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Mariposa negra

Drama. Thriller Gabriela está a punto de casarse con Guido, un conocido juez de instrucción, que es asesinado en extrañas circunstancias. El caso es tratado de forma sensacionalista por la prensa. Para averiguar lo ocurrido y así limpiar la imagen de su novio, Gabriela inicia una investigación. Se cruzará con Ángela una joven y ambiciosa periodista, y con Osman el director de un influyente periódico, fiel al régimen de Fujimori y responsable del ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
24 de marzo de 2007
45 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si esta película, con todos sus defectos, la hubiera rodado Clint Eastwood habría sido un acontecimiento mundial y los críticos habrían hecho una lluvia dorada de estrellas en sus revistas de cines y suplementos dominicales. La expresión "obra maestra" se hubiera repetido hasta la extenuación, seguida por las palabras: "valentía", "denuncia", "maestro" e "imprescindible".

Si la hubiera rodado una cabra hispánica afín al género negrillo, tipo Vicente Aranda o Uribe, habría sido un acontecimiento nacional y se habría tomado como un ejemplo de la buena salud del cine no ya español, sino europeo (aquí somos asín), y habríamos tenido que ir al museo del Prado a buscar goyas porque no íbamos a tener suficientes cabezones de bronce para premiarla. La palabra que más habrían repetido los críticos sería "clásico" y a los pocos años se habría repartido el dvd con los periódicos en una de esas colecciones de "Clásicos del cine español" donde siempre figuran bodrietes como "Dragon Rapide" o "Salsa rosa" o "El abuelo".

Como la ha rodado un peruano, se ha estrenado casi de tapadillo en una sola sala de Madrid (en los Verdi) y nadie la ha hecho mucho caso. La palabra que más han repetido los críticos es "fallida" o algún sinónimo más o menos condescendiente.

Fallida y todo, este escalofriante descenso a los infiernos es de lo mejor que se proyecta en los cines. Los que hemos visto "La boca del lobo" sabemos que, con Ripstein, Erice, Berlanga y poco más, Lombardi es uno de los pocos directores vivos que ruedan (o rodaban) en español que merece la pena seguir, hagan lo que hagan, vayan donde vayan.
Macarrones
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5 de junio de 2008
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta la fecha, Lombardi me ha causado sensaciones muy contradictorias. Con "No se lo digas a nadie" me hizo descubrir cine de gran calidad, aunque quizás aún le faltaba algún puntito para ser excelente. En cambio, no pude sufrir "Tinta roja". Se me hizo sencillamente detestable. Y ahora, la tercera película suya que veo me noquea. Me envuelve, me arrastra, me postra de rodillas ante el gran cine. Ése que reúne todos los elementos que para mí borran cualquier rastro de duda.
No me importan sus defectos, que los tendrá. Pero he llegado a creer que la virtud de un gran director no está en rodar una película sin defectos. Está en rodarla con tanta garra y con tanta fuerza que haga olvidar al espectador sus defectos. Como en un truco de prestidigitación realizado por un ilusionista experto en el que la atracción del número de magia distraiga de los movimientos de sus manos, de lo que oculta bajo las mangas, de las tácticas que ha ensayado millones de veces. Los que lo observamos no vemos nada de eso. Sólo vemos magia.
Lombardi se ha descubierto como un prestidigitador diestro con el que posiblemente sea el número de ilusionismo más embriagador, bello, duro y deslumbrante al que haya dado forma en su filmografía. Y dudo que alguna vez pueda superarlo.
La venganza es un tema recurrente y atrayente por lo frío de ese descenso por un túnel tortuoso y sin retorno. Por lo terriblemente saciante que puede resultar, aunque lo que se ingiera sea un veneno que mata el alma y la conciencia del ejecutor mientras se extiende por las venas de su espíritu.
Lombardi casi hace de su venganza un panegírico a esa determinación implacable de llegar hasta el final.
Gabriela es la figura del tormento, una mujer cuyo mundo se ha destrozado en miles de aristas de cristal cortante. Con el corazón roto y sus ilusiones arrancadas, se despojará del miedo e ideará su plan para infiltrarse hasta el sanctasantórum del corrupto sistema, con el objetivo de eliminar a todos los que intervinieron para asesinar al amor de su vida.
Cuando Gabriela comprende que en un país sometido a la dictadura de un gobierno podrido no hay cabida para los soñadores, decide que no tiene nada que perder.
Ángela, una periodista inicialmente escéptica y progresivamente cautivada, se irá convirtiendo en la llave que la ayudará a abrir las puertas de su aciago descenso.
Actuaciones irreprochables, destacando por encima de todos las dos protagonistas, Melania Urbina y Magdyel Ugaz, quienes realmente se revelaron como cartas maestras en este número de magia de Lombardi, porque yo indiscutiblemente llegué a olvidar que eran dos actrices interpretando, llegué a olvidar las dimensiones y los límites de mi pantalla para sumergirme en el infinito de unas vidas al filo del abismo que Lombardi me estaba prestando.
No es una obra maestra, pero a mí me ha hecho creer que lo era.
¿No es ésa una de las grandes maravillas del cine?
Vivoleyendo
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2 de abril de 2007
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro del panorama español, sólo nos llega de Perú el cine realizado por Francisco Lombardi. Es un cine de calidad, aunque frío y distante.
Sus primeras películas vistas aquí, caso de “Caídos del cielo” o “La ciudad y los perros” eran auténticos puñetazos al estómago, películas que removían las entrañas al más escéptico. “Pantaleón y las visitadoras”, amén de la participación de Angie Cepeda, lo cual ya por sí solo merece la pena, era más comedida en la realización y más fácil de ver.
Esta última película que nos llega, en la línea de “Tinta roja”, no es mala película, aunque no te llega a interpelar demasiado. Esta historia se queda a medio camino de todo. No es crítica del gobierno de Fugimori, no es película “de venganza” por ese afán de hacer una historia periodística, pero se deja ver sin molestar.
martinezcine
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2 de mayo de 2008
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La de esta mujer decidida ha…

