Blue Valentine

Si muchos directores actuales casados con la moda del 3-D vieran esta película tal vez entenderían que no es necesaria dicha tecnología si sabes jugar con la profundidad de campo como lo hace Derek Cianfrance. Triste San Valentín... La película en sí es conmovedora, desde el primer chillido angustioso de una niña pequeña que no conocemos gritando “¡Megan!”, hasta las lágrimas de una pareja aullando desde las entrañas de una relación fracasada.

Obviamente la historia no es nueva, como no lo son las relaciones humanas, ¿por qué será que todos volvemos a caer una y otra vez en el mismo tópico? Pero nos gusta recrearnos en ese lugar común, nos gusta sentir esa cercanía aunque sepamos que conduce a un inevitable precipicio y que lo que compartiremos al final de la película sea el sufrimiento de los protagonistas. El gran acierto está en la interpretación de los actores y en la narrativa audiovisual. Destaca especialmente la sensación de naturalidad y cotidianidad de los encuadres abiertos, los muy oportunos flashbacks, el uso del color en "la vagina del robot"... Y mención aparte merece el uso de objetivos más largos para enfocar solo a un personaje cuanto más deteriorada está la relación, cuanto más se sumerge cada personaje en sí mismo olvidando al otro, cuanto más distancia hay entre los personajes.

¡Eso es saber aprovechar las tres dimensiones del espacio!

Estae es una de esas historias que te mantienen pendiente de comienzo a final, que te invita a un viaje por tus sentimientos, desde la pasión, ternura, ira, alegría, dolor, angustia y desencantado, desde otros más. No cabe duda que con esta magnífica obra hay una gran invitación: vivir el presente, intentado dar lo mejor para la constucción del futuro, pero sin poner la felicidad en el mañana, solo contemplándola desde el presente, porque eso es lo que hay.

Una bella historia que tal vez muchos de nosotros hemos vivido desde varios escenarios y que nos preguntamos: ¿Qué pasó? Lo importante es no quedarnos en la pregunta, sino seguir adelante buscando caminos alternos de solución, si se puede, para hallar la felicidad, intentando que ella sea lo más perdurable posible.

La historia de la película es una historia bastante cruda, sin artificios ni decoros, algo chocante, real incluso, más real que muchas otras películas del mismo género. La manera en la que se cuenta la historia me gusta bastante, la hace más atractiva
En cuanto a la interpretación, la de Ryan Gosling es sencillamente acojonante, como todas o casi todas sus interpretaciones, porque es un actor brutal. En cambio, con Michelle Williams en esta película me pasa justo lo contrario, y eso que ha estado nominada a premios por este papel. Personalmente, no trago su interpretación.
A los fans de los dramas románticos les encantará esta película.

Sobra decir que los actores son fantásticos, están fantásticos y es admirable la manera de "desnudarse" que se aprecia en cada escena, de principio a fin, en cada mirada, en cada caricia, cada llanto y grito, cada momento efusivo, sobra, porque es evidente.

Ésta película me hizo sentir un montón de sensaciones, no solo me sentí totalmente identificada en él; su manera de luchar por esa relación practicamente destrozada al final y por esa pasión que pone a la hora de querer encontrar y conocerla a ella al principio y en ella, ¡¿cómo no se va a sentir ninguna mujer identificada con ella?! con ese ánsia de enamorase, de sentirse querida y deseada al principio, de ser parte de alguien aunque no a cualquier precio, claro y de ese espíritu derrotista del final, cuando sientes que ya no hay por donde coger una relación que ha crecido demasiado deprisa y sin ningún sentido común y que sólo quiere ser libre, libre y ella misma.

Está claro que es una película de la que es practicamente imposible dejarla indiferente al recuerdo, es tan real y tan sencilla a la par que maravillosa, como la vida misma, como cualquier relación sana y natural con un final trágico y muy doloroso.

Es imposible no recomendarla, ya porque dudo mucho que nadie sienta lo que sentí yo y que no logre empatizar con cada uno de ellos dos en algún momento de la película.

Tenía muchas ganas de ver esta película, pero no estaba muy segura de lo que iba a encontrarme... Es brutalmente realista, bonita y cruda a la vez, no se ni como explicarla, pero deja un sentimiento 100% agridulce al terminar. Merece la pena verla, de verdad, es lo mejor para alejarse de tanto mundo perfecto y romantico, te baja los pies en la tierra y te hace ver una historia de amor desde el punto de vista de la chica, del chico y de la persona que lo observa todo. La recomiendo