Camino a la perdición

Sam Mendes hizo con esta su segunda película, después de la aclamada por crítica y público "American Beauty", un trabajo brillantísimo confirmando lo que se suponía, que es uno de los mejores directores jóvenes del cine norteamericano y que en él está puesto parte del futuro del cine comercial de Hollywood.
"Camino a la perdición", no es superior a "American Beauty", ni falta que le hace, sino que intenta hacer un cine más estético, más cercano al arte en términos absolutos.
Es bastante vergonzoso comprobar como esta cinta no estuvo nominada a mejor película cuando ese año ganó "Chicago"... pero de los señores de la Academia ya se sabe. El llamado nuevo Kubrick cuida como él la fotografía, resultando una joya en este apartado, además todos los aspectos técnicos son inmejorables. Las actuaciones son magníficas, particularmente Paul Newman, la que podría ser casi su última película. Jude Law y Tom Hanks están magníficos también.
Como película es menos redonda que "American Beauty", cierto, pero los momentos sublimes de "Camino a la perdición" son de obra maestra. Por lo tanto irregular en conjunto pero sobresaliente en muchos momentos.
No quiero entrar en comparaciones odiosas con una obra maestra del cine como "El Padrino". Eso sí, "Camino a la perdición" es por méritos propios uno de los mejores títulos de cine de gangster de los últimos quince años junto con "L. A. Confidential" y "Muerte entre las flores".
No os la perdáis. Totalmente recomendada.

MARAVILLOSA obra con tintes azabache dentro del género gangsteril.

De una impecable facturación técnica es sin lugar a dudas una de las cintas más sorprendentes de los últimos 20 años.

El ritmo narrativo dentro de una poderosa historia y las potentísimas interpretaciones a cargo de Tom Hanks (su mejor papel hasta la fecha) como Michael Sullivan,de Paul Newman como el señor Rooney, y con mención especial también para Jude law quien interpreta uno de los personajes secundarios más atractivos de los últimos tiempos junto con los secundarios de la película Sin Perdón de Eastwood (1992), hacen de esta cinta un baño veraniego de lo más refrescante en cualquiera de las islas del pacífico.

Todo un soplo de aire fresco en el viciado aire del panorama cinematográfico contemporáneo.

Prodigiosa escena final, y sobre todo un desarrollo narrativo de una impecabilidad A S O M B R O S A.

Excelente película, magníficas interpretaciones de todo el elenco actoral (tanto Tom Hanks, Paul Newman y ese grandioso Jude Law en su curioso papel) para una obra maestra del cine negro. Supone junto a L.A.Confidential la mejor película de este tipo de los últimos años, pudiéndolas comparar con las grandes obras del género a lo largo de la Historia. Grandiosa dirección por parte de ese joven valor convertido de motu propio en uno de los grandes de la actualidad con sólo dos películas en su haber, Sam Mendes (la otra es la también genial "American Beauty"), una buena fotografía, ambientación...Y una historia magnífica con un epílogo de igual calibre que redondean una de las mejores obras de los últimos años, injustamente ignorada en los Oscars.

Hay una cualidad que tienen las películas de Mendes. Y es que te parece estar flotando por la atmósfera, mientras ves pasar el mundo a cámara lenta, pausadamente.
Planeas por el aire, y una sensación de ingravidez te envuelve, mientras contemplas esta obra de Dios que es el mundo, o de la Naturaleza, o de cualquiera que sea la fuerza que la haya creado, como si fueses etéreo y hubieses sido invitado a observarla en toda su belleza y su crueldad. Una inyección sensorial para el espíritu, que se va abriendo paso suavemente hasta las sensaciones, las emociones y la razón.
Podemos estar siendo testigos de los actos más terribles, de las amarguras más hondas, de los dilemas más asfixiantes, de lo más deleznable del ser humano. Pero incluso esos actos, esas amarguras, esos dilemas y ese horror poseen una pátina de inmaterialidad, de una especie de velo semitransparente que nos imbuye de comprensión, de reflexión serena.
Puede que se deba a la fotografía que en ocasiones llega a lo hipnótico.
Puede que se deba a la sedante música ensoñadora de Thomas Newman.
Como si pudiésemos verlo todo desde los ojos de una divinidad comprensiva y contemplativa que no juzga ni condena. Que sólo se limita a seguir con reposada pena y compasión las complejas andanzas de esas raras criaturas que somos las personas.
La redención es posible, cuando se elige la opción con la que uno se siente en paz consigo mismo y con su conciencia.
A veces, para llegar a ella, hemos tenido que chapotear hasta el fondo en el fango en el que hemos vivido, luchando por empujar lejos del lodo a esos seres amados que aún tienen una oportunidad.

La estética está cuidada al detalle, con decorados, vestuario, atrezzo y fotografía sencillamente perfectas. Pero el desarrollo de los personajes es pobre, el ritmo demasiado lento, Tom Hanks no es para nada creíble como asesino, y todo se nos muestra de una manera demasiado fría y distante. No es, ni de casualidad, el peliculón que uno espera tras leer tan buenas críticas, sino tan sólo una preciosa caja de regalo que contiene una baratija de todo a cien.
Del todo previsible, y con un primer tercio del más hondo sopor, sólo la recomiendo como entretenimiento (en sus dos últimos tercios, pese al final penoso), y por la belleza que poseen todos sus planos.