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Ronin

Acción. Thriller Como los hombres sin honor, llamados "Ronin" en Japón, en Europa abundan los expertos en peligrosas operaciones secretas que venden sus servicios al mejor postor. Estos mercenarios se limitan a cumplir la misión que les han encomendado, pero ignoran para quién trabajan y cuáles son los verdaderos objetivos de su actividad. En este caso, sólo saben que deben encontrar una misteriosa maleta.
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Críticas 82
Críticas ordenadas por utilidad
28 de abril de 2014
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John Frankenheimer tomó una historia de intrigas y le inyectó un sello retro para generar “Ronin” (1998) donde las calles estrechas de ciudades de la antigua Europa, hacen que un elenco encabezado por Robert de Niro evoque en algo a cintas de acción de antaño donde brillaban entre otros, Charles Bronson.

No tanto para llegar al nivel de “cuerpo a cuerpo” de un Clint Eastwood pero varios años antes que Luc Besson diera vida a “El Transportador” (2002), los oscuros y serios personajes de esta película, nos adentran en una trama directa que curiosamente contrasta con la poca información que se nos entrega de su historia, personal y de contexto.

No hay mayor info de qué se busca, por qué y para qué. Pese a este clima de incertidumbre, De Niro, Jean Reno y Natascha McElhone, por nombrar algunos, nos insertan igualmente en su intriga con un aceptable éxito.

Sorprende en cierta medida que pese a conocer tan poco de la historia, se logre generar ese capital de desconocimiento para atraer pero a la vez, equilibrado para no desencantar al espectador. Pareciera sencillo pero dista mucho de serlo.

En poco menos de dos horas se dan con recurrencia secuencias de acción de carácter épico, especialmente a nivel automovilístico. Sin la parafernalia que contamina las películas de hoy ni distracciones vinculadas como una musicalización exagerada, se trata de una alternativa aceptable para el género.

A la hora de medir sus falencias, sin duda la falta de argumento de mayor peso para sostener los personajes se pasa al extremo de excluir demasiado al público para saber “de que va” la película que se ha sentado a ver. Es rica en la densidad del ambiente que crea entre los protagonistas (falta de confianzas) pero no será difícil perder datos como nombres de personajes y sus propósitos.

Todo concluye para distraerse viendo buenas persecuciones y una serie de secuencias de acción de la vieja escuela, con la asertividad de De Niro, pero sin un hilo conductor que la corone como una buena película.

Recomendación:
Aceptable. Muy buenos momentos de acción, sobria, a la antigua pero omitiendo demasiado argumento.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com
buyinski
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27 de mayo de 2016
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Producto de acción inteligente y dinámico lleno de momentos de emoción, suspense y un peculiar juego de traiciones y engaños, donde todo vale en lo que se conoce como el código y forma de vida de los mercenarios que se venden al mejor cliente.
Interesante y atractiva trama que mantiene el interés del espectador en todo momento, gracias a la trama desarrollada en el argumento y a unas poderosas y suculentas secuencias de acción, en las que los coches tienen un gran protagonismo.
Gran trabajo de su director, totalmente recomendable.
Jon
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25 de julio de 2016
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"Ronin" entretiene de principio a fin y deja buen sabor de boca. Su mayor problema radica en que empieza genial para luego ir diluyéndose conforme pasan los minutos hasta llegar a una segunda mitad normal y un cierre decepcionante.
El guión no soporta el peso de un arranque genial y poco a poco muestra las cartas pasables que le quedan. Un buen ritmo y la acción levantan el vuelo lo suficiente.
La factura técnica (dirección, estilo visual, efectos) es genial.
Las interpretaciones son solventes. Si bien no hay nadie en especial al que destacar, todos cumplen con creces en sus papeles.
Con una mejor historia y una segunda mitad tan buena como la primera, "Ronin" sería un clásico moderno del buen cine de acción. A pesar de esta falla, la película es trepidante, cumple los mínimos y es un entretenimiento potable.
Jesus Reviewer
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18 de agosto de 2016
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-Por favor guionistas, hagamos algún "paripé" entre persecución y persecución para que tenga sentido!
Ronin es una entretenida película de acción, nadie puede quitarle ese merito, pero tras un argumento que empieza a venirse a menos a los 30 min. el espectador corre el peligro de acabar harto de tanto coche y tanto cambio de equipo. No se puede negar que si nos gustan las persecuciones aquí vamos a ver largos minutos muy muy buenos, pero Ay de esta película si no llega a ser por el magnetismo y buen hacer de Reno y De Niro.
manolilloc2c
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20 de noviembre de 2017
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El código del mercenario sin pasado y tal vez sin un nombre real se graba a fuego en una de las últimas grandes obras de acción del cine contemporáneo...

