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Marathon Man

Intriga. Thriller En Nueva York, Babe Levy (Dustin Hoffman), un universitario que está haciendo el doctorado en la Universidad de Columbia y que pasa parte de su tiempo libre preparándose para correr maratones, conoce a Elsa, una extraña mujer suiza con la que inicia una relación amorosa. (FILMAFFINITY)
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Críticas 50
Críticas ordenadas por utilidad
31 de agosto de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena intriga servida a fuego lento por John Schlesinger. De inicio, puede descolocar a uno. No obstante, el poder de atracción que irradia te mantiene pegado a la pantalla durante sus dos horas de metraje. ¿Qué sucede? ¿Por qué? No sudamos como Hoffman, mítico hombre maratón. Pero sí se nos descompasa el corazón, rozando la taquicardia, cuando vemos la que se le viene, de modo repentino, encima.

Un excelente guión, compacto y sin fisura alguna, escrito por William Goldman a partir de su propio material literario, que nos zambulle en una historia irascible como pocas, radiografiando a uno de los mayores canallas del siglo XX (se basa en Josef Mengele): un nazi refugiado en la hospitalidad de los tiranos latinoamericanos de los años 70. ¿Pagó por sus pecados cometidos? Lacerante escena la brindada por Schlesinger cuando el "Ángel Blanco" es reconocido en pleno asfalto neoyorquino. Aunque no es sólo eso. No sólo salió impune de aquella barbarie llamada Auschwitz, sino que también se lucró, y se lucra, (diamantes y oro) de la raza que él, y los suyos, consideraban degenerada. Todo esto salpicará, de refilón, a un incoformista chaval que únicamente soñaba con correr una maratón.

La factura técnica es intachable. Grandes nombres en nómina: Schlesinger (dirección), Conrad Hall (fotografía), William Goldman (guión) o Laurence Olivier, Dustin Hoffman y Roy Schreider en el reparto. Casi nada. Todo puesto, como ya se ha dicho, al servicio de una obra que nos contagia su frenético pulso. Su montaje, aún con apariencia aparatosa y caótica, tan sólo busca esconder una sencilla y simple historia que arrancará, de modo desbocado, a partir de la segunda mitad del film: la historia de un canalla, un sinvergüenza sin escrupulos que arrasó, y arrasa, con todo lo que le obstruía su necio camino. Allí, sin quererlo, estaba Babe Levy. Estudiante brillante de Columbia y ferviente atleta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
The Motorcycle Boy
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16 de enero de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fenomenal película de intriga que podría semejarse a un film de espionaje; pero la habilidad de John Schlesinger (Cowboy de Medianoche) en la dirección y William Goldman (autor de la Princesa Prometida) en el guión exorcizan los fantasmas del nazismo en la era moderna; dónde de las penumbras de la jungla sudamericana renace el Doctor de las SS Szell o “El Ángel Blanco” para sus víctimas, magníficamente caracterizado por Sir Laurence Olivier que dos años después se interpretaría un papel radicalmente opuesto: el del cazador de nazis Ezra Lieberman (inspirado en la figura real de Simon Wiesenthal) en “Los Niños del Brasil” (The Boys from Brazil, 1978) de Franklin J. Schaffner.

Si desglosamos éste notable thriller que sigue poniéndome los pelos de punta en cada visionado, el eje se centra en la preocupación del criminal Szell por unas joyas (protegido por una supuesta organización de agentes secretos, entre ellos Roy Scheider, que velan por su seguridad a cambio de que delate la localización de otros nazis fugitivos). Tan preciado tesoro lo tiene protegido en una cámara de seguridad de un banco neoyorkino, cuyas llaves solo las posee él y su hermano (Ben Dova) que muere de un trágico y absurdo accidente de tráfico después de tener una discusión con un judío cascarrabias. Y así se desatan los fantasmas del pasado. Pero aquí no termina, porque la trama continua con la implicación de un estudiante universitario y corredor de fondo llamado Babe Levy (Dustin Hoffman) cuyo hermano Doc (Roy Scheider) viaja por todo el mundo, vive de hoteles y come bien en restaurantes parisinos con el fin de proteger la seguridad de un nazi que regresa a la civilización cuyo objetivo es proteger un patrimonio que, años atrás y como dentista, saqueó de las bocas de los miles de judíos prisioneros que tuvo en su poder.

