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La gran estafa americana

Drama. Comedia. Intriga Estado de Nueva York, años setenta. Irving Rosenfeld (Christian Bale), un brillante estafador, y su inteligente y seductora compañera Sydney Prosser (Amy Adams) se ven obligados a trabajar para un tempestuoso agente del FBI, Richie DiMaso (Bradley Cooper), que sin querer los arrastra al peligroso mundo de la política y la mafia de Nueva Jersey. (FILMAFFINITY)
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Críticas 284
Críticas ordenadas por utilidad
1 de febrero de 2014
44 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para ser sinceros, el caso del David O Rusell este empieza a tocar ya un poquitín mucho las narices. Dicen que en esta vida vale más caer en gracia que ser gracioso y parece que definitivamente el amigo David es de esos tipos que ha nacido con la flor en el culo. Que las tres últimas películas de su filmografía hayan acumulado un total de veinticinco nominaciones a los Oscars es todo un expediente X y amenaza desde ya con convertirse en uno de los grandes enigmas en la Historia de la Humanidad.

Ojo, que no estamos hablando ni mucho menos de un trío de obras maestras, sino de cosas tan corrientitas como “The fighther”- sí, ya sé que soy demasiado benévolo llamándola “cosa corrientita”- “El lado bueno de las cosas” o este “American Hustle” que ahora se estrena. En este caso, los grandes estafadores parece que son los miembros de la Academia hollywoodiense empeñados en darnos gato por liebre encumbrando a los altares del culto cinematográfico a un señor que ha demostrado ya sobradamente que no pasa de mediocre.- y sigo siendo magnánimo en emplear este nuevo calificativo.

Quizá haya quienes no estén de acuerdo con esta teoría de la conspiración mía tan particular, pero es que da la casualidad de que la palabra “sobrevalorado” es la más repetida en las cincuenta y tantas críticas que se han escrito hasta el momento en esta santa web. Eso, o que el fulano tiene algo que no somos capaces de ver el común de los mortales y los académicos sí. ¿David, qué les das? ¿Será ese estilo transgresor en el narrar entre hiperrealista y lírico del que habla Boyero?.No sé, pero para mí la distancia más corta entre dos puntos ha sido siempre la línea recta y la forma más eficaz de contar una historia como esta, de robos, picaros y estafas es sólo una. La que emplearon películas como “El golpe” o “Nueve reinas”… y un montón más. Este tipo de tramas tienen siempre un potencial cómico tremendo que suele conectar con el público de forma masiva… no es tan difícil. A no ser, claro, que cuentes con un guión soso y carente de gracia como el de “American Hustle”.

La película se detiene en otras cosas, la dirección artística por ejemplo tirando de tópico setentero (mucha peluca cardada, mucho cuello levantado, exceso de jukebox y clásicos del disco). Mirando “el lado hortera de las cosas”, vaya. En otros ámbitos, O Russell copia de quien sabe lógicamente, pero hasta en eso es… mmm, ¿cómo dije antes?... ah, sí, mediocre. Si copias a Scorsese para montar tu película, procura que ésta tenga el ritmo propio de los films de Marty. Hasta en eso el pobre David ha tenido mala suerte; su cinta ha llegado a nuestras salas tan sólo dos semanas después del estreno de “El lobo de Wall Street” con lo que nos ha sido muy fácil comparar.

Se dice que el fuerte de O Russell ha sido siempre el trabajo con los actores, pues bien, aquí ni eso. Christian Bale parece más preocupado en que no se le caiga en ningún momento el bisoñé que en actuar. Jennifer Lawrence y Bradley Cooper están correctos, con unos personajes tan torpemente diseñados que dejan escaso margen al lucimiento. Amy Adams parece la más atinada, aunque quizá más de uno atendió más a otras cosas que a su interpretación.

