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El evangelio según San Mateo

Drama En clave neorrealista pero sin apartarse del texto bíblico, el siempre polémico y poliédrico Pasolini realiza un cercano retrato de Jesús de Nazaret. (FILMAFFINITY)
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Críticas 36
Críticas ordenadas por nota
3 de enero de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hermosísima película de Pier Paolo Pasolini que recrea la faceta más humana, terrenal y pura de Jesucristo.

Comunista, ateo recalcitrante y homosexual, sin duda un ídolo para todo buen neofascista o militroncho que se precie, Pasolini se desmarca de las exaltaciones divinas de Dreyer o de las agónicas luchas existenciales desarrolladas por el hombre verga y apuesta por una mirada limpia y cristalina, desprovista de edulcoramientos, de las teorías de Jesucristo.

A él no le interesa el gratuito y epatante morbo de la crucifixion, como a Mel Gibson con su absurda película, él prefiere el encumbramiento humano de este singular tipo, mucho más en la línea de lo que haría muy acertadamente Scorsese, por ejemplo, como bien apuntan en el coloquio de Garci.

La puesta en escena, a mitad de camino entre la sencillez y el pretendido desarreglo del neorrealismo y la espiritualidad del hombre anuncio, es un prodigio, algo asombroso. Pasolini, como bien hizo De Sica y muchos otros compatriotas, saca verdadero petróleo de un reparto de actores no profesionales.

Destacables son su madre, que aparece rota hacia el final, con un río a cada lado como la propia Katy Jurado incluso, y, sobre todo, el amo absoluto de la función, el personaje de Jesús, un cejijunto vasco (!) que debe de ser el Jesucristo más arrollador de la historia, algo tremendo, entonando sermones por las montañas en los que dispara contra los ricos, contra la opulencia, y no duda en llamar "raza de víboras" a una caterva de privilegiados que asoman su hocico a ver el pelotón de apóstoles encabezado por este héroe, hoy caricatura, pero héroe en su origen, sin duda.

Pasolini quiso conciliar la visión cristiana con el marxismo, demostrar su compatibilidad, y arrojó una lectura llena de ternura, tan utópica en un ser tan despreciable como el humano como solidaria, hermosa.

Una vez más, como tantas, la aplicación nefasta y dictatorial de unos principios acabaron convirtiendo este elixir en veneno, pero bravo por este ateo, por este comunista, por este homosexual, que incluso tuvo las pelotas de mostrar casi en primicia en el cine occidental un embarazo (el primero fue unos años antes el de Jean Simmons en Espartaco, al parecer) y llegó incluso a ser agredido por algún infraser cerril de la época.

Brindo por ti, gran freak.
Barfly
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4 de enero de 2010
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No resulta difícil cuando te educan en la religión cristiana dejarse hechizar por lo que no es si no una especie de cuento de hadas no demasiado diferente de los que llenan nuestra infancia. La historia de Jesús penetra con mucha fuerza en los primeros años de nuestra vida más aún si eres como era mi caso un niño imaginativo, inquieto y soñador. Así sucedió conmigo en aquellos días en los que alternaba la misa dominical, la preparación de la primera comunión y el catecismo con Dumbo o con Mary Poppins. Todo formaba parte de mundos alternativos donde las cosas propias de los sueños eran posibles. El cristianismo, así enseñado era entonces una parte importante de mi interior y veía en Jesús un amigo cercano que me protegía en los momentos de miedo e inseguridad.

Sin embargo no te prepara el cristianismo para todos los cambios que se presentan cuando la niñez comienza a esfumarse y la desorientación se adueña de tu ser en los años venideros. Paulatinamente vas descubriendo que aquel amigo invisible que al parecer tanto te amaba no aparecía por ninguna parte cuando requerías de su ayuda y que todo dependía en mayor o en menor medida de ti mismo. Suelen ser años de crecimiento donde la duda deriva en muchos casos en la perdida de la fe. En mi caso dejé abierta una pequeña puerta para que ya que el supuesto camarada Jesús parecía estar demasiado ocupado para dedicarme un par de minutos de su tiempo, supiera que a pesar del desplante continuo había una parte de mí que aún seguía creyendo en el sueño.

