El hombre que mató a Liberty Valance

Toda obra de arte es reflejo del pensamiento, el carácter y los sentimientos de su creador, ya sea intencionadamente o no. John Ford, siempre atento al pasado de su país, pretende mostrarnos un pequeño fragmento de la Historia sin descuidar por ello una personal interpretación o una siempre necesaria atención a los aspectos más humanos del relato que desarrolla.
La sabiduría, claridad y sensibilidad con que el cineasta aborda el espléndido guión no hace sino provocar palabras de admiración y dejar para la posteridad una pieza clave dentro del género, que adquiere tonalidades crepusculares de grandísima relevancia: con Liberty Valance se va una época, un estilo, un modo de vida.

John Ford, para mí uno de los más grandes e importantes artistas del s.XX y, por supuesto, el número uno en esto del cine, hace un alarde de maestría en una película redonda, ensamblada con sutil precisión y rebosante de un nostálgico lirismo para despedir un género que ya no volvería a beber de los mismos temas. Fue esa poesía elegante, cercana y melancólica la que heredaría en cierto modo el bueno de Peckinpah.

El cine de Ford, que abandona aquí el tono épico de sus legendarios westerns pero no el romanticismo, vuelve a emocionar con una belleza y una sencillez comparables a la flor de un cactus. Sólo por lo bien retratados que están los personajes, con su conflicto de intereses; por contemplar algunos de los magníficos planos del ya tradicional director de fotografía que acompañaba a Ford, William H. Clothier; sólo por ver el rostro lleno de amargura y furia de John Wayne o al médico borracho recitando a Shakespeare, es indispensable disfrutar no una, sino varias veces de lo que para mí es un ejemplo de película perfecta.


[sigo en spoiler sin desvelar nada]

La película es buena, aunque en mi opinión está un poco sobrevalorada, la historia es buena, Jimmy Stewart esta genial como de costumbre, John Wayne en su línea, correcto, en cuanto a Lee Marvin, lo hace bastante bien en su papel de malote. No le doy mas nota por dos razones, primero por que es muy previsible y segundo por que en algunos momentos a la película le falta algo de ritmo.

Un casi anciano senador (Stewart) llega acompañado de su esposa (Miles) al pueblo dónde él fuera protagonista de la muerte del legendario bandido Liberty Valance (Marvin)... Fue el penúltimo western de Ford y sin duda se cuenta entre sus grandes películas. Bajo la forma de una balada melancólica, Ford ofrece una soberbia lección ideológica con esta película: es la historia de un hombre convertido en héroe (Stewart) e importante político tras creerse que él mató a Liberty Valance (spoiler). Con ello, el derrotado no solo no se lleva los honores de tan legendario acto, sino que pierde al amor de su vida... Y todo ello, con una serenidad, lucidez y limpieza maravillosas. Así pues, reflexión sobre los mitos y su relatividad, sobre la Realidad y la Leyenda, sobre el ocaso de un mundo que es muy imperfecto pero que siempre debe conservar valores íntegros. También es una apuesta por la vuelta a las raíces, por la recuperación de la nostalgia.
En esta película contrapone Ford los dos tipos de leyes del Far West: la de los libros del abogado Stewart; la del révolver del vaquero Wayne. Triunfa la primera plenamente, pero la segunda es la que catapulta a ésta a su trono, sin pedir nada a cambio. Se extrae de aquí, pues, que la violencia ha de ser muy restringida pese a ser muy necesaria también. El personaje, fundamental, de Marvin es el símbolo de la violencia gratuita y brutal, que merece ser aniquilada.
Película, por lo tanto, de enorme calado, es una innegable obra maestra, preñada de una serena perfección y madurez, con gran fotografía y un reparto de secundarios (siempre tan importante para Ford) impresionante que no hace sino redondear aún más el gran significado del film. A saber: Van Cleef, Edmond O´Brien, Jeanette Nolan, Andy Devine, John Carradine, Woody Strode o Strother Martin.
Un film imprescindible, por todo lo que supone y por cómo lo expone.

A mi me pasa con las películas del oeste, y sobre todo con las de John Ford, que cuando las veo es como si me metiera en una burbuja ideal donde las personas son muy buenas y muy malas, y eso te da permiso para que sepas en todo momento a que atenerte, y por supuesto las actuaciones de los actores y actrices son perfectamente claras, por eso Jonh Wayne es tan duro, capaz de soportar que su novia de toda la vida, le deje por un abogado enclenque pero intelectual, y sin embargo no le dispare un tiro en la barriga, sino que al contrario le defienda y le apoye a su manera, y justamente eso es lo que hace de este tipo de películas que sean ideales, porque en el fondo te gustaría que en el mundo real ocurrieran las mismas cosas y del mismo modo que ocurren aquí.
En definitiva, esta película es de esas que recordarás toda la vida, en las que todo cuadra, y a pesar de tener final feliz, siempre queda una briznita de humor audaz.
Un genio Jonh Ford ¡¡ ya lo sabemos todos!!

Excelente western del gran John Ford, quizá el mejor de su carrera a lo largo de los años sesenta, donde dos insuperables James Stewart y John Wayne nos sumergen en toda una emocionante historia acerca de la lealtad y el deber hacia lo que es justo, del paso del tiempo y la amistad. Una profunda reflexión acerca de todos los códigos reinantes del viejo oeste, que chocan junto a los nuevos de una sociedad cambiante.
Magnífico reparto con Lee Marvin de excelente villano, Vera Miles, la dulce y fuerte mujer, e insuperable Edmond O'Brien, el periodista más audaz de cuantos haya.
Inmejorable.