Y una última pregunta antes de terminar ¿por qué grita tanto la gente en las películas de este hombre?
Juan Solo
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27 de diciembre de 2013
44 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
David O. Russel lleva una racha muy buena estos últimos años, gustando tanto a crítica como a público, me parece un director muy interesante que sabe sobretodo sacarle el jugo a sus repartos, en sus dos últimas pelis a hecho que casi todo sus repartos principales sean nominados a los Oscars y demás. American Hustle no es menos, me ha parecido una gran película en todos los sentidos. El argumento, las actuaciones sobresalientes como siempre, fotografía, vestuario, banda sonora etc, todo a estado a la altura de las expectativas. Sin embargo, tengo que decir que David O. Russel junto a Derek Cianfrance me pasa algo raro. Son dos directores que pese a que hacen todo muy bien pero no consiguen hacer una película realmente memorable, al menos no para mí y me frustra porque tienen todo lo necesario para hacer un peliculón de verdad. Tal y como están las carteleras sus pelis están bastante por encima de la media, sobretodo American Hustle que seguramente competirá duro en los Oscars, pero les falta algo que sinceramente no se que es, intentare explicarme con esta última de O. Russel en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Johnny Mo
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11 de enero de 2014
39 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
David O. Russell se ha convertido en uno de los más certeros francotiradores de (sub)géneros del cine presente norteamericano. En cierta medida estamos ante un director incomprendido al quedar equidistante, por sus peculiaridades, entre la aceptación del público, el mimo de la crítica y convertirse en un habitual de los Oscars en sus últimas producciones… alejándole de un reconocimiento de la prensa especializada más hiperbólica y cultivada. Si bien siempre quedará el poso del ataque de fingir y enmascarase bajo una etiqueta indie que realmente no corresponde y su asociación con Harvey Weinstein incentivó más si cabe dicho rótulo, pocos recuerdan que la producción más mastodóntica del director de “Flirteando con el desastre” fue “Tres reyes” casi una década y lustro atrás… “La gran estafa americana (American Hustle)” es su segunda mayor producción alejado de la mano (y dinero) de Weinstein y donde O. Russell utiliza la operación Abscam, que destapó un caso de corrupción político que afectó a varios congresistas e incluso un senador de EEUU a finales de los 70 y comienzos de los 80, para representar una nueva farsa de un país que es mera imagen y siempre tiene una doble y contradictoria lectura. Podríamos definir la propuesta en ese ‘elaborado’ peinado de Irving Rosenfeld (Christian Bale) frente a la permanente de Richie DiMaso (Bradley Cooper) o esa lucha de escotes de Sydney Prosser (Amy Adams) y Rosalyn Rosenfeld (Jennifer Lawrence), entre innumerables detalles para idealizar el mundo tenebroso y criminal de la mafia y política norteamericana.

No es la cinta de estafas (y estafadores) clásica sino que el enredo entre víctimas y verdugos se entrelaza en sus sentimientos y ofrece otro tipo de engaños emocionales para evolucionar. Todos los personajes viven bajo la sombra de una trampa propia y otra impuesta y todos los actores (y estrellas) interpretan roles con los que nunca habían tratado y que a su vez fingen ser otras personas. Eso sí, Louis C.K. igual de desgraciado que de costumbre. Todo ese cúmulo de engaños, propios y externos, metaficcionales y vinculantes a nuestra presente realidad, propician al director a retratar que todo aparente triunfo oculta otra historia más oscura donde habita el fracaso. Desconozco si parte de la potenciación del discurso del cineasta pasaba por la consciencia de incluir en el reparto a Jack Huston y Shea Whigham de “Boardwalk Empire” y esos lazos de conexión con Atlantic City. Del mismo modo, la inclusión de Robert De Niro da la impresión de establecer un vínculo con Scorsese a niveles cinematográficos y trazar su incursión en un género/estilo ajeno para iconizar (de manera socarrona) la leyenda de un personaje. Pero finalmente la mafia ocupa aquí un telón de fondo para esos artistas del engaño. Hay dinero en juego pero, por supuesto, amor que dote de mayor complejidad a esos farsantes que tenemos ante nuestros ojos. El propio director es consciente de la dramatización/estilización y nos desvela como primera de las cartas que ‘algo’ de lo veremos realmente pasó. La historia real escondía otra que pudiera ser o no verdad. A O. Russell realmente no le importa sino el juego de caos y control que propicia la misma en ese intercambio de roles.

Y es que, en realidad, al director de “El lado bueno de las cosas” aquello que le interesa son sus personajes por encima de la historia y vuelve a acerarse y alejarse de ellos como les dota de chillidos, tensión y sobreactuaciones dignas de una tirante screwball. En “La gran estafa americana (American Hustle)” la indefinición se convierte en una certera arma y la cinta queda perfectamente compensada tanto el la pareja principal (Irving y Sydney) como en la secundaria (DiMaso y Rosalyn) esquematizando una lucha de sexos en el equilibrio de todos los puntos de vista. Toda esa gran estafa (y mentira) queda reducida a dos grandes verdades: la amistad y el amor; ambos, valores tan efímeros, como el poder, grandeza y dinero que está en juego en un tablero repleto de traiciones y alianzas. Un tablero que representa ese mundo de apariencias donde, efectivamente, «no te puedes engañar a ti mismo por mucho tiempo… así que tu próxima reinvención, más vale que se haga bien». La vida (y por extensión el cine) son una farsa. O una doble mascarada como parece potenciar y definir O. Russell: aquella que vendemos a la verdad y la otra con la que nos engañamos a nosotros mismos, equiparable para un pueblo y su nación. La dicotomía del caos y el control tanto de la obra como de los propios personajes (mejor concebidos para el lucimiento de Lawrence que de Cooper) parece una metáfora del jazz (y también del cine) como respuesta a esa otra verdad de la que tratamos de huir creando una farsa: la vida misma. No se preocupe, siempre nos quedará Duke Ellington o películas tan brillantes y auto-conscientes en su juego de mentir al espectador como “American Hustle”.
Maldito Bastardo
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5 de febrero de 2014
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y otro año más, como el turrón en Navidad, vuelve David O. Russell, el director más sobrevalorado de toda la historia moderna de Hollywood (junto con Tim Burton), a encasquetarnos otra película mediocre que, incomprensiblemente, tiene 10 nominaciones a los Oscars. Y lo que es peor es que tiene toda la pinta de ser la gran favorita para ganar. Sus últimas tres películas suman más de 20 nominaciones. Digno de Cuarto Milenio.

