Muerte entre las flores

Nos encontramos en una película de gangsters, vista desde su cocina.
La lucha por mantener lo ilícitamente conseguido, ante el reto constante que acompaña siempre al éxito, en el otro lado de la ley.
Un mafioso poderoso y su mejor amigo, Byrne, al que repudiara por culpa de unas faldas, pero que, Byrne, a pesar de ello, cuenta con un sentido de la amistad y fidelidad por encima de lo mundano.
Una película de gangsters, bien ambientada, bien interpretada, con una trama detectivesca clara, al estilo Harper y todos los personajes implicados en la misma de una u otra forma. Además de la chica tan típica de cualquier clásico del cine negro. Y alguna buena secuencia de tiroteos, son los ingredientes del film.
No siendo en mi modesta opinión, una gran película, si es un buen film al que acompañamos gustosamente en pos de saber que es de nuestro protagonista, al que de forma inconsciente le admiramos por su inteligencia, astucia e independencia, en contrapunto con el cerebro mas básico de casi todos los personajes. Convirtiendo a nuestro gangster, en un detective avezado.
Esta película con una puesta en escena, unos personajes y unos tics visuales totalmente intencionados, que nos rememoran los clásicos del cine negro, tiene su pilar principal, en Gabriel Byrne, que con su presencia le confiere mas caché del que realmente tiene el film.
Un actor, al que siempre le he situado a la altura de los grandes, aunque quizá no ha llegado a sonar tanto como otros, como Jack Nicholson o Robert de Niro, por ser poco amigo de histrionismos innecesarios, tan recurrentes en los anteriores.
Lo cual realmente, le confiere mas merito aun, a su forma de desenvolverse en el film. Su forma estoica de actuar le otorga al personaje, el carisma necesario, para ser el autentico, y casi único motor de toda la película. Confiriéndole el necesario punto de seriedad, que debe tener un buen film gansteril, del que parecen querer huir siempre los Coen, caricaturizando los personajes.

Pequeño amague de recreación de los años 20 en USA, cuando la mafia mandaba y dominaba. Esta "obra" de los hermanos Coen es para mi un pobre bosquejo satírico partiendo de la base de que en Filmaffinity la califican de: cine negro, drama, neo noir, etc. Nada de eso. Si los Coen pretendieron hacer del tema una sátira de la época, estimo logran entonces ubicar medianamente a este film dentro de ese aceptable status; pero si a lo que aspiraron fue a una seria recreación del viejo y nunca bien ponderado verdadero CINE NEGRO, entonces han caído en un abismo argumental y de dirección bastante profundo. Se hace difícil analizar esta película partiendo de esta dualidad que modestamente planteo; personalmente me quedo con que los Coen han deseado presentar los años 20 de USA en forma muy burlona, trayéndonos al presente una comedia tragi cómica, de otra forma estos buenos realizadores me estarían desilusionando a lo grande. Recordemos que ganaron 4 Premios de la Academia en 2007 por: "No Country for Old Men"; entonces cabe preguntarse si mejoraron tanto desde 1990 en que hicieron esta, su tercera película: "Muerte entre las flores"?. De pronto si y eso es muy bueno.

No conozco mucho a los Coen (solo he visto dos pelis suyas, contando ésta) y, ni la una ni la otra, están en un huequito especial de mi alma...
Ésta me ha gustado un poco más que "No es país para viejos" pero me ha costado mucho más engancharme a ella, así que han empatado técnicamente con un 7 de nota.
Empiezo a ver "muerte entre las flores" con ganas (muchas ganas) pero al poco rato, el agobio llega. El doblaje es malo malísimo (no es culpa de los Coen, pero joer, dificulta un poco su visionado). Escuchas unos diálogos, y otros, y otros, y no sabes por donde van los tiros. Me siento muy tentada de quitarla y ponerme otra cosa, pero bueno, ¿me voy a rendir tan fácil? ¡¡¡NO!!! así que sigo viéndola, y... tachán! logro entenderlo todo, (incluso predecir alguna cosilla), me vuelco en la historia, la comprendo, me va gustando, ¡¡¡sí!!! Me ha costado, pero lo he logrado...
Todo este preámbulo para decir que hemos de ser pacientes, que lo bueno tarda en llegar muchas veces (para muestra esta peli). Qué sí, que es complicaílla al principio, pero que luego todo se aclara, gusta, y mucho!! Entretenida e interesante!