• Salir de su nicho de cristal y darse cuenta que afuera la inmundicia es infinita a cualquier nivel, donde no tienen cabida su bondad, cultura y concepto de justicia.

• Limpiar la imagen de un hombre honorable que ha sido asesinado por intereses políticos, en este país sudamericano golpeado por la ingratitud de quien lo ha gobernado.

• Inmiscuirse en los círculos sociales más insospechados con tal de conseguir su objetivo, valiéndose de cualquier táctica al precio que cueste.

• Olvidar cualquier nexo de su vida pasada y cambiar la timidez por la audacia y seguridad.

Una mariposa negra que vuela sigilosamente en bellos jardines, plagados de flores silvestres, que al menor descuido la asfixiarán; vuela cerca, su belleza ciega y entorpece los movimientos del enemigo; mariposa perseverante y rencorosa. Con esta descripción Lombardi traza a su protagonista dentro de un sistema político corrupto, de vergüenza, regido por la ambición e injusticia.

Los trabajos del director más famoso del Perú, siempre deparan la sorpresa y aunque los finales mayoritariamente no son agradables, nos mantienen a sus seguidores a la espera del siguiente filme. Lombardi un creativo nato y de estilo propio que alza la voz a través de sus obras. Felicidades.
Coleccionista Visual
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11 de agosto de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Mariposa negra" es una película valiente que saca de una eficaz novela y desde medios precarios una denuncia sólida. Ahora bien, seré claro, no es una película remotamente redonda.

Basada con cierta libertad en la novela "Grandes miradas" de Alonso Cueto (donde por cierto no recuerdo nada sobre mariposas negras) y remozada por la poeta Giovana Pollarolo, la historia cuenta con mimbres para ser eficaz. Lombardi nos narra el descenso a los infiernos de la corrupción de una inocente profesora, Gabriela, movida por el deseo de venganza, tras el asesinato de su prometido, un juez calumniado por la prensa.