La Gran Estafa Americana cuenta la historia de Irving Rosenfeld, un estafador que se ve obligado a trabajar para un agente del FBI que trata de atrapar a políticos corruptos. Trama fácil y sencilla. Porque lo es para todo el mundo menos para Eric Singer y el propio David O. Russell, que se escriben entre los dos un guión tan lioso y pretencioso como falto de interés. La película tiene un ritmo lento, nunca termina de despegar, no llegas a estar enganchado a la historia y lo único que haces es mirar al reloj para que pasen rápido los minutos de metraje. Parecen obsesionados en que si lían la trama más, la película es más inteligente y no. Por momentos llega hasta a aburrir. Y este guión está nominado, ojo.

Si tuviesemos que destacar algo positivo sería la ambientación. Ahí si, David, está muy lograda. También ayudado por los cortes musicales de canciones de la época (finales de los 70) en un clara "inspiración" de Scorsese, solo que peor llevada. Lo mismo ocurre con el montaje, que no hace más que recordarte a cualquiera de las películas de gangsters de Martin pero con una calidad peor.

Pero vamos con el punto fuerte y más incomprensible de todos: las nominaciones a las actuaciones. Se ve que la Academia regalaba nominaciones porque ahí están todos. Y lo peor es que realmente ninguno destaca en absoluto. Todos están correctos, cumpliendo y ya. Christian Bale tiene su nominación por la barriga que lleva, Amy Adams por los escotes, Bradley Cooper porque si y Jennifer Lawrence porque es la nueva perla de Hollywood. Cabe destacar la breve aparición de Robert De Niro, que se marca el mejor momento de la cinta.

Así que la gran esperada American Hustle resulta ser una gran decepción, floja en todos los sentidos. No aporta nada y sin embargo no hace más que recibir premios. Me gustaria un explicación. Otro día analizaremos la razón de que David O. Russell reciba tantos elogios por películas tan flojas, como he dicho arriba, habrá que llamar a Iker Jiménez.
SergioBellamy
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2 de febrero de 2014
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Y que lo digan! Esta película es una gran estafa americana en toda regla.

Solo hay una cosa verdadera en “American Hustle”: la moda de los años setenta era un horror.

Ver como Christian Bale abandona su puesto de Batman para transformarse en hermano gemelo de Torrente es algo tan insoportable que ni siquiera el hecho de que en vez de El Fary y su “Torito guapo” suene de fondo "Delilah" en la poderosa voz del Tigre de Gales, consiguen hacer más llevadero.

Un astuto estafador, su amante pelirroja, el agente del FBI, la esposa del astuto estafador, el jefe del agente del FBI, el alcalde de Candem, sus amigos mafiosos, la mujer y la familia numerosa del alcalde de Candem, senadores y congresistas amigos del alcalde de Candem que quieren conocer al astuto estafador que intenta ser manipulado por el agente del FBI cuyo jefe está en contra, el Fiscal General que está de acuerdo con el agente del FBI que intenta manipular al estatuto estafador para pillar a los congresistas y a los amigos mafiosos…… ¡Bufff! Pues así durante dos horas y media. Complejo no, tedioso mucho.

Esta es una historia de esas que yo denomino “cotorras” porque los personajes se pasan más tiempo hablando sobre lo que van a hacer y decir que haciéndolo. Una película narrada, imitando ese modelo que tanto gusta a Scorsese, que resulta pesada, aburrida, sin pizca de gracia y con unos diálogos tan cargantes como el resto del conjunto.

Me cabrea el tema de los Oscar. A veces pienso que los americanos nos toman por estúpidos y piensan que, al igual que ellos hacen, confundimos el hecho de que alguien engorde 20 kg. (Christian Bale en este caso) o los adelgace (Matthew McConaughey en “Dallas Buyer Club”) con ser un buen actor y que no somos capaces de admirar lo que otros, sin una gota de maquillaje, sin banda sonora, solo con su voz y sus gestos, pueden transmitir con un primer plano de sus rostros (Chiwetel Ejiofor y Michael Fassbender).

Que David O. Russell y “La gran estafa americana” estén nominados para mejor película y director junto a Steve McQueen y “12 años de esclavitud” me parece un insulto para este último y para las personas que, como yo, amamos el cine.

En esta ocasión debo decir: ¡aupa Boyero!
MAFALDA
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