Si 'El Padrino' es considerada la obra maestra del crimen organizado para Coppola, 'Uno de los nuestros' para Scorsesse y ' El precio del poder' para De Palma. Los Coen no se quedan a la zaga con esta increíble, rocambolesca, complcada y deslumbrante 'Muerte entre las flores'. Con un despliegue técnico genial en el que colaboró el director de fotografía Barry Sonnefield ( La familia Addams) y la fugaz aparición a modo de 'cameo' de Sam Raimi. La bicefálea de los Coen como ha definido alguno de sus actores fetiche nos lleva a la famosa ley seca de los años 20 y 30. Con una historia que en todo momento huele a cine negro, ese cine añejo y clásico con mujer fatal 'Marcia Gay Harden' , su hermano chivato y pendenciero al que dá vida John Turturro y un secuaz o lacayo inteligente que se convierte en víctima o verdugo según la situación al que interpreta Gabriel Byrne, disciplinado y servicial socio del gangster jefe que en este caso se presta con el carácter, fuerza y estilo de un Albert Finney absolutamente fantástico con este sucedáneo de 'padrino'. En 'Muerte entre las flores' destacan secuencias geniales como el intento de asesinato de Finney y posterior escarmiento a base de metralleta Thompson, el tiroteo de la policía delante de el club irlandés y como no, el caminar entre la sombra de los árboles de un Turturro cobarde incapaz de serenarse ante su más que posible muerte. Este fim merece por méritos propios tanto por sus rícos personajes como por su originalidad , complejidad y despliegue artístico un lugar privilegiado en este tipo de cine ..Otra maravilla más de los Coen que junto a 'Fargo', 'El gran Lebowsky', 'Arizona Baby' y 'Oh Brother' convierten a los Coen en imprescindibles del buen cine actual..

Resulta bastante significativo el gran salto que hubo entre las dos primeras películas de los hermanos Coen, Sangre Fácil y Arizona Baby, y esta tercera, Muerte entre las flores. Es como si hubieran tomado la decisión de hacerse adultos de golpe. Tras dos películas que jugaban a su antojo con dos géneros tan clásicos como el thriller y la comedia, acercándose a ellos con una novedosa y fresca óptica, los hermanos Coen optaron en Muerte entre las flores por respetar escrupulosamente las claves de un cine, el cine negro, que vivió su momento de gloria en las décadas de los cuarenta y cincuenta. De esta forma, cuando la película se exhibió por primera vez en el Festival de San Sebastian de 1990, sorprendió por su clasicismo y su madurez, muy alejada de la festiva ruptura de las reglas de sus dos primeras películas.
De esta forma Muerte entre las flores nos lleva a finales de los años 20. Los protagonistas de la historia son el capo mafioso de una ciudad, su lugarteniente, la chica del mafioso, amante a su vez de su ayudante, un segundo aspirante a capo mafioso, y el hermano de la chica que con sus negocios desencadena el conflicto que los enfrenta a todos en una trama negra y muy atractiva que empieza muy bien, y acaba un tanto enredada en si misma.
El intento de los hermanos Coen de desprenderse de esa etiqueta bien ganada con sus dos primeras películas de ser los alumnos mas aventajados, ingeniosos y modernos de los grandes clásicos (ya fuera haciendo comedia o cine negro), no fue del todo exitoso. Y es que pese a todo lo bueno que tiene Muerte entre las flores, la película sigue jugando en más de una ocasión al guiño brillante y a la pirueta autocomplaciente, evitando así que el supuesto clasicismo al que aspiraban alcance su verdadera plenitud. Muerte entre las flores se queda a medio camino de la pureza alcanzada en la posterior, y mejor, Fargo (también No es pais para viejos o Valor de ley) y el brillante (pero artificioso) baile de homenajes y referencias de títulos como El gran salto.
En cualquier caso, y pese a que Muerte entre las flores no sea la obra maestra que muchos vieron en su momento, no deja de ser una película muy disfrutable, con cantidad de cosas, más que buenas, que admirar. La creación de atmósferas y ambientes, con predominio de los marrones y ocres, la potencia de las escenas violentas con el memorable momento de Abert Finney metralleta en mano a la cabeza, el desarrollo de algunos personajes, siempre al límite, pero brillantes, y por encima de todo el trabajo de los actores que los interpretan, unos geniales Jon Polito, John Turturro y el mencionado Finney. Estos son los puntos fuertes de una película cuya trama se dispersa un poco en su parte final, y cuyo protagonista, Gabriel Byrne, carece del imponente carisma de sus compañeros de reparto.
Los años y la madurez han permitido a los hermanos Coen alcanzar ese clasicismo y esa transparencia a la que aspiraban en esta película, y que aquí ya apuntaba buenas maneras pero sin llegar a su punto álgido.

7.5