento presente de Europa (o de España): las apariencias son siempre engañosas, las promesa de misterio son pura mentira, donde la imagen es pertinazmente tramposa, la sofisticación es fraude, donde no hay cabida para el arte o el artista; sólo cabe la artimaña, la estafa, la trampa, el expolio, el trinque, el aprovechamiento y la manipulación se convierte en una segunda naturaleza. Sólo cabe admirar la suntuosa seducción de lo falso y lo pútrido. Pero me temo que este cinta no se da cuenta que es sólo ejemplo de lo que expone, encumbrando como arte lo que no es sino ardid. En definitiva: muy aparente y muy vacía.
antonalva
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9 de julio de 2013
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que debo decir de ésta, “La migliore offerta (The Best Offer)”, es que me gustó mucho, y que además, es cine de calidad, algo que precisamente no abunda. La película se decanta al final por un desenlace un tanto previsible, aunque no exento de asombro. Geoffrey Rush, y sólo él, monopoliza toda la película metiéndose dentro de la piel de un hombre exitoso en su profesión como tasador de arte, aunque cojeando en la parte de los afectos. Virgil Oldman (Geoffrey Rush) aparenta una autosuficiencia que terminará siendo su perdición. El entorno en que vive, y sobre todo, sus carencias afectivas le hacen abandonarse a una felicidad sin previsiones. Asistimos despavoridos a la caída de un ídolo, a la impotencia más absoluta por causa de una traición múltiple. Y es que Virgil Oldman (Geoffrey Rush) no es un hombre bueno en el sentido de la honestidad y los valores positivos. Su desfachatez le lleva a manipular los precios de las subastas que preside con tal de quedarse con aquellas obras que le son especialmente queridas. Y como casi siempre ocurre, hay una especie de justicia divina, que termina por pasar la factura al más envalentonado. Virgil Oldman (Geoffrey Rush) es el arquetipo del hombre de éxito, sobrado y autosuficiente, distante y seguro, aunque a la larga esto sólo sea epidérmico. El amor romántico es completamente vapuleado por Tornatore, es más, presenta al mismo como una perdición para aquellos sentimentales que se dejan chantajear por su idealismo. Y esto es lo llamativo, como un hombre, en apariencia contenido y con una sólida formación cultural e intelectual, es víctima de su propia fragilidad de carácter. Por otro lado, hay también un claro alegato en contra de las amistades desinteresadas, las cuáles en los momentos en que se antepone la ambición o el lucro desmedido, hace que las mismas sean deleznables. Ocurre como las herencias entre hermanos muy unidos, basta llegar al reparto de los bienes, para que esa fraternal unión se evapore por completo. Tornatore nos invita a querer con previsión, haciendo del principio de la confianza algo subalterno cuando se trata de proteger nuestros abundantes bienes materiales. Y es que al dinero, lo inventó el Diablo, y todo el mal que se produce siempre está bailando a su alrededor.
bucefalo
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11 de junio de 2013
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En toda falsificación siempre se encuentra algo auténtico.
A este axioma se aferra el personaje de Geoffrey Rush, que atisba que frente a un gran engaño, el amor permanece verdadero, sin quebrantar.
Virgil Oldman es una persona que se muestra más cómoda entre obras de arte que entre personas.
Alguien que ama la belleza de las creaciones artísticas, que se apropia de los retratos auténticos de mujeres, falseando su actividad profesional y engañando a los propietarios sobre la falsa falsedad de los cuadros.
Su pulcritud es un acto de defensa ante la humanidad; no quiere ser dañado, ni físicamente ni emocionalmente.
Siempre ha amado a las obras de arte y mirado a los ojos a los retratos de damas desconocidas, pero nunca ha hecho lo propio con mujeres de verdad.
Ante él, de forma no tan casual, aparece la oportunidad de vivir una experiencia irreconocible, ya que encuentra a una persona como él, timorata ante el exterior, ante el contacto humano.
De la curiosidad pasa a la pasión, guiada por los consejos de alguien mucho más joven, pero con más experiencia.
Sus recelos se desvanecen ante estas personas que llenan su nueva vida, su desconfianza se suprime y nace una nueva persona, dispuesta a redimirse, a afrontar sus debilidades.
El amor le conduce a un sendero inexplorado, hacia un abismo, en que irracionalmente, quiere ver una luz, una salida hacia la que dirigirse.
La música de Ennio Morricone fluye entre las secuencias, sin hacerse protagonista como en otras grandes obras, como la maravillosa Cinema Paradiso que firma junto a su fiel Giuseppe Tornatore.
cesvillas
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6 de junio de 2013
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Virgill Oldman (Geoffrey Rush) es un subastador de arte, tiene años en una profesión a la que le ha dedicado cuerpo y alma, soltero de toda la vida, incluso reacio a relaciones amorosas con mujeres, podría decirse lleva una vida bastante solitaria.

Un día, recibe el llamado de Claire (Sylvia Hoeks), una joven huérfana que ha heredado la mansión de sus padres, la cual contiene numerosas obras de arte, su deseo es subastar gran cantidad de estos artículos, por lo que pide ayuda a Oldman.

Sin embargo, la actitud de esta mujer, que más parece un fantasma, impide que el trato entre ambos sea el idóneo en estos casos, por lo que a lo largo de las negociaciones se presentan múltiples problemas que irán acaeciendo.

Paralelamente, Oldman va encontrando en las distintas habitaciones de la mansión, ciertas pequeñas piezas de una ingeniera sumamente antigua que le llama la atención, por eso acude a su amigo Robert (Jim Sturgess), un experto en ese arte para que descifre la utilidad de dichos objetos.

Décimo largometraje del que para mí, es el mejor realizador italiano de la actualidad, Giuseppe Tornatore, como es su costumbre funge como guionista en una película con una historia llena de intriga y que sabe mantener el interés del espectador.

Ciertamente estamos ante una obra seria, que se aleja de la comedia muy presente a lo largo de la filmografía de este director, que siempre logra mezclar de forma exquisita con los dramas de sus distintos filmes.

La migliore offerta se sirve solamente del drama, que pronto emitirá ciertos rasgos de romance que sobre el final tienen una fuerza preponderante, desenlace que por cierto, más pareciera sacado de una película de terror.

Desenlace que se puede prever, o bien se puede ver como forzado, pero ante un film tan bien construido y desarrollado, de mi parte se le puede excusar esto, en especial porque esos minutos finales me generaron un gran impacto ¿por qué? Por la excelencia en como Tornatore lo muestra.

Sin duda su excelsitud nuevamente dispuesta en sus películas, con un elenco comprometido a la causa, finalmente, no se puede dejar de lado el tema musical a cargo del maestro Ennio Morricone, siempre cumplidor y que nunca está de más, una película excelente.
10P24H
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