Cuento de invierno

Otra película más con un guión digno de tirar a la basura. ¿Tan difícil es crear historias que me pueda llegar a creer mínimamente? No sólo no me creo bastantes cosas de las que me cuentan, es que, además, los diálogos son malos y el resultado final un tremendo aburrimiento.

Es una historia de amor, vacía de amor con cero química entre los actores. Russell Crowe siempre haciendo el mismo papel y siempre en la misma línea interpretativa. Jessica Brown Findlay es un plagio de Kristen Stewart pero en buena y modosita. Seguro que si lo hace ella me lo hubiese creído más.

Y la última media hora no tiene ningún sentido dentro de la película... No quiero hacer spoiler pero todo el que se atreva a verla sabrá de lo que hablo.

El trailer engaña y eso no me gusta...

Una fantasía como ésta siempre entraña ciertos riesgos: no es infrecuente caer en el ridículo con ellas. El jugar con el espectador buscando sus puntos sensibles requiere de mucho tacto en la presentación de tramas "sobrenaturales" como la de este "Cuento de Invierno".
La película de Goldsman no consigue sus objetivos, pero tampoco resulta un desastre completo
Hay algo en ella de chorrada trascendente, pero también de historia entretenida. Es un equilibrio complejo, pero la cinta es de esas de las que sales de cine de tres formas distintas: qué memez he visto, qué bonita ha sido o no entiendo muy bien lo que ha pasado en la pantalla. Tal vez el entretenimiento puro y duro requiera de cosas más simples; algo accesible para todo el mundo con buenos y malos y todo eso que tantas veces hemos visto, pero que resulta tan efectivo. Con seguir una líneas más ortodoxas quizá esta historia de ladrones y salvación hubiese resultado mas digerible.

Asombroso, aunque quizá no tanto, es que esta película tenga aquí desde un 1 a un 10.
La explicación, además del tópico de que sobre gustos no hay nada escrito, es el género. Quien tenga alergia al cine fantástico-espiritual lo mejor es que se abstenga.
Quienes no tienen inconveniente en soñar pueden pasar una rato interesante, con buena música, excelente fotografía, caras de actores familiares.
El resumen es que el amor todo lo puede y que vence al tiempo y a la muerte.
Y de fondo la eterna lucha entre el bien y el mal, ángeles y demonios, aunque aquí los ángeles están más camuflados que los demonios.
Colin Farrell lo hace muy bien, como siempre. Y Jessica Brown es un ángel.
En fin, que en este mundo hay de todo.

Había una vez un guionista brillante, tanto como para crear una complicadísima serie de televisión que cautivaría a los espectadores: Fringe. Un buen día, ese mismo autor decidió tirar por la borda su reputación y parir Cuento de invierno, una bazofia de dos horas cuyo mensaje cabalga entre la autoayuda y la evangelización del espectador. Fin del cuento y principio del bodrio.

Estamos ante el clásico planteamiento del bien frente al mal, ángeles y demonios, cuya única originalidad reside en ligar esa manida lucha a la astronomía y dotar al superficial discurso de un aire pseudo científico. Una voz en off nos va dando la plasta a lo largo de todo el film con la típica y recurrente moralina barata made in América. Que si todos somos iguales, que si todos estamos conectados, que si al cumplir nuestro propósito subimos al cielo en forma de estrellas, que si los malos muy malos reciben su merecido, que si el protagonista no es tan malo y que si lo era es que tenía un motivo para serlo… Se me saltaban las lágrimas. De la risa, claro.

Toda la primera parte de la película es de un inverosímil aplastante. Un ladronzuelo se enamora, así de repente, de una damisela en apuros (cómo no, de nuevo marca de fábrica); enferma pero feliz (vaya, qué buen corazón). La familia de ella, forrada, con cuatro preguntas “inteligentes” que el padre le hace al protagonista, ya da por buenas las intenciones de este y acepta al maleante como yerno. Oh, qué bonito, cuánta igualdad. La segunda parte del film es para partirse. Las incoherencias, al igual que las absurdas reacciones de los personajes, se van acumulando. La trama avanza casi por el mismo milagro del que habla la película. Diálogos tan superficiales como la construcción de los personajes que los vomitan. Y un Colin Farrell haciendo de la más patética y lacrimógena versión de sí mismo.

Una película puede ser aburrida, insustancial, estar mal desarrollada… Pero si además de todo esto, contiene mensajes que de subliminales solo tienen las intenciones, entonces mosquea. ¿Por qué permitir que nos metan con calzador la moralidad religiosa y conservadora del otro lado del charco? En definitiva, un desperdicio fílmico que podría haber durado media hora menos. Seguiría siendo de pésima calidad pero, al menos, más corta.

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No me puedo extender en calificar lo que a mi parecer, no es del todo calificable. Quizás sea que, tanto el fondo como la forma, transitan por una dimensión diferente a las que yo puedo acceder, o quizá que mis entendederas son más estrechas de lo necesario para estos "guisados", pero lo cierto es que tras su visionado... como que te quedas frío. Pudiera pensarse que el destino de una historieta así es el público adolescente, pero someter a un sector de población tan sensible a este desafuero sería un crimen de lesa humanidad, o el infantil... pues peor; y tras no encontrar respuesta a estas cuestiones, concluyo que esta película transita -no sé si intencionadamente- por el limbo de los "sin motivo ni razón"
Si podéis evitarla, mejor.