US 
Canadá 
México 
España 
UK 
Irlanda 
Australia 
Argentina 
Chile 
Colombia 
Uruguay 
Paraguay 
Perú 
Ecuador 
Venezuela 
Costa Rica 
Honduras 
Guatemala 
Bolivia 
Rep. Dominicana Un lugar en el mundo
22.730
Drama
Ernesto hace un viaje a la provincia argentina de San Luis, a un remoto pueblo en un valle puntano, para recordar su infancia y las circunstancias que han determinado su vida: sus padres se habían exiliado voluntariamente de Buenos Aires para vivir en una comunidad campesina. La llegada de un geólogo español, contratado por el cacique local para buscar petróleo, representa una amenaza para la forma de vida de los campesinos. (FILMAFFINITY) [+]
25 de octubre de 2005
29 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta creo que es una de las grandes películas del cine argentino. Confieso que la vi tarde, el año pasado. Y por algún motivo que no puedo desentrañar, me emocionó de una manera profunda. Lloré como hacía rato que no lloraba. Quedé deprimido, encantado. Sin duda, está llena de defectos, como muchas películas de Aristarain, pero al mismo tiempo él como pocos logra crear una atmósfera de verdad, donde se respira el ser argentino. Es una película inmensa, llena de detalles e historias mínimas, y como leí en una crítica del New York Times: es de ese tipo de películas que sobrepasan el cine, que son grandes como la vida misma.
22 de marzo de 2009
25 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay aparatos que pueden leer el alma de las piedras. Utilizan por ejemplo rayos ultravioletas y dejan al descubierto la esencia de esos pedazos que concentran en sí una parte de la historia de nuestro planeta.
Las piedras se forman tras milenios de paciencia, de desgaste, de erosión, de partículas de todo lo que va dejando su rastro por el mundo. Mirar una roca no es mirar un objeto sin valor, aunque estemos acostumbrados a mirarlas de ese modo. Es mirar nuestro pasado, nuestra historia.
Aún no se ha inventado el aparato capaz de leer el alma de las personas. Probablemente nada podrá leerla jamás. Y menos aún nosotros mismos.
Nuestra alma tal vez contenga la esencia del universo entero y más allá, retenida en este cuerpo material que necesita un suelo que pisar. Que necesita piedras en las que apoyarse, y con las que levantar sus muros de protección.
¿Cuál es nuestro suelo? ¿Cuándo averiguamos que estamos pisando nuestro lugar? ¿Lo hemos sabido siempre, no lo sabremos nunca? ¿Lo sabremos cuando lo tengamos debajo? ¿Lo sabemos desde el momento en que lo tocamos por primera vez?
Ernesto siempre irá en busca del suyo, del que le aguarda en alguna parte desconocida.
Un suelo que no tendrá el color ni el olor del que amó siendo niño, del que dejó en unas tierras ya lejanas, unas tierras que olían a vida, a esperanza, a amor, a familia, a gente que luchaba unida por mantenerse y prosperar pese al cacique de turno.
Era el olor de los sueños.
Era el aroma del aire golpeando en la cara de un chico, mientras éste volaba en su carro veloz como el viento, desafiando a los demonios y a la muerte en una carrera hacia la libertad.
Las piedras se forman tras milenios de paciencia, de desgaste, de erosión, de partículas de todo lo que va dejando su rastro por el mundo. Mirar una roca no es mirar un objeto sin valor, aunque estemos acostumbrados a mirarlas de ese modo. Es mirar nuestro pasado, nuestra historia.
Aún no se ha inventado el aparato capaz de leer el alma de las personas. Probablemente nada podrá leerla jamás. Y menos aún nosotros mismos.
Nuestra alma tal vez contenga la esencia del universo entero y más allá, retenida en este cuerpo material que necesita un suelo que pisar. Que necesita piedras en las que apoyarse, y con las que levantar sus muros de protección.
¿Cuál es nuestro suelo? ¿Cuándo averiguamos que estamos pisando nuestro lugar? ¿Lo hemos sabido siempre, no lo sabremos nunca? ¿Lo sabremos cuando lo tengamos debajo? ¿Lo sabemos desde el momento en que lo tocamos por primera vez?
Ernesto siempre irá en busca del suyo, del que le aguarda en alguna parte desconocida.
Un suelo que no tendrá el color ni el olor del que amó siendo niño, del que dejó en unas tierras ya lejanas, unas tierras que olían a vida, a esperanza, a amor, a familia, a gente que luchaba unida por mantenerse y prosperar pese al cacique de turno.
Era el olor de los sueños.