Más increíble es saber que su autoría pertenece a un John Frankenheimer cuya carrera no se pudo hundir más por culpa de la locura de "La Isla del dr. Moreau", sin embargo pudo reflotar dignamente gracias a caras producciones televisivas; con 67 años tuvo que ver la luz celestial al recibir el guión del joven John Zeik, quien ideó una configuración de intriga y espionaje a la antigua usanza, no obstante casi toda retocada por la mano de David Mamet, oculto bajo un pseudónimo. La oportunidad para el de Queens se convirtió en un ambicioso proyecto donde seguir demostrando que su pericia como director de acción en absoluto le había abandonado.
Pero no sólo por la acción reluce esta "Ronin". Las primeras escenas de presentación de los protagonistas, en el interior de la cafetería, son una clase maestra de dirección; aquél estudia la profundidad del espacio en relación a los individuos que lo ocupan, y puede filmar con un dinamismo juvenil gracias, precisamente, a sus años de experiencia. Este casting que une en un mismo plano las caras de Jean Reno, Stellan Skarsgård, Natasha McElhon y Robert DeNiro hace honor al título; aunque es el último quien más atención acapara (gracias a Mamet), el guión desdibuja a cada uno y los rodea de misterio y sólo incógnitas, al igual que la historia.

Cinco expertos, no se sabe de dónde vienen, en efecto sin un pasado ni un futuro, sólo sobreviviendo en un presente de malas relaciones internacionales para aprovecharse por dinero; sus personalidades e interacciones denotan un fuerte cinismo, se respira en ese escenario parisino cubierto de tonos mates por la fotografía de Robert Fraisse. Por sus similitudes recuerda a la entonces reciente "Sospechosos Habituales", pero Frankenheimer hereda los rasgos pesimistas, secos y grises de los "neo-noir" franceses (Melville, Pigaut, Chabrol, Damiani y demás...), y así sus actores (uno ve a DeNiro como un moderno Lino Ventura), dejándolos en la confusión de un argumento sólo sostenido por tres pilares:
Uno es la existencia de dos facciones, quizás terroristas o espías, la rusa y la irlandesa, quienes se matan por poseer un maletín, el segundo elemento y "macguffin" a la altura de las intrigas "hitchcockianas"; el tercero es Deirdre, encargada de contratar al equipo y, al igual que la figura mitológica irlandesa homónima, responsable de que los líderes masculinos de estos grupos luchen entre sí, pues ella conducirá la acción narrativa con sus decisiones y órdenes (hasta la aparición de un superior, a quien da vida el gran Jonathan Pryce). Narrativa basada en el sencillo juego del ratón y el gato de las películas de espionaje de toda la vida.

Porque desde el comienzo de la misión todos los implicados se irán vigilando y persiguiendo, con Sean Bean de elemento extraño que más bien ocupa el lugar del espectador, nervioso ante tanto suceso violento, confuso ante tantos interrogantes, sin saber qué hacer. Pero se le elimina rápido de la ecuación y el guión, un revoltijo de diálogos vacíos (los personajes hablan mucho y no dicen nada) y viajes aquí y allá, se ve impulsado por la traición; el director logra que sus carencias se conviertan en su mejor virtud, sin preocuparse de las ilógicas directrices que se agolpan a ritmo vertiginoso, sino de cómo van evolucionando los personajes ante ellos.
Es algo que siempre estuvo en su cine, y que encontrará sus mejores instantes en la relación de Sam y Vincent, como veteranos de sus profesiones, y en las maniobras del villano Gregor, que desatan un río de violencia, aunque aquí no hay héroes de ningún tipo, sólo individuos desalmados preocupados de dos cosas: el dinero y la supervivencia; sin romances de ningún tipo (el de Deirdre y Sam no existe), un ambiente muy en correspondencia con el "thriller" clásico y la novela negra. Como clásica es la forma en que Frankenheimer visiona el movimiento de la acción frente a la cámara.

Quien recuerde "El Tren", "Domingo Negro" y en especial "Grand Prix" ya sabe que su sello siempre fue la autenticidad, y aquí esto es un valor añadido al factor de la tensión y la estimulación nerviosa; "Ronin" está atravesada por algunas de las más intensas secuencias de acción de la Historia del cine, destacando, como todos saben, sus persecuciones deudoras de los films de antaño en exteriores franceses, tan conocidos por el anterior, filmadas a velocidades superiores a 120 km./h. con vehículos de verdad, especialistas expertos y sin hacer uso de pantallas verdes ni cámaras mareantes.
Los actores están dentro de los coches y se hace gala de una precisión envidiable a la hora de desplazar la acción, desenfrenada, de un lado a otro de la pantalla, pero permitiendo al espectador ver claramente lo que sucede en ella y ser así parte del espectáculo, algo que es una bendición y que no muchos saben respetar. Y desde luego uno merece ser parte del "rififí" de caos y destrucción desatada por estos escenarios de tan bella arquitectura, donde el director destroza coches, arrolla edificios, mata a transeúntes, sorprende con explosiones...pocas veces el sinsentido fue disfrutado tan concienzuda y meticulosamente en el cine de acción.

Por otro lado, aun rodada de forma magistral, la conversación entre Michael Londsdale y DeNiro acerca de los ronin es un añadido quizás significativo pero poco necesario (tanto más cuanto que la leyenda de los 47 samuráis de Asano Naganori está mal contada e incompleta como para arrojar algo de conocimiento al espectador occidental...).
Este "Ronin" en concreto logró entusiasmar a los espectadores y la crítica del momento, siendo un éxito notable (que tampoco arrasador) en taquilla, y como otros colegas veteranos, el cineasta acabaría siendo más recordado por una obra realizada en el otoño de su vida, y la penúltima de su extensa carrera. Debería de haber sido su broche de oro.
Chris Jiménez
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