Y en un juego de persecuciones, falsas mentiras (la secuencia del restaurante entre Scheider, Hoffman y Keller es antológica como arranque a una trama que se irá cada vez enmarañando más hasta los momentos de más suspense; cuando Babe es perseguido de madrugada por los hombres de Szell) se presenta una película que por su título nos sugiere una carrera a contrarreloj para salvar el pellejo, aunque no te veas directamente implicado en la trama. Soberbio ejercicio como para hacerte saltar del sofá unas cuantas veces.
Natxo Borràs
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7 de septiembre de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carrera en Central Park, el encuentro con el anticuario, las bombas, los coches embistiéndose en las calles de Nueva York…Uno no entiende nada pero ya esperamos que va pasar algo. La fórmula del suspense. Poco a poco la historia se va centrando hasta alcanzarse la linealidad en Dustin Hoffman. Éste se ha granjeado pronto nuestras simpatías. En la elección entre un heroico agente secreto y un estudiante de Universidad con algo de perdedor, pronto nos identificamos con éste último. Y esta elección será nuestro asidero ante los vaivenes de una trama frenética. Será también nuestra condena porque la historia se desarrolla adversamente contra nuestro protagonista, que involuntariamente acaba enfrentándose a la personificación del horror encarnado en un criminal nazi –genial Laurence Olivier- en una trama de agentes secretos y diamantes que nunca queda demasiado clara. Poco importa, porque Dustin sufre y nosotros con él. Estamos lejos de los superhombres a los que estamos acostumbrados en la épica. Aquí nos hallamos ante un ser humano en peligro. Podría ser cualquiera de nosotros. ¿Qué haríamos en su situación? Así es como se encara este macabro juego de rol no apto para aprensivos a los dentistas. Treinta y tantos años después y con todo lo que se inventa en el cine para sacudirnos la apatía, un cine así justifica la existencia de éste. Prepárense para estar en tensión.
Talladal
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29 de abril de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está en la línea de parte de la carrera de Alfred Hitchcock en la que un hombre normal se ve arrastrado a una trama que le supera solo por tener mala suerte.
Dustin Hoffman es un hombre tranquilo, que corre por Central Park en sus ratos libres, y por culpa de su hermano se ve atrapado en un follón relacionado con los fugitivos nazis que huyeron a Sudamérica.
Participan tres grandes actores. El "pequeño gran hombre" está acompañado por Roy Scheider y el genial Laurence Olivier.
La trama, muy confusa al principio, transcurre con demasiada tranquilidad. Las escenas son lentas y se toman su tiempo, cuando es fácil darse cuenta de que en el fondo no tiene tanta enjundia y se podría haber contado con mucho menos metraje.
El mejor momento, sin duda, la escena de la tortura. Es prácticamente la única escena que se puede recordar de la película transcurrido un tiempo después de haberla visto.
Supongo que esas carencias que menciono provienen de la novela original en la que está basada. Y creo que también estoy influenciado por el hecho de que ya he visto demasiados thrillers y éste en concreto no ha envejecido muy bien.
Por lo demás, una película simplemente correcta que no es uno de los mejores títulos de Hoffman, pero tampoco de los peores.
i42poloj
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2 de julio de 2007
15 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deberíamos partir diciendo que Roy o Rob Scheider es un fenómeno. Aparte de Tiburón y esta brillante película no ha hecho nada más que recuerde, pero no necesito más para afirmar que es un gran artista, y el prototipo de hombre que todos desearíamos ser en nuestro yo más interior. Por lo menos a mí me encantaría, y coser el abrigo de la nostalgia y la melancolía dejando cicatrices. Pero ese ya es otro tema. El caso es que está impecable en su papel de hombre misterioso que no se despeina el flequillo aunque le pegues un guantazo en toda la puta cara. Por supuesto, el gran Hoffman, a quien venero cada día en cuanto me levanto dandole las gracias por existir, es una de las razones de epso para ver esta película. Sir Olivier es otro crac, que aquí hace de un nazi caracono que va en busca de unos cristales como otrora hiciera Crash Bandicoot, y que es un maestro del arte del pillaje. Un sádico en edad de merecer, que nos ofrece los momentos más memorables de la película. Y en fin, la película tiene un ambiente muy tenso y asfixiante, y... a mi me encanta. Ahora, pido a John Schlesinger ¡COHERENCIA!
Por que, sinceramente, la peli me gustó mucho, pero no me enteré de un rábano. Tanto rollo con los diamantes, con los agentes de la T.I.A., con las bombas, con el kiosco que HACE explosión... Pero yo al final no entiendo quén es bueno, quién es malo, quién quiere qué y por dónde, y qué cojones tiene que ver el personaje de Hoffman (un estudiante muy salao que se pirra por correr y al que siempre vacilan) en medio de todo ese sarao de caos bendito, caos maldito. En fin, aún así, muy recomendable. Pero si alguien la entiende que me la explique: mi número es 6969696969.
Payachu
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