Era el aroma del aire golpeando en la cara de un chico, mientras éste volaba en su carro veloz como el viento, desafiando a los demonios y a la muerte en una carrera hacia la libertad.
Argylle
8 de enero de 2008
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adolfo Aristarain firmó con esta película un antes y un después del cine argentino. Posiblemente una de las películas más bellas del último cuarto del siglo pasado y que, por desgracia, pocos espectadores alcanzaron a verla y a disfrutarla en la medida que esta joya merece. Un film que roza el discurso político y social con una sutileza y una frescura sin límites, en donde todos los elementos que la componen parecen ponerse de acuerdo para la poética exaltación de la libertad, la tolerancia, la cooperación social, la amistad y el amor entre seres humanos auténticos, experimentados pero sabios; honrados y utópicos idealistas, pero racionales hasta el extremo en sus opiniones y comportamientos, siempre con el punto de mira puesto en la denuncia del abuso por parte de aquellos que ostentan el poder, en el convencimiento de la fuerza que conlleva la unión corporativa, aunque tan sólo se trate de una ínfima reivindicación provinciana de una pequeña localidad argentina en la región de San Luis.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
8 de diciembre de 2009
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena excepción. Películas de contenido tan evidentemente moralizante pueden caer en el error de producir un insomnio que más o menos empieza en los cinco primeros minutos después de los títulos de crédito del principio hasta más o menos el infinito. He superado esos primeros cinco minutos sin efecto narcótico alguno y sorpresa tras sorpresa me he ido emocionando tanto con la trama y con los personajes que incluso hasta me ha sabido mal que acabara (quería mas...)
Aristarain juega a no perder y gana. Va a lo fácil, la utopía de los idealistas buenos/buenísimos contra los terratenientes malos/malísimos. Y sí, ir allí es fácil, pero lo difícil es no aburrir. Creo que lo consigue haciendo a los personajes más reales y al menos próximos a mí, podrían ser de mi barrio mismo y visto lo visto hasta yo podría irme de copazos con Sacristán o con Luppi, también le metería caña a la monja, me enamoraría de Cecilia Roth y asumiría mi derrota cuando tocara. Ese "Lugar en mundo" podría ser mío y ese es el mérito del buen argentino Aristarain.
Aristarain juega a no perder y gana. Va a lo fácil, la utopía de los idealistas buenos/buenísimos contra los terratenientes malos/malísimos. Y sí, ir allí es fácil, pero lo difícil es no aburrir. Creo que lo consigue haciendo a los personajes más reales y al menos próximos a mí, podrían ser de mi barrio mismo y visto lo visto hasta yo podría irme de copazos con Sacristán o con Luppi, también le metería caña a la monja, me enamoraría de Cecilia Roth y asumiría mi derrota cuando tocara. Ese "Lugar en mundo" podría ser mío y ese es el mérito del buen argentino Aristarain.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
1 de junio de 2006
45 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
Discrepo de la opinión general pero no me parece ni la mejor de Aristarain ni merecedora de estar entre lo mejor del cine argentino. Está muy bien ambientada, con un guión muy trabajado y buenas interpretaciones. Pero aburre mucho y lo hace porque es demasiado discursiva.
Vale que determinados directores quieran dejar su sello e impregnar la cinta de mensajes personales, pero cuando te martillean durante dos horas con una mezcolanza política-ideológica-filosófica donde todos los elementos parecen estar al servicio del discurso me parece más un mitin que una película.
Dos horas de anarquismo, sindicalismo, emigración, las miserias de los pobres, el abuso de los ricos, machismo, analfabetismo, nazismo, judaísmo, dictadura argentina... Todo desde un prisma utópico, nostálgico y derrotista. Me parece demasiado forzado y con una clara vocación de aleccionar al espectador y que pretendan aleccionarme además de que me ofende me aburre bastante. Eso sí, el discurso meramente humano del final me parece inmenso, realmente conmovedor.
Vale que determinados directores quieran dejar su sello e impregnar la cinta de mensajes personales, pero cuando te martillean durante dos horas con una mezcolanza política-ideológica-filosófica donde todos los elementos parecen estar al servicio del discurso me parece más un mitin que una película.
Dos horas de anarquismo, sindicalismo, emigración, las miserias de los pobres, el abuso de los ricos, machismo, analfabetismo, nazismo, judaísmo, dictadura argentina... Todo desde un prisma utópico, nostálgico y derrotista. Me parece demasiado forzado y con una clara vocación de aleccionar al espectador y que pretendan aleccionarme además de que me ofende me aburre bastante. Eso sí, el discurso meramente humano del final me parece inmenso, realmente conmovedor.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here
