Una película que sin tener mucho presupuesto, pero sí una gran calidad actoral, logra motrar parcialmente la realidad de los niños que son adoptados. La vida muchas veces brilla cuando menos se lo imagina uno o cuando menos se le espera. Las advesidades son lecciones que nos permiten superarnos cada vez más e intentar con más fuerza alcanzar los sueños que habitan en el corazón. Esta película es sencillamente hermosa, llena de fuerza, ternura de una madre y de un padre que al final entiende que para amar no se necesita llevar la misma sangre.

Que agradable es encontrar películas que a pesar de ser sencillas en sus formas, son tan profundamente ricas e interesantes en su contenido y fondo. Rémi Bezançon logra concectarte con aquellos miedos profundos, que muchas veces no le encontramos razones de ser, pero que una verdadera pasión en búsqueda de la auténtica felicidad, nos ayuda a superarlos.

Este mundo es para los valientes, para aquellos que logran desafiar sus más íntimos miedos; porque en eso consiste la valentía. Vincent Elbaz y Gilles Lellouche logran encantar con una auténtica amistad, porque con respeto, cariño y afecto logran desenmascarar los miedos que no nos atrevemos a mirar y un auténtico amigo lo logra realizar. Marion Cotillard magnífica como siempre (Encanto, dulzura, firmeza y sobre todo, convicción en su papel)

Un joya para apreciar.

Liam Neeson es un actor que desde hace mucho tiempo debería haberse ganado un Oscar, pues ha demostrado en muchos de sus papeles su gran destreza actoral. Este gran hombre logra en la pantalla transmitir: entrega en sus personajes, realismo en su actuación, fuerza y ternura a la vez en su interpretación. La película, si bien es cierto, se convierte en una lucha de un pueblo que desea ser libre, me invita a preguntarme, ¿Cuántas personas estarían hoy por hoy dispuestas a tomar las banderas de libertad de Michael Collins?, y esa entrega siendo asumida con entereza.

Una conbinación genial entre Neil Jordan y nuestro brillante actor Liam Neeson.

Hay culpas que no se pueden llegar a sicatrizar tan fácilmente, por el contrario llevamos con ellas el resto de la existencia. Estamos tal vez acostumbrados a criticar a muchas personas por sus apariencias, pero detrás de ellas existen, en algunos casos, historias realmente desgarradoras, tristes, dolorosas que las han llevado a esconderse en el mundo del alcohol, de las drogas sin tener presente que las consecuencias son más graves que la misma culpa. El desconocimiento social, la pérdida de la identidad social son apenas algunas de las serias consecuencias por la falta de valor al asumir las culpas o errores en la vida.

Magistral actuación de Jack Nicholson y Meryl Streep. Realmente son dos maestros de la actuación, dos grandes fenómentos del séptimo arte.

Si bien es cierto que este tipo de películas poseen el encanto para el entretenimiento, es importante tener presente que también deben generar la sensación de estar frente a una obra de arte. A esta película le falta mucho de esto último, ya que su pobre argumento hace de ella un film totalmente predicible en sus acontecimientos.

Lamento que James Franco haya hecho este papel, pues posee la categoría de actor para poder desarrolla mejor sus interpretaciones y tal vez mucho más decepcionante es el caso de Rachel Weisz.

En fin, muchas escenas de visión, un color mágico dentro de la película, pero que no pasa más allá. Es la lucha entre los efectos contra la actuación; en este caso, lamentablemente, ha ganado el taller de efectos.