Nymphomaniac. Volumen 1

Excitante, metafórica, picaresca, desgarradora… Otra realidad observada desde la compulsividad sexual que genera la autodestrucción. Diferente y cañera, se agradece la variedad, el lenguaje, la intensidad y el atrevimiento.

En una noche fría, un hombre adulto, Seligman, (Stellan Skarsgård) encuentra a una mujer, Joe (Charlotte Gainsbourg), tirada en un callejón; ella está herida y casi inconsciente. La lleva a su casa para asistirla, curar sus heridas, y saciar su curiosidad por saber cómo pudo haber llegado esa mujer a semejante situación.

Joe irá contando su historia a través de innumerables flashbacks que van intercalando arbitrariamente su despertar sexual cuando pequeña, y su inagotable y agitada vida sexual ya siendo una jovencita, interpretada en esta etapa por Stacey Martin.

El sexo llega a su vida como un juego entre amigas, y con el paso del tiempo se va convirtiendo en una pesada rutina tal si fuera una expiación sin motivo aparente. Joe no encuentra placer en ninguno de sus encuentros sexuales, los cuales cuenta a detalle al viejo Seligman, quien elabora metáforas un tanto disparatadas entre las experiencias sexuales de Joe y, por ejemplo, la música, la pesca, las matemáticas, etc.

A pesar de la polémica previa a su lanzamiento, el erotismo no aparece tanto como se esperaba durante el metraje, apenas algunas escenas con cuerpos desnudos. Nymphomaniac no es más que otra película de Lars Von Trier acerca de una mujer muy atormentada.

Después de los abusos cometidos por Von Trier contra el personaje que interpretó Gainsbourg en su anterior film Antichrist, en esta ocasión el provocador director danés le baja un cambio al escándalo gratuito y consigue una película un tanto más contenida pero no del todo lograda.

Concebida originalmente con aproximadas 5 horas de duración, y dividida en dos volúmenes para su estreno comercial, Nymphomaniac encuentra su momento más memorable en su primer volumen justo cuando entra en acción el personaje de Uma Thurman, con un tono tragicómico en una escena que salva un poco del tedio y la monotonía al resto del relato.

En un claro ejemplo de un director que tiene la historia en la cabeza desde el principio hasta el final, la película es un conjunto de ideas expuestas sin complejos, en el que los actores se ponen a completa disposición de un guión que se lanza de un extremo a otro sin aparente rumbo. No se puede olvidar que el bueno de Lars tiene por costumbre exigir a su reparto mucho más de lo parecen dispuestos a dar, pero que siempre consigue que logren interpretaciones muy personales y complejas. No es esta una excepción, y el reparto de campanillas que completa la película tiene claro desde el primer momento que su exposición física y, sobre todo emocional va a ser el núcleo de una película que rompe con todos los cánones para dar un paso más allá y no quedarse en el intento.

Sin embargo este Volumen 1 tiene algo enigmático y atractivo que hace de imán para los espectadores, y raro sería el caso en el que un espectador saliera de la sala antes de tiempo aunque el resultado no le esté convenciendo en absoluto. Y esto, que un principio podría ser desconcertante, es en cierto modo un lazo irrompible entre las dos partes, un contrato tácito en el que espectador y director concluyen en que la película tiene alma y corazón además del obvio sexo implícito y explícito.

Y todo a pesar de que la película tiene mimbres suficientes como para hacer que cualquiera rechace verla nada más empezar. Algunas frases grotescas junto con secuencias brutales y muy explícitas pueden escandalizar al más cinéfilo de los espectadores, ese que ve casi cualquier cosa. No solamente al público, sino también a un sector de la prensa al que tanto le gusta la polémica, y que describieron la película como algo más que erótica. La gestión de este tipo de críticas ha hecho que Von Trier no haya montado todas las versiones de la película, algo que , por otra parte, resulta bastante extraño.