El primer fleco que no casa bien es la propia estructura del filme. Lombardi ha añadido un preludio que no aparecía en la novela y ha alterado la coherencia del punto de vista. La historia es narrada por Ángela, una periodista, aparentemente de vuelta de todo y que, sin embargo, queda atrapada por el poderoso drama interno de Gabriela. Como amiga testigo de la historia, la perspectiva de Ángela confiere una complejidad que, lamentablemente, se diluye muy pronto con planos donde la perspectiva de Ángela resulta imposible. El hecho de que una historia se cuente a partir de testimonios, recuerdos, impresiones e hipótesis crea en el espectador una inseguridad muy interesante, un suspenso con que el director no es fiel todo el tiempo, sólo en momentos contados.

La sintaxis fílmica del comienzo es otro tremendo error. La espera de Ángela a la puerta del edificio que funciona como marco debería haber reaparecido al final antes de la coda en el cementerio. Con ello se hubiera articulado una estructura cerrada y coherente. Perfectamente, además, se podían haber eliminado las secuencias previas al encuentro de las dos protagonistas. Ese prolongado acto primero, lejos de ayudar al desarrollo de los personajes, estereotipa el dibujo psicológico de Gabriela. Muy bien podría decirse que son imaginaciones de Ángela, pero para ello el guión debía haber marcado la subjetividad de este bloque. La apertura del final sí revela, en cambio, ese "no saber" que complejiza la historia.

El segundo fleco es el tono. Ya sabemos que Almodóvar es bueno en el género del melodrama. Lombardi haciendo de Almodóvar no lo es. Almodóvar posee la capacidad de hacer creíbles sus personajes femeninos: ese es su sello. Sin embargo, en "Mariposas negras" Lombardi no da profundidad a los suyos: es incapaz de ver con los ojos de una mujer. La objetivización voyeurística de la mujer es síntoma evidente de una mirada del deseo que no sé hasta que punto despista del objetivo crítico que se pretende. Es cierto que la película trata colateralmente sobre el lesbianismo, pero hubiera sido deseable que el director hubiera plasmado este asunto con una profundidad no sacada del culebrón barato. En lugar de una naturalidad que hubiera servido en beneficio del tono denunciatorio, se fuerza al espectador a compartir el calentón lésbico donde no toca. Considero que, en lugar de focalizar y dar profundidad al personaje, con el episodio lésbico y la media tetilla de la actriz se distrae al espectador de lo realmente importante. Un tono frío meditabundo hubiera convenido a un capítulo tan trágico de la historia peruana.

Añadamos algo más. No se me diga que las interpretaciones femeninas son la monda. El personaje de Dotty (y conste que Yvonne Frayssinet lo hace lo mejor que puede) está tomado del manual de Marisa Paredes y el de Gabriela acaba siendo en manos de Melania Urbina en una Penélope Cruz sin chicha. No creo que sea culpa de las actrices. Es simplemente mala dirección. En contraste, me parece muchísimo mejor Magdyel Ugaz a la que la crítica ha dejado de lado. Perfecta en sus perfiles, real, humana, compleja y aún así cercana, Ugaz es un acierto del film.

El tono también falla. No ayudan las mariposas de plástico movidas con cables delante de la pantalla sobre fondo ensoñador en blanco. La sobrecarga sentimental resulta un lastre. En este sentido, la simplificación que acusa el personaje de Gabriela resulta imperdonable: pasamos en quince minutos de una inocencia de rebequita a una mujer fatal con escote hasta el ombligo. No me hablen de grandes actuaciones. Tan plano es el extremismo como la falta de evolución en un personaje. Yo, personalmente, no me trago el paso de la seudo-catequista a putita "high-class". No sé, sin ánimo de ser duro, creo que si miran online verán ese argumento en varias telenovelas.

Con todo lo dicho, la película tiene en su mensaje de denuncia su mayor acierto. El caso de los vladivideos es cierto. Y aunque el film lo plasma en un tono de "snuff movie", al mejor resulta apreciable una crítica abierta al "fujimorismo montesinista".

Como pista positivas que destacar, presten atención a la función del espejo en distintos pasajes de la historia, la simetría de gestos de Gabriela en la memoria de Ángela, a la continua simbología de los vestidos (rojo, azul, verde, amarillo y negro) y a la impagable secuencia final en el cementerio, donde los nichos vacíos aparecen tan llenos de tragecia. Estos elementos son lo mejor de un filme bastante irregular.
Lucien
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