Mi nombre es Joe

Simplemente eso, su nombre, es lo único que tiene Joe. Pero un nombre no es un conjunto de letras unidas que se pronuncian juntas para referirse a alguien. Un nombre es una identidad, forma a una persona, la completa y la ubica en un contexto. Un nombre te hace un hueco en la sociedad y está en tu mano ofrecerle la personalidad, formarlo para que signifique algo.
Joe sólo tiene su nombre pero eso es mucho.
Ken Loach nos tiene acostumbrados a un cine social y realista aunque creo que pone ciertas pinceladas de color. Es lo que denominaríamos la sal, el optimismo de la vida. Lástima que a veces eso no baste y nos demos de bruces contra algo duro como una pared. Aún así, es lo que nos queda, la esperanza, y Ken no quiere abandonarla.
En esta ocasión, nos cuenta la historia de un hombre en paro que subsiste como puede con una pequeña ayuda del estado y trabajillos ocasionales a los que se brinda. Así vive, con cierta austeridad, pero esta escasa economía no es impedimento para que esa persona que es Joe encuentre unos valores y una fuerza de voluntad digna de elogiar.
Joe es un ex-alcohólico que empieza a vivir una historia de amor con una mujer que es trabajadora social. Juntos lucharán contra las adversidades intentado que ese amor no muera.
Insisto, una persona con circunstancias tan adversas en la vida encuentra doble mérito en mi ranking de valores para que le admire por hacer siempre lo que cree correcto. Y no nos engañemos, todos distinguimos lo correcto de lo incorrecto. Joe pelea por la gente y busca el bienestar de todos. Vamos, que yo lo veo como un santo varón.
Es en su fuerza de voluntad y en su alma noble donde veo la chispa y el optimismo de Ken.

Esta es una historia de héroes anónimos. Gente que vive en un entorno complicado (drogas, mafia, pobreza, paro) y que salen adelante con una entereza y dignidad elogiables.

Son luchadores, y no pierden la esperanza de un futuro mejor, aunque este se presente oscuro y sin posibilidades. Joe se aferra a lo único que tiene. Su nombre, y a Sarah. Ella se convierte en el motor de su vida pero él está entre la espada y la pared.

Si desea ayudar a su protegido amenazado de muerte ayudará a llevar la droga a su barrio. Si no lo hace su amigo morirá.

Sarah no comprende a Joe y tiene una escena que me saca de quicio porque está fuera de lugar. Pero es la reacción que una persona así tendría. Extrapola lo que hace Joe a las consecuencias de la droga en los niños, no teniendo nada que ver.

Loable interpretación de Peter Mullan. Vale la pena esta película, pero es que sólo el monólogo incial que perpetra este pedazo de actor vale la pena el precio de la entrada en el cine. Lo ahce en primer plano empezando con voz en off en medio de una reunión de HAA (Héroes Alcohólicos Anónimos)

Millones de personas se hayan en situación parecida a Joe, contando sólo estados "desarrollados" (capitalistas). Paro, mafia, lucha diaría por seguir adelante, drogas... exclusión social en resumen.

En este film de Ken Loach se trata de muy buena forma esta temática, con dureza y con sentimentalismo, mostrándonos el fragmento crucial de una vida. Grandes interpretaciones hace prácticamente el resto.

Un film que no hay que dejar escapar.

De entre las últimas obras del francotirador Loach, es una de las mejores y nos remite a los mejores momentos de su cine comprometido y social.
Un ex-alcohólico (espléndido Mullan) en paro asume la dirección de entrenar a un destartalado equipo de fútbol, a la vez que inicia una relación con una asistenta social (muy bien Goodall) en la deprimida Glasgow...
Una película magnífica, rotunda, directa, dónde Loach vuelve a su tesis de que la vida es tan áspera y díficil como hermosa y retadora para combatirla. Todo desde ese prisma sociopolítico izquierdista y realista tan caro a su robusta filmografía.

'Mi nombre es Joe' parte de una premisa tan bienintencionada como plausible teniendo en cuenta el resto de la filmografía de Loach y su comprometimiento de crear un cine social sin moraleja de fondo y mostrando únicamente la cruda realidad teñida siempre de un punto de esperanza.

Loach no se anda por las ramas y en apenas 10 minutos nos presenta a un variopinto grupo de personajes que ya de entrada nos resultan familiares, al igual que unas situaciones que casi en nada se alejarían de las que nosotros mismos podemos encontrar cada día en la calle.
Enlaza unos personajes fuertes llenos de carácter y profundizados a través de unos diálogos cercanos y creíbles y construye a ese esperpento que todos llevamos dentro como es Joe, un tipo amistoso, con problemas, optimista, cercano, sencillamente real... y en parte damos gracias a un gran Peter Mullan perfectamente a la altura del personaje, secundado por una galería de estupendos secundarios.

Encomiable es también la buena compostura de Loach llevando a buen puerto esta tragedia urbana, sin sensiblerías ni efectismos baratos revistos ya demasiadas veces, y a pesar de la exagerada resolución en clave de thriller que pueda echar por tierra un pequeño porcentaje de la credibilidad que tanto el guión como la trama llevaban por el momento, 'Mi nombre es Joe' deja para el recuerdo algunas pinceladas del mejor cine social (a pesar de que no termina de calar en el espectador como quizás debería) y una de las mejores películas del cine de un director siempre comprometido y real.
Una pequeña e interesante película digna de ver al menos una vez.

·LO MEJOR: La construcción de ese gran tipo al que a todos nos gustaría tener de amigo que es Joe. Indigesta e incomoda en los momentos que se propone.

·LO PEOR: No cala en el espectador como quizás debiera hacerlo.