El baño del Papa

Esta es una de esas películas que te repatean el alma. Una cinta con un potencial emocional superlativo y filmada con una simplicidad insultante.
La historia de Beto, un hombre que se busca la vida e intenta sacar a su familia de la más absoluta miseria pasando contrabando en la frontera que separa Uruguay de Brasil, y que ve la oportunidad de su vida cuando el Papa Juan Pablo II visita su modesto pueblo en la gira que este realizó por latino-América en los años 80.
Una historia de sueños y esperanzas, de pura supervivencia que pone los pelos de punta. Rodada de una forma tan veraz que asusta, y con unas interpretaciones colosales. El afecto, el cariño, el inmenso amor de una familia hundida en el fango, retratados en 3 personajes tan reales como cotidianos. La banda sonora es memorable y la fotografía apabullante.
Hay que demorarse hasta los grandes cineastas italianos de la posguerra para encontrar una cinta de estas características. Aquellos que con una simple historia eran capaces de revolvernos las tripas a la vez que denunciaban la precariedad del sistema, y que cuando aparecían los títulos de crédito a uno solo le quedaban ganas de repartir hostias a diestro y siniestro.

Su reconocimiento en varios festivales no es fruto de la casualidad, se trata de una película con un enorme y certero mensaje, una moraleja que llega muy dentro y que ayuda a descubrir las miserias en países no tan lejanos.

Una película mucho más productiva que lo que dura una homilía de Benedicto XVI desde su balcón con vistas a la plaza de San Pedro, o una arenga de Rouco Varela a las familias en multitudinarias concentraciones madrileñas.

Realmente nos parecio, a mi señora y a mí, una MUY BUENA película, con un guión muy humano que muestra la realidad de mucho de mis compatriotas (soy uruguayo) de forma muy creíble, tan creíble, por las excelentes actuaciones, que para algunos de nosotros es muy triste de ver.
Tiene dos elementos fundamentales: Drama y Comedia. Cualquier similitud con la vida real NO es coincidencia.

En resumen: MUY RECOMENDABLE

Si los italianos no hubieran inventado el neorrealismo, habría que darle a Uruguay ese honor, y en concreto a César Charlone y Enrique Fernández, directores y guionistas de esta entrañable película. Entre broma y broma, entre sonrisa y sonrisa vamos descubriendo la difícil realidad de una gente que se agarra a cualquier futuro para salir de su pobreza. Y lo más triste es que por ellos y por su trabajo no cabría ningún problema, pero son las circunstancias externas las que no les dejan prosperar. Aquí viene bien el dicho de que “a perro viejo, todo son pulgas”
La historia está perfectamente montada sobre un ir y venir de los contrabandistas, los mismos habitantes del pueblo, a través de la frontera con Brasil. El espectador entra en ese cuento de la lechera como un vecino más del pueblo y sus anhelos se convierten en nuestros anhelos gracias a una imagen sencilla pero muy cuidada y a una interpretación de actores muy lejos de las “holliwudianas”. Y hasta los sonidos son realistas, y la música que acompañan a toda la película, juntándose todo en un climax final de sinfonía, pero una sinfonía de pueblo, no de las galaxias.

-Sinopsis:

Ambientada en el Uruguay de 1988, “El baño del papa” narra una historia real en la que un pequeño pueblo se dispone a recibir la visita de Juan Pablo II. Esto hace estimular el ingenio de sus humildes y empobrecidos habitantes, comienzan a montar negocios de todo tipo, souvenir , comida… todo lo que se pueda vender, sabiendo que el sumo pontífice atraerá consigo a unos 50.000 visitantes según las estimaciones, devotos brasileños en si mayoría . A raíz de esto conoceremos a uno de sus humildes habitantes, Veto, que tratará de aliviar su situación económica de una forma más que curiosa, alquilando un retrete a los peregrinos que ha construido en frente de su casa. Pero todo no le será tan fácil como pinta y tendrá que hacer frente a las adversidades que se le presentan junto a su mujer y su hija.

-Critica:

¿Hay vida en el cine de Latinoamérica más allá de Argentina? Aquí tenemos un claro ejemplo de que si. Una película humilde que habla sobre la pobreza y lo que la gente es capaz de hacer para salir de ella. Aunque sea un duro drama está empapada de situaciones cómicas que refrescan al espectador, de esta manera no nos aburrimos y nos hace cómplices de las penurias y alegrías de los personajes.
Quizás tiene un desarrollo lento pero no pierdes interés por la trama, el verdadero problema viene a la hora de entender ese idioma rural uruguayo con una jerga y un acento algo particulares y también se debe a que algunos personajes no están interpretados por actores sino por lugareños, éstos no articulan bien las palabras y llegar a entenderlos, en algunas ocasiones se hace una ardua tarea (al amigo de Beto de color, me resultó imposible entenderle prácticamente nada)
Es agradable ver otra forma de hacer cine y sumergirnos en una pequeña historia que merecía ser difundida. Solo por ver el interior uruguayo junto con esa estupenda BSO, merece la pena el visionado.

De las auténticas. Una historia bien contada con personajes creibles y cercanos. La vida que pasa al otro lado. Parece que no es el mismo mundo, y sino vamos al cine, ni lo vemos. Hasta el amor tiene otras caras en este otro mundo: La mujer hacia su marido. El marido vencido, hacia la dignidad de su familia. La hija hacia su padre nunca abrazado, amado desde al lado. Maravillosas fotografías de la desesperanza las que podemos ver al final, fotografía de un mundo que hemos creado. Al final, siempre hay una idea que nos devuelve la esperanza. Tal vez la mayor virtud, al otro lado del mundo.