Alejado de toda religión en la edad adulta continué teniendo sin embargo la necesidad de seguir buscando al menos un destello donde solo había opacidad y fui descubriendo diversos puntos de vista que hasta entonces desconocía. Si se profundiza en Jesucristo la historia católica oficial se queda en una superficie que solo se complementa con multitud de diferentes prismas, desde los evangelios apócrifos a las diferentes visiones que tienen de él otras religiones pasando por las aportaciones de la ética y la filosofía. Pero todo este estudio detallado de quien fue en realidad aquel llamado El Cristo a pesar de resultar cautivador por novedoso e incluso sorprendente en ocasiones, terminó derivando en una postura agnóstica casi por agotamiento. El problema resultó ser el de siempre. He leído y escuchando tantas cosas pero en realidad, escurridizo amigo ¿Dónde estás?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Wild In Love
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25 de marzo de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algo impensable me resultaba el relacionar un pasaje del maestro Jesús en manos de Pasolini. Y es que a mis 17 años en aquel entonces en donde yo solo había visto “El Decamerón” y “Edipo Rey” Películas de amplio estudio a nivel bachillerato. No concebía tal relación.
Pero volviendo a este director italiano, heredero del neorrealismo. Y ahora 23 años después, y siguiendo el trabajo artesanal de Piere Paolo; debo reconocer que Pasolini tenía una forma brutal de llevar sus ideas al cine. Atrevido, controversial y sobre todo terriblemente político, en aras de expresar sus ideas, resulta agresivo a las conciencias de todos los tiempos. Por eso sus obras resultan atemporales.
Dícese que estaba a favor de las masas. Yo creo que estaba solamente a favor de su arte.
Los rostros cuadrados y marginados de “El Evangelio según San Mateo” no reflejan una idea religiosa, sino un espíritu rebelde y anarquista que encontró acomodo en los pasos del maestro Jesús.
No condeno a Pasolini, porque no buscaba poder. Ningún artista es morboso. Por eso los altos mandos religiosos aprobaron su trabajo en esta ocasión.
Pasolini, aún así… pisó callos y conciencias. Ya que su arte es incomprendido en nuestros días.

“Todo arte es completamente inútil, la belleza es una forma de genio, la belleza es un milagro de Jesús… el espíritu que anima el alma de Pasolini”
RAMON ROCEL
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6 de abril de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
64/21(31/03/15) Probablemente el mejor film sobre la vida de Jesucristo, el más poético, crudo, seco, paradójico lo realizara un ateo, marxista y gay declarado como Pier Paolo Pasolini. De remarcado acento naturista, exhibiendo una autenticidad doliente, con semejanzas al cuasi-documental, gracias entre otras cosas al acertado casting de actores no profesionales, autóctono de las zonas de rodaje, campesinos y pescadores la mayoría. Se apoyo exclusivamente en los escritos, sin más guión que el Evangelio, sus frases, monólogos y diálogos, sintetizándolo lo mejor posible, eliminando lo necesario para dar un metraje aceptable, solo añade que de los labios de Jesús salgan los nombres de los apóstoles, aunque entiendo que Pasolini pasó por su particular filtro, maximizando la ambigua vertiente comunista que se le atisba a Jesús, sobre todo en sus incendiarias diatribas en contra del poder establecido.

Analizando fríamente la cinta puede extraerse una visión de Jesús cercana al revolucionario, los discursos de Jesús son interpretados de modo cercano al sindicalista que busca enardecer a los oprimidos proletariados, al beligerante contra los ricos, llega a decir <Es casi imposible que un rico entre en el Reino de los Cielos>, contra el capitalismo, cuando en un ataque de ira destroza los puestos de mercadillo en el interior del Templo, es alabado por los pobres, en el Icónico Domingo de Ramos, es repudiado por poder establecido que lo ve como una amenaza a su status, belicoso por momentos <No vengo a traer la paz, si no la espada>, intransigente <El que no está conmigo, está contra mí>, algo atemporal que se puede ver reflejado hoy día en cualquier izquierdista con ínfulas de cambiarlo todo.