Este relato atemporal que utiliza su indefinición del término tiempo como aquel que se aisla de la realidad que le rodea para no conocer las malas noticias, en un juego en el que el espectador se ve envuelto para no levantarse de la silla, pero que en el fondo no es más que una simple autoterapia (si es que la palabra existe, aunque seguramente sí para Lars) para el propio directo con un montón de frases que pretenden decir mucho, pero que, sin sus polémicas escenas de sexo real, se queda más bien en nada.

A su director no le hace falta mucha presentación, siempre envuelto en polémica es capaz de hacer leña de un árbol caído una y otra vez. Su cine está cargado de debate y entre sus obras hay grandes obras maestras y otras que se han quedado a medio camino y que han suscitado gran revuelo,

En este último caso, podemos incluir a Nymphomaniac. Volumen 1, todo antes del estreno era perversión , tachada de ser demasiado explícita en sus escenas y puso en el punto de mira a todo el mundo. Pues bien, una vez vista, es más que discutible todo lo que se ha dicho de ella, ya que es todo mucho más light de lo que parece a simple vista.

Todo empieza un poco confuso y una vez que arranca, las cartas se ponen en la mesa pronto y la cinta sigue un ritmo mas bien lento y predecible, no provoca grandes sorpresas sus escasas escenas de sexo explícito, más bien, uno en lo que se va fijando es que su argumento resulta a cada momento que pasa más y más denso, contado desde una perspectiva no muy eficaz una historia que nos intenta hacer imaginar todo desde el punto de vista de la ninfa pescadora, lo que provoca que su inicio se eternice y que según avanza la historia recaiga una y otra vez en lo mismo, Los expertos seguramente nos dirán que es todo una metáfora y hasta ahí también llegamos lo demás, pero lo que cuesta no es verlo desde ese prisma, y encima quedarnos satisfechos de ver una cierta manipulación perversa que haga perder el hilo argumental.

En este caso lo malo no es esa perversión sino más bien el enfoque y la forma en como lo cuenta, y es que resulta descafeinada, pocas son las sorpresas que te puedes llevar, esto sumado a un sin fin de lagunas argumentales y saltos en el tiempo no muy bien narrados hacen que no termine de enganchar al espectador.

En su parte más positiva tenemos unas secuencias bastante buenas, como en la que interviene Uma, que aun resultado muy surrealista la verdad es que está muy bien trabajada por todo ellos. La forma en que está filmada también es muy destacable, toda ella filmada al detalle, dejando la marca de Lars en toda ella.

De sus actores, cabe esperar un poco más de esfuerzo ya que parece que actúan con cierta desgana y no llegan a transmitir gran cosa, y en los momentos en los que más se le exige parecen sobre actuados, por lo que en este punto también aprueban pero con muchos condicionantes.

Como conclusión se puede decir que Nymphomaniac. Volumen 1 es el claro ejemplo de película controvertida que dependiendo de lo que uno espere ver de ella, la sensación final será diferente, para los dudosos de verla mi recomendación es de No verla, ya que les resultará lenta, larga y algo pesada por lo que no alcanzaran las expectativas creadas.

Lo mejor: Lo metódico que es Lars en sus cintas
Lo peor: Lo recurrente que se vuelve en ciertos temas.

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Es una muy buena película, y eso que solamente es una parte.
He de confesar que he visto unas cuantas películas del señor von Trier y ya me he adaptado a su estilo. Estoy preparado para ver una de sus producciones desde el minuto 1, por eso habrá cosas que a otros hayan pillado por sorpresa que a mí no.
¿Que tiene porno, sexo explícito y desnudos completos? Venga, que ya no somos críos. Cada uno es suficientemente responsable para saber que cada peli sigue unos métodos y unos géneros diferentes. Hay unas que son palomiteras, con efectos especiales y un derroche de adrenalina limitada palpable. Y hay otras pelis, como ésta, que son diferentes. Con un terreno arriesgado y con mucho con que jugar. No es una peli de Hollywood para ponerte cachondo sino un espléndido drama con el sello de Lars von Trier que cuenta una dura historia.