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Cuando ruge la marabunta

Aventuras. Drama En la jungla sudamericana, el propietario de una gran plantación (Charlton Heston) decide casarse por correspondencia para tener un hijo que herede su hacienda. A su esposa (Eleanor Parker), recién llegada de Nueva Orleans, no le resultará fácil adaptarse a la brusquedad del marido y a las costumbres de los nativos. Mientras, una terrible plaga de hormigas asesinas amenaza la región... (FILMAFFINITY)
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Críticas 56
Críticas ordenadas por utilidad
13 de abril de 2008
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de aventuras de la época dorada de Hollywood, en la línea de otras grandes como "Mogambo", y "Las nieves del Kilimanjaro", aunque sensiblemente inferior. Dedica gran parte del metraje a la extraña y tensa relación entre un espléndido Charlton Heston y una bellísima Eleanor Parker. La parte de acción queda muy reducida a la parte final de la cinta.
Algunos críticos deberían dejar sus aires de charlatán cómico para programas de televisión (centrar toda una crítica de 50 líneas en que no es créible que Heston sea virgen a los 40, me parece simplemente de baja capacidad mental, y peor me parece que esa crítica le parezca útil a muchas personas), y dejar esto a los que de verdad quieren hablar de cine.
LUISMA
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2 de octubre de 2015
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas son las películas de aventuras que nos gustaron mucho en la infancia y que vistas de nuevo treinta años después nos vuelven a entusiasmar. Entre esas pocas privilegiadas está "Cuando ruge la marabunta". Su vigencia se asienta sobre tres pilares fundamentales: el primero: un guión excelente que desarrolla de manera impecable los vaivenes de la relación entre los protagonistas. El segundo: actuaciones muy buenas de Charlton Heston que se preparaba para sus grandes papeles en Los Diez Mandamientos y Ben Hur, y una Eleanor Parker en la cima de su belleza. El tercero: la historia es muy entretenida y está muy bien llevada por el director Byron Haskin que era un especialista en efectos especiales. Como plus tenemos un Technicolor de lujo. Algunas críticas subidas a la página se quejan de situaciones que consideran absurdos como la posición de Heston de hombre recluído en la selva sin contacto con mujer alguna o la de Parker casándose por poder. Les contesto: la realidad muchas veces supera a la ficción (para mí la historia, aunque insólita sí es posible), y esta película ha pasado el filtro de la generación del Siglo XXI ya que mis hijos de 13, 15, 17 y 19 años han disfrutado de ella 61 años después de que fuera estrenada y no escuché ninguna crítica.
HUSTON
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10 de septiembre de 2011
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine americano de los grandes estudios siempre tuvo un punto de estilización estética. La pretensión de realismo es algo que se impuso a partir de los sesenta, con la decadencia de esos grandes estudios. Hasta entonces, las películas parecían eso, películas.
También, como ahora, los estudios daban al público lo que este demandaba. En este caso, un escenario exótico (la selva brasileña), un romance apasionado, una situación de peligro y un par de estrellas: el pétreo Heston, esforzado colono y rico hacendado, y la flamígera Parker, mujer hermosa y experimentada. Casados por poderes, sin conocerse, su relación ha de enfrentarse a la arrogancia de él, que exige que todo aquello que posee llegue hasta sus manos sin desprecintar. Y ella está desprecintada.
Seguro que el público de los cincuenta, incluidas las mujeres, no se sintió molesto por el hoy ofensivo machismo del personaje de Heston. Y aunque en estos sesenta años ha pasado mucha agua bajo los puentes, todos seguimos siendo hijos de los prejuicios de nuestra época y la humanidad de dentro de sesenta años nos mirará con la misma condescendencia y pensarán: “Que antiguos, los pobres”.
Por lo demás, me encantan estas películas en las que los estilizados decorados “cantan”. Entre los paisajes captados por la segunda unidad y proyectados en transparencia cuando aparecen los protagonistas, sets de rodaje al aire libre diseñados por el competente equipo artístico, e interiores rodados en decorados de estudio con una iluminación artificial, es muy probable que las estrellas no llegasen a pisar la selva. Y yo asumo, encantado, todas estas inocentes convenciones porque sólo quiero pasar un rato entretenido. Y lo consigo.
Resaltar que un hombro de la Parker resulta más perturbador que Sharon Stone cruzando las piernas. Es lo que tenía tanta represión.
iñaki
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21 de abril de 2010
17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Usted se casa por poderes y, al conocer al fin a su nuevo cónyuge, se encuentra con Eleanor Parker en todo su esplendor. Y no digamos con Charlton Heston. Usted no se creería su suerte, admítalo.

Véamoslos más de cerca. Ella aguanta con espíritu deportivo todas las memeces que le dice él y le sobran recursos para burlarse: “Es usted especialista en descerrajar puertas”. Pero con toda su inteligencia y toda su intuición y todas sus inocentes metáforas sobre pianos, al final se nos muestra claramente que lo que funde al gran simio padre protector de sus esclavos es, como de costumbre, el hombro blanquísimo de la arrebatadora Eleanor ofreciéndose astutamente para la crema anti bichos. Sólo se echa a faltar un buen “es usted una mujer con arrestos” y no digamos un “estás muy bella cuando te enfadas”.

Y él se nos presenta como el self-made macho que lo ha ganado todo a pulso (robado a la tierra, afirma) y que sólo admite sumisión y agradecimiento por quitar el pelo de la dehesa a los pobres indígenas, una visión que recuerda enseguida al timorato Leslie Howard cuando con rictus de ensoñación añoraba los viejos tiempos de los negros acudiendo felices y cantando a la plantación. Aparte de esto, reconocemos enseguida al gran Charlton cuando tira la puerta de la bella abajo en una de las entradas en campo más testiculares que se recuerdan. Cómo nos gustaría caer en sus brazos si no los tuviera llenos de rifles.

Del resto, nuestro entrañable Canon (Conrad) que es la voz cabal que se ocupa una y otra vez de anunciar los peligros (“¡la marabunta!”). Forma con Heston una divertida pareja, como cuando salen de las tiendas alertados sin saber que el animal o humano agresor huyó despavorido al verlos con sus pantalones cortos y sus calcetines largos que a Conrad le confieren un cierto aspecto del Toby de la pequeña Lulú.

Y, cómo no, las hormigas, que engullen todo a su paso y se muestran como un brazo ejecutor y vengativo (descarnan al malo repulsivo). A Heston le debieron sin duda traer recuerdos de la masacre del mar Rojo.

Pero he aquí que, superado todo esto, lo que es claro es que en estas películas no queremos que reaccionen como una agencia pública de políticas de igualdad, para eso está nuestra capacidad de discernimiento y nuestra educación, del mismo modo que no necesitamos moderneces ni reacciones correctas de un mundo 50 años posterior.

En realidad, si lo piensas bien, es complejo saber por qué nos gustan estas películas. O a lo mejor es bien sencillo: un escenario insólito con extraña boda por poderes de dos estrellas en plenitud y una marabunta en la selva, ritmo, acción, exotismo, amores…ah, el gran cinema.
Un poquito pesada
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16 de septiembre de 2006
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es un aunténtico placer para todos los públicos. Un grandísimo actor, una maravillosa mujer que hace el papel de su vida, un paisaje exótico, y una amenaza apocaliptica, la marabunta. También nos deja una reflexión, el hombre que quiere dominar la naturaleza a su antojo caracterizada por Heston y la metáfora de la destrucción de la propia naturaleza, caracterizada por la marabunta.
Manuel
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