Pasolini despoja de artificios embellecedores la historia, se atiene a presentar de modo asceta el dramático Santo Relato, experimenta con los ritmos, encuadres, luz, diferentes tonos, crea sensación de realismo construido en base a pura sencillez, expone a un Jesús que repudia la codicia de los ricos, desdeña a los acomodaticios gobernantes, loa la solidaridad, la misericordia, el perdón, la justicia, poniendo el acento en la compasión y el amor. Pasolini, al contrario que la posterior “La Pasión de Cristo” de Gibson, se centra en las enseñanzas, en sus mensajes, en los valores morales que intenta inculcar, hace escasas las imágenes del dolor de Jesús, no vemos le golpean, solo le ponen una corona de espinas, hasta el Vía Crucis es presentado como que Jesús apenas llevó los maderos, transita junto a otro que los lleva, la Crucifixión es bastante tenue. Film en muchos aspectos contemplativo, introspectivo, reflexivo, meditabundo, nos abstrae de los componentes políticos de la época, Palestina ocupada por los invasores romanos, son presencia testimonial con Poncio Pilatos. Pasolini edifica la historia de Cristo insuflado de un halo místico poderoso, de gran profundidad. Para aumentar esta sensación que lo importante son las palabras en pos de la humanización de Jesús, son la representación de los milagros, reflejados de un modo muy natural, sin exaltación artificiosa de fotografía o música, la curación del leproso, plano contra-plano y ya está sanado, del mismo modo la multiplicación de los panes y peces, o el andar por el agua, sin fanfarrias que la adornen de modo acartonado.

La puesta en escena es uno de sus pilares más sólidos, con magno diseño de producción de Luigi Scaccianoce (“Othello” de O. Welles), filmado en Italia, en Viterbo (Lacio), en Puglia, Ginosa, Massafra, Manduria, Castel del Monte, Gioia del Colle, en Basilicata (Potenza y Matera), Lagopesole y Sassi de Matera, Cutro y Le Castella, volcán Etna (Sicilia) y en los estudios Incir de Paolis (Roma), recreando con verismo atroz lares áridos, secos, grises, duros, toda esta sensación atomizada por la descarnada fotografía en glorioso b/n de Tonino Delli Colli (“El verdugo”), de reminiscencias al neorrealismo italiano, con potentes primeros planos de Jesús departiendo (haciéndonos ver nos habla personalmente, de gente que escucha con devoción), panorámicas, sugerentes travellings, fueras de plano sugestivos, barridos simbólicos, todo esto remarca la aspereza del paisaje y atomiza la soledad anímica del protagonista, se inspira en muchas tomas en la pintura y la escultura cristiana, notándosele influencias del pintor italiano del renacimiento Piero Della Francesca (1415-1492), en un reflejo probablemente anacrónico y ecléctico de las vestimentas de los personajes, gracias al llamativo vestuario de Danilo Donati (“Amarcord”), con pomposo vestuario del sanedrín coronado por esos aparatosos gorros, pero donde más destaca es en la imagen de Jesús, lejos de la acostumbrada, sacada del arte bizantino, bebiendo del pintor galo del SXIX Georges Rouault, Jesús es un tipo melifluo, con pelo corto (como judíos de su tiempo), lleva una túnica con capucha que le deja en ocasiones el rostro ensombrecido, con una barba escasa, cejijunto. Todos estos elementos adornados por la ecléctica música, todo una miscelánea singular de temas clásicos sumado a otros de sonidos sacros de diferentes culturas y creencias, coordinada por C. Rusticelli y L.E. Bacalov, como Johann Sebastian Bach (“Misa en si menor” y “Pasión según San Mateo” ), el tema góspel de Odetta ("A veces me siento como un niño sin madre"), en las escenas de María y el niño y los reyes magos, Blind Willie Johnson ("Oscura era la noche, fría ¿Era la tierra "), declaración judía ceremonial "Kol Nidrei", el "Gloria" de los congoleños Missa Luba, Prokofiev ("Cantata de Alexander Nevski"), este durante la masacre de inocentes, estos heterogéneos temas son colocados en el momento justo para elevar las perturbadoras sensaciones. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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9 de abril de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Irónico resulta que la película que nos muestra la más acertada visión de la Vida de Cristo sea fruto del ingenio de un realizador, homosexual ateo y afiliado al partido comunista.
El Jesús de Pasolini es un hombre débil e inseguro, lejano al que nos muestran muchas películas posteriores, pero nada lejos de una digna documentación bíblica: diálogos enteros de la película están sacados íntegramente de las divinas escrituras.
Un uso acertado de todos y cada uno de los planos (como no podía ser de otra forma), un hermoso blanco y negro y el único Jesús español del cine, interpretado por un genial Enrique Irazoqui hacen de esta película una obra belllísima, exenta de artificios
Lo Mejor: su simplicidad.
Lo Peor: que esa simplicidad se confunda con simplismo.
txema94
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